RAY JAMEZ LÓPEZ CHÁVEZ -PERÚ-

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PÁGINA 35

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Es profesor del área de comunicación en el nivel secundario, actualmente trabaja en la Institución Educativa 40326 Juan Velasco Alvarado – La Joya, San Camilo, Arequipa. Ha publicó su poemario “En tu nombre “actualmente vendido en Amazon, también ha colaborado en algunas revistas digitales con algunos de sus cuentos, es miembro reconocido del Movimiento poético “Hacedores de Fuego” de la Casa del poeta – Reino Unido y Movimiento Juvenil de “Hacedores de Paz” de IFLAC WORLD.
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LA TRISTE VIDA DE DON ISIDRO
 

Las personas a veces juzgamos demasiado pronto a quienes no conocemos, tenemos el defecto de repudiar lo incomprendido, una tendencia de pre juzgar a alguien aun sin saber nada de aquella persona, y lo peor, que esto se hace contagioso, por ello me tomaré estas líneas para contarles la siguiente historia:
En la calle Pichitea, unas casas de clase media, gente común, alegre, dinámica, donde la ociosidad siendo madre de todo vicio, trae los chismes por doquier, desde las abuelas, seguidas por las madres y continuando con las hijas, historias de nunca acabar, por ello la calle Pichitea era muy conocida. Aquella tarde estábamos peloteando, pude pasarme a los dos defensas, estaba frente a frente en el arco, solo con el portero, iba a patear y en eso vi sentada a Juliana Arosquipa “la Muñequita de la cuadra” Ojos grandes, cabello corto, pestañas largas, nariz pequeña finita, una sonrisa de Afrodita y todas sus ninfas, hasta a los perros los hacia babear cuando pasaba, senos bien formados y aunque unas piernas delgaditas se veían lindas. 
-¡Patea Papu! ¡Patea, estás solo!
Recordé recién lo del partido, di una patada fuerte, pero se fue hacia otro lado, ni rozo al travesaño
-¡Pucha que eres gil! ¡Estabas en frente del arco! ¡Serrano tenías que ser!
-¿Qué has dicho bodoque?
-¿Que eres un grandísimo serrano!
-¡Y a mucha honra! Prefiero ser serrano y no un bodoque colorado
Me di la vuelta, según yo, terminada la pelea verbal y en eso me agarra del hombro y me planta un cabezazo justo a las narices, caí como un costal al piso, el bodoque se reía, mi nariz sangraba bastante, al darme la espalda fui hacia él, haciéndolo caer, lo agarré en el piso a puño limpio, me dio vuelta sentándose encima mío, me empezó a golpear también, tuvieron que venir Jiménez, Gutiérrez y Gálvez para sacar a la mole. Llegué a casa hecho añicos, polo con sangre, ojo hinchado, raspones en los codos, apenas llegué y la vieja comenzó con su cantaleta. 
-¡Fidel! ¡Fidel! ¡Tu hijo se volvió a pelear!
Me miró con ojos serios agarrándose el cinturón
 -¿Habrás ganado al menos? ¿Verdad?
-¡Bueno le hice la pelea! ¡No me iba a dejar!
-¡Ese es mi muchacho! ¡Todo un Roque!
-¡Ves lo que le enseñas al chico!
-¡Se tiene que defender!
-¡Vivo con unos trogloditas!
Bueno después de todo no me fue tan mal, al menos vi como Julianita me miraba, con esa sonrisa coqueta, ¿Será que le gusto?-¡Ojalá pueda ser cierto!  Sería lo mejor que me pasaría, fui hacia la ventana de mi cuarto, para asomarme  y ver si estaba por ahí, en eso lo vi, era don Isidro “el loquito de la cuadra” una mirada perdida, como observando las palabras del viento, desaseado, uñas negras, barba y cabello blanco, un saco mugriento, sin polo, pantalón roto, zapatillas grises con hueco y sin pasador, unos decían que dormía en una caseta de wachiman, su sola presencia invocaba a todo lo lúgubre y feo del mundo, hasta se decía que era mala suerte pasar por la misma vereda que él, tantas historias se habían tejido sobre aquel pobre hombre , hasta algunos rezaban solo con verlo, como si fuera un fantasma. Realmente un personaje dentro de la misma ciudad, eran tantas las historias tejidas sobre él, la más famosa y creíble era la siguiente:
No se sabe exactamente de donde apareció pero llegó hace quince años con su esposa e hija, se desempeñaba de jardinero, haciendo excelentes trabajos, una casita modesta en la última cuadra de Pichitea, el primer año de su vida en el distrito fue tranquilo, su esposa era una de las más hermosas de la cuadra y su hija también resaltaba por ese don, aunque las malas lenguas decían que mientras don Isidro trabajaba ,la esposa ganaba dinero extra de otros modos, muchos hombres entraban y salían de su casa, mientras el hombre no estaba, en una noche siniestra, llegó más temprano de lo habitual, descubrió aquel engaño, se dice que se escucharon gritos dentro de la casa, una pelea fuerte, al día siguiente nadie salió ni entro de la vivienda, pasando dos meses la casa fue alquilada por otra familia, no se supo nada de la hija y esposa desde entonces, solo el apareció como un alma en pena, una caricatura de lo que antes fue, todos los días a las cinco de la tarde aparecía para atormentar a la gente con su sola presencia, se sentaba en la baqueta del parque, donde una vez su hija jugaba vóley con las demás chicas, sin mostrar una sola emoción natural y tantos seres en la cabeza, eso era lo único que quedaba de nuestro vecino.
