NELSON ROQUE PEREIRA -CUBA-

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PÁGINA 25

 

Nelson Roque Pereira (Ciego de Ávila, Cuba, 1966), Poeta e Investigador histórico; Licenciado en Estudios Socioculturales. Labora en el Museo municipal de Ciro Redondo como Museólogo. Miembro activo a la Unión de Historiadores de Cuba y a la Sociedad Cultural José Martí.
Como parte de la labor que realiza como creador literario pertenece al taller literario “Olga Alonso” y, a la Organización internacional POETAP (poetas de la tierra y amigos de la poesía) en España y, ELILUC (Encuentros literarios Internacionales Luz del Corazón) en Estados Unidos.
Premiado en los concursos “El Águila de la Trocha”, “Batalla de Mar Verde”, “El guajiro de Yamagua”, y en Encuentros debates de Talleres literarios. Parte de su obra ha sido publicada en revistas, periódicos, plaquettes, boletines literarios; poemario “Por los cauces de la noche”, España, 2020; “Libro Internacional Puente de palabras XIII 2016” Argentina; en Antología mundial “Poetas siglo veintiuno”, España; “El abrazo del Nogal de Daimuz”, antología Lorquiana tomo II, España; “Ágora de la poesía” España; “Alhucema” Revista Internacional de Teatro y Literatura 2019, España; Revista digital Literarte, Argentina; en varias antologías foráneas y en páginas Web de Cuba y del extranjero.
 
Nacionalidad: Cubano.
Redes sociales: Facebook Nelson Roque Pereira.
Contacto: móvil +53 56744612.
                 WhatsApp: +53 56744612.
                 Email: nelsonrp27@nauta.cu
 

 

Andares

                                                                 Llegar allí es tu meta.
                                                         Mas no apresures el viaje.
                                                                             Ítaca. Kavafis.

 

Un día dijeron que Ítaca estaba
cerca de la ciudad del orden,
los álamos y las columnas.
Pero alguien decide los vientos
que desdobla el caminante
en rapto de los violines.
 
No importa la ruta o la fogata
si la madera se vivifica
cada amanecer, deslumbra,
entra un espejo en cada pecho,
y los brazos se nos tornan metas,
truenos en los senderos de estatuas.
 
Oh túmulo donde pernoctan los dioses!
Un día dijeron que Ítaca estaba cerca,
allí donde los remos se aprestan al viaje,
y el sentido se desgrana en andares
como el picapedrero sobre la mañana,
dando forma permanente
al sudor en las manos del hombre. 

 

*    *     *    

 
 
Adónde vamos
                               

                                      “Venimos de la noche y hacia la noche vamos”.
                                                                  Vicente Gerbasi (venezolano)

 
Al que cojea y cae
le preocupa el vino que se derrama
sobre el hilo del mantel
que tejieron nuestras edades.
Salvo pequeños partos
de creaturas sobre la mesa,
sólo queda la lectura
de los libros del buen testigo
y de otras páginas con antorchas.
¡Cuánta siembra de granos
en espera de la germinación!
 
Hubo un tiempo para marcar
los pasos hacia el arroyo,
hoy se resiente la duda
y el escozor sobre la espalda
teme al desenlace
de las molduras del camino.
Quiero creer en lo no pasado,
ni en el incendio del sasafrás,
tachar los nombres de las encuestas
de adónde vamos, si al frente
se oye un rumor de huesos
en el drama de la memoria.

 

 

*     *      *

 
 
Alas blancas
                 

 … dos alas blancas, acariciando tanta vida ya a punto de brotar.
                                                                                      Eduardo García/Brasil.


Qué de golpes en las manos
dan los martillos en los amaneceres.
Un trasiego de huesos en el escalofrío
de monedas sobre la piel
amanecer de compra y venta
un latido de azúcar y sal en la canasta
lo pasajero de la cáscara de la naranja.
 
La mano encallecida en el azadón
de un reloj de arena  la metáfora
en los golpes de pétalos en la piel.
El graznido de una estación a otra
la primavera siembra los confines no trillados
en las aspas del cuerpo.
 
Son las maneras de trazar y deshacer el plano
sobre el sudor de la frente
con las nervaduras de la letra M.
Así nace y tienta la cadena de un abrazo
como se contiene y gasta la luz entre los dedos
la jabonadura en el descosido de la huella
y a veces el desgarre por el metal
del cajón de zapatos que aún tiene sueños.
 
Cordón umbilical de días como estos
En que las manos se doblan en las curvas
Y las venas cierran pero no han cerrado.

 

*    *     *

 
 
Al golpe de los Buenos días
 
Fibras de que de la noche aquietan
las espumas del día.
Lo esencial se abre en dos,
como la navaja
al cruce de las palabras.
Serpentinas que al amanecer
se entroncan con la sal vivida.
Qué de formas para expresar placer,
adoquinadas en el tráfico
verbal de los vendedores.
Así van los hombres,
alternando de poetas y sastres
el golpe de los Buenos días
desde el bronco ritmo de la pobreza.
Nada es como es. Modestia.
Todo se envuelve en terrón
Y guijarros, en los ciruelos
más duros del invierno,
unas veces mal vestidos,
otras con un mapa en las manos,
el ancla que nos eterniza.

 

 

*    *     *

 
Aguamanil
 

                                        … alzo y amaso los restos de mí mismo.
                                                                                       José Martí.

 

La reja muestra un poco de polvo
en los barrotes del tiempo,
y su ruido urbano
se asemeja al negativo de la vida,
un rompecabezas con más fichas
y fronteras que la casa de uno de uno y todos.
 
Una puerta que cierra y abre
antes no sin cobrar la entrada
al albedrío de los días,
así se cuecen a la carne
desde el lunes los golpes de libertad
tras el rastro de los sueños.
 
Reja con un poco de polvo
que se niega a traslucir
la rendición de la luz matinal,
el alce y amase de las gotas seminales
desde la caja del eco
hasta el lomo de los libros.
 
Aguamanil discreto que poco a poco
se asemeja a las interrogaciones
del que lo asía
antes de encerrarlo todo.