>

PÁGINA 12

<                    >

MARCELO SÁNCHEZ -ARGENTINA-

Marcelo Sánchez, escritor argentino.
Piezas de crítica literaria publicadas recientemente:
“Fantasía, historia y escritura en el cuento ‘La otra muerte’ de Borges” (Revista ZUR)
“Borges y el problema del punto de vista” (revista Nudo Gordiano)
“Interpretando el alias de Pedro Damián, personaje de Borges” (revista Nefelismos)
E-mail: mpsanch@yahoo.com
 
CAPÍTULOS SOBRE LAS PROYECCIONES AUTOBIOGRÁFICAS DE BORGES
 
 
Emir Rodríguez Monegal, personaje de Borges
En 1978 el crítico uruguayo Emir Rodríguez Monegal (ERM) publicó su famosa “biografía literaria”: Jorge Luis Borges: A Literary Biography. Puede aún consultarse con utilidad, ya sea para leer sobre los vínculos de Borges con Uruguay o para intuir alguna confidencia del entorno de este autor. El rasgo menos logrado del libro es el frecuente recurso al psicoanálisis, lo que disgustó a Borges al punto que “[r]ompió su relación con EMR por eso” (Kerik, 2011, s/p).
Menos recordado es ERM como personaje del cuento “La otra muerte” (publicado en El Aleph en 1949). Allí, el narrador recoge informaciones contradictorias sobre un gaucho argentino, Pedro Damián, que peleó en 1904 en la batalla de Masoller. (En esta batalla, librada cerca de la frontera de Uruguay con Brasil, fue herido mortalmente Aparicio Saravia, líder del bando blanco.) La fuente de información más autorizada con que cuenta el narrador es ‘Dionisio Tabares’, un coronel del bando blanco, para quien ‘EMR’ escribe una carta de presentación poco después de la muerte de Damián, acaecida en 1946.
ERM sintió sorpresa al ver su nombre mencionado en el cuento (Rocca, 143). En 1942, había sabido que era hijo bastardo y que su padre biológico (y así el propio ERM) era descendiente directo de Saravia. Por parte de su madre, ERM pertenecía a una familia blanca tradicional, los Monegal, afincada en la misma región fronteriza de donde provenía Saravia. El hijo de ERM contó cómo este confrontó a su tío Casiano Monegal (Rocca, 143) por haber matado al padre biológico de ERM; el crimen había ocurrido cinco meses antes que el niño (ERM) naciera, en 1921.
En una entrevista (Rocca, 143; mi traducción) ERM dijo que había visto su mención en el cuento como un intento de Borges de dar verosimilitud a la historia, ya que “nací en el mismo pueblo que el héroe gaucho que sirve de pretexto para el cuento”, esto es, Saravia. Este nexo entre ERM y Saravia no se había hecho explícito en el libro de 1978, como tampoco se había planteado la idea de que es el líder Saravia (y no el soldado raso Damián) el que “sirve de pretexto para el cuento”. ERM (1978) sí había afirmado que el cuento transcurre en la región natal de Saravia (262), y en otra parte del libro, especuló que Borges había incluido el personaje ‘ERM’ “porque la historia transcurre en mi región de origen” (413). Es decir que ERM había dejado al lector la tarea de completar el triángulo (él provenía de la misma región fronteriza que Saravia); además, había ocultado sus lazos de sangre con este.
En 1982, en conexión con “La otra muerte”, ERM preguntó a Borges sobre dos biografías de Saravia que datan de 1942. Esta fecha interesaba a ERM porque correspondía tanto al único encuentro del narrador con Damián (comienzo de una investigación que luego facilitará ‘ERM’) como a la publicación de esas dos biografías –una de ellas debida a José Monegal, tío de ERM. Borges dijo a ERM no haberlas leído, pero que sí “[c]onocí a su otro tío” (Rocca, 143; mi traducción), esto es, a Casiano. Esta revelación produjo “vértigo” en ERM. ERM (1984, 7) brindó otra precisión sobre ese encuentro con Borges: la historia del cuento se la dio el historiador uruguayo Luis Melián Lafinur (al que Borges llamaba “tío”, pese a ser un pariente un tanto lejano).
