LUIS DANIEL ÁLVAREZ -ARGENTINA-

PÁGINA 37

 

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Luis Daniel Álvarez nació el 28 de enero de 1988 en Andalgalá (Catamarca). Público los siguientes libros: "Pueblo y rebelión" (2013), "Vuelo onírico" (2015), “Sueños encajonados” (2015 Y 2017) y “Pájaros de aguardiente” (2017), “La fama de Edward Arparigowsky” (2019) “Transeúntes” (2020), “La desnudez del oasis” (2020). Dirige la página web de cultura "La tuerca andante".
 
https://latuercaandante.wixsite.com/website/blog
 
Actualmente es parte del Grupo Literario Wabi Sabi, Reside en la ciudad de San Luis.
 

 

Primavera negra

La primavera se pintó de negra
ante ojos descorazonados
y los oídos no volvieron a escuchar
las tiernas palabras de amor.
En medio de la naturaleza muerta
corre el viento de las praderas
junto al tiempo, trayendo hojas
para cubrir heridas de porcelana.
El sol rampante llena de lágrimas
las antiguas vasijas
y las tinieblas talan la luz de los árboles.
La pintura del hombre ambicioso
es un cuadro indeseado astrológicamente.
 

Del libro: Vuelo onírico

 

 

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Jungla asfáltica


En sus venas podridas
los caños de escapes
detienen el vuelo
de las monedas
y de las piedras
que se escaparon del río
para destrozar
el nocturno de las balas
y a las sonrisas de los linyeras.


Por las alcantarillas
viajan las lágrimas,
pesadillas y lamentos
de los pibes que no colgaron
sus estampitas a la muerte
ni su último aliento al amanecer.


En las esquinas
las voces de las ninfas acribilladas
golpean el silencio
de los gallos ciego
para que renazcan las rosas
y desvanezcan
los bastones antifuturo.


La memoria,
dando vuelta de página,
abre su paragua
de costuras coloridas
para cubrirnos
de la lluvia acida.
 

Del libro: Transeúntes

 
 

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I
Un poema desnudo
ansioso de vestirse
con las palabras del silencio
flota entre nosotros.
Del libro: La desnudez del Oasis

 
 

II
 
Negar que la última gota de esperanza
pueda desteñir al día cifrado
es tener una piedra en la boca
para demorar el disparo.
Del libro: La desnudez del oasis

 

 

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Retratarla
 
Tracé con lápiz
cada una de las arrugas de su frente.
Diseñé las cejas negras
y pinté sus labios.
Borré algunos poros de la piel
y sombreé otras zonas
de su cuerpo.
Me costó retratarla.
Entre las cortinas,
la sensualidad de sus pestañas,
la cosmogonía de los muslos
y las galaxias de su cintura
me distraían.
 

(Inédito)