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J. AZEEM AMEZCUA -MÉXICO-

Licenciado en Diseño Gráfico. Maestro en Comunicación para medios Virtuales. De los 15 a los 18 años escribió algunos cuentos y poemas. A los 18 años empezó un grupo de escritores amateur llamado Anominis, activo por más de tres años. Participante del NaNoWriMo desde el 2020, con tres retos terminados. Tiene cuentos publicados en la antología “Hoja en Blanco”, “Antología 21-1”, “Antología 21-2” y “Antología 22” de Kanon Editorial, antología “Necroeroticón” de Penumbría y Diversidades, antología “Todo lo Fragil” de Oxymoron Editorial, “Antología de Terror” Vol. 2 y Vol. 3 de Lebri Editorial, la antología “Cuando no hay nadie aquí” de ITA Editorial, antologías “Pesadillas bajo la tinta Vol. 2” y “¿Quién anda ahí?” de Verso Inefable; antología de microrrelatos “La amante”, “Los niños de la colina carmesí” y “La bruma de Miskatonic” de Rubeo Editorial. Tiene cuentos en blogs y revistas digitales como: Revista Palabrerías, Cósmica Fanzine, Itinerantes de Revista Anacronías, Revista el Nahual Errante, Revista Aeternum, Revista Clan Kutral, Revista Trinado y Revista Elipsis. Una novela digital publicada en Lektu titulada “Travesías del joven alquimista”, dos novelas impresas: “Amistad Nigromante” con Lebrí Editorial y “Uruburus Circus” de Palabra Herida. Dedicado a otras artes como la música, el dibujo, el tatuaje, no ha faltado constancia para la escritura. Con H. P. Lovecraft, Stephen King, y sobre todo Carlos Ruíz Zafón entre sus escritores favoritos, aspira a ser un escritor novelista de suspenso y terror.
 
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Portal de las redes sociales

 
Primera parte
 
—Ya no esperemos a Paco— dijo Sergio desesperado, y sobre todo ansioso —las fotografías que les voy a enseñar no eran material para mandarlo por whats o cualquier medio, son serias— le dijo a Gina, Oscar y Carolina con un toqué muy marcado de misterio y exaltación antes de sacar su celular.
 
Las fotografías que deslizaron de una en una mostraban cuerpos desgarrados por lo que podía ser un animal feroz y hambriento. Eran demasiado explícitas y sangrientas, nada aptas para cualquier persona. El problema es que los perros callejeros de la ciudad no podían hacer algo así, a pesar de ser una jauría completa, las probabilidades eran casi nulas. Tener al menos cuatro o cinco cadáveres con signos de violencia similares no era algo para la imaginación, menos para la realidad. Sin embargo, ahí estaban los cuatro amigos pasando el celular y analizando con lentitud y morbo cada imagen.
 
—¿Dónde las conseguiste?— dijo Oscar.
—Su primo— respondió Gina al instante, siendo la más meticulosa en conocer la vida de sus amigos. Sergio confirmó con la cabeza, conscientes de que no debían hacer más preguntas. Su primo era un intermediario entre policías y narcotraficantes, por lo tanto tenía mucho tipo de contactos, mientras se hablará menos de él, era más seguro para todos.
—¿Necesitan más pruebas para mi teoría? Tengo el nombre de cada persona y ya los busqué en internet, aunque las noticias amarillistas no son exactas, pero hay coincidencias palpables en cada caso. Lo más importante, todos tenían adicción a sus redes sociales, sin importar cuál plataforma.
—Sigue siendo muy poco— intervinó Gina —todos somos adictos en mayor o menor medida…
—No lo entienden—interrumpió molesto Sergio —Anita era igual, si ven videos de noticieros donde entrevistan a los familiares o entran a los comentarios en el perfil de algunos de ellos, aparecen pistas similares. Todavía estamos a tiempo de salvar a Ana, nunca mueren de inmediato de la desaparición.
—Eso es un hecho, Anita ya desapareció— dijo Carolina, asustada. Si estaba presente era por prevención más que apoyo, no quería sufrir lo mismo, y sabía de las leyendas y teorías. Ella también tenía cierta adicción como dijo Gina, todos la tienen. Si Sergio y varios rumores tenían razón no quería terminar como en las fotos, y en ese grupo podía estar la solución.
—Creo que deberíamos intentar seguir ese mismo camino, tal vez como una carnada, no me importa ser yo si ponen atención y hacen todo lo posible por salvar a Ana. No es fácil aceptar que parece una mala película de terror, aceptar que lo paranormal existe y nos puede pasar a todos. Pero una vez que apaguen la lógica de sus pensamientos, será más fácil de asimilar y más rápido nos pondremos a hacer algo para rescatarla.
 
