MICHELLE YAZAR -COLOMBIA-

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PÁGINA 15

Creadora del podcast literario “Escritos de un poeta”.
Es también llamada como "la escritora del Oriente" por su trabajo en redes sociales y seguida por miles de fans de Asia.
En el año 2019, publica bajo la antología Entre 4 paredes, de la Editorial ITA[2]​ su cuento corto titulado “María Isabel”, historia que relata el amor entre una gitana y un marinero español, cautivando al público durante su estreno en el año 2020.
Participó en la revista digital Poetas amigos, del escritor español José Antonio Hervás[3]​La antología Ecos del dolor, fue publicada en el año 2021 por la misma editorial. En este libro, Michelle participó con su escrito El dolor de Raquel, relato que trata la historia de una niña que vive en el barrio Jerusalén, en ciudad bolívar y quien, por una desafortunada situación, su madre la vende a unos drogadictos del sector, abusando sexualmente de ella. Sin duda, en este relato se muestra la problemática que viven miles de niños y jóvenes en Colombia, a costas de un abuso sexual y las drogas; historia que está basada en el caso de la vida real de una de sus protegidas.
 
Luego, Michelle publica su primer escrito de bruma negra, en la antología Crimen en soledad. Cual título “la casona”, refleja el misterio, crimen y terror con cada uno de sus personajes, cuyo contenido es de clasificación B (solo para adultos).Actualmente, Michelle hace parte de varios proyectos para ayudar a fomentar la protección de los animales y el restablecimiento de los derechos de las mujeres ante cualquier abuso en su país natal.
 
Escribe para varias revistas literarias de Iberoamérica, participa en charlas, entrevistas literarias y finalmente, dirige su programa radial. Es post-productora del Podcast en Spotify titulado Escritos de un Poeta, episodios que son lanzados una vez a la semana.
 
Tiene un perfil muy amplio y activo en redes sociales, donde sus fans pueden estar más cerca.
Redes sociales: https://linktr.ee/MichelleYazar.77
Datos de contacto:
Correo : mirto712@gmail.com
Teléfono :+573227130874
 

EL PRÍNCIPE DE LA MONTAÑA

 

