EL PODER DE LA PALABRA ESCRITA

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TRINANDO

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DIRECTOR: MARIO BERMÚDEZ - EDITORES: PATRICIA LARA P. (COLOMBIA)  - CARLOS AYALA (MÉXICO)

JULIO DE 2015

NÚMERO

4

PUBLICACIONES DE ESTE NÚMERO

Las Chivas. JesúsAntonio Báez Anaya (Colombia)

Réplicas de Madera

Daniel Abrego


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Daniel Abrego (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México) escribe cuento y poesía. Ha publicado en la revista Penumbria; amante del Rock and Roll, del cine, de enamorar gatos con ladridos y seducir máquinas de escribir.

 

SONRÍE A LA FOTO

 

 Lautaro Labrisa se sienta en cuclillas frente a la tumba de su mujer.

 No la mira: de memoria sabe que es un árbol que él plantó

para la defensa del cuerpo herido.

Los huesos del árbol se habrán fundido ya a los de ella.

LOS VIERNES DE LAUTARO – JESÚS LARDEA

 

Aunque soy de las personas más olvidadizas que ella pudo conocer (olvidé el aniversario luctuoso de mi madre, hace un mes o menos, creo) pero ella sabe bien que es casi imposible olvidarla. La veo en todos lados.

Hace días preparé una sopa de letras y vaya sorpresa estrambótica que me llevé al ver que se formaba su nombre: Lucía. No la comí. Fui directo al teléfono y le marqué, sabiendo que no me contestaría. Encendí un cigarrillo, olía a ella, maldita sea. Puse uno de mis discos favoritos, parecía que todos aquellos instrumentos usados en la novena sinfonía de Ludwig Van Beethoven sonaban como su voz.

¿Cómo pretende que la olvide? ¿Quemando todas nuestras cosas, yéndome a otro lugar, suicidándome? Ayer llovió demasiado fuerte. Dejé ir la única foto que tenía con Lucía. Ella salía hermoso con aquel vestido azul de flores amarillas. Caminé a mi casa, soportando las violentas gotas que caían sobre mi cabeza. Al llegar a mi casa la foto estaba sobre el tapete que da a la puerta. “Ahora invoco fantasmas”, pensé.

Lo más curioso me pasó el día de hoy. Me levanté, exaltado, con su rostro en mi cabeza. ¿Ya he dicho que soy escritor? Y creo que lo más maravilloso de serlo es que puedes dar y quitar la vida a quien desees, sin embargo, sólo puedo hacerlo en el papel. No puedo hacer que Lucía esté a mi lado, que sea real, pues.

Salí a la calle, tenía una sesión fotográfica.

—Sonríe —me dijo Lorena, mi fotógrafa.

Hice el intento, pues todavía tenía el sabor amargo de Lucía en la boca.

El flash me cegó un poco, ráfagas de luz golpearon mi rostro que quedaría impreso en un polaroid. Días después recibo el paquete. Miro las fotos y joder, allí estaba ella en la foto. Hermosa como siempre, con su vestido azul de flores amarillas.

Mario Bermúdez (Colombia): DIBUJOS EN PAINT

El Pez

Marcianito