RAY JAMES LÓPEZ CHÁVEZ -PERÚ-

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PÁGINA 27

 

 

Ray James López Chávez, de nacionalidad peruana, reside en Arequipa, es profesor del nivel secundario, especialidad comunicación, tiene 39 años, por graduarse como bachiller en educación básica, voluntario de la Sociedad de la Cruz Roja Peruana- filial Arequipa, miembro de la Casa del Poeta Peruano – Hacedores de Fuego, ha participado en dos antologías de la Editorial Family Awake “Sendero del amor y Sendero de los sueños”. Ha publicado tres cuentos en la revista digital el Cisne. Amante de la literatura, poesía y teatro, también ha actuado y dirigido en algunas obras escolares.

 

 

 


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PERIPLO EN AREQUIPA

 
Mamá me dijo que hoy iríamos a visitar a la abuela, vive por Villa Paraíso, tomamos el carro desde el hospital General, esperamos un buen rato, los hospitales siempre me han traído nervios, no es un lugar donde la gente quiera llegar, huelen feo y muchas personas salen llorando, una vez yo estuve una semana en el hospital internada, es horrible estar echada todo el día, te traen comida insípida, las enfermeras son de todo tipo: Malas, buenas, graciosas, despistadas, bueno. Por fin llegó el autobús, uno grande, amarillo que tenía como letrero “Los Canarios” subimos entonces , en la parte de atrás había dos asientos, mamá me dijo que solo tenía para los pasajes de ida, así que no podía pedir nada en el trayecto, la abuelita me esperaba con un rico pastel de manzana, ya se me hacía agüita a la boca, a mi costado estaba Tito, acompañándome como siempre, haciendo sus caras graciosas y preguntándome acerca de todo lo que le llamaba atención , al costado de mamá estaba un joven algo extraño, con un arete, vestido totalmente de negro, yo lo miraba y me erizaba, Tito decía que algún día sería como él, al lado del joven había un abuelito con carita de buena gente, cuando uno es buena gente así estés como pasa, se nota que te gusta ayudar a las personas, que tienes un alma noble, así decía Tito. Pasamos por el colegio Independencia Americana, ¡Que grande que es! Mi tío Ray había estudiado ahí, me dijo que es uno de los colegios más representativos de Arequipa, él fue brigadier de su salón y llevó un estandarte, siempre ganan los concursos de desfile y banda, es un colegio de puros hombres, a veces me preguntaba ¿Por qué hay colegios así? Donde hay puros hombres, puras mujeres o ambos a la vez, deberían ser todos de un solo tipo, pero bueno, cuando vea a mi tío Ray le preguntaré,  el no reniega cuando le pregunto algo, juega conmigo a la pelota, escuchamos música de José José, mamá me dijo que él es escritor, no tenía ninguna obra famosa todavía, pero que algún día firmaría autógrafos, en mi último cumpleaños me regaló un diario, me dijo que para que vaya acostumbrándome a escribir, ¡Yo también quiero ser escritora! 
En ese instante subió un niñito con carita rajada a vender caramelos, se podía ver su mirada triste, pelo opaco, un polito azul  manga corta de pokemon, un pantalón negro y zapatillas blancas desgastadas, tenía entre unos diez a once años, dos años más que yo, la gente lo miraba con indiferencia, otros buscaban su moneda más pequeña y se la daban, se acercó a una señora con cara de mala, el niño le ofreció un caramelito y esta se indignó – ¡Niño apestas! ¡No te me acerques! Entonces Tito pronuncio las siguientes palabras: “Cuando la gente es mala, también se nota, todo les apesta, en su corazón ya no hay lugar, solo para ellos mismos” creo que tiene razón, muy pocos le colaboraron, cuando llegó a nosotros, recordé que tenía diez céntimos que me encontré la otra vez en el parque, entonces lo saqué de mi bolsillo y se lo obsequié, mamá me miró y me abrazó, – ¡Laura! ¡Eres una buena niña! Me comenzó a acariciar la cabeza, me sentía muy a gusto con su afecto, pero al rato vi como el niño de los caramelos se le ponían los ojitos medios llorosos, como deseando con toda su alma estar en mi lugar, tener al menos la dicha que yo tengo, una madre que te de afecto, entonces me dio una gran lastima, Tito no se quería acercar al niño, pero lo miraba también con ternura, le soltó una sonrisa y el niño sonrío también, antes de bajarse en la otra cuadra nos hizo una señal de despedida con su manito.
Ya estábamos por la calle Ayacucho, una calle muy transitada, algo angosta, había tiendas de todo tipo, sus paredes de colores combinaban con el sol, Tito estaba muy ansioso, quería conocer a la abuela Guadalupe, le dije que ella cocina muy rico, le gusta bastante la cocina, tiene un carácter a veces explosivo pero es muy linda conmigo, la extrañaba bastante, en eso me hizo una pregunta que no quería que la hiciera.
 -¿Y a papá? ¿Ya no lo extrañas?
-Ese es un tema muy difícil de responder.
-¡Solo te pregunto!
-¡Déjame en paz quieres!

Grite de tal forma que me levanté del asiento, mamá seasustó.
 
 -¿Qué tienes Laurita? ¿Está todo bien?
-¡Sí mamá! Solo que… “No quise involucrar a Tito” Nada, no es nada.
-¡No me asustes así por favor!
-¡Sí mamá! ¡Disculpa!


