MANOLO MADRID -ESPAÑA-

Aniversarios 
 
Y llegaron las fechas como alondras en vuelo,
sutiles se posaron en tu mano;
son besos transparentes
de labios secos que no se esperan,
pétalos de jacinto
o de lilas en la sombra,
algo distinto
donde trepan campánulas,
enredadas hiedras,
rojas bocas de virgen parra,
ramas hermanas,
con el viento de otoño agitando las hojuelas,
brozuelas que se arrancaron,
algo que se agarra,
vuelo de aniversarios.
Y no quieres dejarlos entrar,
que duelen largo,
son emisarios
que se olvidaron en otras tapias
de color blanco,
otros ríos que fueron
poco a poco secando,
¿cómo mira esa sombra,
que nunca hubo pasado del rellano?,
y el timbre de tu puerta apagado,
que no estaba hecho para entretener tu cansancio,
tampoco era un hermano,
y te quedas parado,
atando tus ojos gachos
que contemplan la alfombra
donde se callan tus pasos
y el contraluz juega
con antiguos cuadros.
Pero tú no deseas aniversarios,
santos,
cumpleaños,
regalos para días caídos,
rotos de calendarios
con los domingos rojos pintados a un lado,
otra mentira de tardes largas,
donde dormir más siestas abandonado.
 
—0—
 

 
Me detengo a veces  
 
Que a veces me detengo a pensar en mi propiedad mental,
en la longitud de mi destino;
es como vaho en mi camino…
como una niebla que me sujeta en ideas que aparecen desde el sino,
árboles de espinas entre gotas suspendidas,
siluetas apenas definidas,
ramas truncadas, espesuras,
hojas sujetando frágiles nidos,
palomares, ataduras,
cubiles y madrigueras,
en ráfagas de aire que se llevan las golondrinas.
Y entonces me desvanezco de la vida,
del sendero que me lleva,
que me obliga
y aparecen historias:
diatribas con la propia identidad,
afrentas con los días,
injurias con mis noches,
censuras con el alma que parecía dormida.
Y aún con mi yo,
con mis críticas
y mi ser abstracto:
el ente desmembrado de las cosas del día,
de las mentiras,
de soliloquios entre paredes huidas.
ya no siento el viento,
ni percibo de las nubes la saliva,
sólo besos de bocas lascivas,
sólo ideas de la gente, volando entre humanidad perdida.
Porque todos creen en su yo, en su fábula
y en su leyenda,
sin entender que su casa es una esfera a la deriva,
que su savia es una esencia perdida,
un éter que se dobla,
que se desvanece y mezcla en un espacio sin mesura,
¿cuántos sueños y cuántas batallas encendidas para ser la nada
que no se puede comprar en medidas?
¿Por qué pelean y acaparan?, me pregunto… mientras me abstraigo en el camino:
¿Por qué juntan en su bolsa tantos granos de maíz y de trigo?
¿Por qué desean la riqueza que no podrán llevar en su ida,
en su marcha,
en su partida?
Un final que no pueden desestimar, ni prever en su huida.
Y el Universo inmediato, el Cosmos más cercano,
un intervalo que advierten con soberbia
pensando que ése es su compás,
el ritmo de su mano
y que lo pueden caminar
y lo pueden medir
con pasos altaneros y arrogantes,
una medida fatua que no soy capaz de entender mientras les miro arrastrar los pies,
impregnados de sudor
y lo esquilman en costales y fardeles henchidos de lucro y dinero,
del poder obtenido de plegaduras del tiempo:
… tiempo…
un concepto solamente,
una eternidad,
una existencia desde la perpetuidad,
únicamente una amplitud sin final que desean acotar
egoístas y prepotentes,
un jirón de aire que quieren quitar a la gente,
entidades sencillas,
un algo más para sumar a su concepto:
aún es poco lo que acaparan, aunque su peso les agobie,
aunque rompa sus rodillas.
Y ahora, nuevamente, mis ojos parecen nublados en la cencellada
y mis ojos estudian los troncos y las ramas
y mis ojos acechan humildes la llegada de las noches,
para que todo sea una espera igualada,
paradigmas de anagramas
donde ronde la Luna en lapsos vacíos de nadas,
sin reproches.
Porque a veces, me detengo en hálito de quimeras
y estudio la sombra pintada:
color de avaricia y envidia
y pienso en nada…
dejando que la lluvia, llanto de nubes, empape mi cara
y deje mis células grises preparadas,
con insidia,
martingalas y añagazas
para difuminar mi vida entre vidas de comparsas.
 