Todos entendían las razones y la desesperación de Sergio, de verdad querían ayudar, pero la información existente parecía de fantasía. Las noticias más serias hablaban de una secta haciendo sacrificios, un grupo de personas con un fuerte desorden mental que no tenían límites, así entre muchas personas desgarraban cuerpos y los tiraban por ahí. La mayoría de gente prefería quedarse con esa versión, esperando que las autoridades agarraron a los culpables y tanto crimen sádico se terminara. Sin embargo, en las redes sociales las conspiraciones y teorías públicas decían muchas cosas más. Las más detalladas, sobre un monstruo invisible que vive y existe en el mundo virtual y navega por las tantas plataformas de las redes sociales buscando víctimas para alimentarse. Probablemente un demonio moderno extraído en un ritual satánico, pero no era lógico.
 
Durante los últimos meses se habían sumado bastantes casos. La mayoría todavía permanecen aislados como parte de una gran coincidencia. Pero algunos, ya se han empezado a juntar para dar lugar a la “secta”, aunque tampoco se tienen suficientes pruebas al respecto para confirmar la teoría. Las pistas que tenía Sergio y que nacían de algunas teorías adoptadas por videos de internet eran: en primer lugar un consumo promedio de más de diez horas en distintas redes sociales; el constante cambió de dispositivos (computadora, televisión, tabletas, celulares, incluso relojes); un desconexión social palpable, siendo que eran personas activas y se fueron apagando, sin tener necesariamente problemas familiares, de trabajo o en la escuela; un rango de edad entre diesiseis y máximo veinte años. En apariencia, cosas que le podían pasar a cualquiera, sin embargo, aunque la fórmula no estaba descubierta del todo y se creía que algo tenía que ver con una publicación, grupo, o video en particular, faltaba esa certeza.
 
Después de un par de semanas de que la conciencia de los involucrados parecía desconectarse, entonces una noche desaparecen sin dejar rastro o pista. Tres semanas después sus cuerpos fueron encontrados sin vida con graves muestras de violencia. Siendo la razón de la desaparición sin pistas —según leyendas urbanas y rumores—, que esas personas se desvanecen hacia otro mundo.
 
—Es posible que a Anita le ocurriera lo mismo— habló Sergio apurado —si ese mito fuera real, lo que sea que se los lleva no los mata al instante, entonces podría estar atrapada, y de ser así nos da tiempo de salvarla.
—No estás pensando con claridad— dijo Oscar.
—Pero está el beneficio de la duda— contestó Carolina.
—Supongo que es como dices, de apagar el sentido de la lógica— intentó mediar Gina —suponiendo, que así sea. Sería absurdo ser carnada de ese monstruo, no beneficiaría en nada, a lo mucho confirmar la hipótesis, pero eso no salvaría a nadie.
 
Los cuatro estaban en un parque ya entrada la noche, susurrando más que teniendo una conversación normal. Hablar de cuentos de terror da precaución a las cuerdas vocales, una palabra clave que se pronuncie muy fuerte puede atraer todo tipo de vibraciones. Así que es una defensa del inconsciente. Por un momento, todos se quedaron en silencio, meditando las posibilidades, así sintieron como un aura de suspenso los abrazaba a todos. Ninguna voz sonó esperando que algo pasara, pero no llegó.
 
