DANIELA FUENTES -CUBA-

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PÁGINA 22

 

Daniela Fuentes, autora que se presenta bajo el seudónimo de Ela River, nació y actualmente reside en La Habana, Cuba. Cursa la carrera de Letras en la Universidad de La Habana y es aquí donde ve surgir su amor por el género lírico. A pesar de no negar su interés por la narrativa, es evidente su preferencia y satisfacción al intentar transmitir con la poesía un amplio esquema de matices que abordan principalmente sucesos relacionados con la mujer, con los amores imposibles y con la búsqueda de la fe y de la aceptación en medio de una vida bañada en adversidades.
 

Entonces lo entenderías


Y si ahora te escribo así
como si le escribiera a cualquiera,
y si ahora redacto estos versos
en busca de tu atención,
y si recolecto esperanzas
entre palabra y palabra,
y si te llevo conmigo
 
hacia la siguiente estrofa,
y si te poetizo la vida
para que te quedes a mi lado,
y si te bajo estrellas con metáforas
construidas por amor,
y si ahora te escribo así
como si le escribiera a cualquiera,
 
pero te ves en mis poemas y piensas
que todos te pertenecen,
y si lo niego con una sonrisa
que aceptas con un guiño de ojo,
y si nadie más se entera
que te verso solo a ti,
que ahora solo existes tú.
Y si permanecen en silencio
los gritos de mis latidos,
y si le encontramos un sentido a esto
de hacer como que no pasa nada,
y si no lo digo pero me fío
de que tú lo sospeches,
de que pronto lo sepas.
 
Te quiero escribir más claro
pero entonces lo entenderías.

 

*    *     *

 

Los astros de nuestro lado


Entre tú y yo hay un par de preguntas
que dan vueltas, que no se detienen.
Hay un vacío de verdades que cobran
vida cuando te miro, pero me callo.
Hay planetas que se iluminan
sin saber por cuál estrella,
miles de explosiones, de cometas,
de teorías que se contradicen.
 
Entre tú y yo permanece el cosmos,
justo después de un acantilado.
No creemos en accidentes mayores
que tropezar aquel día.
Entre tú y yo hay sinsentidos,
hay tanta vida, que a veces
la muerte se queda pequeña
y nos mira, con mala cara.
 
Entre tú y yo hay un infinito
que poco tiene que ver con años
y que en las noches de luna llena
pone a los astros de nuestro lado.

 

 

*    *      *

 
Contigo, todo.


Contigo se me irá la vida, lo sé.
Contigo se me irán los sueños, la inocencia,
contigo alimentaré a las bestias
que habitan en mis entrañas.
 
Pisaré el Infierno y te veré arder
justo después de ofrecerte un beso.
Contigo se me irán los sueños.
Contigo vendrán mis desgracias.
 
Pero estoy a pecho descubierto,
estoy a un paso de morderme el alma.
Me inmolo ante ti como un cordero,
ven de una vez y apuñálame la espalda.

 

 

*     *     *

 
Constancia.


Soy tan constante que me quedo sin querer
y le sonrío a las penas porque les cojo cariño.
Así soy, y aquí estoy, agotada de intentarlo contigo
sabiendo que los finales se repiten, como disco rayado.
 
Soy tan constante que te acepto las disculpas
cuando ni siquiera las siento, cuando ni siquiera te quiero querer.
Estoy exhausta pero sigo caminando, justo a tu lado,
me aprietas la mano, y no me atrevo a impedirlo.
 
Soy tan constante que te quiero sin querer
porque me he acostumbrado a hacerlo,
y porque a estas alturas, el amor
no es más que nuestro dibujo hecho de rayones.
 
Soy tan constante que te escribo poemas
de los que se esconden, de los que nunca lees
y entre versos me vuelvo valiente,
me despido de ti.
 
Pero soy tan constante que no puedo
hacer otra cosa que quedarme,
que quedarme aquí
haciéndote compañía.

 

 

*     *      *

 
Una casa que me derrumba
Esta casa se está quedando vacía
y el silencio duele tanto como un parto,
aunque tal vez exagere.
Esta casa ya no es la misma,
me falta tu risa, no escucho tus pasos.
El volumen de la música jamás
será lo suficientemente alto
como para romper las paredes,
me encuentro encerrada entre ellas.
nadie escucha mis gritos.
 
Esta casa se ha vuelto un infierno.
y ahora se sitúa en mi contra.
Me despierta en las noches un susurro
que no sale de ninguna boca
pero que me recuerda a la tuya.
Esta casa se me cae encima, te lo juro.
A veces las luces parpadean
al compás de alguna canción
y entonces te imagino bailando
por todo el salón, con la escoba entre manos.
 
Cada mañana las ventanas
se abren de par en par y me dan los buenos días,
mas luego miro a tu lado de la cama
y se me hace un nudo en la garganta.
Esta casa parece gritar que te echa de menos,
que te quiere de vuelta,
y yo no paro de explicarle que esta vez
sí fue un adiós.