¿Qué sabemos de esa historia de Melián? Ante el posible ataque de Saravia a Montevideo (allá por febrero de 1904), Melián lo habría descartado “porque el gaucho le teme a la ciudad”, según consigna Borges que su padre escuchó entonces de boca de Melián (Sánchez, 2021b). Las palabras aparecen reproducidas –también entrecomilladas– en “La otra muerte”, como parte de un testimonio de Tabares. Esto es, Tabares usa una expresión idéntica a la usada por Melián más de cuarenta años antes. Si una cosa queda clara de todo esto es que, tanto para Borges como para ERM, Saravia juega un rol más importante en el cuento de lo que a primera vista parece. Llama la atención que, en las palabras arriba citadas de su propio descendiente biológico (ERM), el caudillo blanco sea calificado –en forma más bien peyorativa– de “héroe gaucho”.
En cuanto a la respuesta de Borges (no haber leído esas dos biografías de Saravia), está en parte contradecida por los comentarios sarcásticos de aquel sobre una de las biografías, la escrita por Manuel Gálvez (diario de Bioy Casares, 2006, entrada del 25/10/1959). Es importante recordar que, para el año 1982, la relación de Borges con ERM estaba rota. Por eso, ni las respuestas de Borges ni la información que al respecto ofrece ERM son del todo confiables. No sorprende así que ciertas cosas de las que ambos entonces hablaron queden sin resolver. Si Borges conoció a Casiano, ¿cuándo lo conoció y en qué circunstancias? ¿Llegó alguna vez a oídos de Borges que ERM descendía de Saravia, o que su padre biológico fue muerto por Casiano? Otra cuestión que sorprende es que ERM tardó más de treinta años en consultar a Borges sobre el cuento.
Hoy sabemos que, tarde o temprano, los amigos de Borges descubrían que no era divertido ser “personajes reales” de sus cuentos. ERM describió esta técnica literaria como “homenaje privado y mistificación pública” (1978, 116), o como “broma privada” (1978, 117). La técnica la usó admirablemente Borges para dar realismo a la ficción e incorporar en esta la vida literaria. Pero las personas caracterizadas solían ser objeto de bromas más o menos crueles. Una de esas víctimas de Borges fue su amigo Adolfo Bioy Casares. Balderston (2018) recuerda a un Bioy “irritado” (318) al recordar la vez que Borges lo usó como personaje de “El hombre en el umbral” (1952, incluido en la 2a ed. de El Aleph); y añade que, en el cuento “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” (1940, incluido en Ficciones en 1944), ‘Bioy Casares’ desaparece dos páginas después de citar mal una frase “memorable”… proveniente de un libro de Borges. Acaso sea esta la más célebre de las bromas a Bioy. Al inicio de “Tlön”, ‘Bioy’ cita mal una frase (confundiendo la paternidad con la cópula), y dice haberla leído en una enciclopedia. Sería posible detenerse aquí a discutir la familiaridad de Bioy con las citas literarias y con las mujeres. Pero ERM ha quizás intuido que la broma era más seria que eso, tanto en relación con Bioy como con su esposa, Silvina Ocampo.  ERM (1978, 336) relaciona el inicio de “Tlön” con la reunión que Bioy describe en “Libros y amistad” (L’Herne, número especial sobre Borges, 1964; reimpreso en La otra aventura, 1968). En ella los tres amigos, Silvina incluida, conciben un personaje ‘Ménard’ (sic, con tilde en la “e”). ERM se detiene allí, pero ya ha tendido un puente entre “Tlön” y el reclamo de Bioy de que el héroe del cuento “Pierre Menard, autor del Quijote” (1939, luego republicado en Ficciones) no es creación exclusiva de Borges. Hasta es posible que, en “Tlön”, el relato que sopesan Bioy y Borges –y que permitiría “la adivinación de una realidad atroz o banal”– sea el que ya circulaba con el título de “Pierre Menard”.
ERM debió de sospechar que su mención en “La otra muerte” era una broma: el nombre de ERM queda asociado a un pasado político (el blanco) que Borges claramente despreciaba. Así, al elegirlo para el personaje ‘ERM’, el interés de Borges se centraba exclusivamente en el apellido materno del crítico. El eco de esta motivación resuena en un detalle, recogido por otro biógrafo de Borges (Marcos Barnatán, también enemistado con ERM): en conversación con su editor francés, Borges llegó a prescindir de la R de aquel doble apellido, refiriéndose a ERM simplemente como “Monegal” (1998, 233).
Obras citadas
Balderston, Daniel. “Bioy en Borges”. 80 años en América Latina: Homenaje al aniversario del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Ed. Pablo Martínez Gramuglia. Buenos Aires: FILO:UBA, 2018, pp. 361-373.
Barnatán, Marcos. Borges: biografía total. Madrid: Temas de Hoy, 1998.
