ROLANDO DÁVILA SÁNCHEZ -NICARAGUA-

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Ingeniero en Calidad Ambiental con Maestría en Cambio Climático, Maestría en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural, con orientación en Gestión de Ecosistemas y Territorios. Ha realizado cursos de los idiomas inglés, alemán y francés; también ha practicado distintas artes marciales, en particular del Judo, y por lapsos el Karate Do, Tae Kwon Do, Hapkido y del Aikido. Ha trabajado en investigaciones sobre el estado de riesgo de extinción y distribución geográfica de abejas nativas en Mesoamérica, así como en muestreos, remediación y monitoreos de contaminación en suelos y aguas. Ha colaborado artículos científicos que describen la situación de la fauna de escarabajos copronecrófagos integrando los sistemas de información geográfica y publicado una propuesta para el tratamiento de pesticidas organoclorados. Fungió como cofundador del grupo universitario Lituz y de la extinta revista Letratosfera, acudiendo a numerosos cursos y talleres sobre guiones, poesía, dramaturgia, narrativa, cuento y encuadernación. Ha participado en diversas antologías de cuento y poesía, de las que destacan: “de azul a rojo, Voces de Poetas Nicaragüenses Siglo XXI” (compilado de autores, Nicaragua), Cultura Libre (Nicaragua), Brevestiario (Revista Brevilla, Chile), Microtextualidades – Revista internacional de microrrelato y minificción (España), Revista Tóxicxs (Argentina), Revista MonoDemonio (México), Escritos de Cuarentena (Colombia).
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Twitter: Ewigweibliche
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Para: S. C. Z. 

Ella era entropía, 
pura y verdadera,  
era la inevitable; 
tanto, que le tuve miedo.

 

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Memética 
Una construcción inequívoca 
colma el espacio artificial y natural, en virtud de leyes olvidadas 
trasciende lo humano y se plaga de sofismas. Es una ola que envuelve al mundo, una ráfaga tan potente como precisa, puede sacudir al planeta entero 
o eliminar una nación, 
pero se basta con burlas personales, y en hacer del olvido lo cotidiano. 
En este escenario se enfrenta a lo imposible, pocas armas son funcionales 
solo las que conceden y no son infalibles, sino que son una renta de control.
Las fieras son quimeras apacibles 
mientras se tenga dinero o una promesa. No hay guía para sobrevivir, 
todos los árboles generan el fruto prohibido y aún, peores consecuencias. 
Pese a desaparecer la noción de lo racional, es la realidad ansiada, la efigie de un holograma.

 

 

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Ñü, Las noches del tiempo
 

A: Jazmín Terán

 
Causalidad en una existencia efímera
o magia instantánea y prolongada,
materia idealista que brota en el espacio,
lleva lo temporal consigo,
más no puede trascenderlo.
 
Es relativo a ese juego musical,
sincronía atemporal en todo momento
aunque el rumbo sea siempre distinto
y sólo una certeza se pueda tener,
el uno del otro pero no viceversa.
 
¿Podrá nuestra coalición contra su fuerza?
Sí puede hacer de la noche un pestañeo
y del día hasta una vida estelar;
cuando el sentí-pensamiento es tan único,
cuyo poder imperecedero prevalece,
dónde tú te detienes.

 

 

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El Ojo que Refracta
 
¿Qué tanto puede ver un ojo
que una lagrima sin voluntad abandona?
Más luz y claridad sin duda,
tiene el poder y decisión, fuerza y valía,
es divino y sabio; como la leyenda de Odín,
como el cuento de Anna Rossell Ibern.
Con un ojo el azul tiene mayor intensidad,
no hay puntos ciegos
y hasta son blancas las tinieblas.
Un ojo ve la naturaleza humana,
percibe la esencia de todo,
no hay pesares ocultos
y hasta comunica paz.
Un ojo es desafiante, intrépido, osado…
Pero también de altruismo,
dirige mucho mejor el caminar.
Un ojo conoce la verdad,
es sincero;
pertenece al reino del más allá.
Ya con un ojo se soporta al mundo
pero sociedad no le puede.
Ese ojo conoce de límites y de esperanzas,
emite la luz filosófica con la que ve
y proyecta su iris por todos los colores y espectros.

 

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Mala Hora
 
Momento de infortunio para el viaje
hacia la cardinalidad del espacio conocido,
retrasado retorno justificado en estigmas
que desde el pasado van renovando y
agudizando el sollozo del ser.
 
De haber escogido otro tiempo;
estaría penando la estadía sin provecho,
el desvío de un objetivo subjetivo soñado.
 
¿Descenderá o ascenderá el corcel
que a la primera trompeta me sea prestado?

 

 

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Guerrillera
 

A: Ofelia Hill Rodríguez

 
No le conocí, no, no pude,
Tan solo le ví y le escuché.
-a veces, es que le temía;
a enamorarme y a toda ella-
Narraba sobre antiguas batallas
renovadas y heredadas,
razones de y para la humanidad.
Charlaba para inspirar y alentar,
exhortando a mejorar el mundo.
Se preocupó también porque triunfara
o que callera luchando.
A pesar de todo sabía reír y gozar.
 
