ABRAHAM EDUARDO MÉNDEZ YAÑEZ -MÉXICO-
PÁGINA 14
NO ESTOY SOLO
Ya no estoy solo
Ya somos más los que estamos entre cuatro paredes ´
Pero ellos quieren escapar
Ese miedo inoculado a la soledad
Esa intrínseca relación a la tristeza
Esa ignorancia erudita a lo conocido
El maldito deseo de sentirse acompañado cuando más solo se esta
La maldita sensación de un cuerpo a tu lado, que de ti lejos se encuentra ya
* * *
SINUOSA VEREDA
Caminas a mi lado en esa sinuosa vereda que nos lleva a no sé donde
En tu andar vas dejando un suave aroma de azahar
Que disfruto vehemente y extasiado
No decimos palabra alguna pues todo está dicho
Nuestro camino este trasado por el destino implacable y mordaz
Nuestras miradas se entrelazan y lloramos en silencio
Nuestro amor, nuestro idilio nuestros deseos furtivos
Ese amor platónico que entre nosotros nunca sucederá
* * *
SORTILEGIOS
Se entrelazan las miradas y lloramos en silencio
Navegamos en el mar sin pensar las consecuencias
Dejamos naufragar nuestro barquito en altamar
Se perdieron ilusiones, se olvidaron los recuerdos, se guardaron para ayer las caricias y los besos
Dejamos en el bote todo un vendaval de sortilegios
Y no supimos cómo hacernos a la mar
* * *
CONTENGO
Contengo la mirada para que no percibas mi silueta
Contengo la respiración para que no aspires mi aroma
Contengo mis palabras para que no escuches mi corazón
Contengo mi cuerpo para que ni siquiera rose tu piel
Contengo todo con tal de que ni siquiera sepas que existo
* * *
SILENCIOSO
Caí en tus garras y no sé cómo salir
Me llevaste suavemente entre nubes del delirio
La melancolía hizo un buen trabajo pues termino conmigo
No sin antes llevarme la tristeza a espacios que no sabía, existían
Dejé de navegar en aguas quietas y la turbulencia de los abismos me sometió
Sino fuera por esta soledad que siempre me acompaña y no me deja ni un minuto en Paz
Estaría al borde del precipicio y hubiera sucumbido a tus encantos
Maldita depresión eres cruel y mordaz
POEMÍNIMOS
Rojo carmesí que se deleita de tus labios
Saborea tus encantos
Y te espera en el desván
En el espejo de las ilusiones
Extrañas mis manos, mis caricias, mi piel
Sobre todo, los besos que dejé para después
El precio de extrañarte
Es irreverentemente proporcional
Al amor que te profese
Aun así, no te he de olvidar
Apago las luces y se encienden las estrellas
Para ti, si para ti
Así halles la vereda y te alejes de la penumbra
Las palabras me duelen
Y las manos se han cansado de llorar sus letras
Pues tu olvido es mi inalcanzable destino
Duermes en mis sueños
Me proteges de mis temores
Y habitas en mis entrañas
Por eso no puedo dejar de amarte
Y su odio es trashumante
Sin razón, emoción ni arraigos
Un rencor que dilapida al corazón y empobrece el alma
* * *
TE LLEVARÉ
Te llevaré a las márgenes del mar
A la orilla del cielo
Al fondo de la tierra
Donde puedas todo esto olvidar
Te llevaré a donde inicia la luz
Y se acaba la oscuridad
A donde puedas ser tú
Y nadie te pueda juzgar
Te llevaré a donde se elevan los sueños
Se perpetran los deseos
Se obtienen utopías
A donde la vida no es más que una fantasía
Que sólo tú puedas alcanzar
* * *
DES-ACUERDO
Apareces en mis alucinaciones
Y me dejas más confundido
Sólo sé que ya te has ido
Pero no me dejarás en paz
Atrapas mis pensamientos y los alteras
El encierro de estos días me lleva a divagar
¿existo o sólo soy un fantasma más?
Un muerto viviente que se resiste a viajar
En tus manos pongo mis pensamientos para que los sigas alterando
Y no me dejes soñar ya nada más
* * *
MÁS
Más oscuro que la tinta
Más profundo que la piel
Más profano que la muerte
El amor siempre ha de ser
Más sutil que una caricia
Más dulce que la miel
Más extraviado que el olvido
En sus manos lo ha de tener
Abraham Eduardo Méndez Yáñez
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