Sofio Miguel Vera cruz Mendosa fue como le llamaron sus padres, la señora Rosa Inés Mendosa Ramírez y don Omar Miguel Vera Cruz Rodríguez, gitanos que en su juventud, llegaron buscando buena fortuna por estas tierras. Entre la libertad y sus costumbres, se enamoraron de estas hermosas regiones trabajando arduamente, más para la señora Rosa, el no poder tener hijos era una tristesa que le abrumaba el alma.
Los días pasaron y entre la vida o la fortuna, les daría la posibilidad del tener un chiquillo.
María, una joven viuda con un bebe en su vientre, vivía con dolor permanente desde que perdió a su esposo. Para la joven era tal la dolencia que no soporto vivir más, hasta que dio a luz a su pequeño hijo, y luego dejando una carta, daba su última voluntad: A su pequeño se debía dejar a cargo de la señora Rosa Inés, pero con la condición que su enseñanza principal fuera su cultura y su buena educación como la de un buen gitano, y asi es como Sofio Miguel Vera Cruz Mendosa fue llamado por sus padres adoptivos.
Creció el chico rodeado de amor y respeto. De la pasión por los caballos y los perros, uno en particular al que lo llamaba Fantasma; muy astuto su pequeño amigo. En las montañas por las cuales corrían como el viento y cuando se colocaban junto aquella quebrada, Sofio se sentaba sobre una roca y miraba las aguas, tomando pequeñas rocas que tiraba. Siempre se le veía cargar su guitarra que tocaba muy bien, era como si el sonar de las aguas y el sonido de su guitarra se confabularan juntas.
En uno de esos dias, Sofio estaba en el mismo sitio. Al mirar, vio a una anciana a su lado. Al momento Sofio le habla:
—¡Buena tarde tenga usted señora!
La anciana lo mira muy atenta, mientras él prosigue —: ¿es usted de esta región?
—No—, contesta la anciana.
—¿De dónde viene? —, insiste Sofio, a lo que la anciana le responde —: canta usted muy bien estimado joven.
—¡Gracias señora! Cuéntame… ¿Que hace sola en este lugar?
—No estoy sola, siempre vengo a escucharlo.
Sofio se queda mirándola y luego le alega;
—pero… ¡Hasta ahora la conozco!
—tienes razón joven, pero siempre lo miro tocar su guitarra y jugar con su perro. ¿Le gustaría un poco de jalea joven?
Él mira que ella no tiene nada en sus manos y piensa: “¿será que la señora alucina?” —¿Quiere jalea? —, pregunta la anciana nuevamente.
—¡Gracias!, fuera usted tan amable…
Entre tanto la señora comienza a sacar una rodaja de pan con un poco de jalea, el chico se pregunta otra vez, mirándola con extrañes: “¿y ella de dónde sacó pan y jalea? Esta mujer es muy extraña”. Más el muchacho le recibe mientras cruzan unas cuantas palabras más.
—Y cuéntame… ¿Cómo están tus padres?
—¿Como conoce usted a mis padres?
Entre tanto que come el resto de pan, mira nuevamente para ver a la anciana y se da cuenta que ella no está. Él se incorpora y mira para todo lugar, pero no tiene ni idea a donde habrá ido la mujer. Esto le causa un poco de temor y parte tan rápidamente para su casa.
Al llegar a casa, Sofio habla con sus padres que se encuentran con sus abuelos en ese momento frente a una chimenea, esta  es una casa de madera muy acogedora. Éste les cuenta lo sucedido, mientras ellos se miran entre sí casi extrañados.
—¿Que dices hijo? —, le pregunta don Omar y le añade —: ¿Quién era la mujer?
—No lo sé padre.
 —¿Y cómo era ella hijo? — le pregunta la abuela, a lo que el muchacho le responde—:  esta mujer era muy amable, de cabellos como el color de la luna y sus ojos azules. Les aseguro que su mirada era muy aguda, y me pregunto por ustedes—. Les señalo el chico mientras descarga su guitarra.
—¿Que dices hijo? ¿ella nos conoce?
—Si madre, además me dijo que le gustaba como yo tocaba mi guitarra y que era la piedra dorada de los gitanos… Padre, ¿que quiso decir ella con esto pregunta?
El silencio aparece no por mucho tiempo.
—¿Sabías hijo que vinimos hace mucho tiempo de nuestra nación para estas tierras donde naciste?
—Si lo sé ¿pero que tiene que ver la mujer que me encontré en la orilla del rio con lo que dices?
—hijo alístate, partiremos…
La inquietud ronda el corazón de la madre de Sofio.
Los dias pasan y noche tras noche, los sueños extraños venían al joven, pero sin explicación para lo que le acontecía. Aquello pájaros azules que miraba cuando recorría aquellas montañas que tanto amaba, eran magnificas para él. El recorrerlas montado en su caballo Fantasma era lo mejor que el tenía, la libertad que sentía no era comparable.
