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DICIEMBRE DE 2015

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6

 

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Las Chivas. JesúsAntonio Báez Anaya (Colombia)

Réplicas de Madera

Nora Lizet Castillo Aguirre


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EL ENSAYO 
La imagen de la mujer en la literatura de Sara Sefchovich
 
 A 25 años de la publicación del libro Demasiado amor[1] de la escritora mexicana Sara Sefchovich nos tomamos el tiempo para recapitular la importancia de esta novela y la relación de la literatura con la realidad, así como el avance intelectual de la mujer en la esfera pública. Consideramos también la importancia de su segunda novela La señora de los sueños (1993) y la continuación de su ejercicio literario en una esfera pública en la que la mujer toma parte fundamental de su desarrollo en diferentes ámbitos que tocan cada uno de nuestros días y nuestros espacios.
La dicotomía mujer-literatura nos remonta a tiempos muy lejanos: a la antigua Grecia y a la influencia de las musas en cada una de las actividades humanas. Si bien, desde siempre ha existido la rivalidad en la forma en que hombres y mujeres hablan y escriben, ha sido un tema  de debate del cual no hay una opinión consensuada, sino varias que siguen manteniendo el debate puesto sobre la mesa. 
En el presente texto trato de dar una definición de la definición de Hermenéutica desde el punto de vista de Paul Ricoeur para dar paso a las posibles interpretaciones hermenéuticas de estas novelas, así como un delicado análisis tanto de algunos preceptos teóricos, como de las posibles lecturas de los textos de Sara Sefchovich: Demasiado amor y La señora de los sueños.
Desde la perspectiva que Paul Ricoeur plantea en su libro Del texto a la acción (2001) no podemos definir a la Hermenéutica como la búsqueda del otro y de esas intenciones psicológicas que el texto encubre en la relación del autor-lector con los personajes mostrados; tampoco se puede reducir la interpretación al desmontaje de las estructuras. Interpretar es explicitar el tipo de ser en el mundo que se manifiesta en toda su amplitud ante el texto. Es una estructura cuyo estudio viene precedido por el momento de la comprensión del ser en situación, como la proyección de los posibles más propios en el seno mismo de las situaciones en que nos encontramos. Lo que hay que interpretar en un texto es una propuesta de mundo, (lebenswelt[2]) de un mundo que el sujeto pueda habitar para proyectar en él uno de sus posibles más propios. El mundo del texto, el mundo propio de ese texto único.
Para hacer una interpretación hermenéutica de Demasiado amor y de  La señora de los sueños debemos considerar varios aspectos en los cuales podemos aplicar diferentes metodologías, así como diferentes abordajes:
§  Podemos considerar el género literario de la novela como una producción textual que pertenece a la reflexión de una autora en un mundo que representa la continuación de un hacer literario dentro de un determinado momento histórico en el desarrollo del país. (historia de la novela mexicana).
§  Una segunda interpretación sería al considerar el despunte de la mujer en el ejercicio de ser novelista en México como consecuencia lógica de una reconcepción a nivel género/ sexo. (feminismo).
§  Se puede ubicar la novela como una representación de la dicotomía realidad/ ficción y el grado de verosimilitud o de veracidad se encuentra aquí. (epojé fenomenológica).
§  Otra aproximación corresponde a la ubicación de la novela dentro de un género literario y la crítica obligada de acuerdo a diferentes juicios con respecto a dicho género (novela de drama).
§  Otra posibilidad la encontramos desde la perspectiva del texto mismo en donde hay una problemática que tiene que ser resuelta, dándose una dinámica entre los personajes y estableciendo las múltiples interpretaciones de cada personaje (Beatriz o Laura, en Demasiado amor) y cada miembro de la familia Fernández con respecto a la situación familiar en La señora de los sueños (lebenswelt).
    Consideramos éstas como  opciones en el quehacer interpretativo que nos ocupa.
La intención de la novela Demasiado amor - escrita a finales de la década de los ochenta, cuando la mujer estaba dando pasos agigantados en su quehacer laboral y había trascendido el ejercicio doméstico- da parte del recorrido físico, intelectual, geográfico y espiritual de la protagonista para señalar los muchos espacios en los que una mujer ejerce su influencia y de los cuales aprende para formarse como un ser humano pleno.
A través de las 185 páginas en las que recorre el país al lado de su amado y en las cuales escribe las cartas a su hermana ausente, Sefchovich nos presenta una mujer enamorada, llena de alegría por vivirlo todo:
“Yo aquí estoy, tratando de salir del espasmo en que me dejó el señor que conocí. Ya nunca seré la misma porque sólo vivo para esperar los fines de semana. Ahora soy dos personas, una que trabaja y una que vuela, una que existe en la tierra de lunes a jueves y otra que se instala en el paraíso de viernes a domingo. Y soy como el mes de marzo, una que está llena de polvo y otra que es un papalote.” (Demasiado amor, p. 54)
 
