LUIS ALFONSO CITALÁN MÉNDEZ -GUATEMALA-

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PÁGINA 43

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Nació el 5 de febrero de 1991. En la ciudad de Totonicapán, Guatemala. Graduándose de Maestro de Educación Física en la ENEFT, en el año 2009. Posteriormente obteniendo el título universitario como Profesor de Enseñanza Media con Orientación en Medio Ambiente, otorgado por la Universidad San Carlos de Guatemala. En el año 2020 egresa de la Universidad Mariano Gálvez, acreditándose con el título de Profesor de Enseñanza Media en Comunicación y Lenguaje.
 
Su pasión por la poesía la descubre a la edad de 12 años. Desde entonces, no ha parado de leer poemarios y novelas, dentro de sus autores favoritos resalta al poeta Héctor Rodas Andrade. También cabe mencionar que Luis Alfonso Citalán Méndez a partir de los 12 años despierta su interés participando en varios festivales de poesía. En el año 2009 obtuvo el segundo lugar en el certamen de poesía de los juegos florales de Totonicapán. En la actualidad ha compartido sus escritos en los eventos de Poetry Slam Guatemala. Ha colaborado compartiendo sus versos en el Blog “Memorias de un Destierro”. Este año, dentro de sus proyecciones tiene planeado lanzar al público, su poemario denominado “Sileykaír”.  Dicha obra está repleta de varias temáticas, escritas con una gran de riqueza de estilos poéticos.
 
Nacionalidad: guatemalteco.
 
Red social en Facebook: Luis Citalán. 
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ADIÓS AMOR MÍO.


I
Amor mío, antes de que te vayas,
acércate lentamente
al epicentro de mi corazón.
Contempla mi suave mirada de luna
que sigue besando tu compañía.
 
Aún no te has ido, y ya me abraza
tu ausencia con tanta tristeza.
Ten por seguro que guardaré
tus besos en cada estrella distante
que veas brillar en el cielo.
 
Perdóname por amarte tanto,
pero los recuerdos entre tú y yo,
viven en las mariposas primaverales
que posan sobre las flores silvestres,
y con tu adiós de invierno,
todas alzarán su vuelo al olvido.
 
II
En el fondo de tu corazón,
 sé que anhelas unir la gaviota de tu alma
al nido perpetuo de mi amor.
Sin embargo, comprendo que tienes que irte
porque a tus padres no les gusta
que las olas de la vida te lleven hacia mí,
no les agrada que hacia ti 
naveguen profundamente mis sueños.
 
No comprenden,
 que ahora más que nunca en tus labios,
aletea con más fuerza mi último beso.
No pueden entender,
que en el amor verdadero no debe existir
 estatus social ni condición alguna
para separar a dos personas que se aman
con toda la ternura del universo.
 
Absolutamente nadie,
logrará sacarte de mis sentimientos...
estoy completamente fascinado
con la radiante belleza de tu sonrisa,
y eso me basta para amarte hasta el infinito.
 
III
Tanto querían separarme
de las gaviotas de tus palmas,
que al final lograron su cometido.
Se empecinaron en manipular tu cariño
 para hacerte creer ciegamente,
que amabas las miradas de otra persona.
 
Ahora, por fin, tienes a alguien
con quien no tendrás
que esconderte detrás de la luna.
Ahora ya no tendrás, que contarle
 a tu diario los secretos reprimidos
de un amor imposible.
Esa almohada blanca dejará de enjugar
tus lágrimas melancólicas.
 
Escuché de tus bellos labios
la risa de un ángel,
pero no te reías conmigo,
qué envidia, como quisiera ser yo
quien te lleve de la mano a la luna.
 
Tengo que aceptar,
que soy tu llanto sempiterno,
y tu nuevo amorío, la felicidad rodante.
Tengo que aceptar, que se extingue
poco a poco nuestro amor
como se apaga la llama de un cerillo.
 
IV
A nadie quise,
con toda la nobleza del cielo
 como a ti vida mía.
Hoy tristemente anclo mi partida
a la cúspide de una estrella,
para que el fantasma de mi amor
no se entremeta en la miel
de tu reciente noviazgo.
 
Hoy me marchó bajo la brisa
con la frente levantada.
Porque te amé profundamente,
como aman las bellas rosas
 la luz del crepúsculo.
 
 No quería que nadie
te arrancará de mi vida,
y ahora lo ves, soy el propio verdugo
 quien decidió arrancarte de mi alma.
 
Tu último te quiero trajo consigo
la melancolía de todo el planeta,
que va apagando como nunca
la sonrisa de los ángeles.
 
V.
Querido océano, llévate esta lágrima
y dile que extraño su compañía.
Siento que su carisma me hace falta
un poco más que ayer.
Sabes bien que el corazón
se obsesiona con lo que no tiene. 
 
En este momento la soledad
abriga mi taciturna existencia,
tanto así que ya no le tengo miedo,
ahora juego ajedrez con ella.
 
  No fue fácil decirle adiós,
pero soportar la vil tormenta
de sus recuerdos, que ya me parece
verla en todo lo que existe.
Es tan doloroso en el vasto silencio
Como la derrota de un león orgulloso.