GONZALO DÁVILA BOLLIGER -PERÚ-

 

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PÁGINA 34

Me despierto. La ciudad es azul.
Camino entre la niebla que se originó de mis sueños,
Los ángeles decaídos en rascacielos se cuelgan,
Gigantescos muñecos de mi infancia remota
Comparten con ellos lo blanco de los edificios.
 
El mundo siempre ha sido demasiado grande para mí...
 
El mar está lejos. Solamente
Hay el ruido de los autos, el crujir
De enormes pájaros metálicos, la venida
De escuálidas alegorías que el desierto sobrevuelan,            
De carnavalescas máscaras de plástico
Que bailan,
Sedientas,
   Por encontrar a su sombra...
 
Estoy solo. Sobre mí
Hay apenas el peso de un universo sin estrellas
Y detrás de las montañas, como un miraje, en el horizonte
Un infinito TTTTTTTT T  T  T   T   T  T  T T TTTTTTTTTT
Atraviesa mi cuerpo y rompe mi alma
En violetas chispas de estatuas
POR EL MAR DESTRUÍDAS.
 
(Cuando yo era más joven tuve un sueño
En una noche fría como los minuteros de un reloj:
Inmersos en una lluvia que parecía no cesar
Los edificios cada vez más blancos se volvían
Y, al mirar atentamente para ellos, se veían
Difusos y pálidos rostros en las ventanas encorvados
Que, cerrando los libros que sostenían en los brazos,
Sonreían sarcásticos y secos delante a mi asombro
Como si yo mismo en uno de esos
                                           Edificios estuviese.)
 
Ahora las tardes son secas,
Calcinantes como un cuerpo pisado
Por un millón de hormigas gigantes.
E, insomne en esta tierra de fantasmas,
Yo atravieso la niebla que crece
Y se disuelve, como un espectro de mi ser,
Seduciéndome, incitándome, rindiéndome
A los extensos laberintos submarinos  
Del majestuoso reino interior...         
 
 
                        …
 
 
Mas, hoy no hay espacio para la locura.         
Bajo una vieja construcción está un hombre
Que solito juega al ajedrez, a ver quién gana
Si es su formidable razón o su vacío...
“¿Dónde están los otros? ¿Los otros? ¿Los otros?
¿Los otros? ¿Los otros? ¿Los otros? ¿Los otros?”
Y él (joven y viejo, pasado, presente y futuro)
Dice ásperamente, volviéndose de pronto altivo:
- Los otros no te pueden ver y tú,...............)
Tú jamás los verás ( ..........................................
- Los hombres son de piedra, las almas son de piedra
Y estas, estas son las ciudades desiertas del alma.
 
(Del libro: Rumbo a lo Infinito de la Propia Voz, publicado por la editorial Vicio Perpetuo)
 
De la lejanía…
Hay una tierra
Llena de maleza y tiburones
Donde reina el olvido
Y la tristeza nos alimenta como un río
Hay una tierra
Huérfana de sentido y plenitud
Donde todo ya fue bello como el relámpago y la espera
Y los dos soles del planeta formaban una luna
De luz azul roja y amarilla 
Sí, lleno es ese lugar ahora de dulces serpientes
De puertos olvidados o apenas soñados
Y en él hay lágrimas que se convierten en hielo
Y en él hay multitudes que adoran a una estatua 
Que es y no es Dios
Que es y no es uno mismo
 
En ese lugar de naturaleza y espanto
Anclo mi barco mi tren submarino
Lo anclo en todas las noches y días que lloro
Que lloro solo como quien se sujeta a un sueño, 
Y en éxtasis veo venir hacía mí 
La dulce y triste procesión
De los amores perdidos.
 
(Del libro:  La Melancolía; publicado por la editorial Vicio Perpetuo)

 

 

*    *    *


 
Los apocalipsis solitarios


Cada suicidio no es más
Que un asesinato tejido a varias manos.
 
Las ciudades y los hombres de negocio
Los países y las modelos planetarias                 
Miran de la ventana el cielo imperturbable
Y no perciben el gran apocalipsis
Del viejo que no duerme y del niño
Que pinta la noche en su mirada...
 
Y lo que ocurre es lo siguiente:
Por muchos años y noches mal dormidas
Ingenieros trataron de pincharle al muñeco
Hasta que éste se alimentase de su sangre
   Y cometiese Harakiri.
 
La frialdad de los metros
La madre que se cayó del más alto rascacielos
Las chicas que se burlaban de ella por ser gorda
Hicieron que Amanda
Arrojase su cuerpo hacia dentro
Y se arrodillase
Al fondo del mar.
 