La protagonista de esta novela no obedece a los modelos trazados para las mujeres en las historias tradicionales en las que la protagonista triunfa gracias al amor, gracias a su belleza o gracias a su honestidad. En esta historia existe el despertar a los  sentidos, a la necesidad de establecer un contacto consigo misma. Hay una exploración dentro y fuera de sí misma para alcanzar un conocimiento pleno del país México, y al tiempo que lo hace y que es consciente de determinar sus propios riesgos, de tomar su propia iniciativa, es como se reconoce a sí misma y muestra un final completamente distinto a los finales con beso que tan fácilmente aceptamos.
Nuestra protagonista, de cuyo nombre nos enteramos hasta el final, ya que pasaron 3 años y que aumentó 6 kilos nos deja el conocimiento pleno del país en el que ella viajó mientras estuvo enamorada de su hombre misterioso, al tiempo que nos deja la enseñanza de que nadie puede influir en la vida del otro si éste no se lo permite.
 
Tomando en cuenta que el punto de partida de La señora de los sueños es profundizar en el papel de la mujer a través del tiempo y las culturas, su valor discursivo también reside en la capacidad de sobrepasar los límites de la novela escrita por mujeres para proponer su propia perspectiva del ser humano como tal, sin necesidad de divisiones genéricas. Además, gracias a la novela, la autora se brinda la oportunidad de dialogar con personajes históricos: Wagner, Elizabeth de Austria, Ludovico de Baviera, Fidel Castro, Ghandi, Charles Darwin. La autora se permite entonces el lujo – que sólo la narración puede dar- de recrear y moldear la Historia a partir de la ficción. Así, el texto aglutina diversas ideologías y por lo tanto variados discursos, por lo que limitarlo dentro del género de narrativa femenina, significaría ignorar gran parte de sus valiosas aportaciones a la literatura mexicana contemporánea, así como al análisis del discurso y la diversidad de matices y a los posibles motivos para escribir literatura en México en el año 1992. El discurso es un suceso, se remite a decir que se realiza temporalmente y en el presente. El discurso como obra toma en cuenta algunos rasgos distintivos de la obra que se plantea:
 
“Una obra es una secuencia más larga que la frase y da lugar a un problema de comprensión relativo a la totalidad. La obra se ve sometida a una forma de codificación que se aplica a su elaboración y que hace del discurso cualquiera de las manifestaciones que conocemos como género literario. La obra está dotada de una configuración que la identifica con un individuo y que se llama estilo”. (Ricoeur, p. 122)
 
 
Sara Sefchovich nos presenta en esta segunda novela una situación común: Una mujer casada, con dos hijos adolescentes y un esposo. Ama de casa dedicada a proveer comodidad y complacencia a los suyos. Años de esta vida rutinaria, del aburrimiento total,  son los que puntualiza esta mujer. La “reina del hogar” como ella se describe una vez que ha ido aumentando su condición de presa que le describe a la psicóloga:
“Yo la mujer perfecta, la reina de su hogar, la feliz esposa de su marido, la orgullosa madre de sus hijos, la buena hija de sus padres, la gentil cuñada de sus cuñadas, la amable vecina de sus vecinas, la cumplida ciudadana, la habitante virtuosa de este país, llena de deberes, tapizada de obligaciones, cumpliendo todo a tiempo, de buena manera y con buena cara” (La señora… p. 9)
 