Bioy Casares, Adolfo. “Fragmentos de memorias”. Revista de Occidente, Ene. 1991, 37-42.
---. Borges. Ed. Daniel Martino. Buenos Aires: Destino, 2006.
Borges, Jorge Luis. “Quienes gobiernan la Argentina no tienen ni escrúpulos ni principios”. Entr. Frenando Sánchez Dragó. Diario 16, 4 Set. 1983, I-VII.
Kerik, Claudia. “Borges rumbo a la eternidad: Una charla con María Kodama”. Nexos, 1 set 2011. En línea: https://www.nexos.com.mx/?p=14475.
Rocca, Pablo. “As armadilhas da memória: história e mito em Emir Rodríguez Monegal”. Topoi, Vol. 11, No. 20, Ene.-Jun. 2010, 136-148.
Rodríguez Monegal, Emir. Jorge Luis Borges: A Literary Biography. New York: Dutton, 1978.
---. “La muerte y las vidas de Aparicio Saravia”. Jaque, Abr. 27, 1984, 6-7.
Sánchez, Marcelo. “Fantasía, historia y escritura en el cuento ‘La otra muerte’ de Borges”. Revista ZUR, Vol. 3, No. 1, 2021a, 152-164.
---. “Luis Melián Lafinur, proyección autobiográfica del cuento ‘La otra muerte’ de Borges”. Revista Trinando (en este número), 2021b.

Luis Melián Lafinur, proyección autobiográfica del cuento “La otra muerte” de Borges
Por Borges, escritor argentino, corría mucha sangre uruguaya: dos de sus cuatro abuelos habían nacido en ese país. Además, fue concebido en una estancia del lado uruguayo del limítrofe río Uruguay. Borges sentía afecto por Luis Melián Lafinur (1850-1939), un familiar uruguayo al que llamaba “tío” (era, en verdad, primo de un abuelo; cf. Borges, 1972, 321). En el poema “Qué será del caminante fatigado...” (recogido en Textos Recobrados, 1956-1986), Borges se pregunta en qué ciudad morirá, y una opción que considera es: “¿En Montevideo donde Luis Melián Lafinur, ciego y cargado de años, murió entre los archivos de esa imparcial historia del Uruguay que no escribió nunca?”. Como veremos, Borges apreciaba del historiador Melián especialmente sus impresiones (nada imparciales) sobre el gaucho y sobre historia uruguaya. Genéricamente, podría agruparse a Borges y a Melián entre los intelectuales de la familia en contraposicion a los hombres de acción que participaron en las guerras civiles rioplatenses; aun así, Borges alude a que su “tío” estuvo involucrado en una revuelta militar uruguaya, llamada del Quebracho (en su cuento “Funes el memorioso”, Ficciones, 1944; cf. Martino, 2014, 52-3).
Aunque Melián no aparece explícitamente en el cuento “La otra muerte” (publicado en el libro El Aleph, 1949), hay una clara referencia implícita a él. Es cuando el ‘coronel Dionisio Tabares’ informa al narrador sobre un detalle de la guerra civil uruguaya de 1904, la que acabó con la muerte del caudillo Aparicio Saravia en la batalla de Masoller. Al explicar –y lamentar– esta derrota, Tabares se refiere a la decisión de Saravia de no atacar Montevideo, siete meses antes de Masoller; concretamente, dice: “porque el gaucho le teme a la ciudad” (1974, 571; entrecomillado en el original). La misma frase, en relación al mismo ataque no acometido por Saravia, es atribuida a Melián en el ensayo “Historias de jinetes” (1954, incluido al año siguiente en la 2a ed. de Evaristo Carriego) (1974, 152). Aquí consigna Borges que su padre escuchó la frase de boca de Melián en 1904.  Dicho por Tabares, calificar de “gaucho” a Saravia no es peyorativo, ya que ambos militaban en el mismo bando, el llamado blanco. Dicho por Melián, el sentido es el contrario. La postura de Melián sobre el gaucho ha sobrevivido en una sentencia que recuerda Borges: “Nuestro rústico carece de todo rasgo diferencial salvo, naturalmente, el incesto” (1970, 36).
