ANA GABRIELA BANQUEZ MATURANA -COLOMBIA-

                   >

PÁGINA 29

 

 

Es una escritora colombiana nacida el 3 de julio del año 2001 en San Onofre, Sucre. Ingresó en el 2018 a la universidad de Cartagena a realizar su pregrado en administración industrial. Su padre es Gabriel Banquez Contreras y su madre Elizabeth Maturana Ordoñez, dos agricultores que con mucho esfuerzo lograron sacarla adelante, al igual que a sus 6 hermanos mayores.
Su primera motivación para escribir fue adquirir una buena calificación en la asignatura de castellano, cuando se encontraba cursando 11 grados en la institución educativa Santa Clara (2017). Gracias al apoyo de su actual maestra Cleotilde Gómez y buena acogida de sus primeros poemas, decidió participar en diferentes concursos literarios.
El bachillerato fue concluido en el año 2017 con excelencias en sus calificaciones, principalmente en matemáticas. Se ganó un cuadro de honor por su habilidad en la escritura poética.
En el 2021, con tan solo veinte años, se da a conocer como escritora, al participar en la segunda edición del libro mi máquina de escribir, escritores del mundo.
 Posteriormente, escribe la novela, vida: realidad poco perfecta (2021), la cual es un reflejo real y sórdido de las vivencias de la sociedad, relatada a través de la poesía y el diálogo, esta ha sido publicada en más de 8 plataformas literarias a nivel nacional e internacional.
Le perturbaba la idea de que aquello que escribía no fuera lo suficiente bueno para interesarle a nadie. A pesar de que muchos allegados halagaban sus simples palabras con grandes intenciones.
Sueña con escribir una gran novela o libro trascendental que la conviertan en una escritora reconocida a nivel nacional e internacional, porque más que un premio económico o un trofeo, desea que sus palabras lleguen a muchas personas y que estas se encuentren en ellas.
Todos tenemos algo que contar, y esta es su manera de hacerlo. Y como bien ella lo pensaba, “Escribo para liberar mi mente de su locura.” Por locura quería decir, esa voz que en cada madrugada no la dejaba dormir tranquila, sin haber dejado plasmado en palabras lo que por inseguridad le daba miedo decir.
 
Redes sociales y contacto.
Facebook: Ana Gabriela Banquez Maturana
Instagram: @rame_maturana
 

 

Sentir


Amarte y dejarme trasportar llena de ilusión,
          esa era la utopía que tejía en un futuro perenne con tu amor,
                  Pero,
                        el hilo del sentir no me alcanzó.
Y qué más da,
           otro cáliz de amor derrumbado sin compasión.
                   Pero,
                           finalmente, lograrás ver a qué llegamos:
un instante de amor que se consumió entre labios y caricias que hoy arden en el recuerdo, y que no logró encontrar la salida del laberinto de un simple deseo.
¿Lo has imaginado?
Este sueño que nos cobra la cuota irremediable de una felicidad prestada, mientras tú voz solo queda en resonancia con posibilidad de olvidó...

 

 

*     *      *

 
Elegía


    Vente ágora aquí…
          Heme desesperada llorando,
                desamparada de alegría,
                       en llantos tristes gimiendo.
Ofrezco a tu deidad estos despojos:
      de vida,
          de miedo,
                de cordura.
Deléitate con mi elegía y muerte…
       Porque hoy,
 vencida mi fe, con el alma estremecida,
       se destruye mi vida.

 

 

*    *    *


Amor


El amor,
no se cree suficiente cuando el amar,
no alcanza para quién no desea ser amado.
y se esconde,
Se pierde en lo más profundo y recóndito del olvido.
Porque, simplemente en ese lecho oscuro siente que no pierde su luz.
Y canta,
melancólicas estrofas, sin saber si habrá oídos capaces de escucharle.
Y se muestra,
tan puro y bello, aunque no sea posible para los ojos mirarle.
Y te abraza,
te aprieta la vida, hasta alcanzar asfixiarte con sus brazos impalpables.
Te muestra felicidad, aunque no se olvide de los momentos de tristeza.
Y te hace admirar con total ceguedad los puntos fuertes de aquel,
que en medio de su involuntad añora estar con aquella,
que se vuelve tu competencia sin así pedirlo.
Y finalmente,
construimos nuestros lazos imperecederos, hasta que él muera,
o nosotros lo hagamos,
lo que suceda primero.
 
