Acto prohibido
Eloísa después de 2 años sin pareja conoce a Walter un empresario viudo, con un hijo adolecente, pasando a ser madre y esposa a la vez. Al principio todo fue un poco difícil, Alberto fue rebelde y mantenía la idea de que Eloísa quería ocupar el lugar de su madre.
Con Walter todo iba de maravillas, hasta que poco a poco la monotonía se adueñó de sus vidas, y él fue abandonando totalmente su vida sexual por su afán desmedido de incrementar la fortuna familiar. Eloísa encerró sus deseos y acepto su destino.
Una mañana, todo cambió, ella acudió solicita al llamado del teléfono:
--Buenos días, mansión de los Estrada.
--Buenos días señora - responde una voz varonil penetrante- ¿Cuánto hace que su esposo no le hace el amor?Eloísa deja caer el teléfono, nerviosa se lleva las manos al pecho y cuelga el auricular al instante. Por varios días las llamadas se hicieron constantes. Una mañana recibe un paquete, sin remitente, temerosa no resiste la tentación al abrirlo descubre unos juguetes sexuales, que al principio Eloísa escondió, pero a los que días después se fue volviendo adicta a pues lograban transportarla por los caminos del placer.
Una tarde sofocante sus ganas la hicieron necesitar una ducha. Al entrar al baño ahí estaba él, sus ojos se agrandaron al ver su pene erecto y el juego y el movimientos de sus manos al masturbarse, no se atrevió a decir palabra solo atino a salir corriendo del lugar y buscar refugio en su cuarto.
La imagen de Alberto masturbándose en el baño la asediaba todo el tiempo.
Ya espera ansiosa que llegue el día, al marcharse Walter al trabajo saco los juguetes sexuales mientras esperaba la llamada de su amigo misterioso que la llenaba de placer, pero no imaginaba que tendría una sorpresa esta mañana.
--¿Que haces aquí? – la vergüenza y el rubor se adueñaron de ella.
--Quédate quieta, no te muevas.Pero el juguete junto con sus jugos termales caía al suelo.
--Vete, no quiero que me veas así- solo dijo en un susurro.El se le acercó y fue tocando sus muslos suavemente haciendo que se le erizada toda la piel
, mirando sus entradas al sexo , invitándolos a solo hacer el amor ,subiendo por su cuerpo, adueñándose de sus pezones ,su boca ,la penetra suavemente .Eloísa, es una fortaleza vencida, suspira de placer y le susurra al oído .
--Detente por favor, no sigas- suplica Eloísa tratando de detener sin quererlo a ese hombre que la tenía envuelta en los brazos de la locura y la pasión.
--No creo que pueda parar-admite él con frenesí.
Eloísa se sentía atraída por él, había sucumbido a sus deseos más sórdidos, había soportado tanto y ya no podía regresar, se entrego a su lujuria, sabiendo perdida su alma, seducida por sus deseos como si fuera poseída por Satanás, pues este hombre la hace estallar con cada palabra, con cada caricia.
Dime qué no te gusta y dejaré de tocarte, de hacerte mía y de mojar mis labios con el dulzor de tus fluidos- le dice él irónico.
--No puedo ya es tarde- reconoce ella.
--Verte así me enciende- y ya no tuvo más conciencia de ella tomo las riendas y se dejo llevar por el deseo , cabalgándolo cual amazona y se entrego a sentirse mujer y gozar sus éxtasis, llegaron juntos al clímax, jadeantes extenuados con una grito al unisonó de placer en la explosión soberana del orgasmoApoya su cabeza sobre el pecho del que él que la envuelve en sus brazos protector.
--Espero que se repita, eres genial me has hecho sentir como nunca en mi vida.Eloísa quedó sin palabras ante la declaración de él, hechizada por el placer que le regaló un hijo que no tuvo en su vientre pero que criaba como si lo fuera, el mismo que no la ve como una madre, sino como la mujer que ella era, quedando presos en aquella felonía, sabiendo que han cometido un pecado por placer, sin poder ni querer escapar las consecuencias de un acto prohibido.
* * *
El precio de un cuchillo.
Se adueñó de mis ganas desde el primer momento, su mirada se cruzó con la mía. Sortilegio es la palabra perfecta a esta química que sentía en ese momento.
--Hola- , fue la única palabra dicha aquel día,No sabía ni su nombre y ya iba deseando besar sus labios, anhelaba destender su cama y vestir mi alma con sus caricias.
Amigos, eso fuimos al principio, pero siendo testigos de nuestras ganas de hacernos el amor, el día era nuestro por qué las noches eran prohibidas.
Sintiendo ese miedo de amarlo, se desbordaban mis sentimientos que me hacían olvidar mis penas, haciéndome sentir en cada encuentro una nueva mujer.
Una llamada perdida me advierte que está en camino, solo levanté la mirada y ahí estaba, bese sus labios con dulzura, y ya se humedecen mis entrañas añorando sentirme poseída desarmada solo pude susurrar:
--Por favor entremos ,estoy lista para amarte,Mi esencia liberal me hace desprenderme de mis peros, el amor, el deseo y la pasión dejan al descubierto el placer que te brindo en cada caricia
Pero solo dice:
--¡Cuidado, no te enamores de mí!Acaricie su pelo, mostrándole el camino a mis labios.
--No te preocupes lo sé, déjame sufrir tu amor, anhelar que te quedes conmigo en cada encuentro, irradiar en tus brazos, estar contigo es algo maravilloso, descuida me quedaré callada, solo mis ojos hablarán .Disfruta mi desnudez, mis caricias, mis besos, ven pinta un lienzo con tus manos, llevándome a disfrutar de ese miembro viril que me hace gritar de placer.Deslice mis dedos inquietantes entre las sombras de las cortinas testigos del fuego que sentimos invitándome a tener sexo una y otra vez, Dibuje en mi mente cada detalle, para cuando no estés, reviviendo mis fantasías, voy engañando a tu sexo haciéndole creer que lo tiene todo o casi todo y no tenía nada, solo es un cuchillo que iba desgarrando mis entrañas con esas ganas inmensas de sentirme en tu cama una nueva mujer.
Decidí pagar el precio, sin dejar de escuchar aquel:
--No te enamores de mí. No me importaba, solo sabía que me gustaba sin medida, me fascinaba sentirte dentro de mí cuerpo, saturándome de tus besos, disfrutar del sexo con él para mí era una bendición.
Hoy sentada en mis penas y ganas pago el precio de un cuchillo que me hacía desfallecer en cada encuentro, todavía lo escucho decirme,
--Por favor, no te enamores de mí.