“La otra muerte” trata de la mitificación de un héroe cobarde (Sánchez, 2021a). Es probable que Borges esté sugiriendo que ese héroe cobarde sea el Saravia que no asaltó Montevideo. Antes que nos refiramos a la mitificación de este caudillo, cabe decir que “La otra muerte” menciona al pasar el “artiguismo” (1974, 572). Borges sentía especial animadversión hacia José Gervasio Artigas, el héroe nacional uruguayo. En una ocasión, al comentar la glorificación póstuma de este héroe, apeló nuevamente a la opinión de su “tío”: “Se sabían dos cosas de su aspecto físico [de Artigas]: que tenía una gran nariz y que era calvo. [Luis Melián] Lafinur observa que en la iconografía más antigua se mantiene esa calvicie, pero que poco a poco los ilustradores se la fueron poblando” (Bioy Casares, 2006, entrada del 11/10/1969; mis aclaraciones). Vemos cómo hay un interés de Borges por el tema de la mitificación. El haber escrito en contra de Artigas (y contra el gaucho) habría relegado a Melián al olvido (Borges, 1968, 50, y 1978, 47).
Otro vínculo de Melián con “La otra muerte” exige un excurso sobre dos biografías elogiosas de Saravia, publicadas en 1942. Rodríguez Monegal (1984) estudió la conexión de estas biografías con el cuento de Borges. Al crítico uruguayo le intrigaba que las averiguaciones del narrador comenzaran en 1942, coincidiendo con la fecha de publicación de ambas biografías. “La otra muerte” era un cuento especial para Rodríguez Monegal, que aparece allí como personaje: escribe, a pedido del narrador, la carta de presentación a Tabares (Sánchez, 2021c).
Rodríguez Monegal preguntó a Borges en 1982 si había leído las biografías en cuestión. Borges respondió que no, y así no confirmó la hipótesis de Rodríguez Monegal de que su inclusión en el cuento consistía en un “desplazamiento: insertar mi nombre en una pesquisa imaginaria iniciada en 1942 era aludir sin mencionar los dos libros de 1942” (1984, 7). Sin embargo, Borges conocía al menos una de esas biografías: Vida de Aparicio Saravia, de Manuel Gálvez, ridiculizada en Bioy Casares (2006, 25/10/1959). (Allí Borges habla del exagerado uso que hace Gálvez de un motivo quevediano: los ríos de Uruguay lloran la muerte de Saravia.) Al escribir esa biografía, a Gálvez lo asesoró José Monegal, tío de Rodríguez Monegal, y autor de la otra biografía. Surge una analogía entre el narrador de “La otra muerte” y Gálvez, ya que ambos cuentan con la ayuda investigativa de un Monegal (Emir y José, respectivamente). Lo que cada cual investiga (un gaucho veterano de Masoller en el caso del narrador, Saravia en el de Gálvez) también se pondría en relación.
La analogía narrador/Gálvez nos lleva a la más fructífera entre el autor del cuento (esto es, Borges) y Gálvez: ambos saben muy bien lo que quieren hacer con el material histórico, a diferencia del narrador, que se nos presenta como un amateur. Borges tiene otra ventaja sobre su versión ficcional (el narrador): no necesita buscar datos sobre Masoller, porque ya los tiene. Según Rodríguez Monegal (1984, 7), a Borges la historia del cuento se la dio Melián. En suma, detectamos las siguientes conexiones: en la ficción, ‘Emir Rodríguez Monegal’ ayuda al narrador, poniéndolo en contacto con Tabares; en la vida real, el tío de Rodríguez Monegal (José) ayuda a Gálvez, y otro “tío” –el de Borges (Melián)– ayuda al autor. Desplazamientos que nos llevan a preguntarnos de quién trata en definitiva la pesquisa del cuento. No es poca la importancia que “La otra muerte” otorga a Saravia, sobre quien el autor se informa privilegiando la opinión de Melián.
Por su filiación política, Gálvez y la tradicional familia Monegal están en las antípodas de Borges y Melián. Gálvez consulta a un Monegal que es un historiador oficial blanco. En la misma ocasión de la burla sobre Gálvez arriba mencionada, se nos revelan otros comentarios de Borges: “«Aparicio Saravia debió de ser un gran sinvergüenza». Agrega que Gálvez es otro sinvergüenza: «Elogió a [Juan Manuel de] Rosas, elogió a Perón, ahora elogia a [Arturo] Frondizi».” (mis aclaraciones). Esto nos autoriza a ir más allá de la única conexión obvia de “La otra muerte” con Perón: que el cuento se publicara en pleno apogeo del primer peronismo (1946-1955). Para cuando exprese las diferencias políticas recién citadas con Gálvez (año 1959), a Borges lo estará incomodando la influencia considerable que, desde el exilio, continúa ejerciendo Perón. No es aventurado deducir que Saravia y Perón son, para Borges, dos eslabones de una larga serie de caudillos que él desprecia. El temor/peligro que abruma al narrador de “La otra muerte” tiene un paralelo en la preocupación que sentía el autor ante la opción de publicar materiales políticamente delicados. El velo de lo fantástico en este cuento, además de reflejar preferencias literarias, sirve de protección frente al poder oficial. Durante la primera década peronista, Borges actuó con cautela, dando conferencias y publicando materiales (que él juzgaba especialmente sensibles) en Uruguay. De cuando dio a conocer en Buenos Aires su poema “Página para recordar al coronel Suárez, vencedor de Junín” (1954, luego publicado en El otro, el mismo, 1964), dijo: “[La revista] Sur tuvo el valor de publicar esos versos, lo que en aquella época era bastante peligroso” (1970, 137; mi aclaración).