    Hasta que un día, a través del mundo de la lectura, la protagonista descubre vidas ajenas y las adopta. Podríamos agregar otro concepto, el concepto convencional de verdad de Paul Ricoeur. La verdad no puede limitarse a la coherencia lógica y a la verificación empírica para que pueda tomarse en cuenta la pretensión de verdad vinculada con la acción transfiguradora de la ficción. Consideramos las múltiples interpretaciones tanto ad-intra como ad-extra (Vega 2005) de lo que significa la literatura en y fuera de la obra misma Mientras que el texto histórico se enfrenta a la veracidad, el texto literario se enfrenta a la verosimilitud, y en  la señora, nos enfrentamos tanto a historia como a literatura, y nos enfrentamos a otro problema: Nora Catelli (Catelli en Freixas, 2000: 98) ha observado algo distinto con respecto a las lecturas hechas por algunos personajes y la interpretación que les dan; como reconocer el hecho  que Madame Bovary fue “mala lectora”, así como otras tantas que fueron atrapadas en las páginas del  siglo XIX y que no leen sólo folletines, sino que leen también literatura. Argumenta que el problema no se presenta al momento de leer, sino en el cómo lo leen y cómo intentan - y no pueden- tender puentes entre la lectura y la vida. Catelli lo define como la actitud inmadura femenina ante la cultura que resulta del desajuste entre lo que las mujeres leían y lo que eran capaces de comprender mientras la esfera de la acción les estaba vedada. Si efectivamente se define como mala lectura aquella que postula como único punto de referencia “real” y si además estamos hablando de la experiencia “real” de las mujeres es lógico que sólo nos refiramos a lo privado, las mujeres lectoras, entes domésticos y carentes, convierten la gran literatura y el gran pensamiento en una extensión de su privacidad y de su privación. Catelli concluye argumentando que la solución de lo que pasa una vez que se incorpora y actúa lo que se lee, la heroína decimonónica está condenada a desaparecer y por eso no hallamos en el siglo XX personajes de esa magnitud.
La fantasía es el instrumento de la creatividad, que permite abrir el horizonte, en busca de la felicidad. la vida:
    