Ya Carlos
Recordó los ojos que le pegaban
El padre que se arrepentía de haberlo concebido                                            
La esquizofrenia recibida de regalo al nacer
Y entonces el gas encendió
Y esperó que la cocina
    Se convirtiese en el infierno...
 
No, nunca te olvides:
 
Cada suicidio no es más
Que un apocalipsis solitario
Cavado por las manos de asesinos.
 
(Del libro:  La Melancolía; publicado por la editorial Vicio Perpetuo)

 

 

*     *     *


 
Cuando ya no haya nada
Las sensaciones se esfumarán
Por todo lo infinito y el alma
Será el universo.
 
(Del libro: Rumbo a lo Infinito de la Propia Voz, publicado por la editorial Vicio Perpetuo)

 

 

*    *    *

 
Melancolía
Los días fueron hechos para ti
Y las noches, en silencio, te veneran
 
Melancolía
El mar se cubre poco a poco por la niebla
Y las aves, para siempre, se alejan
 
Melancolía
¿Cuál es el nombre de tu temible deidad?
Por la noche, cuando las lámparas se apagan
Veo a los niños que pierden sus cabellos
Y se convierten, uno a uno, en neblina...
 
(Del libro:  La Melancolía; publicado por la editorial Vicio Perpetuo)

 

 

*    *    *


Y vamos para los arrabales del mundo
Y vamos hacia donde los locos se devoran las uñas
Y la caca y la orina cubren las veredas
Y hombres cavan con manos desnudas los más venenosos minerales
Y el sol la piel pela en cañaverales infinitos
Y donde palafitos flotan en los manglares eternos 
Y barriadas esperan el día del incendio final
Los rostros durmiendo en los terminales de la desesperanza
Y vamos hacia donde el trabajo es la vida y la vida
Un breve descanso
Y hacia donde las cárceles acumulan lo que el cuerpo desprecia
Y hacia donde las familias en el campo aún poseen esclavos
Y mujeres golpe a golpe son convertidas en fantasmas
Y donde los sin techo buscan la grasa de los huesos en medio de la noche
Y donde los negros, indios, drogadictos y travestis
Turnan el día en que serán asesinados,
Y vamos, vamos viendo las muertes en vida de los que nunca
     Nacieron
Aquí aquel que dormía ya no puede más dormir.
 
(Del libro:  La Melancolía; publicado por la editorial Vicio Perpetuo)
 
 

*    *    *

 
La caja de Pandora
 
Pandora se miraba en un espejo
Que reflejaba la cosmogonía de otros seres
Ansiosos por encontraren el silencio…
Hasta que ella se volteó hacía mí que la esperaba
Y me prometió enseñarme su secreto
Que unía y separaba nuestros gritos.
  
¿Cuál es el trueno que rompió el eje del cosmos
 Y rompió el cráneo de todos que vivían? ¿Cuál
La noche que convirtió los fantasmas en sombras
 E hizo que pensasen que eran hombres? Apenas
 Sé que me hallé semivivo entre los muertos              
  Y que Pandora como un sueño ocultaba su mejilla
 (Su mejilla bajo su pelo negro como luna)
 Y que lentamente me levanté de mi cuerpo
Y observé un mundo no oscuro sino claro
 Claro como un desierto de casas, hombres y ruinas
Recubierto; de casas, hombres y ruinas,
 Asfixiados por terribles nieblas milenarias…
  Entonces Pandora, altiva, al aparecer entre ruinas                 
   Una parte de la niebla disolvió
  Y con sus dedos el velo del cosmos esparció;
   Por aquellas calles sempiternas caminamos,
    Mientras las casas cada vez eran más pobres,
     Y todo árido, árido, árido
   Se repetía en aquel cielo eterno y fugitivo
Como si estuviéramos a revivir nuestras muertes…
Dentro de las casas se veían hombres y mujeres
   Indefinidamente iguales como espejos
 Y dentro de las casas, las tabernas, las alcobas
  Se veían lagartos a escurrir de ojos huecos,
Mientras por las callejuelas solitarias esqueletos
   Se esparcían hincados en detritos
 Como árboles que por el viento se plantasen
  Y que del rio de desagüe se nutriesen;
Hasta que el sol fue eclipsado por las sombras
  Y el cielo yermo de soles y de estrellas convertido
 En un depósito de todos los matices de tristeza.
   Al llegarnos al antro de la ciudad más miserable
  En donde la soledad como un pájaro muerto era completa
Ella me mostró la caja en que los rayos de sol se extinguían
   Y en donde los gritos se concentraban en silencio,
 Y yo le pregunté: ¿Cuál es la historia de esta caja Pandora? Yo quiero
   Escuchar la historia de esta caja, Pandora!!!!!!!!
 El suelo de vidrío a cualquier momento nos haría caer
  El cielo a cualquier momento nos tragaría en su vientre
 Los últimos pájaros huían para la Tebas desolada
 Las sombras huían de los cráneos y en los sepulcros se hincaban
  Ella abrió los brazos y empezó a girar sobre si misma
E, histérica histérica histérica
 Se desnudaba y reía repitiendo
   Algo que yo podía sentir
     Pero jamás entender:
“Todos nosotros somos huérfanos. No porque nuestros padres
          Hayan muerto
  Sino porque jamás existieron.”
                   …