Las resonancias históricas de “La otra muerte” exceden a Saravia y a Perón. Remontándonos a las guerras civiles que sucedieron a la independencia, el nombre de Rosas es pertinente en conexión con la referencia del cuento a ‘[Justo José de] Urquiza’ (1974, 573; mi aclaración), que es el aliado de Rosas y no el que más tarde lo derrotaría definitivamente. El arco se completa –yendo aún más atrás en el tiempo– con la alusión ya apuntada a Artigas, definiendo un continuo histórico de conflictos (a ambos lados del Río de la Plata) que abarca nada menos que a toda la vida nacional independiente. La histórica oposición entre federales y unitarios, o entre blancos y colorados, se funde con Borges en la moderna oposición que este plantea entre nacionalismo y cosmopolitismo. En cuanto al gaucho, Borges no niega su carácter mítico subyugante; más aun, le reconoce un valor criollo que se mantendría vivo: el individualismo, y otro valor en peligro de extinción: el coraje. Pero también pone al gaucho del lado de la barbarie, y en contra de la civilización.
La relación de Melián con “La otra muerte” delata una de las proyecciones autobiográficas que vinculan al cuento con miembros de la familia del autor, y así con luchas históricas rioplatenses en las que aquellos –querría decirnos Borges– habían participado en favor de la civilización. La crítica ha mencionado al respecto también a Isidoro Acevedo, a Francisco Borges y a Francisco de Laprida (sobre este último, v. Sánchez, 2021b). Estos detalles contribuirían a que el lector se interese por el marco histórico del cuento, y especialmente por Saravia, participante de esas luchas en el bando que Borges juzga equivocado. Son detalles que remiten a la dimensión histórica de la insurrección de Saravia, y también a este caudillo a título individual. Partiendo de la alusión de “La otra muerte” a la cobardía de Saravia, el lector puede ahondar en otros aspectos biográficos del héroe, incluida su mitificación póstuma, completando así la exégesis del cuento. La hipótesis de que Saravia sea el héroe mitificado en cuestión apuntaría a que Borges busca tanto cuestionar esta figura histórica como resistir –así sea infructuosamente– a los esfuerzos dedicados a su glorificación.
Obras citadas
Bioy Casares, Adolfo. Borges. Ed. Daniel Martino. Buenos Aires: Destino, 2006.
Borges, Jorge Luis. “Jorge Luis Borges”. Entr. Rita Guibert. Life en español, No. 5, Mar. 11, 1968, 48-60.
---. Entrevistas con Jorge Luis Borges. Entr. Jean de Milleret. Caracas: Monte Ávila, 1970.
---. Selected Poems 1923-1967, Londres: Allen Lane, 1972.
---. Obras Completas, Buenos Aires: Emecé, 1974, vol. 1.
---. “La vigilia con los ojos abiertos.” Entr. Carlos Garramuño. Pájaro de Fuego, Abr.-May. 1978, 39-49.
Martino, Daniel. “Versión actualizada a 2014 de las notas preparadas para la edición, revisada y aumentada, de Ficciones – El Aleph – El Informe de Brodie, Caracas: Ayacucho, 2007”, 2014. En línea: http://www.borgesdebioycasares.com.ar/images/07%20e_Ayacucho%20Borges%20Notas.pdf.
Rodríguez Monegal, Emir. “La muerte y las vidas de Aparicio Saravia”. Jaque, Abr. 27, 1984, 6-7.
Sánchez, Marcelo. “Fantasía, historia y escritura en el cuento ‘La otra muerte’ de Borges”. Revista ZUR, Vol. 3, No. 1, 2021a, 152-164.
---. “Interpretando el alias de Pedro Damián, personaje de Borges”. Revista Nefelismos, No. 4, junio, 2021b, 3.
