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PÁGINA 18

ANTONIO RAMÍREZ CÓRDOVA -PUERTO RICO-

Nació el 2 de septiembre de 1941 en Puerto Rico. Es poeta, cultivador de haiku, décimas y siglemas. dramaturgo, ensayista, narrador, crítico literario y catedrático universitario jubilado. Su quehacer literario comenzó en la Universidad de Barcelona, mientras estudiaba en la Facultad de Derecho. En el 1962 publica en España su primer poemario: Humo y Viento. En el 1973 al 1977 trabajó en el Lehman College, en New York. Ramírez Córdova posee estudios post graduados del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe; y la Universidad Interamericana de Puerto Rico.
 
Entre sus premios están el Mairena (1984) Premio Nacional de Poesía del Pen Club (1985) por Si la Violeta cayese de tus manos© y ganó XI Festival Internacional de Poesía de Puerto Rico (2019) por su poemario Mas alla de las Sombras©. Segundo lugar por su teatro El Equilibrista I en el 25º Certamen de la Universidad Politécnica de Puerto Rico (2020). La Editorial del Instituto de Cultura publicó seis obras de teatro en su edición #14 “Lo distinto” (2021).
 
Entre sus publicaciones están:
Humo y viento (1962), Si la violeta cayese de tus manos (1984) Para cantarle al amor (1998), Un caballo violeta para el sueño (2000), Renovada penumbra (2000), 
Sobre el reloj del tiempo (2010), Indeclinable asombro (2011), Al pie del sigilo (2014), 
Más allá de las sombras (2019), Dichos de Antón (2019) y Caballito de Sueños (2021). Sus obras aparecen en diversas antologías de Hispanoamérica asimismo en revistas literarias y culturales en varios países

 

 

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En tu cuerpo desnudo está
el Cantar de los Cantares
y en mi palabra aparece
un lirio blanco
que se vuelve nardo
en la penumbra.
Eternidad de encanto
como la luna nueva.
 

 

*     *     *

 
 

Mar Amigo
que nunca miente.
Por ti
he viajado alrededor
de lo azul
escuchando mi voz
y descifrando misteriosos
acentos de nubes.
Por ti
la venturosa infancia,
el anhelo de un ángel.
Mi destino de poeta,
frente a las olas de la muerte
y el tiempo.
Mi amor a la palabra.
 
 

 *     *      *

 
Y aquel caballo zaino,
infatigable,
cabalgado por mí
bajo fiestas de lluvia.
El que escuchaba cuitas
por colegiadas consagradas
por los dioses,
aquel con quien miraba
el insondable cielo,
que ahora resopla a mi lado,
eternamente.

 

 

*      *       *

 
Hoy soy árbol
en inquietante espera.
La ciudad está lejos
y un solitario relincho
toca la lejanía.
No le temo a los rayos
ni a los relámpagos
y en mi voz interior
está la vida.
En mi palabra,
pájaros señalando
rutas y distancias.

 

 

*     *      *

 
 
 A solas en este instante fugaz
del tiempo errante,
imagino un espejo
de pájaros en vuelo
un cántaro de barro
en malabares de muerte
y una paloma blanca
en una jarra inmóvil.
En mis labios la palabra.

 

 

*     *      *

 
 
 
 Vieques parece sobre el mar
una torre con centinela,
farol rojo y pedrada al aire
entre la dura sombra
un caballo de pájaros
sacudiendo al viento
y al oleaje,
en compañía
de fuegos desvelados
bajo el sol a plomo
y parece también
una rotunda maravilla
de la espuma del mar
donde canta la noche
de cerrazón.


 

 *     *      *

 
 
 Como la lluvia
que cae sobre un tejado
de dos aguas
en la noche estrellada,
y un resplandor de guitarra
en el bolero olvidado
y una puerta cerrada,
donde se abrió el clavel,
y un llamado distante
desde una casa amarilla,
que se llenó de luz en vuelo.