 
—0—

Corre el viento 
 
 
Corre el viento junto al río, olor de huida,
entre espadañas y sauces viejos
que abanican el airecillo;
una mirada atrás
y se agitan las hierbas
sobre el cauce de la tarde;
y echas a caminar,
que luego vestirá la Luna el paisaje con su brillo
y tus pasos quedarán
en silencio, en murmullo
y declinará el rumor
que discurre en un hilillo;
y te vas, callando los reproches
que pasarán el sueño del puente
ocultos entre la ropa,
dándole pies al camino
mientras se pintan las piedras
con cáscaras de rocío
y copos de noche helada
que te acarician de madrugada,
que tú guardas en el hatillo
y cubren de manto frío
las trochas que se retuercen
en la vereda del río,
los senderos y las veredas,
las hojas de los cerezos
y las tejas del caserío,
hasta que el rosicler arrulle la copa de los pinos
y dé luz a la mañana…
mañanitas del estío.
 
—0—
Aniversarios  
 
Y llegaron las fechas como alondras en vuelo,
sutiles se posaron en tu mano;
son besos transparentes
de labios secos que no se esperan,
pétalos de jacinto
o de lilas en la sombra,
algo distinto
donde trepan campánulas,
enredadas hiedras,
rojas bocas de virgen parra,
ramas hermanas,
con el viento de otoño agitando las hojuelas,
brozuelas que se arrancaron,
algo que se agarra,
vuelo de aniversarios.
Y no quieres dejarlos entrar,
que duelen largo,
son emisarios
que se olvidaron en otras tapias
de color blanco,
otros ríos que fueron
poco a poco secando,
¿cómo mira esa sombra,
que nunca hubo pasado del rellano?,
y el timbre de tu puerta apagado,
que no estaba hecho para entretener tu cansancio,
tampoco era un hermano,
y te quedas parado,
atando tus ojos gachos
que contemplan la alfombra
donde se callan tus pasos
y el contraluz juega
con antiguos cuadros.
Pero tú no deseas aniversarios,
santos,
cumpleaños,
regalos para días caídos,
rotos de calendarios
con los domingos rojos pintados a un lado,
otra mentira de tardes largas,
donde dormir más siestas abandonado.
 
—0—
 

 
Me detengo a veces  
 
Que a veces me detengo a pensar en mi propiedad mental,
en la longitud de mi destino;
es como vaho en mi camino…
como una niebla que me sujeta en ideas que aparecen desde el sino,
árboles de espinas entre gotas suspendidas,
siluetas apenas definidas,
ramas truncadas, espesuras,
hojas sujetando frágiles nidos,
palomares, ataduras,
cubiles y madrigueras,
en ráfagas de aire que se llevan las golondrinas.
Y entonces me desvanezco de la vida,
del sendero que me lleva,
que me obliga
y aparecen historias:
diatribas con la propia identidad,
afrentas con los días,
injurias con mis noches,
censuras con el alma que parecía dormida.
Y aún con mi yo,
con mis críticas
y mi ser abstracto:
el ente desmembrado de las cosas del día,
de las mentiras,
de soliloquios entre paredes huidas.
ya no siento el viento,
ni percibo de las nubes la saliva,
sólo besos de bocas lascivas,
sólo ideas de la gente, volando entre humanidad perdida.
Porque todos creen en su yo, en su fábula
y en su leyenda,
sin entender que su casa es una esfera a la deriva,
que su savia es una esencia perdida,
un éter que se dobla,
que se desvanece y mezcla en un espacio sin mesura,
¿cuántos sueños y cuántas batallas encendidas para ser la nada
que no se puede comprar en medidas?
¿Por qué pelean y acaparan?, me pregunto… mientras me abstraigo en el camino:
¿Por qué juntan en su bolsa tantos granos de maíz y de trigo?
¿Por qué desean la riqueza que no podrán llevar en su ida,
en su marcha,
en su partida?
Un final que no pueden desestimar, ni prever en su huida.
Y el Universo inmediato, el Cosmos más cercano,
un intervalo que advierten con soberbia
pensando que ése es su compás,
el ritmo de su mano
y que lo pueden caminar
y lo pueden medir
con pasos altaneros y arrogantes,
una medida fatua que no soy capaz de entender mientras les miro arrastrar los pies,
impregnados de sudor
y lo esquilman en costales y fardeles henchidos de lucro y dinero,
del poder obtenido de plegaduras del tiempo:
… tiempo…
un concepto solamente,
una eternidad,
una existencia desde la perpetuidad,
únicamente una amplitud sin final que desean acotar
egoístas y prepotentes,
un jirón de aire que quieren quitar a la gente,
entidades sencillas,
un algo más para sumar a su concepto:
aún es poco lo que acaparan, aunque su peso les agobie,
aunque rompa sus rodillas.
Y ahora, nuevamente, mis ojos parecen nublados en la cencellada
y mis ojos estudian los troncos y las ramas
y mis ojos acechan humildes la llegada de las noches,
para que todo sea una espera igualada,
paradigmas de anagramas
donde ronde la Luna en lapsos vacíos de nadas,
sin reproches.
Porque a veces, me detengo en hálito de quimeras
y estudio la sombra pintada:
color de avaricia y envidia
y pienso en nada…
dejando que la lluvia, llanto de nubes, empape mi cara
y deje mis células grises preparadas,
con insidia,
martingalas y añagazas
para difuminar mi vida entre vidas de comparsas.
 
