MARIO FLORES -ARGENTINA-

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PÁGINA 41

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Es escritor, editor y becario del Fondo Nacional de las Artes (ARG). Participó en la residencia ENCIENDE de la Bienal de Arte Joven (Centro Cultural Recoleta, 2017) y en el 13° Festival Internacional de Buenos Aires (Centro Cultural Kirchner, 2018). Recibió el Primer Premio del Concurso Literario Provincial en Categoría Cuento de la Secretaría de Cultura de Salta en 2018, y fue invitado especial del Instituto de Cultura de Carmen de Viboral (Antioquia, Colombia) para dictar talleres de lectura y escritura en la Biblioteca Juan Manuel Arango. Publicó la novela Hikaru (Editorial Nudista, 2018), el libro de cuentos Necrópolis (Fondo Editorial de Salta, 2019) y el volumen de poesía Tu fuerza primitiva [2015-2021] (Gerania Editora, 2021), que reúne su obra poética de los últimos siete años. Recibió la Beca Creación del Fondo Nacional de las Artes (Ministerio de Cultura de la Nación Argentina) en 2019 por El poder de los elementos (libro que combina diversos formatos narrativos: relato, crónica y guión cinematográfico) y en 2021 por Cacería (novela corta), obras inéditas a publicarse en 2022. Estudió Guión de Cine y TV, especializándose en series web, y es DJ de música electrónica. Desde el año 2020 realiza el live set Resonancia, una muestra sonora donde combina audios de lecturas poéticas con mezclas electrónicas y sonidos de la naturaleza.
 
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E-mail: mariosucede@gmail.com
 

 

SONETOS DE LA LUNA DE SANGRE
 
1.
Aparecíase la luna de sangre,
me reveló la noche solitaria
y pensé en todo lo dejado atrás:
el tiempo se escurría de mis manos.
 
Yo no quise amarrar el presente
al palenque del silencio lluvioso:
dejé galopar la vida furiosa
para que sea mi única respuesta
 
ante lo terrible, lo misterioso
lo que, ahora sé, no puede volver:
ver pasar las páginas de un libro
 
donde están plasmados a fuego
cada uno de los cielos estrellados,
cada verano que vivimos juntos.
 
2.
Ser testigo de todo lo que fluye
como la corriente del oscuro río,
dejarse sorprender por la fuerza
de sus aguas, a veces turbulentas.
 
¿Qué traerá la noche de los monstruos:
seres mágicos o bestias feroces?
Escribiré en la tierra mojada
tu nombre, los recuerdos, la vida,
 
a la orilla, en el fin del mundo,
traerá la madrugada el perfume
de una caricia lejana, el tacto
 
de la piel oculta y encendida.
Cada recuerdo se vive pleno:
vuelve a ser célula, a ser el día.
 
3.
Vengo del núcleo de la Tierra:
emerge despierta la palabra
y ordena nuestras latitudes
para acercarnos a través del fuego.
 
Lo humano que teme a la distancia
se convertirá en un inmenso deseo:
sentir el impulso, la energía
de los cuerpos haciendo eclosión.
 
Vine a decirte que la mañana
es fresca: podremos salir al viento,
nosotros fabricaremos lo eterno.
 
Caminamos las calles infinitas
sin miedo alguno de perdernos:
no cuenta el destino, sí la travesía.
 
4.
¿Viste aquel fuego en el horizonte
que arde inclemente noche tras noche?
Es ahí adonde vamos, sin dudarlo,
bajo la luz de la luna de sangre.
 
Vimos el resplandor del nuevo día
abriéndose como una herida,
y dentro de ella nos sumergimos
hasta sentir una verdad latiendo.
 
El camino se revela, nosotros
dejamos los vestigios que cantan
por encima de la oscuridad,
 
déjame guiarte a través de las llamas:
y despertaremos del laberinto
que alguna vez fue sólo un sueño.
 
5.
En tus ojos vi un cielo hecho trizas,
las aves negras volaban en círculos
y se precipitaban como lágrimas.
Me dejé llevar por la luz indómita
 
que irradiaba tu atardecer:
eras un ocaso dorado vívido
del que era imposible volver,
imposible habitar otro mundo.
 
En las tardes de sol nuestras miradas
se fundían en un lenguaje real,
una galaxia con sus propias reglas.
 
Por las noches, en busca de estrellas
dejábamos transcurrir el tiempo
sabiendo que nada más importaba.
 
6.
Buscamos el camino de regreso
guiándonos con la luz de los relámpagos:
una fuerte tormenta de verano
nos corta el paso y las palabras.
 
Antes, cuando todo era bruma
andábamos ciegos, adivinando
los designios secretos de los astros.
Hoy, el beso se va con el diluvio
 
que arrasa todo rastro de olvido,
para emerger de la memoria viva
como un fénix que aprende a volar
 
por primera vez sobre las ruinas.
Este sentimiento que es desvelo
romperá de una vez toda espera.
 
7.
Qué extraña esta forma de amar
todo lo que ha quedado tan lejos:
en algún lugar de este jardín
hay un corazón aún latiendo vivo.
 
Quiero cortar toda esta mala hierba
que crece alrededor de mi cabeza:
quedarme sólo con lo imprescindible,
despojarme de todo lo demás.
 
Las puertas abiertas son un mensaje:
no estamos solos en el universo,
las despedidas nos hacen añicos.
 
Aprendí, finalmente, que besarte
es enredarnos en lenguas mutantes,
en un silencioso modo de arder.
 
8.
Hace tiempo que vengo construyendo
un refugio para el fin de los tiempos.
Hace tiempo que te vengo encontrando,
hace tiempo te observo tras las nubes.
 
Sin embargo, el silencio en mis manos.
Sin embargo, las señales de humo
cubren el cielo, el sol y los pájaros.
Somos el incendio que asciende.
 
Has llegado en el instante preciso
cuando amanece en ambos mundos,
solamente para poder decirte
 
que hace tiempo que vengo amando
pacientemente, a lo lejos, tu música:
construyo un puente para alcanzarla