 “¿Tú quieres escuchar la historia de la muerte?
La muerte nació en un día en que todo estaba vivo
  Y todos la miraron espantados, epilépticos, perplejos
 Y se percibieron todos muertos, muertos, muertos,
  Muertos como los árboles, las piedras, el río, el océano
Muertos como las montañas, los volcanes, el cielo, tempestad
  Muertos como todo que no llora por ser muerto
ESTA ES LA CAJA DE PANDORA DE PANDORA DE PANDORA
 Entonces la muerte como un huevo sin casca se fue abriendo
Hasta habitar la semilla de la semilla del hombre
  Y los Dioses y Mitos empezaron a brotar del alma humana
Como si de la caverna los murciélagos de la oscuridad se ahuyentasen
   Y la Tierra se fue convirtiendo en un espectro inacabado
     De todo lo que los hombres hacían para librarse de su hado
  ESTA ES LA CAJA DE PANDORA DE PANDORA DE PANDORA
   Y los hombres construyeron templos, iglesias, ciudades
 Momificaron sus cadáveres con el abono de sus hechos
   Se convirtieron en estatuas insípidas de estiércol
Apilaron libros que contenían nada más que su vacío
 Pero las ciudades se volvieron más vivas que ellos
  Aun siendo desiertas como un sueño sin imágenes
 Y los templos e iglesias se fueron incendiando poco a poco
    Como la luz que expira en el proprio nacimiento
 ESTA ES LA CAJA DE PANDORA DE PANDORA DE PANDORA
    Y si pusieses en el cráneo una mágica linterna
   Y mirases lo que está detrás de cada universo aprisionado
  Y si penetrases en lo oscuro, en esa luna
    Verías una hilera de hombres huecos, desolados
  Debajo de un puente entre el mar y sus rezas
A buscar las estrellas que avivan a la tierra
  Pero, al mirar bien, el cielo es todo plomo
     Y la alegría no es más que una nube,
ESTA ES LA CAJA DE PANDORA DE PANDORA DE PANDORA
¡No hay flores que escondan el epitafio en que nacimos!
  ¡No hay soles que brillen en la noche en que morimos!
Entonces por qué temes, en lo oscuro, en la sordina
  Que toquen la puerta y te digan: “¿vine a buscarte soy la muerte?”
¡Nosotros somos la muerte, somos nosotros la máscara roja!
   Giramos en una llama, llama adentro
     Y ardemos pues la llama de nosotros se alimenta
¡ESTA ES LA CAJA DE PANDORA DE PANDORA DE PANDORA!
     Somos el dolor, no solo la muerte el dolor
¡¡ESTA ES LA CAJA DE PANDORA DE PANDORA DE PANDORA!!
                 Sus trajes habían caído su cuerpo era un féretro desnudo
      Si miras hacia el fondo de esta caja
            Verás que hay la espera jamás la esperanza
¡¡¡ESTA ES LA CAJA DE PANDORA DE PANDORA DE PANDORA!!!
           Todo lo que era sufrimiento ahora es caos
 ¡¡¡¡ESTA ES LA CAJA DE PANDORA DE PANDORA DE PANDORA!!!!
         ¡¡¡ LA CAJA DE PANDORA DE PANDORA DE PANDORA!!!
                 ¡¡DE PANDORA DE PANDORA DE PANDORA!!
                                ¡DE PANDORA DE PANDORA DE PANDORA!
                             DE PANDORA DE PANDORA DE PANDORA
 
(Del libro: Rumbo a lo Infinito de la Propia Voz; publicado por la editorial Vicio Perpetuo)

 

 

*    *    *


 
Jenny me sujetó de la mano,
Ella me llevó a través de la tempestad.
“¿Adónde estamos yendo?” – pregunté –
Y una voz (que nunca había oído) contestó:
“Hacia adentro hacia adentro bien adentro
Donde los pájaros no cantan
Y un mar, invisible, reverbera.”
 