---. “Emir Rodríguez Monegal, personaje de Borges”. Revista Trinando (en este número), 2021c.
Williamson, Edwin.  Borges, A Life. Nueva York: Viking, 2004.

Proyecciones autobiográficas en el cuento “La otra muerte” de Borges
Frente a la crítica de que su obra era fruto de elucubraciones filosóficas, Borges solía alegar que escribía movido por emociones íntimas. Hoy conocemos varias anécdotas que apoyan su posición. Algunas de las proyecciones autobiográficas en la obra de Borges están dadas por personajes reales que son amigos o familiares suyos. Estas proyecciones dotan a la ficción de realismo. La presencia de los amigos suele incorporar la vida literaria, un tema que Borges veía bien tratado en Henry James. Los antepasados familiares tienden a aparecer en las creaciones de Borges por el significado que este les asignaba en la historia argentina, o mejor, rioplatense.
El cuento “La otra muerte” (El Aleph, 1949) es explícito sobre pocos personajes reales, a lo que se suman alusiones a otros. Entre sus amigos, Borges menciona al crítico uruguayo ‘Emir Rodríguez Monegal’ y al escritor argentino ‘Patricio Gannon’. Si bien ningún antepasado de Borges aparece explícitamente en el cuento, la crítica ha juzgado relevantes a cuatro de ellos.
Los análisis de “La otra muerte” se han centrado en la historia fantástica de Damián, un gaucho argentino que viaja al pasado para volver a batirse en Masoller (1904), batalla final de las guerras civiles uruguayas. Pocos estudios se han dedicado a ahondar en el marco histórico del cuento.
Los antepasados de Borges
Borges llegó a desestimar por ingenuo el criollismo que había abrazado en su juventud. En su “Agradecimiento a la Sociedad Argentina de Escritores [SADE]” (1944), dijo cuidarse de que sus obras pudieran ser confundidas con el nacionalismo. Hablando del prejuicio que toda nación tiene en favor de lo autóctono (que Borges califica de “ternuras”), nos advierte que “una secta perversa ha contaminado esas antiguas e inocentes ternuras y que frecuentarlas, ahora, es consentir (o proponer) una complicidad. […] desde 1939 he procurado no escribir una línea que permita esa confusión” (1999, 302). El ensayo más representativo de Borges en materia de cosmopolitismo literario es “El escritor argentino y la tradición” (1951).
“La otra muerte” es un ejemplo de esta vertiente madura de Borges, en el que una historia criolla se revisa a la luz de cuestiones de trascendencia universal. El elemento criollo motiva el rol que en el cuento tendrían los antepasados del autor. El abuelo materno, Isidoro Acevedo, es aludido en la doble muerte de Damián (Rodríguez Monegal, 1978, 4).  En el poema “Isidoro Acevedo” (1929), Borges había ficcionalizado que, al morir de fiebre, Acevedo revivía una vieja batalla contra el bando federal (aliado a los blancos de Uruguay) para morir valientemente. Balderston (2003, 195) ha visto en Aparicio Saravia, el líder blanco de Masoller, una figura suicida afín a la del abuelo paterno de Borges (Francisco Borges).
Luis Melián Lafinur y Francisco de Laprida son dos antepasados más lejanos de Borges. Laprida, el héroe del “Poema conjetural” (1943), comparte con Damián una tríada (nombre/río/muerte), si bien con algunas diferencias (Sánchez, 2021b). El nombre de Laprida se diluye como el río junto al que él muere, mientras que el nombre de Damián se confunde con el de un río (el ‘Daymán’, que es como llaman a este gaucho los demás soldados) en cuyas márgenes las tropas de Saravia habían sido previamente derrotadas –mal augurio que presagia la muerte. En cuanto a Melián, la referencia implícita en el cuento ocurre cuando el ‘coronel Dionisio Tabares’ atribuye la derrota de Masoller a que Saravia no hubiera atacado Montevideo; concretamente, dice: “porque el gaucho le teme a la ciudad” (Sánchez, 2021a). La misma frase es atribuida a Melián en el ensayo “Historias de jinetes” (1954), en el que Borges refiere que su padre escuchó la frase de boca de Melián en 1904 (Sánchez, 2021d).
Los amigos de Borges
Un amigo de Borges, Rodríguez Monegal, ayuda al narrador de “La otra muerte”, dándole una carta de presentación para Tabares. Borges sabía que Rodríguez Monegal pertenecía, por el lado materno, a una tradicional familia blanca. El crítico uruguayo es elegido como personaje del cuento debido a esta conexión con un pasado político (el blanco) que Borges claramente desprecia.