Al día siguiente iba dispuesto a declararme a Julianita, me encontré entonces con mi mejor amiga “Valentina”. 
-¡Hoy se lo preguntaré!
-¿Qué cosa?
-¡Me le mandaré a la Juliana!
-¡Hay Dios! ¿Tú también con eso? ¡No es la gran cosa!
-¡Estamos hablando de Juliana Arosquipa! La reina de mis desvelos y futura madre de mis hijos.
-¡Pablo Roque! ¡Por favor! No seas tan superficial 
¡Estás celosa!
¡Tonterías!  ¡Eres igual que todos los hombres!
Valentina admite tus celos hacia ella, todos se mueren por Julianita, en cambio a ti, ¡Nadie se te acerca por tu mal carácter!
-¡Eres un estúpido! ¡No me vuelvas a hablar
Diciendo esto se fue corriendo en dirección a su casa, tal vez le dije las cosas muy fríamente, pero alguien debía de hacerlo, no era mala persona, tampoco fea, era la verdad, lo malo de ella era su carácter tan impulsivo, pensé en seguirla por unos instantes, luego recordé a Juliana y fui a su encuentro, la encontraría en el parque como siempre, cotorreando con sus amigas , entonces le diría para estar, nada ni nadie impediría mi destino, estar con la más buena moza del barrio. 
Al llegar al parque justo la encontré, se veía tan hermosa, con una vinchita de mariposa en su cabello, su short azul de jean y un polo plomo manga corta apretadito. ¿Qué joven sería capaz de no quererla? Julianita era toda una reina sin corona, pero conmigo como su rey, en un par de años le construiría su palacio. El corazón comenzó a agitarse, me quedé tieso unos veinte pasos antes de llegar a ella, tuve ganas de retractarme, salir corriendo del lugar y esconderme por el resto de mi vida en un tacho de basura. Pero ya estaba en el ruedo, debía seguir, dispuesto a besarla por un sí o a aguantar las lágrimas por su negación.
 Continúe los pasos hacia mi destino, ella me comenzó a mirar también, lanzando esa cómplice sonrisa, no puedo negar lo hermosa que se veía, estábamos tan cerca, en eso como un fantasma aprecio don Isidro y todos se fueron expeditivos, en menos de dos minutos el parque quedó vacío, mientras renegaba mi mala suerte, justo cuando reuní valor para mandarme a la Juliana, aparece don Isidro, sentí ganas de reclamarle, me miró unos instantes y me terminó venciendo el miedo.
Llegando a casa hecho añicos esta vez por dentro mi madre me llamó la atención, doña Eliana, la mamá de Valentina me dijo que fuiste muy grosero con su hija, la dejaste llorando, ¡No puedes comportarte así con una mujer! ¡Ahora mismo irás a darle una disculpa!
-¿Solo por decirle la verdad?
-¡Harás lo que te he dicho!
-No me vas a obligar a hacer algo ¡Ya no soy un niño!
-¡Entonces compórtate como un hombre!
-¡Jamás podre, mientras me trates como a un niño!
-¿Qué pasa contigo Pablo? ¿Te das cuenta de cómo me hablas?
-¡Solo quiero que me dejes en paz!
-¡No lo haré! Y menos ahora, te estas convirtiendo en un vándalo y eso no lo voy a permitir.
-¡Siempre exageras las cosas mamá!
-¡Claro! Ahora soy una loca
-Nunca he dicho eso
-¡Estás castigado!
-¡Es algo injusto!
-No te pregunte si es justo o no ¡Estas castigado!
Me fui a mi cuarto echando chispas, con una angustia e impotencia, entonces se me metió la idea de irme de la casa, alisté mis cosas.
Esperé a las nueve de la noche, cuando todo estaba oscuro y como mi cuarto tenía ventana a la calle pude salir por ahí, llevaba una mochila sucia, dos polos dos shorts, un de zapatillas, mi pelota, un jugo y tres panes.
Estuve caminando un par de cuadras y en eso se me acercaron dos tipos. 
-¿Dónde vas causita? Suelta todo
Me quedé sin habla, llevaban una navaja en mano, uno me amedrentó por delante y el otro me quitaba la mochila, en eso el de adelante soltó el cuchillo como asustado. 
-¡Canijo! ¡Reacciona! El de adelante solo se quedó tieso, entonces el otro volteó
-¡Mierda!
Ambos corrieron despavoridos, yo quise, ver quien los había ahuyentado, era don Isidro, por primera vez no le tuve miedo.