 

*    *     *

 
 
Lazos.
 
          Enlazados están los poros de mi piel a aquellas manos cálidas y calladas que sutilmente desvestían mis penas con amor.
          …Navegaban a trayectos cortos por mis debilidades; me hacían suya.
               Y en ese insolente robo, mis labios solo callaban.
Resistía con esfuerzo altivo mi vehemencia  por dar pare a tan indebida desfachatez,
             Pero, en poco tiempo mi cuerpo borró su necedad.
 
En él supe adorar el pecado, penitente en el silencio del placer…
             Entre sus labios hechiceros mis piernas hozaron temblar con tenaz gustosidad,
             sintiendo en plena altivez la encendida furia con que desvestía mi lujuria.
             De puro gusto… ¡Ay, alma mía! Te dejaste arrebatar la inocencia y pureza.
             Ya hoy, no vale cuán arrepentimiento cargue las penas mías.
 
 
 

*    *     *

 
 
Culpable.

¿Será inocente el hombre que bajo su miedo desprende la vista del sufrimiento ajeno?
Entre lagos de lágrimas y ríos de penas,
                     desasiéndose de la mirada,
                                     aún teniendo pedradas que pesan en la garganta.

Huyendo a ventajosas individualidades,
mientras realidades ignora,
haciéndose indiferente a esas frágiles vidas que huelen a martirio.

Cómo si entre muslos y piel,
                     no sé identificará con los dolientes demacrados desde el alma hasta la razón.
 
Sin derechos, palabras, voto u opinión, y quizás una identificación.
El don nadie, que no registra en tu mente o tu nación.
 
Y tienes voz,
                    porque eres bueno obedeciendo al sádico,
                              porque en tus ojos asomas mezquindad,
                                    porque tu alma es todo despojo de bondad.

Entonces mueres sin esencia de lucha,
y sufres, al llegar la culpa con la que en tus noches de conciencia dudas,
¿Qué bando merece mi ayuda?

 

 *     *      *

 
 
Madrugada de insomnio.
 
En esta noche oscura  sentada frente a la ventana  veo como la lluvia baña el suelo al tiempo que las lágrimas mis mejillas,
¿Será que el cielo es el reflejo de mi alma?, ¿Será que las nubes saben la tristeza que este tiempo me embarga?...
 
Los recuerdos me desangran la cabeza, me hacen naufragar en el mar de la tristeza, su voz en mi memoria me retumba en el silencio, mientras voy muriendo por dentro.
Tiniebla oscura y vacía, ¿Quisieras encontrar el brillo de la luna?,
Mujer prendida en el fuego del desamor, ¿Quisieras regresar a ese último adiós?.
 
Quizás algún día lo encuentren, lo descubran, lo sientan y lo vivan…
Noche implacable de aguaceros, vientos y lágrimas incesantes, sin tu luz todo parece estar perdido entre tinieblas, no derrames tu dolor sobre mí…
 
Mi piel morena rezuma la nostalgia, es un fenómeno único de la naturaleza…
Me siento como una pequeña pieza en el cosmos,  como un minúsculo ser racional que ha perdido la cordura por amor y decide vivir madrugadas de insomnio escribiendo historias de desolación.
 
 

 *     *      *

 

Él, mi ramé…
 
La presencia del tiempo derramado en los deseos que perdí bajo la niebla de la tarde triste mirando con delirio la infinita tristeza del cielo…
Todo reaparece en la memoria entre luces, sombras y misterios de lo vivido o sufrido.
Su mirada insistente, misteriosa y recurrente que oculta verdades y a su vez ilumina suavemente mi pensamiento más oscuro, me cautivaba en la plenitud de su ternura extraña.
Su cuerpo hermoso que adoré constantemente y la risa de su angélico semblante me alimentaba el dolor y llorando reía, en medio de ese trémulo suceso pensé, ¿Irán mis pensamientos a la riba?.
 
Escribí el amor con él sin contemplar una minúscula letra del alfabeto, tan sólo, presenciando su desnudes en la más impecable naturalidad.
Ese amor es el deleite de mi corazón, lleno de anhelos imposibles, en el etéreo espacio donde los mundos giran y la realidad disfraza su propio sueño. Siendo un sueño casi nada y más que todo. Sin querer perdí como una loca la razón observando sus ojos mágicos, irresistiblemente atractivos.
 