—Tengo…— empezó Sergio pero hizo una pausa dudosa antes de confesar —mi primo me dio también la liga de un blog de brujería, el sitio tiene hechizos y pociones, parece un libro antiguo que hubiera sido digitalizado. Como un libro de las sombras moderno. El sitio se llama necroquimicocuantico.com, y ahí viene una especie de ritual para ir a otra dimensión. Por los elementos del ritual, los contactos de mi primo creen que puede ser hacia el mismo mundo.
—Pero todo siguen siendo teorías absurdas de la deepweb y de influencers conspirativos— Oscar seguía aferrándose a la lógica por temor a la realidad.
—¿Te das cuenta? Sergio— dijo Carolina —quieres ponerte en peligro para salvar a Anita, si estamos aquí es para evitar que a nosotros nos pase lo mismo…
—Tú estarás aquí por eso, yo necesito salvarla antes de que sea tarde— interrumpió furioso a su amiga.
—Pero el ritual de tu blog no es algo que hacen las personas desaparecidas, ¿o si?— de nuevo Carolina intentaba aterrizar ideas —ellos han desaparecido con una fórmula diferente, suponiendo que el ritual funcione, que de verdad se pueda viajar a otros mundos así de sencillo, y que sea el mismo mundo hipotético de los desaparecidos, entonces no tendríamos riesgo de encontrarnos con ese monstruo invisible.
—No se— fueron las únicas dos palabras de Sergio para responder.
 
Sergio puso en su celular el navegador para que pudieran leer, aunque fuera superficialmente, las instrucciones y elementos necesarios del ritual. En silencio, se fueron pasando de uno en uno el teléfono. Cada quien formaba su propio juicio sin decir nada ante lo disparatado que parecía el procedimiento. En mayor o menor cantidad, pero había morbo y curiosidad de saber si funcionaba, así como miedo por las posibles consecuencias, e igual a diferentes escalas, había también cierto espíritu heroíco con intenciones de rescatar a su amiga.
 
Entonces, la noche que les daba la protección de la calma y la tranquilidad para meditar sin temores se vio interrumpida por unos pies pesados que se acercaban con prisa hasta su pequeño círculo. Con la distancia y la falta de mantenimiento al alumbrado por parte del gobierno, los cuatro se asustaron, hubo gritos y estaban a punto de correr cuando de las sombras se distinguió el rostro de Miguel. En lo que tomaba aliento, las chicas lo regañaron por una entrada tan agresiva, mientras que Oscar se reía un poco.
 
—¿Qué pasó Miguel?— Sergio seguía buscando apurar las cosas, el tiempo era valioso.
—He tardado porque Tania despareció— respondió.
—¿Tu vecina? ¿Tania, de nuestra escuela?— dijo Sergio.
—Sí, sus papás no saben que paso, aseguran que todo el tiempo estuvieron ahí, que nadie abrió ni cerró ninguna puerta, y juran que Tania estaba en su habitación, según ellos haciendo tarea, pero me metí hasta su cuarto, y no era la tarea, la última imagen de su computadora es de un grupo de ocultismo o algo así. No tomé foto ni apunte el nombre porque ya habían descubierto que me metí. Un oficial fue a sacarme de la “escena del crimen”— hizo el gesto con énfasis y con sus manos.
—¿Pero no viste nada inusual?— dijo Oscar.
—Nada— contestó Miguel —su cama tendida a la izquierda con su tableta encima, el closet cerrado a la derecha, el escritorio con la computadora junto a la ventana, una pequeña cajonera con un gran espejo a la espalda.
—¿Ahora lo ven?— interrumpió Sergio, confundiendo a Miguel que no tenía contexto. Sobre todo al ver la afirmación en susurró de cabeza por parte de sus demás amigos.
 
Sergio le pasó su celular a Miguel para ponerlo al tanto e hizo señas a todos para ir a su casa a preparar el ritual. Tenía toda la intención de viajar a ese otro mundo para buscar a Anita, sin importar si uno o todos sus amigos lo acompañaban.
 
El artículo o ritual del blog tenía una pequeña introducción sobre un mundo que se había creado por una ruptura del mundo del espejo tradicional. La historia consistía en que el aumento en el uso de los aparatos electrónicos, el uso inadecuado de sus pantallas como espejo provocando reflejos, la vibración virtual de la energía masiva de mentes que visualizan otro mundo a través de sus dispositivos, entre otros factores que se podían leer desarrollados en otros artículos, había creado un mundo de espejo digital. Consistía en un universo paralelo al normal, pero su acceso se hacía gracias a los dispositivos. Sin embargo, al no ser todas las energías positivas, también se había despertado y capturado a seres hambrientos de realidad.
 
