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ROLANDO REYES LÓPEZ -CUBA-

Rolando Reyes López. (Pedro Betancourt. Matanzas. 1969).
Miembro del Taller Literario “Placido Valdez desde 1995.
Resido desde el año 1971 en el Municipio de Jovellanos. Matanzas. Cuba
Graduado de Bachiller. Actualmente es jubilado por Baja Visión. Numeroso relatos breves y poemas míos han sido publicados en revistas y antologías de varios países de Europa y Latinoamérica.
Correo electrónico: poetadecuba@gmail.com
 

ORDEN VITAL
 
Primero una chispa, luego el tributo,
más tarde el recuerdo.
 
Pude besar las notas de esa canción,
sus trazos indefensos, su dolor más querido;
de mi flor emergió un grito, lo puse junto al almendro
y me fui a soñar sobre mi cama vacía.
 
 

 *    *     *

 
 
 SIN VACILACIONES
 
Un rubor blanco acudió en mi auxilio,
creo que estuvo encerrado
en la garganta de los muertos,
creo que había logrado ingresar
en varias oscuridades,
creo que todavía su ilusión
no es más que una melancolía,
que su corazón es brillante
y está abierto, solemne,
listo para que la oración acaricie la nube
de rayos tiernos
y dance en su interior.
 
 

 *     *     *

 
HOY
 
La naturaleza de este día está desnuda,
se ha quitado los nombres
y las fechas históricas,
la cicatriz y la tristeza.
 
Ahora es ternura, vida, unión,
los demonios se han largado, no existen,
a no ser
en la controvertida imagen de los secretos.
 
 

 *     *      *

 
 
 
CLARAMENTE
 
Hoy es un milagro,
no hay nada oculto bajo la almohada,
ni siquiera existen cenizas
de aquellos ejércitos sin leyes,
profetas
ni guardaespaldas.
 
Aquí no hay suelo,
solo una calma irreversible,
un mito certero
que nos habla del fruto nacido de las oscuridades,
una promesa de esperanzas.
 
 
 

*    *    *

 
 ENSUEÑO
 
Sin caer, sin fraudes,
sin proyectiles, pude hallar la solución.
 
Todos quieren el aire que se respira
con el solo contacto de los ojos;
todos desean la luna, los árboles, un retrato;
todos necesitan al ser humano,
al arcoíris transcurriendo sobre el otoño,
y al color azul
en su continuo reto de llenar los callejones
y a todo lo que se antoje muerto.
 
 

 *     *      *

 
 
 RAÍCES
 
Eché raíces en esta casa,
mi sombra es habitada por una luz larga,
sin heridas ni lágrimas;
está vestida con la piel de la mariposa,
profundamente insurrecta,
enriquecida por el olor del tiempo,
dorada por el paisaje de aquellos cuadros
de mirada otoñal,
corre por los senderos junto a los ruiseñores
y se echa junto a los árboles
para leer sus versos tardíos.
 
Cautiva de esta condición dice estas palabras
y baila,
dueña de la lluvia,
por los rincones deja trozos de este papel,
hasta que alguien quiera adentrarse
y vivir su momento.
 
 

*     *      *

 
COMPAÑÍA
 
Estoy presto a aferrarme a quien me mire de frente
como se mira a la espuma del mar,
al sol agitado por sus vientos…al alba.
 
Yo le hablaré del que ríe y sueña,
del que escribió aquellas estrofas
sobre banderas y abrigos.
 
Estoy abrazado al árbol semidesnudo,
unidos por el mismo orgullo,
unidos por la misma valentía,
unidos por el mismo lenguaje
de nuestros corazones puros.
 
Escalo este instante,
sin un futuro entre las manos,
solo este instante,
me hago presente en su peldaño.
 
  
Voy a hacer que prevalezca el agua
en todas las épocas,
nadaré junto a los delfines,
junto a esta ciudad aprisionada.
 

 

*     *     *

 
SIN COMPARACIONES
 
No me confundo
con el que tuvo que pararse sobre los tejados
a dar gritos llamando a la blancura
o al tiempo que todo perdona.
 
No tengo similitud
con un paraje relegado a cambiar de estadío
constantemente
ni con un hombre debilitado por ausencias,
distancias
ni desilusiones.
 
No necesito aceptarme como soy
ni transformarme en un bosque enigmático,
solo permanezco ahí, silencioso,
contemplando mi vastedad que acuna,
su calendario, la profundidad de la espina,
este silencio con la prestancia de ese mismo silencio.
Y respiro profundamente;
evoco el conjuro, y giro la llave.

 

 

*     *      *

 
SI YO FUESE POETA
 
Con mis aullidos a cuestas voy a gritar estos versos,
aprisionado por el aire que respiro,
muriendo bajo la luz del sol y de esta luna,
con toda la vergüenza y el orgullo de un hombre.
 
Las palabras siempre serán un misterio;
quizás, silenciosamente, he usado las palabras
y nadie ha entendido mis mensajes.
Esta vez seré más transparente,
quiero morir con esa tranquilidad,
con mi sonrisa postrera perdonada...
feliz.
 
El candor de las estrellas
me está ayudando a escribir este poema;
mis versos tienen hambre
y aún no logro poner el punto final.
  
Voy a dormir,
cuando despierte,
tal y como hacen los moribundos,
retomaré el tiempo de los poetas
y me entregaré callado y sin despedirme
a la hambrienta soledad de esta noche
 
 

 

*     *       *

 
 
A UNA MUCHACHA QUE ESPERO
 
Una muchacha se asoma,
golpea mi puerta,
retira las llaves de la cerradura,
me enseña sus heridas,
dice algo sobre la gravedad del tiempo,
recoge mis poemas
y desaparece.