Los dias transcurrían en su Santander, lugares de paisajes hermosos. El olor de la caña, del café y el sonido de las aves. Sofio se sentía afortunado cuando tocaba la guitarra, era como si llorara su voz, era como guirnaldas y castañuelas. Se colocaba sobre esa inmensa roca y bailaba con el viento.
En ese día, en el transcurso del camino le sale al encuentro la misma anciana. Ella le saluda:
—¿Como esta mi gitano?
—Bien señora y ¿cómo está usted?
—Bien hijo, vengo por ti…
—¿Como dice?
—¡Si!, usted es el señor de las montañas.
Sofio mira extrañado a la mujer y le dice
—¡Está usted bebida señora!
La anciana lo mira detenidamente y le dice:
—has memoria de todos tus sueños.
—¿Cuáles sueños señora?
—Los que has tenido, ahora ven y acompañame.
—Es evidente que no lo haré—, y se apresura Sofio a salir de alli, cuando sale a su encuentro el ave azul. Sofio pega un salto hacia atrás y se pregunta “¿qué es lo que está pasando? ¿ha luego estoy soñando?”, y se pellizca un poco.
La noche cae y en casa, los padres de Sofio se hacen cuestiones sobre la tardanza de la llegada de su hijo a su hogar. No pasa mucho cuando fijan la silueta de Sofio que se acerca caminando, a su lado izquierdo va su perro y al derecho su caballo fantasma. Sus padres salen al encuentro, y todos entran a la casa. Sofio se sienta asustado en un sillón acogedor.
—¿Que te pasó hijo? —, y él les relata todo. La preocupación de sus padres es inminente, pero recuerdan las palabras que María (su madre nativa) les habría dado antes de morir. Al intercambiar miradas, un oscuro frio corre por sus cuerpos, cambiando el semblante de sus caras.
—¿Padre que sucede?
—Hijo es una larga historia—, le responde Omar con un suspiro. Su abuelo les manifiesta su deseo para que el muchacho sepa todo.
—¡Que alguien me diga que está sucediendo! Padre…— suplica el joven.
Ellos se hacen al lado de Sofio Miguel, y le relatan todo.
—Lo que no entiendo es ¿por qué esa anciana me persigue?
La abuela le acaricia y dice: —Tú sabes que te amamos, siempre serás nuestro niño.
—Si abuela, pero no me iré con la anciana, ¡no lo haré!
Don Omar le dice a su familia: — entonces partiremos de este lugar y no entregaremos a nuestro hijo.
A medida que las horas ha pasado, Sofio no ha vuelto a salir de la casa, mientras sus padres preparan todo para partir en esa noche lluviosa. Las melodías de guitarras sonaban en los vientos, era algo que atraía a Sofio y su familia lo sabía, pero el dolor no era más superable que el amor por su hijo. Tocan a la puerta una y otra vez, la señora Rosa pregunta: —¿quién es? —, pero no responden. Insisten en tocar a la puerta y es cuando la madre de Sofio abre, aparece una señora que les pide un poco de refugio y al verla, ellos la mandan a seguir. La abuela le pregunta:
—¿Es usted de esta región?
—No—, contesta la mujer, —solo estoy de paso. Vengo por una razón… El padre de los vientos y los montes manda por su hijo.
Mientras ella hablaba, ellos piensan que la señora esta trastornada.
—No piensen eso, yo estoy aquí por lo que me encomendaron.
—¿Que dice señora? ¡A mi hijo nadie se lo llevará!
—Ustedes no lo pueden impedir, vengo por él…
La puerta de la casa se abre y entra al lugar el pájaro más hermoso de color azul, tal como sofio lo describió dias antes a sus padres. Todos están sorprendidos y en seguida la anciana aparece en el lugar. Sofio se pone de pie, mientras la mujer le dice:
—Señor hemos venido por usted. Sí usted no lo hace, las montañas morirán y el Reino de su padre.
Sofio mira al pájaro azul y le pregunta:
—¿es usted el mismo del bosque y de mis sueños? —, Sofio piensa y con ruego, habla:
—Padres, tengo que partir con ellos… Abuelos  tengo que ir.
La anciana lo toma de la mano: —¡Ven hijo!
Don Omar les dice un poco alterado: —¡no se lo llevarán! —, pero todo esfuerzo es inútil, Sofio corre y los abrasa, partiendo Safío a las montañas.
Cuentan desde entonces que alli habita el anciano de las montañas, que es un joven de cabello como el color de la luna, de hermoso padecer, que es un noble hombre.
Muy pocos lo han visto en la orilla del rio, danzando y cantando. Que de esta historia cuentan, que su madre se enamoró de un hermoso señor y después que él falleció, ella murió de pena, pero quedo su pequeño hijo.  
Cuando los enamorados salen a la luz de la luna, se escuchan la melodía de una guitarra y el baile de un gitano, acompañado con su caballo y un hermoso perro. De los padres de Sofio se dicen que murieron en esta región en compañía de sus abuelos. Su pueblo sigue recorriendo tierras en busca de Sofio, el príncipe de los gitanos.