Otro amigo de Borges es el ya mencionado Gannon. Este tenía un rasgo en común con el personaje ficticio Damián: su origen entrerriano. Por carta de Gannon se entera el narrador de la muerte de Damián (y de pormenores de esta). En la misma carta, Gannon dice estar traduciendo el poema “The Past”, de Ralph W. Emerson. Más adelante, sin embargo, al ser interpelado sobre el contenido de la carta, Gannon negará tanto conocer a Damián como haber pensado en traducir aquel poema. Esto se explica de manera fantástica. La segunda muerte de Damián altera la línea de tiempo, provocando, entre otras cosas, esos olvidos de Gannon.
La conexión de Gannon con el poema de Emerson no es nada clara. Aun así, el cambio de parecer que al respecto muestra el personaje Gannon es tan radical que podría permitirnos evaluar cuál de sus dos posturas se acerca más al Gannon de la vida real. Sobre este contamos con los detalles que de él da Borges en el diario de Bioy Casares (2006). Allí, Gannon se nos presenta interesado por la literatura inglesa. Quizás la definición más aguda que tenemos de él la toma Borges del escritor inglés Hugo Manning, que le dijo de Gannon: “He fulfils a function [Cumple una función]: ocuparse de poetas insignificantes, como [Ernest] Dowson, que nadie recordaría si no fuera por él” (entrada del 19/5/1971; mis aclaraciones). Es dudoso, por lo tanto, que Gannon gustara de Emerson, poeta norteamericano de tipo intelectual por el cual Borges tenía mucho aprecio. El personaje Gannon estaría menos cerca del Gannon real cuando inicialmente desea traducir a Emerson que más adelante, cuando descalifica a este poeta: “[Gannon d]ijo que no pensaba traducirlo y que la literatura española era tan tediosa que hacía innecesario a Emerson.” (1974, 573; mi aclaración). El diario de Bioy abunda en diferencias literarias entre Borges y Gannon. Gannon también es criticado por su obstinación, su poco discernimiento y su falta de imaginación.  En cuanto al Gannon traductor, Borges censura un verso mal medido en el borrador de la traducción de “Rose Aylmer”, de W.S. Landor; Gannon evitó este error en la versión publicada, la cual ni aun así avala la opinión inicial del propio traductor de que "le salió redonda" (Bioy Casares, 2006, 21/12/1957).
Finalmente, consideramos la posibilidad de que la opinión de Borges sobre Gannon haya cambiado entre 1949 (la fecha de publicación del cuento) y las entradas correspondientes del diario de Bioy, que van de 1955 a 1979. No leemos allí ningún indicio de que la personalidad de Gannon pueda haber cambiado. Más aun, hay una explicación genética: “A Gannon le viene por herencia la sonsera: mi abuelo decía que el abuelo de Gannon era muy sonso.” (2006, 5/10/1959).
Lo que sí es posible es que la actitud de Borges hacia Gannon se haya agriado desde que aquel fuera nombrado profesor en la Universidad de Buenos Aires. Los recuerdos de Borges al respecto son inconsistentes, y parecen incluir un comentario sarcástico sobre Gannon. Según se desprende de Bioy Casares (2006, 12/9/1957; mis aclaraciones), el nombramiento inicial de Borges en 1956 era interino y Gannon fue parte del jurado que resolvió en 1957 si el cargo quedaba firme (“profesor titular”);  a Borges le disgustó el enfoque de Gannon: “¿Sabes lo que quería hacer Gannon? Si argumentaban que yo no tengo título, prometería que yo iba a estudiar, para recibirme. Es una humillación. ¿Te das cuenta, qué bobo? [...] A mí me molestaba que mañana él [Gannon] pudiera decidir sobre mi destino, porque hubiera querido mandarlo al diablo.”
Años después (1981, 22’26’’), Borges recuerda el proceso de una manera muy diferente. Se refiere a “Patrick [sic] Gannon” como uno de dos profesores que se habrían presentado a un supuesto concurso de 1956, pero que al ver que Borges también lo hacía, retiraron sus peticiones (pese a que “conocían la materia mucho mejor que yo”) y pidieron ser parte del jurado. Borges repite dos veces el apellido del otro profesor: “Patrick Dudgeon”. El nombre parece inventado; el apellido podría ser una de varias posibilidades: la deformación de Dowson (el poeta que Gannon admiraba), la traducción al inglés de la palabra ‘enojo’, o un guiño al drama The Devil's Disciple, de George Bernard Shaw. El desprecio intelectual de Borges hacia Gannon se contradice con el comentario anterior de que este conociera “la materia mucho mejor que yo”. En la entrevista citada, el recuerdo de 1956 podría estar contaminado por los eventos de 1957 (que son los que, al tiempo que allanaban el camino para el cargo permanente para Borges, lo incomodaron por tener él que depender de las gestiones de Gannon como miembro del jurado).
