NÚMERO 12
ABRIL DE 2017
EN ESTE NÚMERO:
AÑO III - NÚMERO 11 - ABRIL DE 2017 - DIRECTOR: MARIO BERMÚDEZ - EDITORA COLOMBIA: PATRICIA LARA - EDITOR MÉXICO: ABRAHAM MÉNDEZ - REDACTOR: CARLOS AYALA
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La irresistible magia de las letras
JORGE FLORES -ARGENTINA-
PÁGINA 7
Nacido en 1972 un sábado en la República Popular de La Boca, Buenos Aires. El autor nos dice que: “Todo lo que se tenga que decir de mí lo dirán otros. Pero tengo un par de blogs, el de mi editorial http://edicionesgranvida.blogspot.com.ar/Ediciones ¡Gran Vida! en el que lentamente y de modo aperiódico voy alojando los libros de pequeño formato que se pueden descargar para imprimir. Tienen un diseño pensado para armar con 6 hojas A4 dos ejemplares de cada título; de mi autoría y de otros poetas actuales. También tengo un blog de microrrelatos ilustrados por diferentes artistas plásticos y visuales, se llama Pigmeo Bonsái http://pigmeobonsai.blogspot.com.ar/ ”
Ha sido publicado en la Revista Literaria Extrañas Noches -Literatura Visceral- y la Revista Literaria Internacional Infinitus.
-La Defensa-
Alguien contó que se rumoreaba que nos podrían atacar, que sería por sorpresa, que estuviéramos atentos. Y nos pusimos a preparar la defensa. Eso nos unió como un pueblo disciplinado en el desarrollo y la práctica de estrategias defensivas. Los primeros que habían escuchado la noticia ya no estaban (nadie vive tanto como una noticia), y las nuevas generaciones no sabían muy bien por qué tenían que entrar a la defensa, ni quiénes ni cuando atacarían, ni dónde se escondían, ni por qué sospechábamos unos de otros.
-Último deseo-
Cuando yo muera quiero que hagan una fiesta. No quiero que jueguen con mi cadáver. Júntense en un bar en el que haya una rockola con las bandas que más me gustan. Intuitivamente, poco antes de mi muerte, habré partido hacia un lugar en el que pueda evitar los velorios, la cremación y los entierros. No quedarán más pistas que el rastro de tinta de mis heridas.
-Astrología-
Me compré un control remoto universal. Le estoy apuntando a la luna, la quiero llena. Si alguien precisa algún movimiento en especial me avisa, tengo las pilas nuevas.
-Noche de amor-
Voy a acabar en tu corazón.
-Eco-
Narciso ahogado en una selfie.
-La casa de al lado-
Se encendió un corazón y se abrió una ventana. Noches de caricias infinitas en las que no se encuentran límites, si esa mano que la hacía ver feliz a la vecina la degolló.
-Éxodo-
¡Viejos y vencidos están sus remedios! se oyó en todos los geriátricos del Estado. ¡Nos espera una patria nueva! y se abrieron las puertas, se llenaron las plazas, se escucharon historias.
-Apariciones-
Apareció tu ombligo y a su alrededor un jardín de besos. Aparecieron tus oídos y cientos de poemas en mi boca. Aparecieron tus ojos y las mil formas de la sonrisa entre mis hoyuelos. Aparecieron tus manos y mis palmas abriéndose al sol y a la luna. Apareció tu cuello y mi nariz respirando. Apareció tu espalda y mi abrazo. Apareció la horizontal y el viento. Apareció un camino hecho a dos orillas.
-Cargados de Futuro-
Visitaba un poeta a un dictador todas las semanas. Parecía a los ojos del pueblo llevarse los beneficios de un ministerio, del cual no llegaría a ser más que una marioneta. Pero en los sueños de la gente, en cada charla los poemas vaciaban la pólvora de las balas.
-Los dedos de Narciso-
Cada vez que pone azul el pulgar arriba a sus propios comentarios con el índice, se estremece una sonrisa entre sus mejillas que ondulan como el agua de un lago.
-Esperanza-
Cabeceando hacia un lado y otro el mensaje en la botella miraba cómo las olas se llevaban al náufrago.
-Suicida-
Disparo, luego existo.
-Cuadro-
Un pintor y un escritor parados frente a frente. Una imagen vale más que mil palabras, afirmaba uno. Eso se dice con siete palabras, respondía el otro. En la galería algunos contaban con los dedos.
-Francotiradores-
Parecía que nos íbamos a matar y cometimos el amor de errarnos.
