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RICARDO CURCCI FERNÁNDEZ -URUGUAY-

 

Mi nombre es Ricardo Curcci Fernández, uruguayo, soy médico de profesión jubilado a la fecha. Actualmente coordino el Taller Literario “Literalepsis”, funcionando en el Centro Cultural de Shangrila, Ciudad de la Costa, Solymar.
Soy alumno de Quipus, Primer centro formativo de Talleristas Literarios dependiente de la Intendencia Municipal de Montevideo, y he participado en la edición de las Antologías “Soltar Amarras”, editada en el año 2020 por el Taller Ruben D´Alba coordinado por el Prof. Lauro Marauda y “La Sombra de Jano”, producción de la Prof. Carmen Galusso en el mismo año. Figura entre mis antecedentes la edición independiente de una Antología personal titulado “Electrocardiograma” en el año 2016.
El año próximo pasado, he editado un libro unitario, “A Bordo del Reloj” por medio de la Editorial Rumbo, encontrándose actualmente en el circuito comercial.
He participado de los circuitos Literarios realizados en el MAM (Mercado Agrícola de Montevideo) auspiciado por el MEC en el año 2019 conducido por el Prof. Lauro Marauda y recientemente en el denominado “Bocaditos y Canapés” desarrollado en el Mercado de la Abundancia en abril de 2022, coordinado por Pablo Silva. Próximamente participaré en una lectura pública de alguno de mis trabajos organizada por Libros “El Faro” a realizarse el día 11/6/22 en la sede del “Faro de Arquitectura”, Av. Herrera y Reissig 633, Montevideo.
La actual antología es de mi total autoría y poseo por la misma derechos de autor.
Adoro escribir y es una tarea a la que me dedico prácticamente desde mi retiro, en forma permanente.

 
 

PESTE GRIS

 
 
 

Transcurrían las diez de la mañana. Al instante de soportar la andanada que irrespetuosamente orquestaba su teléfono móvil, desde debajo de las mantas extendió, pasando por sobre su cabeza, la mano. Luego de explorar el desorden de su mesa de noche, desparramando cenizas, silenció el aparato con un golpe.
Cayendo pesadamente sobre el piso, chocó su puño con los envases vacíos de cerveza que acompañaban su sueño. Exhaló resoplando. En la penumbra de su mono ambiente, perdió una nueva batalla contra su reloj de pulsera, el cual indicaba que era hora de la ducha. Bailaron los habitantes de polvo dentro de los túneles que el sol dibujaba, filtrándose irrespetuoso por entre las cortinas.
Un café largo bien cargado completó el milagro diario de la vigilia.
Alberto Mastrángelo. Cuarenta y dos años, soltero, antropólogo de profesión, uruguayo de nacionalidad. Se había graduado con las mejores calificaciones en la Universidad de Humanidades y Ciencias del Uruguay desde hacía más de una década. Titular de la cátedra de Antropología de la Universidad Católica, fue removido de la misma durante el desarrollo de uno de sus cursos. Al mismo, impulsando preguntas sobre existencia e historicismo de la vida de nuestros indígenas, supo extenderse sobre la colonización de América Latina. Como consecuencia de su posición ante la declaración en propiedad privada de las tierras pertenecientes a los nativos, la dirección no tuvo dudas en cuanto a definir su destino. Participando, luego, esporádicamente en diferentes excavaciones sobre terreno argentino, investigando el origen de la cultura quechua, Alberto alternaba una vida austera con su pasión, la música. Circunstancialmente desempleado, consumía una tarde de abril caminando por la Rambla Sur cuando su teléfono móvil marcó la señal.
―Un mail ―observó―. Credisol, seguirás esperando. O Creditel; tanto da ―se dijo.
Echó mano al cierre de su campera militar para cerrarla totalmente. Luego, saludando las dieciocho horas de aquella tarde de otoño encerradas en su reloj de muñeca, subió por Ciudadela.
Sin dudarlo un segundo, puso proa a Sarandí al número seiscientos. Al llegar, sentado mirando la peatonal desde Juan Carlos Gómez, justificó el pedido de tres chopps sucesivos, ordenando un pancho que compartió con su habitual compañero, Tomi, un perro vagabundo de la Plaza. Al terminar el tercero, resignado y sonriente, recordó sus responsabilidades habitualmente eludidas. Solo por curiosidad, buscó su celular en el bolsillo superior de la campera para observar el contenido del atrevido mail.
―A ver, quién me está renovando el carné de socio del Clearing… ―expresó.
Su ceño se frunció de inmediato. «Sr. Alberto Mastrángelo, favor comunicarse. La Empresa manifiesta sumo interés en realizar una entrevista laboral a la brevedad. Asunto de su interés».
 
Atte.
Mr. Thomas Brooks.
Fire Hore Editor Internacional.
firehoreedit@outlook.com.