NÚMERO 8  - MAYO DE 2016  - DIRECTOR: MARIO BERMÚDEZ - EDITORA COLOMBIA: PATRICIA LARA - EDITOR MÉXICO: ABRAHAM MÉNDEZ

VISÍTENO EN NUESTRO

CORREO ELECTRÓNICO

revistatrinando@gmail.com

 

REVISTA ELECTRÓNICA BIMESTRAL

DISEÑO, HOSTING, DOMINIO Y ADMINISTRACIÓN OFIMATICA PC-BERMAR  CELULAR 312 580 9363

SOMBRILLAS AL VUELO

Portada de Sebastián Romero Cuevas

 

 

Ven.

 

¡Ven!

Sé el agua que me lava lento por las mañanas, 

Enjuagándome de los delirios que empaparon mi colchón al soñarte,

Al recordarte, al volverte almohada y apretarte fuerte contra mi pecho desnudo.

 

¡Ven y sé mi vestimenta!

¡Conviértete en sostén, en bragas, en lo que quieras!,

Sólo con la condición de que toques mi piel viva, ansiosa,

Esa piel que tantos tatuajes de tus caricias lleva plasmados cual lienzo terso de un artista.

 

¡Ven, amor mío!,

Ven y desbórdame los ríos de poemas que viven dentro,

Vuélvete verso y rima con mis ganas.

 

¡Ven!,

Y  vuela, cual ave, por mí cielo,

Surca esas nubes que nos llevan suave por un cielo lejano donde vivimos a ratos,

A momentos,

A besos,

Ese cielo donde solo somos dos.

 

¡Ven amor, ven!

 

Cuando puedas, pero ven.

 

 

 

 

Medidas exactas.

 

Sus manos son grandes, cubrían con facilidad las mías, arropándolas en un suave y cálido entrelazar.

 

Su boca es del tamaño de mi boca, o por lo menos así me parecía. Ni muy grande, ni muy chica, sólo el tamaño justo que hacía que se juntara con la mía en una perfecta complicidad cuando estaba de suerte y aceptaba besarme.

 

Su cuello, ¡oh su hermoso cuello que tanto me gusta besar!, mide dos besos a lo alto y cinco a lo largo.

 

Sus piernas medían 23 besos cada una. ¡Los conté!

 

Su espalda son varias manos mías. Una cuarta, dos cuartas, tres cuartas, no lo recuerdo con exactitud, perdía la cuenta cuando mis dedos rosaban ese lunar de su izquierda con el que tanto me gustaba toparme.

 

 

Sus brazos medían mi cuerpo. Lo sé porque podía sentir cómo me cubría con ellos cuando me sumergía en sus abrazos y lo olvidaba todo.

 

 

DE GUSTOS.

 

También así me gusta amarte,

Así, de lejos.

Con siete semáforos,

Dos carreteras 

Y tres avenidas,

Mil suspiros

Y varios besos al aire de distancia.

 

Me gusta imaginar que sales a la calle

Y la lluvia toca tu piel,

Volviéndose por momentos ésa lluvia

El objeto de mis celos malsanos y desesperados.

 

Disfruto el pensarte entre todas tus cosas,

Arrastrando los pasos a tu andar,

Con mil asuntos en la cabeza,

Y entre todos ellos,

En un rincón… yo,

Saludándote con una sonrisa.

 

Me deleita tanto cuando tú presencia

Me visita en la oficina,

O en la casa,

Es como si por decisión propia mandaras

Parte de tu esencia hasta mi morada,

Llenando de tu aroma toda la habitación.

 

Me gustas tú,

Siempre tú,

Sólo tú.

 

 

¿Y si jugamos?

 

Juguemos a besarnos despacio,

A que nuestros labios se encuentren en medio de cálidos suspiros

Que vuelan despacio, pero cada vez más y más rápido.

Juguemos a que mis manos, como alegres bailarinas,

Danzan por entre los pliegues de tu ropa,

Para después  despojarte  por completo de ella

Con un Grand jeté  al compás de tus latidos.

Y si jugamos a cubrir con el lanco lienzo de tu piel desnuda

¿El suelo, el sofá, el colchón?

Juguemos a conquistar montes, valles  y praderas,

Esas que mi boca recorre de norte a sur.

Juguemos a juntar tanto nuestros cuerpos

Hasta que tu piel sea mi piel,

Tu sudor mi sudor

Y muestras manos se entrelacen tanto

Que no logre distinguir tus dedos de los míos.

Juguemos a que te abrazo.

Juguemos a que te beso.

Juguemos  a no soltarnos.

Juguemos a que te amo.

Juguemos a que no juego.

 

¿Mi amor, y si jugamos?

 

 

Cita en el portal de siempre.

 

Llego puntual a la cita, cualquiera diría que soy una persona formal, pero la verdad es que los minutos me parecen eternos poco antes de verte.

Abres la puerta y confirmo el porqué de mi presencia ahí, eres como un vicio que sólo se sacia momentáneamente con más de ti, para después volverte una eterna necesidad de mi piel, de mi lengua, esa que ama recorrerte lentamente.