Después de preparar y supervisar 
mi preparación,
siguió su camino.
A veces cuando la encuentro,
me saluda como a todos,
sé que todo sigue igual 
y que está bien.

 

 

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La misión


Su objetivo era enseñarle humanidad y volver dócil a la quimera, tras el fracaso de cantos y cuentos, tomó la experiencia de la forma del agua, viendo que su miembro dividido podía llenar dos espacios cercanos, fue placentero cumplir su deber.

 

 

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Impersonal


Te cepillas los dientes frente a un espejo empañado por el vapor de una ducha que no recuerdas haber tomado, de hecho, no recuerdas nada previo a ese momento, pero continuas la actividad por inercia. Tratas de reflexionar qué te trajo a ese instante, habitual en sí, por lo que es normal hacer actividades de forma mecánica sin consciencia de ellas. Pero, no recordar haberte bañado, es un poco raro, es una actividad que disfrutas y toma tiempo. Es de noche, lo sabes porque las luces están encendidas y tras la ventana no se percibe luz de día ¿Cuándo, en qué momento llegó la noche? Te das cuenta de que no recuerdas nada, no solo de los sucesos previos, no recuerdas nada en absoluto, toda tu vida hasta el momento se ha esfumado. Es como el primer golpe de consciencia, la activación del yo aún infantil desde el cual se tiene historia; ese nacimiento te ha vuelto repentino. Concluyes la actividad y cuando vuelves la mirada al espejo, tu reflejo no aparece, se ha escapado, pero se insinúa llegar desde atrás, como parado y avanza lento desde una distancia imaginaria perdida en líneas de convergencias focales. Llega a unirse, pero en ese momento todo se pierde, un colapso mental ¿Quién se unió si no sabes quién eres, si no tienes memoria ni de tu rostro?
Una voz habla ¿de dónde, estás solo? Acaso proviene del imaginario que se haya en el infinito detrás del espejo. La voz te llama ¿escuchaste? Dijo un nombre ¿el tuyo?

Estaba soñando, en mi sueño despertaba como un insecto alado ¿una mosca, una avispa? Descubrí que era una abeja porque siempre me han intrigado a un gusto formidable. Me vi, brillaba por reflejo de la luz de día a través de la ventana. Me tomó tiempo acostumbrarme a tener seis patas, sincronizar el caminado es difícil, pero comprendí que lo mío ya no era el paso sino el vuelo, extendí mis cuatro alas y de forma casi inconsciente o natural alcé el vuelo. Pretendía escapar por la ventana a conocer el mundo, cuando recordé algo curioso sobre el cuerpo de las abejas, se supone que al no ser aerodinámicas, no deberían volar, lo hacen porque ellas no lo saben, pero yo sí, al instante me desplomaba hacia el piso sin importar con cuanto vigor agitara mis alas; lo que debía ser normal cede a la teoría.
Un gran golpe contra el piso que resistí gracias al cuerpo tan pequeño, es menos afectado por la gravedad, más leyes en mi cabeza, a esto me reduzco, a una abeja que no puede volar, seré la burla de todas las abejas, hasta que les explique que ninguna debería poder volar y así las llevaré a la extinción y con ellas a la vida sobre la tierra, tras una serie compleja de interacciones… pero recordé que no sé hablar abeja.
Llegué a la ventana, al apreciar la vista, reparé que hasta entonces me había movido por la inercia de conocer demasiado bien la habitación. Era como abrir mis nuevos ojos compuestos, la vida hasta entonces cambió a un increíble desconocido, la composición de colores parecía una huella de calor y de olor, sin formas definidas y cambiantes con la brisa. Mi cuerpo lleno de vellos se erizaba y sentí miedo de no saber ver, pavor al desconocimiento, terror a lo que había sido una historia de equívocos. ¿Acaso era la verdad real otra óptica? No hay fantasía ni mente humana capaz de imaginar la maravilla de lo que veía, arte inusual, un cuadro torcido sin proporción y casi sin forma, no obstante, lógico; la locura eventual en la visión de un momento, evadir el espacio con nuevos matices.

Para dejar constancia, olvidé el tercer acto, se me ocurrió en una noche de insomnio, para la mañana se había ido. 

Cinco personas en una habitación, una de ellas es sólo espectadora, su presencia es ya casualidad constante. Dos fueron pareja un tiempo, ahora juegan al asecho de despropósitos, resultado previsible, habrá heridos. Los otros dos fueron compañeros eventuales alguna noche, ahora se huyen sin causa. La escena es típica de BDSM sin sexo explícito, más un juego transaccional. Una persona de la segunda pareja se lleva a otra de la primera, con el claro objetivo de dar salida a un deseo pasional expedito, es aceptado solo para causar celos, lo que no representa ninguna molestia. La persona restante de la primera pareja se lanza sobre su símil de la segunda para igualar el acto sexual por mera venganza, esta se concede porque desde hace un tiempo siente algo más que cariño y afecto, ofrece la oportunidad para algo más. Ahora, ¿cuántas y quiénes de estas personas son hombres y mujeres? Y más importante, en estas escenas ¿quién eres tú?