Según Williamson (2004, 336), fue el “Decano Interventor” (sin concurso alguno) quien nombró, entre otros candidatos no peronistas, a Borges en 1956. Este carecía de todo título académico, lo que fue paliado poco después, con un doctorado honoris causa por la Universidad de Cuyo. Los detalles sensibles de 1956-7 son excluidos de la descripción que del nombramiento da Borges en “Un ensayo autobiográfico” (1971, 176-7). Allí, se mencionan los “diez o doce años felices” que pasó como profesor universitario. La diferencia entre “diez” y “doce” acaso aluda a la incertidumbre debida al carácter interino del nombramiento inicial.
Conclusión
Las proyecciones autobiográficas de Borges contribuyen a que en su obra sea difícil a veces distinguir entre ficción y realidad. Dos de sus amigos (Rodríguez Monegal y Gannon) aparecen en “La otra muerte”. Como es habitual en Borges, ambos amigos están allí para prestar servicios concretos y no necesariamente honrosos. Rodríguez Monegal aporta su apellido materno, que lo expone como miembro de una familia uruguaya asociada al partido blanco (que Borges desprecia). Gannon es útil por su origen entrerriano, que comparte con el gaucho Damián. Además, es víctima de olvidos atribuibles a una alteración en la línea de tiempo. Esta excusa lo exime ficcionalmente, pero el olvidadizo (e irritable) Gannon deja una imagen antipática de sí, maltratando hoscamente a Emerson, uno de los poetas preferidos de Borges. Sin duda, el autor de “La otra muerte” tenía presentes las continuas desavenencias que, en materia de literatura, lo enfrentaban a su amigo Gannon en la vida cotidiana.
“La otra muerte” involucra en forma implícita a varios antepasados del autor. Este aspecto no es meramente umbilical, sino que remite a luchas históricas rioplatenses en las que –nos estaría diciendo Borges– sus abuelos participaron en favor de la civilización. Estos detalles ayudan a que el lector se interese por el marco histórico del cuento, y no sólo por la vida fantástica de Damián. El personaje histórico central es Saravia, partícipe de luchas rioplatenses ancestrales en el bando que Borges considera errado –bando en que se alistan sus tres bestias negras: José Gervasio Artigas (héroe nacional uruguayo), Juan Manuel de Rosas y Juan Domingo Perón.
Obras citadas
Balderston, Daniel. “Gaúcho da fronteira: Uruguai e Rio Grande do Sul”. Histórias da Literatura: Teorias, Temas e Autores. Porto Alegre: Mercado Aberto, 2003, 188-207.
Bioy Casares, Adolfo. Borges. Ed. Daniel Martino. Buenos Aires: Destino, 2006.
Borges, Jorge Luis. The Aleph and Other Stories 1933-1969. Nueva York: Bantam, 1971.
--- Obras Completas, vol. 1. Buenos Aires: Emecé, 1974.
---. “Borges Oral – Serie Testimonios” (entrevista con Jorge B. Rivera). Buenos Aires: CEIS, Lado 2, 1981. En línea: https://www.youtube.com/watch?v=ZCY1B3_jn1E
--- Borges en Sur (1931-1980). Buenos Aires: Emecé, 1999.
Rodríguez Monegal, Emir. Jorge Luis Borges: A Literary Biography. New York: Dutton, 1978.
Sánchez, Marcelo. “Fantasía, historia y escritura en el cuento ‘La otra muerte’ de Borges”. Revista ZUR, Vol. 3, No. 1, 2021a, 152-164.
---. “Interpretando el alias de Pedro Damián, personaje de Borges”. Revista Nefelismos, No. 4, junio, 2021b, 3.
---. “Emir Rodríguez Monegal, personaje de Borges”. Revista Trinando (en este número), 2021c.
---. “Luis Melián Lafinur, proyección autobiográfica del cuento ‘La otra muerte’ de Borges”. Revista Trinando (en este número), 2021d.
Williamson, Edwin. Borges, A Life. New York: Viking, 2004.