El ritual era sencillo —parte de eso lo hacía inverosímil para los amigos—, debían saturar el navegador con pestañas de distintas redes sociales, grupos, conversaciones, videos, cualquier cosa; debían tener una computadora de pantalla grande frente a un espejo, el cual sería la puerta; construir un camino con dos líneas paralelas desde la computadora hasta el espejo; finalmente abrir cualquier aplicación en su celular y con la luz prendida apuntar hacia el espejo. Después, no había una explicación de lo que ocurriría.
 
Respecto a los desaparecidos, podía ser algo similar, al invocar con esa energía al monstruo, ese ser invisible seguro tenía capacidad de entrar a través del espejo y así secuestrar a sus víctimas. Sergio sabía que Anita tenía una distribución similar a la vecina de Miguel, y aunque él no, así ajustaron las cosas para hacer la prueba. El primero en entrar al camino fue Sergio. La curiosidad no mató al gato, lo hizo más sabio… el ritual funcionó.
 
Segunda Parte
 
Cuando Sergio apuntó la luz hacia el espejo, fue absorbido al instante. Cómo si cada partícula de él se convirtiera en un punto de luz. No fue doloroso, ni siquiera tuvo una sensación fuerte de angustia. Solo se dejó llevar, sin pensar cual sería su destino a partir de ese momento. No era capaz de contar el tiempo o describir el proceso de desvanecimiento y transformación. Sin embargo, la última parte fue diferente. Sintió como cada partícula de su cuerpo se volvía a unir en un todo. Las emociones fueron de paz, como si experimentar cada centímetro de su ser le diera una nueva perspectiva del significado de estar vivo. A una velocidad regular, cada mota de luz se iba uniendo al todo que siempre perteneció.
 
Abrió los ojos y estaba en su habitación. Todo era muy tranquilo, muy pacífico. Parecía faltar todo lo relacionado a la electricidad y el mundo digital, aunque se parecía mucho a su habitación, detalles como la falta de computadora, de focos y lámparas, de apagadores y enchufes, por más sutiles detalles que fueran eran obvios. La habitación por lo tanto estaba oscura, con sombras relajantes, aún así. Si podía distinguir formas era gracias al cielo multicolor que alumbraba la calle como si fuera un reflector arcoiris gigante. Más cosas de las que se sentía incapaz de describir. Sin embargo, no sentía esa necesidad, toda la transición había dejado un sentimiento de paz muy fuerte, incluso ya sentía menos preocupación para salvar a Anita. Quizás era por sentirse más cerca de encontrarla y de llegar a tiempo.
 
Poco después, imposible contar cuantos segundos o minutos pasaron, Miguel apareció en la misma habitación. Siguieron Gina, Oscar y al final Carolina. Su primer movimiento fue salir de la casa, todos querían conocer cómo se veían sus propios cuartos en ese mundo. Comentaron sensaciones muy similares durante la transición. Lo más importante para todos era esa extraña sensación de calma y comodidad. Ese mundo espejo, tan similar al que conocían, podía ser un ejemplo de paraíso. Pero no lo era. En cuanto salieron de la casa de Sergio sintieron un despertar violento a la realidad, no solo ya no estaban en casa, tampoco tenían idea de cómo regresar ya que el mismo ritual no funcionaría. Fue peor, porque en la calle se veía el pasar y poder del monstruo.
 
Había coches, árboles y jardineras, cada casa tenía su fachada, como si fuera el mismo mundo en el que habían nacido, con una sútil y evidente diferencia: todo estaba destruido. Como si un huracán hubiera pasado por ahí arrastrando todo con poderosas garras y un gran tamaño. La sorpresa fue colectiva. El miedo los volvió a abrazar, con más fuerza que nunca en sus vidas.
 
El monstruo al pasar por ahí, aunque había dejado un rastro evidente de destrucción, también indicaba que camino seguir hacia su guarida. Sin embargo, ni siquiera Sergio estaba seguro de avanzar por ese camino. No solo era enfrentar a lo que parecía sería una criatura gigante, así lo había denotado los cuerpos, y así se confirmaba con el escenario. Tampoco sabían si había otras personas con libertad, si eran gente buena o mala, si había otro tipo de monstruos. No sabían nada, y solo ahora se daban cuenta de lo absurda e impulsiva que fue su idea.
 
