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NOHEMÍ GONZÁLEZ -MÉXICO-

FRAT (Nohemí González) nació en la ciudad de México un 11 de septiembre.
 
El recorrido literario que ella decidió tomar fue a partir de que la razón le permitió plasmar en un papel, todas esas escenas que se formaban dentro de su cabeza, permitiendo que, poco a poco, fuera dándole vida a cada poema, relato e historia.
 
Indecisa al inicio, por escribir “DE RELATOS BREVES…” pero finalmente decidida a embarcarse en este mundo literario, de poesías, desamor, sobre todo erótico y expresando en su totalidad lo que su mente puede llegar a crear ante los ojos del lector, por fin, a sus 33 años hizo este título, se convirtiera en el más importante de su vida, con el que siempre soñó… ser escritora.
 

1
 
 
Y de repente tocaron a la puerta de aquel hotel donde me hospedaba…
…Tan fuerte que creí por un instante que algo malo pasaba…
Entonces abrí la puerta y ahí estabas tú;
tan ansioso y desgraciadamente sonriente.
Pregunté si estabas bien…
Pero tu respuesta fue un beso tan agresivo, tan incitador…
-Te necesito dijiste…
Y cerraste la puerta.
No puedo dejar de pensar en ti (me susurraste al oído), me tomaste de los brazos llevándome hacia la pared besándome nuevamente; ésta vez, lento, suave, bajando lentamente hacia mi cuello.
Sí; no me diste tiempo de decir nada… solo con la mirada te pedí que no te detuvieras.
Ahí, en la pared, en el tocador y después en la cama…
¡Terminamos exhaustos!
-Te creí cuando dijiste que era la última vez que pasaría, no pensé que fueses a tocar esa puerta y…
-Espera, espera; no digas nada…recuerdo muy bien lo que te dije, pero…
Sé que es la última vez que te veré y no quise decir adiós sin despedirme por completo de ti.
-¡Al carajo!
Sabes que esto significa un adiós para siempre ¿verdad?
-Lo sé, y lo siento, pero sigues tan hermosa, tan igual, tan…
-¿Porque no te pones la ropa y te vas? No tiene caso que continúes, esto no debió pasar nunca, tú sigues siendo “tan igual” o tal vez, peor.
-¡No digas eso!
 
Sabes que siempre serás ese momento tan secreto, tan íntimo que nunca olvidare.
-ja-ja.
¿Momento?
¿Lo ves? Sigues siendo tan patán, solo espero que tu esposa no siga siendo un momento también para ti… ¡Pobre de ella!
Saltaste de la cama, te vestiste tan rápido como pudiste…y… observándome mientras una lagrima resbalaba, me tomaste del rostro, me diste un beso en la frente, me abrazaste fuertemente y caminaste hacia la puerta…
Ahí supe entonces, que esta si sería la última vez que te vería darme la espalda e irte.
No volteaste.
Abriste la puerta, te detuviste brevemente y dijiste “TE AMO”…
…esa puerta cerró y entonces… te dije “adiós”.

 

 

*     *      *


 
Carta #1
 
 
 
Y si te digo que aun te quiero…
 
¿Qué probabilidad hay de que sigas sintiendo lo mismo? o ¿por lo menos un poquito?
 
¿Qué probabilidades existen si al cerrar mis ojos me voy volando a abrazarte, para que tú me recibas con los brazos abiertos?
 
Supongamos que no te fuiste,
que tu lado de la cama no está vacío,
que por fin entendí ese amor bonito del que tanto me hablabas.
Supongamos que en la peda no te extraño, que no pido a gritos esa canción que te gustaba cantarme…
 
Dime que probabilidad hay,
que regreses aunque sea un ratito;
pa´ brindar con caguamas
el recuerdo en el que nuestros ojos lo dejaron todo…
 
…En ese primer beso,
en esa primera noche.

 

*     *       *


Carta #2
 
 
Porque no se me olvidara aquella primera vez en la que nuestros ojos hablaron. Porque tampoco se me olvida que en ese beso nervioso dejamos el miedo y nos apartamos de todo.
 
Que las promesas y las palabras se quedarán en un cajón.
 
Que aquellas cervezas y esos mezcales nos dejaron huella…
 
No se me olvida que lo fuimos todo el tiempo suficiente, que lo disfrutamos; que tu cuerpo ya tenía marcas, que las caricias nos alejaron de todo.
 
Créeme…
No se me olvida que terminaste eligiendo a alguien más amándome a mí, que te llevaste el último beso.
 
No se me olvida y ahora…
…ahora me debes tanto.

 

*     *     *


 
Carta #3
 
 
Malditas lágrimas, no dejan de doler…
Creí que esto no pasaría, que tu ausencia no dolería, que tus palabras no serían vacías…
Pero aquí estoy;
llorándole al mejor cabrón del mundo, aun dueles y bastante.
Ni con mezcal, ni con canciones;
ni con ese libro que jurabas querer, ya lo leí dos veces y aquí sigues sin quererte ir…
 
Malditas palabras nomás no curan este jodido dolor…
 
Pero pasará;
pasará que mañana
te pueda extrañar un poquito menos,
tal vez…
Pasará que ya tu ausencia no cause a mis ojos llanto.
Pasará,
sé que pasará;
que el viernes con una botella,
tal vez;
Te olvide otro poquito más.
 

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