JESÚS LLANES ESQUIVEL -MÉXICO-

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PÁGINA 34

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HENRY HALLER.

Narrador y poeta. Ha logrado primeros lugares en certámenes literarios convocados por prestigiosas universidades e instituciones, a nivel estatal, nacional e internacional. Autor del libro de cuentos ya agotado “Ciudad ideal”. Acaba de publicar su segundo poemario “Morir Amor Morir”. Participó en antologías de sellos editoriales de otros estados como Guadalajara y Ciudad de México. Acaba de ser publicado un relato suyo en España. La UACM, le entregó un reconocimiento por su aportación por su aportación a la sociedad humanística y filosófica. Su trabajo recién ha sido reconocido en Mazatlán. Terminó el 2021 publicando narrativa en la Revista Literaria Trinando, y comenzó el 2022 publicando “La Rosa Roja”, un cuento en la Revista Horizonte gris.

 

Facebook: Harry Haller (el lobo estepario)
Correo: jhaller097@gmail.com

 

 

Esos ojos


en el tiovivo
de astras de su mal dormir
explotan  como vientre de muerto   No sabe
vivir   no quiere
                         Ojos de sal
 
La desesperación los evapora   Nubes
ponen al ojo solar que todo lo ve
al iluminar su celda   Ama
las púas del crepúsculo
                               Ho
                              ojos
fiscales de los tendederos de versados
donde sólo cuelgan vulvas y falos
Ojos de sangre huyendo de libros   La línea
indirecta de la calumnia es su cuerda floja   Ojos
de niño suicida –le dice su madre–
abren sepulcros   ay   en mi frente
Son rayos sin tempestad
en la noche sin ojos

 

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DICEN SOY UN CHICO FUERTE


Cómo tirar
de un verso con la mano que hizo añicos
vasijas de oro de otros ojos
Qué valor para llamarse poeta
Mejor cercenarse los dedos
Morir de amor no es vida
                            Ya tuve
una mano así
Ni la caravana de un premio literario
el cloro de un beso
lograron resplandeciera
Escribía morada   sinvergüenza   y   aunque
se han tallado crímenes peores   ninguno
como en aquella tertulia cuando mi mano se agitó obscena
contra la pluma de una hembra
de cisne cantor
Me decían el Chico Fuerte
Qué valor para llamarme poeta   tirar de un verso
y después de torcer pescuezos querer dar a luz
amores


 

 *      *        *

 
 
ARRODILLADO  en el pozo de la palma
de tu mano
imploré disipación o despertares claros
Borré tanta infamia con la cinta de mi mirada
                                                          Fui atado 
antes suavizado con Valium
                                             En tu mano
mis manos en oración se descarnaron
antes de sacramento cayó el rocío
sin que supiera quién lo lloraba
Arrodillado en tu mano horadada Vida  
cargué mi cruz   caí en espiral
batido por tus aspas
En ese moler oí sisear la serpiente   supe
que tiniebla no divide sus tinieblas   y tengo
toda una muerte por delante
 
 

 *      *       *

 
 
NO TENGO RELACIONES CORDIALES
                        con el televisor  
celulares   los políticos   menos
con los muñequitos de los noticiarios
Tampoco con los cielos azules   los gerentes de recursos
espirituales   el alcohol   dinero
Me enfurece llamen a la puerta
así sea una vocal
Ardo en llanto si es un vendedor de biblias
o la anciana
de mi madre
No sé   pero
rechazo a quien promueve su perfil
                          y no un buen canto
Incendio contratos laborales en blanco o gruesos
de prerrogativas   Suelo escandalizar trinando
llamar yo mismo a la policía
Me desasosiega estar sin mí
                          en el centro
de una consonante del verso anhelado
No saber cómo regresar a casa del poema

 

 

*     *      *

 


CUANDO LA LUNA CAE
EN EL OTRO EXTREMO
Y FALTA UN TRAGO DE VINO


Hoy pateé a mi perro
Rodó como pelota sin aire   regresó
adorando mis pies   Veló mi sueño
A media madrugada   la resaca   no había
onza de vino
Las cosas no podían quedar así
entre mi perro y yo   Me hacía
daño asomarme por las ventanas de sus pupilas 
Traté de lastimarme con una hojita de acero   Él
lamió mi vómito   lloró como príncipe
La luna cayó en el otro extremo
Fui y me sepulté lejos

 

*    *     *


 
MIENTRAS BARRÍA


No pasaba una hora sin que quisiera matarme   Los muchos
libros eran mi clima perfecto también un dolor necesario
No me placía (como dicen) alterar la organización familiar
a mitad de un domingo irrumpir en sus reuniones después
de arrastrarme por los túneles de la depresión La lujuria no
hizo su fogata en mis pupilas así haya tocado a mi puerta
en mala hora Una vez me pusieron un filo en los testículos
sonreí porque en cada objeto veía formas de matarme Una
mujer de quien me gustó su escoba Su sangre era buen vino
mientras barría me preguntó:
                                               qué esperaba
                                               de la muerte
Metí mi lengua en su boca mientras la abría para decir:
Tenemos planes me amas me lo dijo un pajarito
No fui poeta más que para ella y ella me estranguló
con sus piernas como hacía mucho no No
pasa una hora sin que quiera vivir
                                             Vivir
Seguir viviendo sin hacer puntuaciones ni signos