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CLAUDIA BALLESTER GRIFO -ESPAÑA-

Soy enfermera de profesión, aunque la belleza de la palabra siempre me ha seducido. Escribo narrativa y poesía.
Me muevo en el mundo virtual desde hace 3 años en el plano literario y estoy feliz con la gran acogida y el cariño que se demuestra a mis letras.
Actualmente soy administradora honoraria vitalicia en CAFÉ, POESÍAS, AMIGOS y algo más...Y me siento muy feliz de poder tener un contacto tan directo con mis compañeros autores.
He publicado un libro autobiográfico, CLAUDIA y estoy a punto de sacar el segundo" ESENCIA FÉMINA.
He publicado un poemario ilustrado de mis primeras 100 poesías, AMANECER y tengo en mi haber más de 1300 poesías que me gustaría vieran la luz.
Participo en varias antologías y revistas repartidas por el mundo y esto ha sucedido en un periodo tan corto de tiempo que me siento abrumada por tanta atención y cariño.

 

ROMPER LA DISTANCIA
 
Las ráfagas de mi tormento se llevan muy lejos mis recuerdos,
ese sentimiento tan profundo
que vestía de color el castillo de nuestro cielo;
de amarillo brillante la cúpula de nuestro amor en el vaho de un sueño,
de verde esmeralda la pared con el nogal del tálamo de seda blanca,
de rosa los besos que me prodigabas,
en un rojo intenso el bordado de nuestras iniciales en la almohada.
 
Solo tu recuerdo evoca esas nubes magenta
que me hacían cosquillas en el mar de nuestras olas abrazadas,
sonriendo el disco de flamantes llamas de fuego
en un gemido ahogado en la playa.
 
Me piensas en un plano de gaviotas aladas,
surcando ese techo de marismas azuladas,
arrepentido quizás de no estar conmigo en nuestra playa por el sol
bronceada,
acariciada con su lengua de brasa,
con la ventana de tus ojos
bajadas las persianas.
 
En ese púrpura de crepúsculo y plegarías,
se rozan los dedos de la nostalgia;
tal vez encuentres las huellas que mis pasos devolviera la arena,
tal vez el aroma de mi sentido
abrace las ansias de despejar el camino de mis rosas,
tal vez y solo tal vez, amado mío,
descubras la manera de romper esta distancia
y volver conmigo.

 

 

*     *       *

 
            TE PERDÍ
 
Me perdí en tu sonrisa,
en el aire que voltea tu cuerpo,
en tu mirada de lago tranquilo,
buceando en sus aguas de ensueño,
atrapada en tus encantos de fuego,
en la calma de tus gestos,
abrazando tu suspiro,
formando parte de tu viento.
 
Hace tiempo que tus pasos se perdieron en las dunas del desierto,
tus ganas de aventura,
tu espíritu inquieto,
la sed de la musa persiguiendo tu sendero,
obnubilado por el sol intenso,
el fantasma de la tormenta de arena se llevó mi sueño.
 
Ya nada queda,
solo tu memoria,
una tumba vacía,
la rosa hidratada de tus besos,
esos tan míos,
guardados en un cajoncito de mi recuerdo.

 

 

*     *      *

 

PEQUEÑA
 
Me sueño en la nada,
gravitando en un océano de olas negras gritando espesos silencios;
vuelo sin alas,
el desplazamiento cabalga en el rayo del pensamiento,
me siento pequeña,
más pequeña que pulgarcita escondida en el dedal del gigante
que habitaba los cielos,
vestida de purpurina,
los polvos mágicos de campanilla desvanecida
por no creer los niños los cuentos.
 
Me siento arrastrada,
la corriente es muy fuerte y soy impelida
a una feroz boca
que me traga sin dientes,
se elonga mi cuello,
se desdibuja mi cara en una máscara de vértigo y miedo,
mis dedos se afinan,
en sarmientos se convierten unos pies que no siento,
en bucle rodando;
me encuentro nadando en un medio nuevo.
 
Todo ha cambiado,
la paz embarga un entorno cálido de aguas transparentes;
me veo por primera vez enlazando las manos.
Mis pies tienen cinco dedos,
mis labios finos aferran el pulgar para succionarlo,
estoy creciendo y volteo la cabeza buscando más espacio.
 
Escucho la música,
violines y piano acompañados de clarines,
voces confusas,
pero entre ellas una
que acelera una patatita que me hace cosquillas cuando me alegro.
 
Otra vez... Me arrastra una fuerza que no comprendo,
veo una luz,
raudo buceo...
 
-Es una niña- escucho, alucinando por el grito que pego,
que ya respiro algo que se llama aire,
que ya distingo el color,
las texturas,
la voz de los que me dicen:
- ¡hija! ¡Bienvenida! Somos tus padres.

 

 

*     *      *

 
         EL FARO DE LA ESPERANZA
 
La esperanza vestida de verde organza con el broche de la primavera,
aroma de espliego y madreselva
con sus flores diminutas
luciendo los collares de su belleza,
perfumando los corazones
que palpitan despertando su somnolencia
para vivir momentos mejores,
para hacer de la noche larga un manto de fiesta.
 
La esperanza de la mano de la nostalgia,
de la soledad y la tristeza,
doctora de la emoción, brillante consejera,
que siendo bien cierto que no hay sol sin luna venidera,
los opuestos se llaman para ganar en significado,
para definir y reconocer los términos de la propuesta,
para cicatrizar heridas,
 guantes blancos de la quimera.
 
Ruego tu compañía,
amiga mañanera de dulces brocados,
de noches impías abrazada a mis desencantos,
consejera de pasiones por la mordaza no resuelta,
caricias de la aurora con el flan de sus pasteles
endulzando la blanca flor
de mi piel descubierta.
 