-Felices-
En el lado oscuro de la Luna viven seres que no saben que existimos.
la naranja en la pared
el que habla solo habla
mejor que nadie de la soledad
porque habla para nadie
el maestro ciruela tiene
una ventaja
sobre los demás maestros
no se cansa
finge que se cansa
así pensaba yo
desde mi pupitre de 5° grado
viendo a mi maestra hablar
la diferencia esencial
si es que de esencia
se trata el alma
entre la poesía y la narrativa
se funda en que ésta
sustenta en el eje
mejor vamos a decir la biela chicos
de su lógica interna
la estética
con la que forma un motor
que pistonea produciendo
un encantamiento centrípeto
hacia su propio árbol de levas
entendamos la realidad de la narrativa
por capacidad de verosimilitud
la verdad es que no sé si tenía razón
pero yo estaba en un todo con ella
dispuesto a defenderla de cualquiera
la miraba encantado
como si ella fuera
un libro abierto
del que una mujer
joven y lívida tomara el lomo
con ambas manos contra su pecho
o como si yo acariciara
las letras de un poema
para decirle al mundo
que había muerto
por el contrario
la poesía
produce una fuerza centrífuga
que obliga
esta obligación es buscada chicos
a unas lógicas externas
que nada tienen que ver
con la verosimilitud
y que son meandros entrecruzados
que forman un delta despeinado
y hacía grandes signos con la mano izquierda
como círculos giratorios
de planos inclinados
o como la que más me gustaba a mí
una elipse que se estiraba
del piso al techo
al tiempo que sacudía la cabeza
como si el martillito del despertador
peinado a lo carré
se detuviera arrepentido
o movía los dedos
de la otra mano
como si tocara un piano
de cola
blanco y reducido
que flotando a la altura de su busto
fuera mirado distraídamente por ella
igual que ahora
yo no quería que acabara la clase
imaginaba
que cuando sonara el timbre
mientras durara su vibración
podría arrojarle tizas
como una ametralladora
atrincherado en el pupitre
moviendo mis brazos
igual que la rueda gigante
de un hámster fofo
que se cae al fondo del océano
como una pluma cae a manhattan
pero el recreo aparecería de golpe
y con él las miradas asesinas
de mis compañeros vueltos hacia mí
con la maestra aniquilada
por las balas incrustadas en su cuerpo
hecha un cactus de plastilina
sin poder detener el linchamiento
la mandíbula caída
colgando de los tendones fláccidos
y los ojos vidriados
mirando el pasado de lo que sucedía
atravesándonos como una escena
transparente de lo que vendrá
pero ya era
y lo que yo prefería
era salir ileso de cualquier catástrofe
que ocasionara
el dólar hoy está en aumento chicos
no nos podía mentir
tenía que ser cierto
para qué iba a decirnos otra cosa
que tampoco nos importaría
sin embargo
durante períodos regulares
era un tanto esquemática y repetitiva
sin gracia
se la veía decaída entonces
como si un dolor necesario la afligiera
como si ella le diera acceso
sabiendo que eran pocas
las fuerzas para una resistencia
reservada a la próxima ocasión
quedada inclinaba la cabeza
y miraba los durmientes
desde el último vagón del largo tren
que la llevaba sin destino
era cuando más ruidosos nos poníamos
nos agitábamos en nuestros bancos
unos contra otros
liberados por sus reacciones tardías
e inconexas
de dónde vendría esa especie
de abatimiento melancólico
que le ablandaba el pecho
no veía la hora de que llegara el recreo
para escapar de esa masa de soledad y olvido
que chisporroteaba en cortocircuito
y se expandía informe
no soportaba verla así
era como si desbordadas
por la lluvia del invierno
las ventanas derramaran para adentro
los riítos de agua fría
turbios de tierra y hojas molidas
por el viento
y al fin el timbre
y salir corriendo por su lado
como si no existiera el muñeco
es una maestra ciruela me decía
mientras le tiraba una zancadilla
al más tarado
caía chillando en el pasillo
bajo los pies lesionadores de los demás
es peligrosa con sus retóricas
puede destruir cerebros tiernos
descuidados
estábamos en el patio
y vi saltando a mis compañeritos
inocentes bambis malolientes
dábamos un adelanto
de el muro y la naranja mecánica
tendría que haberlo escrito
en todas las paredes
y en la biblioteca
sobre todo en las hojas de los libros
al principio se necesita
un poco de grasa
entonces me llamaron
a jugar a la pelota
y me olvidé del asunto
qué me importa
qué me calienta
eran mis últimas palabras
cuando pisaba la cancha