 No quise hacer un escándalo, ya vamos un año sin mi papá y estamos mejor las dos solas, desde que se fue hemos tenido faltas económicas, pero estamos juntas, eso es lo importante, cuando él estaba con nosotras era un infierno, todos los días tomaba, se ponía agresivo, golpeaba a mamá muy duro, lastimó bastante a Tito, recuerdo que una vez en una de sus peleas la vi tirada en el suelo y la estaba pateando, me interpuse y le supliqué que ya no lo hiciera, se frenó unas semanas entonces, pero una semana antes de terminar el mes volvió a las andadas. Mi tío Ray vino en una ocasión y me ayudó a curar las heridas de mamá.
 

-¡Es un desgraciado! Dijo él.
-¡No digas eso delante de la niña!
-¡Encima lo defiendes!
-¡Entiéndeme, ella necesita a su padre!
-¡No sé si a eso, se le puede llamar padre!Pasando unos días después de esa escena  mamá se enteró de que tenía otra mujer, así que lo botó para siempre, la casa estaba a nombre de ella, tengo suerte de tener a mi madre viva y se lo agradezco a Dios.
 -¡Perdona si te hice recordar algo! ¡Es que no lo conocí a papá y quería que me cuentes de él!
-¡Descuida! No era la gran cosa ¡Mejor que no lo conociste!Tito era lindo, pero a veces hacía cada pregunta, tampoco imagino mi vida sin él, en la escuela no me hablaba con nadie, siempre estaba sola, lo que pasó con papá me afectó bastante, aun así sabía que tenía que desenvolverme poco a poco, eso me dijo la psicóloga del colegio.
 
 
Pasamos por el Puente Grau, un lugar muy conocido de Arequipa, dicen que es uno de los más antiguos de la ciudad, debajo está el rio Chili, sus aguas se ven cristalinas y majestuosas, desde pequeña me había criado aquí, supongo que es lógico que todo me parezca hermoso, pero no cambiaría el lugar donde vivo por ningún otro sitio.
Subió al bus un hombre con mal aspecto, parecía alcoholizado, me recordaba mucho a papá, aunque estaba peor vestido, barba mal afeitada, pelo desordenado, ojos extraviados, una polera roja sucia, jean azul y zapatillas negras, se fue acercando poco a poco a la parte de atrás , justo donde estábamos nosotros, mamá tenía un reloj de plata muy bonito, decía que fue un recuerdo de su padre antes de fallecer, yo no conocí al abuelo, pero mamá cuidaba bastante ese reloj, se acercó de manera silenciosa hasta nosotros, estaba de pie , en eso que el bus dio una frenada seca, se abalanzó a mi mamá e intentó quitarle el reloj, yo me asuste bástate y gritaba de pánico. El chico que se sentó al lado de mamá la intentó defender, este sacó un cuchillo y le hizo un corte en el brazo, terminó arrancándole el reloj y se disponía a huir, el señor de al lado se interpuso en su camino y el maleante lo empujo, mamá tenía un ligero corte en la muñeca, hecho por las uñas del sujeto, logró escapar, pero bajando del bus unos policías que andaban cerca lo detuvieron, mamá me jalo y nos bajamos para verlo, en su histeria mamá se puso también a llorar, ambas nos abrazábamos, uno de los policías se acercó a mamá y le dijo que si el reloj era suyo, ella mencionó que sí, fuimos a la comisaria a sentar una denuncia, el joven de negro también nos acompañó, estaba herido, aunque no de gravedad, después de una hora en la comisaria, mamá se puso a platicar más con el policía, se me hizo raro, entonces se acercaron.
 -¡Laura! Él es Luis Delgado, un amigo de la infancia, lo había dejado de ver hace muchos años.
-¡Hola Laura! ¡Como estas!Me quedé callada unos instantes, pero luego mirando a sus ojos, le vi un parecido al tío Ray, se veía que era buena gente y de buenas intenciones.
 -¡Hola! ¿Por qué usas pistola?
-¡ Ja,ja,ja! Verás esto lo uso solo si es necesario, nunca para lastimar a nadie.
-¿Lo usaste para atrapar a ese feo ladrón que le quitó su reloj a mi mamá?
-¡No! No fue necesario. 
 -¡Bueno Luis me tengo que ir! 
 -¡Esta bien Susana! Solo si aceptas salir a cenar mañana conmigo. 
Mamá me miró indecisa, buscando una aprobación mía, yo me di cuenta de eso y lo asentí con la cabeza.
 -¡Está bien! Dijo ella
-Entonces te recojo ¿Dónde?
-¿Te parece si nos vemos en la Plaza de Armas?
-¡Perfecto!
-Entonces ¡Hasta mañana, Luis
-¡Hasta mañana Susana!La plaza de Armas de Arequipa  es un lugar muy bonito, me gusta por el Tuturutu  y por qué puedo jugar con las palomas, a parte la catedral de Arequipa con todos sus atrayentes hacen un lugar mágico para pasear.
Ya en la casa de la abuela mientras probaba otra rebanada de pastel de manzana, le contaba nuestra aventura y sobre la cita de mamá, ella estaba muy emocionada, Tito también estaba feliz de que las cosas estén mejorando.