Dentro de lo biográfico, la experiencia femenina tradicionalmente se sitúan partiendo de una interpretación ontológica, cuyo resultado es un bosquejo plano, uniforme, cerrado y estático. Este discurso oculta la ideología y la simbología socio-cultural desde el punto de vista del que construye. Sin embargo, no es posible excluir que el modelo de inscripción de la biografía se establece en la no bien definida relación historia-ficción que corresponde y responde a un sinfín de ideas  imaginarias en los planos cultural, social, sexual y político. Insertada, además, en  un determinado momento histórico y en una situación particular de las tantas que pueden representarse alegóricamente y, que afectan la comprensión, la construcción y el diseño expresivo del sujeto en cuestión. (Maíz, p. 67)
La novela está conformada por nueve capítulos, de los cuales el primero funciona a manera de prólogo y el último sirve como epílogo. Cada capítulo está conformado por dos partes: las entrevistas que los miembros de la familia tienen con la psicóloga y el intertexto del libro que ha leído la protagonista. Esta inclusión de otras historias dentro de la novela da como resultado una estructura cuya gráfica se representa en un cuadro que se anexa al final del presente trabajo. Es necesario observar que cada intertexto representa cada una de las vidas planteadas iniciando con la de la propia Ana Fernández, es decir, la historia de cada mujer recreada, cuenta con su propio juego de tensiones y distensiones. Por ejemplo, el relato de la vida de la mujer árabe supone varios clímax: su matrimonio prematuro, el secuestro, su viaje a Granada, el no poder concebir un hijo, la muerte del marido, en la mujer rusa vemos sus infidelidades y la forma en que ella queda sola, viuda, vieja y viviendo fuera de palacio. A partir de esta relativa independencia de los intertextos se puede notar que la estructura de la novela está formada con base en ocho microcosmos unidos a un macrocosmos que representa la vida de la protagonista. El papel de estos microcosmos es tan importante en la novela que el lector puede perder el hilo de la historia inicial, olvidando el macrocosmos. Por otra parte, hay que notar que la novela supone un proceso de formación o evolución; cada vez que la protagonista ingresa en el nuevo universo de cada texto, la visión de sí misma cambia. Así, de la rutina de su vida, parte a la sumisión árabe, pasa al adulterio ruso y a la libertad total en Estados Unidos, luego vive la asexualidad de la científica, prueba la fidelidad y el idealismo de una revolucionaria, se convierte en una matrona judía muy trabajadora, para llegar a compartir la espiritualidad, difícil de seguir, de una secta hindú.
         Si bien mediante la lectura de diversos libros, y después del psicoanálisis, la protagonista se ha dado respuesta a la pregunta ¿quién soy?; Sefchovich logra lo mismo pero de manera inversa; por medio de la escritura ella responde a los cuestionamientos de miles de mujeres y, es posible que al suyo propio. La literatura se convierte así en una representación del discernimiento dentro y fuera de la literatura misma, el acto de leer y de reflexionar es siempre una buena manera de crear conocimiento dentro de la conciencia colectiva. La relación causal entre la literatura y la locura y demás problemas psicológicos se ha manejado en textos clásicos como Don Quijote y Madame Bovary. A pesar de que Sefchovich parte de ambos para conformar a su protagonista, Ana Fernández, la literatura provoca en este personaje una reacción positiva que no encontramos en los dos textos anteriores. En realidad, tal y como lo declara la personaje en el fragmento incluido, la filología funciona para ella como una tabla de salvación, ya que le permite la libertad de la imaginación.
 Es más: si se extienden las consideraciones a sus puntos de apoyo – la historiografía y la filosofía de la historia- resulta claro que son del dominio masculino. Virginia Woolf ha resumido la situación escuetamente. ‘Ella (la mujer) invade la poesía (como musa) de cubierta a cubierta, pero está poco menos que ausente en la historia”  (Ciplijauskaité, p. 123).
 
Por eso Sefchovich escribe acerca de la revolución cubana a partir de la perspectiva de una mujer; repostula la teoría darwinista como si hubiese sido producto de una mente femenina y no masculina, además de recrear la Historia, la autora juega con la temática de un clásico, Anna Karenina, y de esta manera crea a María Petrovna, quien simultáneamente con la nacionalidad rusa, comparte con el personaje de Tolstoi el linaje aristocrático y el pecado del adulterio.
El texto, diría Ricoeur, es la mediación por la que nos comprendemos nosotros mismos. Entra en juego la subjetividad del lector y prolonga ese carácter fundamental de todo discurso que consiste en estar dirigido a alguien. Una obra gana a sus lectores y gana un lector subjetivo. Este problema responde al nombre de apropiación del texto por parte del lector y de la aplicación del texto ante la situación presente del lector. La escritura no se ve suprimida por la apropiación sino que resulta ser su contrapartida, es comprensión a distancia. En la medida que la apropiación no responde al autor, responde al sentido. Contrariamente a la tradición del pienso luego existo cartesiano, y a la pretensión del individuo de conocerse a sí mismo por intuición inmediata, sólo nos comprendemos indirectamente, a través de los signos de humanidad que se encuentran en las obras culturales. La apropiación tiene como interlocutor lo que Gadamer llama el “eso del texto” y que Ricoeur denomina “el mundo de la obra”, haciendo referencia a una propuesta de mundo. El texto sólo es real en la medida en que es ficticio. En todos los estadios del análisis, el distanciamiento es la condición de la comprensión. (Ricoeur, p. 132).
Con todos estos ejemplos, la literatura escrita por mujeres se convierte en un vehículo de expresión, no solamente de la sensibilidad de la mujer, sino también de su perspectiva histórica.
 