No había como no seguirla,
No había como no amar aquella inmensa soledad.
Y sin nos darnos cuenta caímos en un pozo,
Siniestro y perverso como la ausencia de sonrisas.
En los albores del tiempo posamos el dolor,
Al fondo de aquel pozo donde los fantasmas humeaban
Hicimos nuestra crisálida de donde jamás
                                   Podríamos salir…
 
Rostros desconocidos en ese arbusto susurraron sus anhelos,
Ellos profetizaron pesadillas hace mucho olvidadas.
“¿Éramos prisioneros, Jenny? ¿Teníamos
Algún medio de huir de aquella cueva oscura?
Niños detrás del follaje se rieron de nuestras pretensiones
Y, en el desierto de ese insomnio
Yo oí un silencio, casi           un vacío,
Un golpe a repercutir por toda la vida:
                        “¿Qué mar sería ese?”
 
Ella me llevó a un cuarto,
(De paredes agrietadas y voces comprimidas)
Donde sólo pinturas sobre mí se reflejaban.
“¡Qué raro! ¿Quién las había pintado?”
Ella no supo responderme. Solamente
Fijó sus suaves ojos sobre los altivos-frágiles ojos
Que en cada cuadro irrequieto relucían…
“Un día pensé que era Jesús                                                
Pensé por un momento que el mesías fuese yo.”
 
Pero mis papás me dijeron que no,
Rechazaron mis anhelos de volverme el universo.
“¿Por qué tamaño sufrimiento?” – me dijeron –
Yo miraba a lo alto en la inmensidad del cielo añil
Donde miles de espejos mi rostro contemplaban
Y dentro de mis sueños yo grité (como en sueños posteriores
            Gritaría)
“¿Por qué tanta ambición? ¿Por qué tanta
                Ingrata soledad?”
 
Cansado en una piedra me senté,
Y por un rato las ambiciones se me desvanecieron,
“Había solamente el dolor… ¿verdad, Jenny?
El dolor de un cielo azul
Sin nubes, sin estrellas, límpido, vacío…”
Y en aquella piedra, cansado, yo lloré
Tal vez para alimentar todo el mar
Que en mis adentros parecía no caber.”
 
Cruzamos entonces un puente, todo era dejado hacia atrás,
El río fluía abajo, bien abajo, de mí.
“Jenny, ¿adónde, adónde vamos?”
Sus ojos no tenían un rumbo definido;
Ellos solo querían adentrarse, adentrarse, adentrarse
Sin ninguna esperanza de salida
Sin ningún grito a romper el firmamento.
 
Llegamos entonces a una sala,
Donde las puertas bordeaban lo infinito
Tras otras salas de infinitas puertas
            Haber atravesado.
“¿Cuál de esas puertas, Jenny, Jenny mía
Nos hará salir de la tempestad
Y hacer que volvamos a tierra firme?”
– “¿Cuál, cuál de esas puertas?”
 
Ella no dijo nada,
Sus ojos absortos posaban sus manos sobre lo infinito...
“¿Adónde estamos yendo?” – pregunté –
Y ella, con una voz aún más aflictiva, susurró:                    
“Hacia adentro, hacia adentro, bien adentro
Rumbo a un lugar que no existe
Rumbo tal vez a nuestra alma.”
 
(Del libro: Rumbo a lo Infinito de la Propia Voz, publicado por la editorial Vicio Perpetuo)
 

Gonzalo Dávila Bolliger nació en 1989 en Lima, y se mudó a los cuatro años a Brasil con sus padres, donde vive actualmente en la ciudad de Campinas. Viaja todos los meses por algunos meses a Perú, donde está una buena parte de su familia.
Estudió lengua y literatura en la Universidad de San Pablo. Publicó tanto en Brasil como en Perú. Tiene tres libros publicados hasta la presente fecha en Perú, todos por la editorial Vicio Perpetuo: la novela Las Fronteras del Sueño; el poemario Rumbo a lo Infinito de la Propia Voz; y el poemario La Melancolía.  En Brasil, ha publicado, entre otros: Rumo ao Âmago da Própria Voz (por la editorial Autografia); A Melancolía (por la editorial Piraputanga), As Realidades Invisibles (editorial Autografia; conjunto de cuentos y novelas), As Fronteiras do Sonho (Editorial Maracaxá). También tradujo el poema extenso Altazor de Vicente Huidobro para el portugués y el libro O Guardador de Rebanhos de Alberto Caeiro (heterónimo de Fernando Pessoa) para el español. Además de haber publicado en páginas web y en recopilaciones, como en la revista Purgante y en la Kametsa.
Le encanta la literatura (tanto poesía, como narrativa), la música (principalmente el rock de los 60 y los 70), la psicología, la antropología, entre otros temas.