SANDRA GALARZA CHACÓN -ECUADOR-

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PÁGINA 28

 

 

SANDRA GALARZA CHACÓN. Quito, 4 de agosto de 1971. Abogada, escritora, artesana, voluntaria y defensora de los Derechos Humanos, con énfasis en los derechos de la mujer. Durante el 2019 fue parte del grupo literario La Fábrica, dirigido por el docente venezolano Luis Martínez. En septiembre de 2020 fue invitada a participar en el II Encuentro Internacional de Arte y Cultura organizado por el Círculo Literario Simiente del Valle, en la ciudad de Sangolqui, con quienes publicó Paluco, El Cry, Paradigma, entre otros. En mayo de 2021 fue invitada a participar en la I Marathon Pro Cultura “Ciudad Creativa organizado por Diáspora Cultural en la ciudad de Quito. En la actualidad es miembro activo del Grupo Literario Wabi Sabi – Literatura Japonesa- Escribe por el mismo motivo que han escrito todos durante tantos siglos, provocar la lectura en otros.
 

HATUN MAMA/ABUELA
 
Wawa killa, wawa pillpintu
niña luna, niña mariposa
Tierra fértil de las montañas,
semilla fresca de las castañas.
 
Kuytsa kinti, kuytsa sisa
joven picaflor, joven flor
Fuego juvenil del firmamento,
hoja libre que arrastra el viento.
 
Warmi allpa, warmi urpi
mujer tierra, mujer tórtola
Agua fresca de la laguna,
rama fuerte sin duda alguna.
 
Paya mama tuta, paya mama kukulli
anciana noche, anciana paloma
Aire puro del alba,
árbol frondoso que amaba.
 
Sami kushi, ayllu nina kuru
alma alegre, familia luciérnaga
Espacio infinito de estrellas,
cielo verde de lunas bellas.
 
Yacu cachi, agua sal,
Allpa tuta, tierra noche.
Samay chari, aire frio,
Warmi churo, mujer caracol,
 
 
 *     *      *
 
 
 
VALDIVIA – LINAJE DE MUJERES
 
 
Valdivia matriarcal,
órbita fantástica excepcional,
una civil organizada y leal.
Ahí vivía la Venus, mujer sobrenatural.


Valdivia fértil,
mundo osado transparente.
Arena firme y ligera.
cubierta por una brisa valiente.
 
Valdivia cuerpo elíptico,
Playa rosada, firmamento bicolor,
Arcilla gris y roja
de estatuillas magicofálicas


Valdivia exuberante,
Vida, muerte y reencarnación.
Pueblo originario,
en mi mundo imaginario.
 
Valdivia infinita,
Mujer indómita y prodiga,
enclavada en Punta Arenas.
Carcomida por las eras.
 
Valdivia tribal,
fémina orgullosa de
linaje real.
Civil desarrollada y social


Valdivia vital,
pletórica ancestral,
cuerpo elíptico exuberante,
infinita caminante.
 
Venus de Valdivia, Período Formativo Temprano, Guayas – Ecuador.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
MELANIE
 
La naciente primavera
dio inicio
a la adolescencia,
atrás quedaba la infancia,
el delicado cuerpo
se volvía resistente.
 
El cambio de estación
le heredó
la ansiada libertad.
 
Ella sentía el florecimiento
mientras corría por el campo
el vestido rosado
se confundía con las flores
y su suave cabello
se enredaba con la brisa.
 
La juventud
abrazó su carácter fuerte
¿Quién era ella?
Una niña andina,
un espíritu indomable.
 
Con los quince años
se inició la renovación personal
aquella mañana
fue observando
como sus botas blancas
y el par de guantes perlados
deslumbraban como el sol.
 
La primavera del florecimiento
trajo ilusiones y alegría,
sus ojos cafés
seguían
persistentes y decididos.
 
La perenne primavera
La primavera del renacimiento
 
 
 
TATUAJE
 
No se vive el duelo solo con la muerte,
también con la vida.
Uno mismo se marca en el corazón
tatuajes eternos.
 
Somos exactos para encapsular el dolor.
Si alguien pregunta ¿te duele?
Respondes: ─ ¡No!
Mentira, en el fondo no duele, quema.
 
Lo valioso sería decir la verdad
Que uno está loco y emberrinchado,
hastiado y eclipsado con la sombra
de alguien que se fue.
 
Los tatuajes de la piel se borran,
los del corazón, si es que cicatrizan,
los reaviva la palabra del ser amado
o se hacen cenizas por el insulto al ser odiado.
 
A veces quisiera ser el láser
que eliminara los pasos de tu transitar,
Maldita la hora en que tu nombre
marqué en mi espalda.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
SONIDOS
 
Aquí estaré en la puerta,
en la salida de emergencias
ahí me encontrarás, no me iré
sosteniendo tu abrigo,
con el ramo de flores
con el vestido color verde.
 
Si me miras, te espantarías
soy un espectro del ayer
mis manos están gélidas,
solitarias
esperando el momento
ilusionada y confiada
con tu alta y el regreso.
 
Si me descubres
mirarías con extrañeza
mi lento caminar en el parqueadero,
de ahí avanzo hasta los pasillos,
espíritu y figura que deambulan
indiferentes al dolor.
 
Si me vigilas te asombraría
cómo repito la misma acción
diez, cien, mil veces,
busco en la cartera con ansia
una respuesta en el celular.
 
Llega la tarde
mis dedos exploran,
mi mente retoma la pregunta
¿Cuándo volverás?
 
Nerviosa contesto
mi mirada se fija
estás cubierto con la manta, boca abajo,
la enfermera sostiene un tablet
¡Ahí estas en la jaula de invierno!
El oxígeno sostiene la vida.
 
La fugacidad del tiempo
nos somete, nos subyuga,
─¿Dónde están los peces? ─preguntas
No tengo respuesta.
─Mañana te haré el desayuno,
cuida el jardín ─sentencias.
 
Observo tu rostro
tus ojos sin la fuerza de vivir,
la llamada se ha cerrado
sigo de pie en el parqueadero
el viento ruge, vendaval inmortal,
desafiando mi cabellera.
Agotada, hecha migas
inicio mi largo peregrinar
mis zapatos de taco
suenan huecos en la calzada
la vida es una pasarela
una trocha que inquieta.
 
¿Qué haré sin tu presencia?
¿Quién tomará el café?
¿Quién alimentará a los peces?
¿Dónde estás papá? ¿Dónde…?