 
—0—

Corre el viento 
 
 
Corre el viento junto al río, olor de huida,
entre espadañas y sauces viejos
que abanican el airecillo;
una mirada atrás
y se agitan las hierbas
sobre el cauce de la tarde;
y echas a caminar,
que luego vestirá la Luna el paisaje con su brillo
y tus pasos quedarán
en silencio, en murmullo
y declinará el rumor
que discurre en un hilillo;
y te vas, callando los reproches
que pasarán el sueño del puente
ocultos entre la ropa,
dándole pies al camino
mientras se pintan las piedras
con cáscaras de rocío
y copos de noche helada
que te acarician de madrugada,
que tú guardas en el hatillo
y cubren de manto frío
las trochas que se retuercen
en la vereda del río,
los senderos y las veredas,
las hojas de los cerezos
y las tejas del caserío,
hasta que el rosicler arrulle la copa de los pinos
y dé luz a la mañana…
mañanitas del estío.
 
—0—

 

 

3 POEMAS

Estos poemas se han publicado en mi poemario “Poemas para un destierro”
Por “Piediciones Gestión Editorial”, Agosto de 2017
ISBN:978-84-947231-5-5
Depósito Legal: GU 245-2017
Derechos de Autor: ZA-17-2017


 

 

Manolo Madrid, seudónimo literario de Manuel Villarreal Valcarce, escritor y poeta nacido en el año 1944 en Madrid. Comencé a escribir literatura en el año 2000 y he recopilado 56 títulos entre poemarios, novela, ensayo, cuento corto y relato.
He sido bautizado el 28 de noviembre de 2011 como poeta en la Casa Museo de José Zorrilla de Valladolid con la presencia de tres padrinos, la concejala de Cultura de Valladolid y la directora de la Casa de José Zorrilla en un solemne acto del cual hay un vídeo subido en mi canal de Youtu.be  (página “escritormanolomadrid”).


Actualmente tengo publicadas las siguientes obras:

 

“Oda a Beatriz”, novela romántica.
 “Yo, también me los toco”, novela jocosa y crítica social.
 “La seducción tribal”, relatos y poemas.
 “Los invitados”, relatos y cuentos cortos (agotado).
“Fantasías de Halloween”, relatos y cuentos cortos (agotado).
 “Mulumby”, relato de aventura en África (2ª edición.).
“Fantasías de Halloween”, sueños y cuentos de fantasía  (agotado).
 “La autoedición”, enseñanza (agotado).
“Viajar con lo puesto”, novela de corte social / policíaco, (agotado);    en estudio una oferta de edición en Colombia.
  “Cartas para mi prima Andrea”, ensayo filosófico epistolar.
  “Terrazas de verano”, cuentos cortos (agotado).
  “Metáforas del más acá”, cuentos cortos.
  “Auspicios y vaticinios”, cuentos cortos.
  “Despertar para un sueño”, novela romántica (recién editado).
  “Tres cuentos”, tres relatos (recién editado).
 
Poesía:
“Poemas de primavera”, poemario (agotado).
“Hablemos del viaje”, poemario.
“Colmando las alforjas”, poemario.
“Insondables cielos”, poemario (temático profecías bíblicas).
“Poemas para un destierro”, poemario (temático: exilio, destierro, etc).
 


 

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