Mi pecho contra tu pecho se vuelve una parvada de palomas blancas que aletean alzando el vuelo hasta el séptimo cielo, ese que encuentro en tus besos profundos, apretados, húmedos, en esos besos en los que me desprendo de esta tierra por un minuto.

Tu cuerpo, ese bendito cuerpo que tiembla al paso de mis dedos por tu tórax, bajando despacio hasta el centro de mi universo tibio, donde fundo mi mundo, ese en el que a ratos sólo somos dos.

En un movimiento temerario te atrapo entre mis brazos, apretándote fuerte contra mi cuerpo, como queriendo fundirme en ti, o tú en mí, y escribo con saliva mi más bello poema en tu cuello, mientras tu respiración se acelera cada vez más hasta formar un sólo baile con los latidos de mi corazón.

Tiemblas, te estremeces y me pareces la criatura más hermosa sobre la faz de la tierra, porque estás ahí, porque ese temblor es por mí, para mí, y poco a poco puedo sentir cómo cada uno de tus poros se envuelven en un continuo hilar de pequeñas explosiones de placer que salpican los archivos de mi memoria.

Decir “te quiero” me parece tan poco y decir “te amo” me aterra a ratos, que lo único que sé es que la revolución que hay en mi pecho me mata sin tus besos y me resucita de tus labios.

 

 

Supongamos que te amo.

 

Supongamos que eres esa imagen que ronda constantemente por mi mente,

Que te convertiste en la inspiración de cientos de versos que te nombran,

Que tu cuerpo suave se convirtió en el puerto donde sueño llevar mi barca a naufragar.

Supongamos que día a día espero una llamada tuya por el gusto de escuchar tu voz,

Que rebusco entre todas las melodías esa delicada pieza que arrulle tu alma por las noches,

Que tu nombre es lo último que pienso por las noches y lo primero que pronuncia mi boca al despertar.

 

Supongamos que es tu foto la que viaja pegada a mi pecho y que miro cada que necesito sentirte cerca,

Que eres mi cigarrillo de las 10 de la noche,

Que te encuentro en mi taza de café.

Supongamos que le pido a la luna que vele tus sueños para que al salir el sol los hagas realidad,

Y que a veces te hago falta.

 

Supongamos que eres el sol que me ilumina,

Que una sola caricia tuya le devuelve la vida a mi piel,

Que te deseo como a nadie había deseado antes.

 

Supongamos que te amo...sólo supongamos.

 

 

Enamora a un poeta.

 

Enamóralo, deja que se llene de maravillosos mundos que inventa a partir de tú sonrisa, deja que navegue delirante por el mar profundo de tu mirada.

Enamora a un poeta que sea capaz de desgastar sin egoísmos sus manos escribiendo la infinita suerte que es que estés en su vida, que tenga la habilidad de contarte mil y una historia que viven y vivirán por siempre en su corazón, historias en las que siempre tienes tú el papel protagónico.

Enamora a un poeta, y sé valiente, porque una vez que lo hagas una parte importante de su alma te pertenecerá y podrás hacer con ella lo que quieras;

Un despojo olvidado, o la más bella flor que crece en el desierto.

Enamora a un poeta, pero enamóralo de verdad, completamente, y espera recibir la totalidad de sus versos, porque así aman, porque así se entregan.

Completa y totalmente.

Enamora a un poeta que tenga la primavera en las manos y al verano en sus abrazos, en sus besos, porque aunque llegue el blanco invierno a sus cabellos y el otoño viva en su piel, será capaz de mirarte con el mismo amor con el que te miró la primera vez.

Enamora a un poeta, y ten siempre en mente que son seres que sienten más de lo normal, más que los demás, que escriben con la tinta sangre de sus venas, y que se les puede destrozar el corazón en un segundo, y al cabo del tiempo, en un segundo les crece otra vez.

Que a veces lloran sin motivo y ríen por la misma razón, que hablan solos y que manotean al caminar, y que no siempre se entienden ellos mismos.

Ten en mente también que así como sus palabras crean, en ocasiones, pueden llegar a herir profundamente.

Por favor, enamora a un poeta, porque la vida, el amor y la muerte son un poema, y necesitan a alguien que lo escriba.

ANNY RODRÍGUEZ - México

Reseña.

Integrante del Colectivo de Poesía De Carne y Verso, cuenta con un estilo, que al escribir aborda de manera descriptiva y amplía la pasión que se desborda en el encuentro íntimo con quien se ama, del universo de sensaciones que provoca una sonrisa a la distancia o la impaciencia de buscarle entre la multitud.

Siempre atenta a las musas inspiradoras que habitualmente encuentra en cosas cotidianas como un cielo iluminado por la luna, el viento o las estrellas.

Sus primeros textos vieron la luz desde que era muy pequeña, como intento de canción

Tiene preferencia por la poesía romántica y roja, pero gusta también del cuento corto y micro cuento.

 

Datos de redes sociales.

Ideas Voladoras.- AnnyRdz   en Facebook.

 

Datos de contacto.

e-mail:

any.rodriguez@hotmail.com,

any.rodriguezm@gmail.com

Anny Rodríguez  en Facebook

PÁGINA 2