—No tengo nada de señal en mi celular, sigue prendido pero no puedo acceder al sitio de internet para ver un portal de regreso— dijo Sergio con palabras entrecortadas, con la voz casi quebrada.
—Y el camino no se ve como una promesa de paraíso— dijo Gina.
—Pero— contestó Miguel con todo optimismo —si ese monstruo hasta ahora invisible para nosotros puede cazar y seleccionar a sus víctimas por medio de las redes sociales, quizás tengamos un punto de conexión. Tal vez ese punto esta siguiendo el camino amarillo… o camino de destrucción.
 
Todos estuvieron de acuerdo, por aceptación de la lógica de su amigo, y por eliminación al no tener otra solución en mente para regresar.
 
—¡NO VAYAN! Allá está el monstruo— una señora asustó a todos cuando apenas habían avanzado un par de cuadras. De la oscuridad de una de las casas apareció para cerrarles el paso con desesperación. Con la luz multicolor del cielo podían distinguir bien sus rasgos. Era una mujer mayor que tenía mucho tiempo sin comer.
—No deben seguir, hacia allá está el monstruo y se los va a comer enteros si los encuentra.
—¿Usted qué hace aquí? ¿Cómo llegó?— le preguntó Gina.
—Eso no es importante, logré escapar de sus garras, pero no quieren estar ahí. ¡NO VAYAN!
 
Entonces un gruñido desgarró el cielo, podía ser culpa de esa señora o una extraña coincidencia, pero fue mortal para los oídos de todos. Carolina es la que más sufrió, intentó lo mejor posible esconderse en los brazos de Oscar, como si fueran escudo suficiente para alterar la realidad. Porque dada la fuerza que aparentaba tener el monstruo, no existía forma de que el cuerpo de un joven fuera escudo suficiente. Aún así no era la única aterrada. Todos estaban pasando por lo mismo. Voltearon hipnotizados al cielo, siguiendo el eco del monstruo. Distraídos por tanto tiempo que al bajar nuevamente la mirada la señora ya no estaba, como apareció, se esfumó en las sombras de alguna de las casa, no hubieran sido capaces de confirmar cuál aunque lo hubieran intentado. En grupo, a pesar del gran terror que erizaba sus vellos, decidieron seguir hasta el final. Su única esperanza seguía estando en tener conexión para buscar la solución en necroquimicocuantico.com.
 
Por más de dos kilómetros caminaron siguiendo el rastro del monstruo desde el cobijo de sombra que proporcionaban las casas. Todavía no tenían certeza de las reglas que regían ese mundo, pero si a la señora le había funcionado la oscuridad, lo mejor para ellos era intentarlo. Sabían que esa mujer no era la única habitando la colonia. Habían visto otras miradas asomandose desde el negro de las fachadas, ojos de temor, de las cuales preferían aferrarse a la idea de que eran humanas, pero no había manera de confirmarlo. Tampoco es algo que querían saber, a favor del poco valor que les quedaba.
 
Entonces llegaron a la guarida del monstruo. Era fácil adivinar lo cerca que estaban. Casi parecía un nido desde la distancia, el exceso de ruinas acumuladas. La ubicación coincidía con la escuela a la que habían asistido algunos de ellos en la primaria. Mientras más se acercaban, más perdían la paz que habían recibido al aterrizar en ese lugar. A unos pasos del primer muro destruído, ya no creían posible volver a recuperar ese sentimiento.
 
Después de escalar con cautela un montón de escombros pudieron visualizar un valle de huesos y restos de carne humana. El nido del monstruo no se limitaba al patio de la escuela, había destruido todos los muros alrededor para tener más espacio. Sergio fue el primero en notar a los prisioneros, en una caja profunda construída rusticamente vio la silueta de Ana a pesar de estar tan lejos. Desde esa altura era fácil ver el agujero donde el monstruo ponía a sus víctimas antes de devorarlas, pero desde abajo sería muy difícil rescatarlas, aunque no imposible. Había un camino para escalar que con un poco de ayuda se convertiría en una misión realizada. Sin embargo, para eso había que distraer al monstruo.
 