Bibliografía:
Ciplijauskaité, B. (1988). La novela femenina contemporánea (1970-1985).     
     Barcelona, Ed. Anthropos.
 
Eliade, M. (1968). El  Mito del eterno retorno, España: Editorial Alianza Emecé.
 
Maiz, M., Peña, L. (1997) Modalidades de representación del sujeto auto/bio/gráfico

     femenino. México: Andamios.

 
Ricoeur, P. (1997). “La función hermenéutica del distanciamiento” en Hermenéutica,   
     compilación de José Domínguez Caparrós. Madrid: Arco libros. 115- 136.
 
--- (2001) “Acerca de la interpretación” Del texto a la acción. México: FCE. 15- 36.
 
Sefchovich, S. (1990). Demasiado amor. México: Planeta.
     --- (1993) La señora de los sueños. México: Planeta.
Vega, Amador, (2005).  “Eckhart, Rothko y Celan: tres ensayos de aplicación hermenéutica.”  Conferencia. Programa de Doctorado en Estudios Humanísticos - ITESM.  6-8  septiembre.


[1] Demasiado amor fue premio de novela Agustín Yáñez en 1990 y publicado por Editorial Planeta..
[2] El lebenswelt es la interpretación de mundo desde el punto de vista de la fenomenología de Husserl.
 

Monterrey, N. L., 1970. Licenciada en Lingüística Aplicada con énfasis en didáctica del idioma (UANL, 1992). Máster en Letras Españolas con la tesis Aproximaciones a la novelística de Sara Sefchovich desde la perspectiva del discurso femenino (UANL, 2002). Actualmente es doctorante del Programa de Doctorado en Filosofía con acentuación en Estudios de la Cultura de la UANL y prepara una tesis sobre el discurso femenino en la narrativa de Nuevo León. Ha sido maestra de inglés y de materias relacionadas con la enseñanza de literatura y de aspectos del lenguaje a nivel profesional desde 1989. Ha participado en diversos coloquios y congresos nacionales e internacionales relacionados con la literatura y la lengua, entre los que destacan El Congreso Internacional de Hispanistas y El Congreso Internacional  sobre Literatura Chicana de la Universidad de Alcalá de Henares. Desde 2002 participa con ponencias y presentaciones de autores en la Feria Internacional del Libro de Monterrey. Ha sido colaboradora en diversas revistas literarias. En septiembre 2014 se publicó su libro titulado Precursoras de la literatura nuevoleonesa: crítica y recepción en el siglo XX. Volumen 1. El segundo volumen de esta colección está programado para mediados de este año. Próximamente Poetazos publicará sus poemas.

 

La autora nos comparte una reseña personal que ella misma hizo:

Aprendí a leer a los 4 años y medio y desde entonces, la literatura ha sido parte integral de mi formación como persona y de mi vida como docente y como estudiosa. No hay una fecha exacta en la que yo comencé a escribir, sin embargo desde pequeña tuve la inquietud de transmitir mi manera de ver el mundo. Escribir poemas, narrativa o cualquier género literario obedece a la necesidad de expresara algo y sobre todo, de compartir los puntos de vista sobre un tema. El proceso de escritura es algo difícil de explicar. Casi siempre hay algo que quisiera compartir y así mis ideas van  tomando forma. Procuro traer una libreta conmigo para esbozar aquello que quiero decir. Escribo para mí, para darme cuenta de mis sentimientos por medio de las palabras. Es increíble cuando me topo con textos escritos hace años y descubrir lo que sentía entonces, y ver cómo mis sentimientos se transforman

 

Mis temas favoritos son sobre diferentes aspectos de la vida: el amor, la soledad, la tristeza y sobre todo los sentimientos que producen cada uno de esas experiencias. Podría decir que escribo sobre las experiencias de la vida y lo mucho que repercuten en el bienestar o el malestar. La literatura para mí es, definitivamente, un modo de vida.