MARCELO PASCALE -ARGENTINA-

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Marcelo “Colo” Pascale tuvo su debut actoral en marzo de 1988, hasta la actualidad ha representado centenares de obras teatrales para adultos como infantiles, obteniendo premios nacionales.
En el año 2006 crea el Teatro de Títeres “Diabolo” que cuenta con cuatro espectáculos en cartelera (“Antonito, el panadero de la ciudad”; “Los fantasmas del Torreón”; “Golazo al ángulooo!!!” y “Queso a Queso”)
Desde su creación ha recorrido el país participando de más de cien Festivales Nacional e Internacionales de Títeres y ha visitado seis países (Venezuela, Bolivia, México, Ecuador, Chile y Colombia)
 
“Diabolo” ha recibido las siguientes distinciones:
* Mejor Espectáculo (Junín 2009 y 2011);
* Mejor Producción Integral (San Nicolás 2018);
* Mejor Propuesta Infantil (San Pedro 2019)
* Mención Especial a la Manipulación de Títeres de guante en los Premios “Javier Villafañe” (2018).
 
El Teatro de Títeres "Diabolo" fue declarado de Interés Municipal por el Honorable Concejo Deliberante de la ciudad de San Nicolás.

Marcelo Pascale es autor de tres guiones para Teatro de Títeres y guionista del programa audiovisual “TíteConozco”.
 

 

“Miradas


Cuando a Francisco lo estaba peinando su mamá para ir a la heladería, no se imaginaba nunca lo que le iba a suceder.
Su mamá le había puesto la remera que le regalaron para navidad y una bermuda haciéndole juego con sus zapatillas nuevas. Estaba impecable.
Aunque sólo tenía ocho años, parecía un adolescente que iba a una fiesta.
Le tomó la mano a su mamá y esperó que abra la puerta para disfrutar del sol de la mañana.
 
Cuando Ramón se despertó debajo del puente, con frío y su cara sucia, no se imaginaba lo que le iba a ocurrir.
Con sus escasos siete años salió hacia la avenida en busca de comida para él y sus hermanos que seguían durmiendo bajo los cartones y trapos rotos.
Hacía dos años que los habían desalojado de su humilde casilla y terminaron al lado de la peligrosa y atropellada avenida.
 
Francisco iba aferrado a la mano de su mamá, caminando entre el enjambre de gente. Y la apretaba más cuando debían cruzar la calle. Los autos, las motos y los colectivos que pasaban a alta velocidad le daban miedo.
 
Cuando Ramón gambeteaba entre los autos para cruzar la avenida, limpiar algún parabrisas o simplemente pedir una moneda para llenar su vacía panza y las de sus hermanos, parecía que jugaba entre ellos. Los zigzagueaba, los esquivaba, los eludía con tanta facilidad que parecía una rutina de algún arruinado circo.
 
El semáforo se pone en rojo, la gente se aglutina en una carrera hacia la otra vereda, esquivando a un pobre niño que estira la mano sin respuesta. Sólo otro niño lo mira, le cruza su tierna mirada.


-Mamá, esperá. Dice Francisco, sin dejar de mirar al niño que estaba en medio de la avenida.


-Qué pasa Fran?? Dale, que nos van a chocar!!
 

-Mirá, parece que tiene frío!!! Está temblando. Puedo darle un regalo? Así se pone contento…
-Bueno, llamalo mientras busco monedas. 
Francisco lo llama con la mirada y con su manito, Ramón lo ve y se le acerca ensayando una triste y pequeña mueca de sonrisa.
Hola, cómo te llamas? Yo soy Francisco

-Hola, me dicen Ramón.

-Te puedo prestar a mi mamá para que te cuide. Querés? Después me la devolves!!! 
Los dos cruzaron sus miradas y se rieron a carcajadas en el medio de la vereda y musicalizados por los bocinazos!!!

 

 

*    *     *

 

El niño juega


El niño juega solo
Con su sombra
Sus juguetes maltrechos
Sus sueños imposibles.
 
El niño sueña
Despierto
Lo que no le sucederá
Nunca
Ni aún dormido.
 
El niño sobrevive
deambula las calles
en un laberinto feroz
podrido
sin salida
 
Juega a ser valiente
Con sonidos de batallas
Naciendo de su panza
Vacía.
Doliente.
 
Es heroico soldado
Con sus manos coartadas
Por el frío acumulado
El trabajo obligado
 
Quiere ser poeta
Enamorarse
Pero el niño no escribe
Solo le salen garabatos
Inentendibles
Toscos
Duros.
 
El niño juega solo
El hambre choca sus sueños
con la indiferencia
con miradas esquivas
con caricias negadas.
 
Solo la luna juega con él
A las escondidas
en noches sin estrellas
Le ilumina la triste mirada
en el oscuro callejón
 
El niño,
Juega solo