Carolina fue la primera en verlo. Cuatro patas largas, las traseras como de reptil, las delanteras largas como de una jirafa, pero terminaban en garras como si de un oso se tratara. La criatura no era invisible, tenía colores cálidos, como si pudiera absorber los tonos multicolor de ese cielo y discriminar tanto la gama de azules como sus complementarios. Picos que sobresalían por toda la columna vertebral hasta terminar en una larga cola. Su cabeza fue lo peor para el impacto, un hocico largo repleto de dientes, y una mirada sanguinaria que sería imposible olvidar si salían con vida. La chica se desmayó después del rápido análisis del monstruo. Al hacerlo, cayó de las ruinas donde estaban, arrastrándose peligrosamente hasta la base, cuatro metros abajo. El monstruo descubrió a todos en ese momento. Nadie pudo desviar la mirada para hacer el mismo escaneo de la criatura, incluso Oscar que antes estaba buscando la forma más rápida de bajar hasta Carolina.
 
Aprovechando la oportunidad de un cuerpo inconsciente, el monstruo se movió con mucha agilidad utilizando sus cuatro extremidades para llegar hasta Carolina. Oscar reaccionó con buen tiempo para llegar a ella e intentar ser el escudo que ella quería que fuera. Los secuestrados sabían que algo pasaba, pero no tenían certeza de que porque las paredes improvisadas de su prisión no les dejaba ver nada. También Sergio fue capaz de reaccionar con velocidad, pero el corrió a esos prisioneros, su prioridad era rescatar a Ana, y la distracción que necesitaba del monstruo estaba sucediendo. Miguel y Gina estaban pasmados sin saber que hacer, ayudar a Sergio, a Oscar, o seguir contemplando al monstruo.
 
Mientras el monstruo llegaba a los pies de los escombros, Sergio llegaba hasta los muros. El monstruo agarró con una de sus zarpas a Oscar para analizarlo, lo olfateó, lo observó, quería disfrutar el banquete de los intrusos. Sergio desde la posición donde estaba no alcanzaba a ver a Anita, ni a ninguno de los prisioneros, había mucha oscuridad, tampoco ellos lo podían ver a él, para entender las señas de empezar a escalar. Sacó su celular que aún tenía algo de batería y alumbró hacia el agujero, aunque la luz no tenía mucha fuerza, cumplió su misión. No solo fue capaz de ver a Ana y los prisioneros, descubrió una posible debilidad de ese mundo espejo. La luz. Cuando apuntó con la lámpara, el muro pareció desvanecerse por un instante. Las víctimas entendieron la instrucción y empezaron a escalar. Sergio con esa misión cumplida corrió de nuevo hacia sus amigos, pero ya era tarde.
 
El cuerpo de Oscar yacía descuartizado varios metros lejos de donde había sido capturado. Sergio pudo notar que el resto de valor de Gina y Miguel se había perdido, y Carolina estaba a punto de sufrir el mismo destino que su novio. Arriesgándose más de lo necesario, hizo todo el ruido y movimiento posible para atraer la atención del monstruo junto antes de que tomara a su amiga entre sus zarpas. Funcionó. El monstruo se impulsó hacia el invasor sin pensarlo. Poco antes de ser capturado encendió la luz de su celular, disparando un minúsculo punto de luz hacia el monstruo, pero funcional. La criatura al no esperarlo se despegó por la herida lumínica, hasta una sombra lejana, confundido y aturdido.
 
Miguel corrió para intentar despertar a Carolina, arrastrando con una mano a Gina. Sergio volvió con los prisioneros que ya estaban terminando de salir de su prisión. Abrazó a Anita y creyó que todo estaba solucionado. No era el único celebrando, todos creían que la criatura había sido vencida. Incluso algunas personas empezaron a aparecer de las sombras externas. Un grupo grande que incluía a los aventureros amigos se unió para pensar en una solución.
 
El monstruo no estaba derrotado, solo se escondía entre las sombras. Cuando lo creyó prudente, asomó su cabeza alargada y presumió todos sus dientes puntiagudos, aprovechó la confianza y distracción de todos los humanos para arrancar la vida sangrientamente a algunos de ellos. De nuevo, todas las personas se dispersaron. Menos Miguel y Sergio que se quedaron al frente levantando sus celulares para alumbrar a la criatura, incluso Gina y Carolina se unieron. Pero ya no fue una sorpresa para la criatura. Ya sabía que no era un daño tan grave, así que solo lo evadió y pasó por encima de ellos para arrastrarse a capturar y devorar al resto de humanos. El monstruo no tenía prisa, entre todas las cosas que sí sabía, tenía el conocimiento de que no podía quedarles suficiente batería para resistir por mucho tiempo.
 
J. Azeem Amezcua