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PÁGINA 32

DANIELA CAROLINA PADILLA TORRES -MÉXICO-

Daniela Carolina Padilla Torres, (Dany Cooper) nacida el 21 de enero de 1984, en la ciudad de Monterrey, Nuevo León México. Es Psicóloga Clínica de profesión. Trabaja actualmente como Psicoterapeuta Psicodinámica en consulta privada.
 
Publicó su primer poemario “Metáfora del Deseo” de Oficio Ediciones en el 2017. También es Promotora cultural y organizadora del evento literario La Noche Roja desde el 2012. Ha participado como lectora en voz alta en el año 2013 en el Encuentro de escritores nudistas, Escritores en su Tinta, Letras y Performance 2da Temporada. En el año 2014 leyó algunos de sus poemas en el encuentro de Escritores Emergentes y durante el 2017 participó en la Semana de la Literatura Regiomontana y en el encuentro de Escritores Marcianos. Recientemente colaboró con un cuento corto en el podcast Oscuro Mundus de la plataforma Spotify.
 
Actualmente trabaja en su segundo poemario.
 

Adicta a ti
 
A tu cuerpo,
al movimiento de tus caderas,
a tu respirar profundo y sereno.
Aroma como el de un árbol bajo la lluvia,
tu piel, mañana nublada.
 
Mi cuerpo pide una dosis tuya cada día,
no saberte me provoca.
Tenerte me hace vibrar y alucinar de deseo.
Anhelo una noche más contigo,
sentir mi piel arder junto a la tuya
acariciarte, dormir
y volver a despertar a tu lado.

 
 *    *    *

 
Tu beso fantástico


Me besas:
Cierras los ojos,
disfrutas
detienes el tiempo.
Con ternura,
acaricias mi piel,
casi tocándome.
Con tu calor,
Quitas el frío
Prolongando el abrazo.
Me besas con cariño,
Me quieres
Me amas.
Estoy contigo,
como si me quisieras
y me extrañaras.
Me besas en la fantasía,
como en tu mundo
conmigo.
 

*    *     *

 
Mi beso fantástico


Te beso:
cuando llegas,
me tocas,
estás conmigo.
Los ojos al mirarme,
la nariz al respirarme,
la boca al probarme.
Te beso:
en la noche,
en el momento,
en el sueño.
Lo hago en silencio,
a gritos
y en susurros.
Te beso perdida,
ausente,
enloquecida.
al final,
al partir
y cuando no estás.
 

 *    *     *

 
Imágenes de ti


No sé si lo que queda de mí
es vacío o soledad;
terminaste con los momentos dulces,
sabores agrietados invaden mi boca;
hoy todo es obscuro y amargo,
perdí los recuerdos soleados
de tu última visita.
Dejé de buscar viajes a tu tierra,
deshice el mapa de la ruta a tu encuentro,
desempaqué el futuro junto a ti,
ahí donde dos era la abundancia
y ahora no quedan más que letras:
las dos sílabas de un nombre
que retruena
como relámpago en el cielo.
Mi alma llueve,
se deshoja en pedazos,
me duele adentro
donde tu recuerdo existe.

 

*    *     *

 
 
Amarga locura


Estaré de nuevo
en la banca de la soledad
manifestando que existo
en el silencio de la vida
con un disfraz arrogante
y fortaleza viva.
Al obscurecer los días
me veré al espejo
reflejando la miseria de mi espíritu,
el clamor del abandono
y la razón perdida.
¿Qué será de mi existencia?
Regresaré al punto de partida,
donde no hay nada
más que yo,
representando un ente
que fue y que quiso
ser amada.
 

 *     *     *

 
Regálame tu miembro


Regálame tu miembro,
corta el orgullo
que te hace el más fuerte.
Estaremos a la par
en deseos compartidos.
Si lo deseas,
puedo ayudarte con mi boca,
dejaré al descubierto el filo de mi voluntad.
Te regalaré una mueca
con tintes de sonrisa perversa.
Después arrodíllate
y lame tus heridas.
Llena de carmesí tus ropas.
Déjate llevar en el río
de tu cuerpo entintado
y fluye con el resto de tu alma.
 

 *    *    *

 
Fastidio


De esos días en los que amaneces con desgano,
como si un ser más fuerte que tú
atara hilos a tus extremidades
y te moviera cual títere de feria.
Viajas en el colectivo tomado de los tubos
sin importarte quién se acerque,
se masturbe con alguna parte de tu cuerpo
y goce con tu mirada perdida e insípida.
Esos días color gris rata,
que huelen a bochorno, a sudor de pubertad,
en los que el ruido es fastidio interminable
y el sabor de tu boca amargo o mentolado.
En los que la naturaleza la conforman
sólo hojas y troncos.
el cielo es sólo un techo y el piso donde caminas
es lo único que evita perderte en el abismo.
Días en los que cualquier zapato es incómodo,
se sienten los callos y las piedras que pisas.
Te preguntas cosas obvias
y mendigas respuestas absurdas.
Donde sólo te percibes como un ente
que mastica desgracias,
que vomita palabras y existe
sólo por la rutina impuesta por sí mismo.