NÚMERO 8 - MAYO DE 2016 - DIRECTOR: MARIO BERMÚDEZ - EDITORA COLOMBIA: PATRICIA LARA - EDITOR MÉXICO: ABRAHAM MÉNDEZ
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SOMBRILLAS AL VUELO
Portada de Sebastián Romero Cuevas
PESADILLA
Soñé que dormía y plácida estaba
muy agazapada haciendo cuchara,
los brazos de mi hombre fuerte me abrazaban
y yo dormitaba en placida unión.
Vestía cual reina con bellos ropajes,
sábanas de lino cubrían nuestros cuerpos
y entre los dobleces de bellos embozos,
un cálido viento envolvía los anhelos.
De pronto una turba de tristes lamentos
hurtó de mi lecho al hombre que amaba,
sola me encontraba en un lecho desierto
y yo navegaba en tormenta y sin techo.
Eran mis vestidos mas negros que un foso
sin un ornamento y de burda factura,
mis largos cabellos sin rizos ni afeites
atados y austeros cual novel asceta.
Y fue esa tormenta y ventisca siniestra
quien en esa noche me hurtó un gran tesoro,
como rasgadura dentro de mi entraña
lo que es orfandad yo al fin comprendí.
Y no era ni un sueño, ni aún pesadilla,
era realidad verdadera y funesta,
Tú ya estabas lejos de mis brazos laxos,
que ahora abrazaban mi cuerpo y gemidos.
Pasé largas horas en díscolo trance
horas de contienda de demencia y razón,
después me calmé y en un tímido lance
los brazos de mi hombre logré percibir.
Y no estaba sola alguien me cuidaba
que ya había pasado lo mismo que yo,
que me comprendía y también me amaba
y en su tierno abrazo al fin me dormí.
TRISTEZA
La tristeza te reviste,
te camufla y te transforma,
te cambia la vestimenta
los afeites y el peinado.
Y te ves extravagante
sin mesura y sin decoro,
te hace reina de los lloros
plañidera inaguantable.
Y no importa donde vayas
siempre estás fuera de tono,
con los cabellos hirsutos
adornados con el luto.
Y te caes en el vacío,
donde nace todo vicio
y fumas sin desperdicio
aumentando tu suplicio.
Y con ansia inusitada,
tu agonía se desboca
y engulles lo que te plantan
y lo llevas a tu boca.
Y te escondes y te alejas,
del mundo con su bullicio
y te vuelves insufrible
irritante y fastidiosa.
De pronto sin esperarlo
alguien te acepta como eres,
con tus ojos lacrimosos,
con tus hipos y lamentos.
Y vuelves a ser lo que eras,
la sonriente chiquilluela,
la canta, la que baila,
la que acepta lo que venga.
LÁGRIMAS DE LUNA
Pase largas horas llorando,
algunos dijeron que un siglo,
no se como se enteraron,
pues lo hice con mucho sigilo.
Los periodos lacrimosos,
se volvieron nocturnales,
para no crear enojos,
ni pasar a los anales.
Una noche me di cuenta,
que tenía una compañera
y en la lluvia de mis lloros,
me apoyaba lisonjera.
Busqué a mi camarada,
de lacrimosas batallas,
dentro de mis aposentos,
jamás me salió al encuentro.
Acerté a buscarla fuera,
sin dejar de lagrimear,
más por mucho que quisiera
no la podía encontrar.
Entonces alcé los ojos
y la atisbé entre sollozos:
bella luna plañidera,
la más hermosa colega.
Me conmovió su plañir,
su recíproco gemir
y me olvidé de seguir
y al fin pude sonreír.
Pare por fin de llorar
y dejé de gimotear
ahora en lugar de hipar,
su llanto he de colectar.
YO SÉ QUE ESTÁS AQUÍ
Aunque mis labios cual niña,
no besen más tus mejillas
y tu sonrisa perenne,
la lleve sólo en mi mente.
Yo sé que estás aquí…
No obstante que hoy tus manos,
no pueden acariciarme
y tus amorosos brazos,
día con día protegerme.
Yo sé que estás aquí…
Pese a que ya no tendré,
tus sabios consejos de siempre
y ya no elaboraré
contigo hogazas y miel.
Yo sé que estás aquí…
A pesar de que en las noches,
no habrá chimenea y quinqué
y jamás escucharé,
de Austraberto y su corcel.
Yo sé que estás aquí…
Porque me llegan tus besos,
bajo las nubes del cielo
y tu increíble sonrisa,
con magia la trae la brisa.
Porque palpo tu presencia,
en el sol de cada día
y el bálsamo de tus caricias,
con sus rayos son propicias.
Porque la naturaleza
me narra tus bellos cuentos,
porque aún la lluvia y el viento
me evoca bellos recuerdos.
Hoy siento tus arrumacos
tus mimitos y embelesos,
cada día con su belleza,
siempre evoca tu terneza.
Y siento tus oraciones,
en le susurro del viento
y tu hermosa bendición
que me cubre con tu amor.
YOLANDA DE LA COLINA FLORES -México - España-
En manos de Yolanda la fábula adquiere tintes mágicos y sorprendente fluidez. El encanto de sus poemas, en tono clásico con infusiones modernas, escinde la monotonía de la apresurada vida cotidiana para darle espacio a la ficción.
Con ello y sus increíbles imágenes de retoque y manipulación digital ella te invita a sumergirte en sus creaciones rodeándolas de un aura aventurera y audaz.
Heroínas y personajes de tinte surrealista saltan a nuestra imaginación como luces diáfanas que alumbran nuestros momentos de contemplación y esparcimiento.
En esta publicación presentamos… parte de su serie: Duelos
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En su orden:
Pesadilla
Tristeza
Lágrimas de Luna
Yo sé que estás aquí