Era mi utopía. Ese inefable placer cuando lo veía,  provocaba que sólo él fuera aquel refugio de efímero sosiego y  así es el amor, un ramé.
Poseo tantos sentimientos vírgenes que quisiera explorar en su divinidad, y sentir por fin las minuciosas salpicaduras de ataraxia que me produce su cercanía.
 Ahora sabrás que era único. Caí en un arcaísmo de un corazón confuso, aún así, no tengo miedo, así que dejaré la puerta abierta, por si decide volver, adueñarse totalmente de mi alma y saciar este inefable placer que me causa su compañía.

 

 

*     *     *

 

 
Demente
 
Quería llorar el dolor que le baña el alma, salir huyendo a su suerte y ocultar demonios internos cuyas sangrientas llamas corrían por sus venas y le consumían como un vicioso a su cigarro o el fuego a la vela.
Hallarse envuelta en las mudas soledades, entre vida y muerte deseando descender a un mundo menos desastroso.
Miraba el demonio frente a frente, tras un traslúcido cristal, siendo el abismo de su perdición lo que mostraba el fondo de sus ojos, gritando blasfemias, mientras hiere su cuerpo desdichado.
Torturando a su mente por haber creado ese monstruo que le hace perder el control, mientras, entre demencia y euforia va arrancando su cabello con manos temblorosas, siendo consciente en aquel momento de su trastorno.

 

 

*     *      *

 
Prisionera
 
Viendo soplar los vientos bramadores, muy lejos de su jaula; se encuentra incauta sin libertad. Mientras, se vuelve un infierno la memoria que resguarda su pena.
Compasión me inspira este ave entregada al vago azar de la vida; sin evitar la tempestad oscura, envejeciendo al margen de su tiempo y escuchando el silbido del viento que no arropa sus alas.
Todo se volvía lóbrego y sombrío, cuando se traspiraba el miedo de quedarse con su dolor a solas.
Y sí, mi ave interna cantaba y lloraba, un sonido silencioso, uno muy callado, uno muy sigiloso…  Con el alma errante como el zafiro del alba, hasta alcanzar la línea de la nostalgia y una iluminación marchitará su razón.
 
Ya aquí, dentro de la noche, en medio de sus momentos de euforia por más que quería acabar con su realidad cerrando los ojos, no podía, porque en el tiempo de silencio, la memoria es difícil de callar y engañar.

 

 

*     *      *

 


Pobreza
 
Condenas injusto con la inmundicia humana, los deterioras poco a poco sin piedad, destrozándolos desde sus adentros y haciéndolos padecer de necesidad.
 
 ¿Los crees acaso indignos de equidad?, porque en una ciudad llena de riquezas, haces que el traje roto, los zapatos abiertos y el plato vacío les grité tu nombre.
 
Desde el nacimiento estabas acechando a los gentiles desafortunados, que siendo ignorantes de su fortuna, llegaron a este mundo a padecer enfermedades que van más allá de lo simple económico y más cerca del desequilibrio social.
 
Has robado su felicidad sin previo aviso, les arrancaste la posibilidad de ser alguien digno o, por lo menos, eso les has hecho saber a los afortunados que desprecian la humildad ajena, simplemente porque a ellos si les permitiste nacer en cunas de oro.
 
Los haces rebuscar entre los desechos de los demás sus más grandes manjares, considerando que gran parte del día les ha tocado comer aire. Los has hecho dormir en colchones transportables de cartón que sin duda alguna les permite explorar nuevos suelos, aunque les deteriore el cuerpo y los haga fallecer en pie de lucha del día a día.
 
 

 *      *       *

 
 
¡Estoy cansada!
 
Cansada del café a un cuarto para 6,
cansada del trabajo a las 7,
cansada de la rutina de las 8,
cansada de mi vida a las 9.
Pero, sobretodo,
estoy cansada del peso de mi mente a las 10.
                           Estoy consumida por el cansancio prolijo de la dura senda por seguir,
                         goteando en el almíbar de un deseo que incurren en el ápice de un sueño sin alcanzar.
                           ¡Hoy, el cansancio de la continuación pesa mucho sobre los párpados caídos!
 
 
 

Aurora: Ana Gabriela Banquez Maturana