-¡Gracias!
¿Qué hace un niño como tú solo y a estas horas?
-Me fugué de mi casa, ya no soporto a mi mamá. 
-¡Mmmm! Supongo ya tienes todo planeado para hacerlo.
-¡Así es! Me dijeron que en la capital hay más oportunidades, además soy bueno en el futbol, me meteré en un club y me haré famoso muy pronto.
-¡La vida no es tan simple! ¿Qué pasaría si te sucede algo? Como iba a suceder hace poco, además incluso para el futbol es difícil ascender de la noche a la mañana.
-¡Pero qué otra opción tengo!
-Siempre existe otra opción. Te contaré una historia, hace muchos años yo trabajaba de jardinero, vine con mi esposa Amanda e hija Carlita, igual que tú tenía muchos sueños, quería juntar dinero, comprar un auto ponerlo como taxi, luego seguir juntando, tener una flota de taxis, pero al llegar aquí las cosas cambiaron, nada es como nos lo cuentan, estuve bien un tiempo, en eso comenzaron los problemas económicos, me faltaba para el alquiler, en eso ocurrió otro problema, Carlita se enamoró de un chico del pueblo donde vivía antes, jamás lo acepté, por su mala reputación, ese fue uno de los factores para venirme, también me habían contado de algunas cosas inadecuadas en mi casa, quise llegar temprano, encontré al joven, la ira se apoderó de mí, lo agarré a golpes y lo eché de la casa, Carlita estuvo llorando toda la noche, a la mañana siguiente descubrimos que se había escapado con su novio en un auto, parece que la noche les impidió ver bien el camino y chocaron con un camión, murieron en el acto, lo último que escuché de Carlita fue un ¡Te detesto papá!  Nunca esperé escuchar eso de ella, era la luz que alumbraba, el día del suceso, esa luz se apagó y yo fui uno los causantes.
-¿Y su esposa?
-¡Ay! A ella a pesar de todo la amaba, siempre fue un apoyo, me reprochó también la actitud que tuve, discutimos también, cuando sucedió lo de Carlita, ella no lo soportó, se tomó un veneno a los días dejándome solo, ya sin ganas de vivir, habiéndolo perdido todo, esto fue lo que quedó.
-¡Lo siento mucho! En serio.
-¡Descuida! Pasó tiempo ya, pero si alguien, algún día podría cumplirme un deseo ¿Sabes lo que pediría?
-¿Qué don Isidro?
-Volver a esa noche, reivindicarme, hablar con el muchacho, darle una oportunidad, abrazar así sea por última vez a mi familia, decirle a Amanda lo cuan enamorado estoy de ella y a Carlita que siempre será un orgullo.
-¡Bueno don Isidro! Debo irme ¡Cuídese!
-¡Siempre hay otra opción! Nunca olvides eso, ¡La familia es lo más importante!
-Mientras aceptes tu error y enmiendes las cosas ahora que aun estas a tiempo, te convertirás en un orgullo para ellos.
-¡Gracias por su consejo don Isidro!
-De nada muchacho, hacía muchos años que me llamaban así.
-¡Espero podamos ser buenos amigos!
¿De verdad quieres ser amigo mío?
¡Desde luego sería un honor!
Vino y me abrazo fuerte, ya no sentía ese olor desagradable, solo una calidez sincera. 
-¡Ahora ve a casa y cambia las cosas!
-Eso haré don Isidro y gracias otra vez.
-Y otro consejo más, hasta la rosa más bella tiene espinas, aprende a ver por encima de tus ojos.
Llegué a casa, mis padres estaban de pie preocupados, recién habían notado mi ausencia, fui corriendo y los abracé a ambos. 
-¿Dónde andabas hijo? ¡Íbamos a llamar a la policía!
-¡Ya estoy aquí! Disculpen tantas amarguras ¡Mamá te quiero nunca lo olvides! Y a ti papá, gracias por saberme entender siempre, ¡Los amo! Lloramos los tres en un fuerte abrazo y prometí enmendar todo el daño causado, al día siguiente fui de nuevo al parque me sentía contento, renovado, jugué muy bien, en eso al voltear vi a Juliana, con una blusa amarilla, jean azul apretado y sus labios en rojo pasión, al costado de ella a Valentina, con una polera negra, buzo plomo y el cabello recogido, se veía distinta y eso me gustó, me fui acercando hacía ellas como dirigiéndome a tomar una decisión, en eso recordé lo dicho por don Isidro “ Hasta la rosa más bella tiene espinas, aprende a ver por encima de los ojos” Entonces tomé una decisión, me acerqué a Valentina. 
-¡Te veo muy linda hoy! ¿Quieres ir por un helado?
-¡Es en serio Pablo!
-¡Desde luego!
-¡Vamos entonces!
Entonces aprendí a que siempre hay otra opción y a no ser tan superficial, en cuanto a don Isidro, ya nunca más lo vi, pero sus consejos me ayudaron a convertirme en un gran hombre.