Ruego, entrañable jugo de mis entretelas,
bañarme en tu fluido de vida redentora de preludio de tormenta,
hacedora de la luz en la oscuridad de las temibles tinieblas
para andar siempre de tu mano y vencer el miedo y las miserias
y andando descalza en contacto con la tierra
absorber de tu sabiduría la amistad que me consintieras.

 

 

*      *       *

 
 
             NADIE
 
Caí en un pozo negro de lodo pestilente y pegajoso,
sin poder moverme,
sin oír ni sentir,
abrumada por el silencio,
sin entender impávida la parálisis del tiempo.
 
Caminaba mi sordo pensamiento por las callejuelas de frío pavimento,
me acompañaba mi sombra con el rostro serio de seguirme sin quererlo,
culpable la luna de coserla a mi cuerpo.
 
La triste navaja de la soledad mancillaba mi corazón hueco,
arrastrando los pies,
como demente sin alma buscando la calle del tormento,
cayendo las primeras lágrimas de la lluvia para lavar la miseria de mi lamento.
 
No supe a ciencia cierta cómo salí de casa
ni siquiera supe orientarme en aquel parque de mis recuerdos,
me senté en un banco mirando las luciérnagas del cielo,
escuchando tal vez el murmullo de alguien que atendiera mi ruego.
 
Nadie me contestó cuando rugió mi garganta herida de cansancio y miedo.
Nadie acudió en el momento que decidí levantarme,
encauzando mis pasos al negro oleaje,
entrando de a poquito,
rozando el helado líquido de mi sangre.
 
Tal vez me respondiera, Nadie,
cuando decidí reunirme con el manto oscuro,
seguir adelante,
que ya nada importaba,
que nadie me esperaba en ninguna parte.
 
Claudia Ballester Grifo
Claudia
Claudia Ballester Grifo
DÍA INTERNACIONAL DEL AGRADECIMIENTO

 

 

*     *       *

 
              MI CORAZÓN
 
¡Gracias, amigo!
Por estar a mi lado en los momentos complicados,
esos silencios desconchados en las paredes del pasillo,
deshaciendo fantasmas en las rígidas sábanas
que sangraban la fina piel de mi vestido,
quemando desinfección en las papilas de mis sentidos,
sudando dolor
inundando cada poro del alvéolo en su camino.
 
¡Gracias, amigo!
Cuando cogidos de la mano en ruego peregrino,
volábamos gaviotas en un océano de trigo,
marcábamos el silencio del destino
mirando en lontananza
las curvas de las montañas besando el cielo complacido,
de rodillas a sus pies el mar desmadejando sus hilos,
para hilvanar una melena de rizos tornasolados y bruñidos.
 
¡Gracias!
Por ser puntal en el sendero,
por sembrar de flores las orillas del río,
por remar la barca,
por ser mis brazos, mi boca,
mi dicha y mi marido.
 
Mil gracias por tu sonrisa siempre tierna,
tus gestos amables de cariño,
tus versos de poeta
sin tener pluma ni estrofas ni vinilo,
con tus manos rudas pero cálidas
mi mejor cura y alivio.

 

 

*     *       *


      SIEMPRE FUE ESPECIAL
 
Su padre le decía que no era de este planeta,
ella le miraba con cara de luna arrobada y extasiada por sus palabras;
él la abrazaba con sus satélites de escarcha,
anillos de fuego, polvo de estrella tiznando su nariz diminuta de niña sonrosada,
para ella el universo representaba su voz callada.
 
Su padre le decía que parecía hermana de la Caridad
y ella se enfadaba,
no quería ser monja, pero su corazón se entregaba... A las amapolas marchitas,
a los rebeldes sin casa,
a los que, errado el camino,
confusos se perdían y no se hallaban;
a las miradas suplicantes de pan,
a los que teniendo no se encontraban.
 
Su padre le compraba cuentos que ella devoraba,
creando un mundo imaginario que su creatividad regalaba
y ya creciendo... madurando su alma,
su padre la miraba,
sonreía y suspiraba
 y ella se sentía princesa en un campo de trigo y letras,
la semilla de su caricia...
el sol de sus alas.

 

 

*     *      *

 
       LA VENTANA DE MI PUPILA
 
Muere el ocaso en una agonía de colores,
paleta en mano de un pintor virtuoso que destila matices,
que susurra desgarrados bostezos en el último halo de luz,
que corre tras las nubes en un compás de corazones.
 
Se cubre el cielo del silencio de la noche,
apagadas las luciérnagas de magenta, naranjas y amarillos sabores;
se fueron en un trino de flores,
cabalgando montes
en busca de nuevos pastos donde dormir sus honores.
 
Muere el ocaso cada día para que la inspiración del poeta vuele,
se encuentre a sí mismo y su pluma baile con el pergamino de sus amores;
cuello almidonado de pensante reflexivo,
mojando en la tinta de su corazón peregrino.
 
Tal vez mi cuello luzca un escote de poeta generosa en su derroche,
tal vez,
como Jo en Mujercitas,
 ría mis melodías hasta que el fuego de mis entrañas encienda la chispa,
la pluma acaricie mis fuerzas más íntimas
y logre un beso de viento que inunde con su caricia.
 
Tal vez los fuegos de mis demonios salten la ventana de mi pupila,
corran frenéticos
y se embriaguen con la pasión que la noche fulgura,
acerquen sus manos de transparencia muda
y te encuentren, mi cielo
en ese horizonte de azul cintura.

 


 

Derechos reservados:
AUTOR: CLAUDIA BALLESTER GRIFO
PAÍS: ESPAÑA