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SANDRA ROSA CABRERA GONZÁLEZ-CUBA-

Poeta, periodista, promotora cultural y productora multimedia. Licenciada en Estudios Socioculturales. Poemas suyos han sido publicados en la Revista CantaLetras, Espacio Creativo de la Fundación Amaya de Durango y en la Página de la Fundación La Caverna. Participó en el evento Cervantino, Irapuato 2020. Publicó varios de sus poemas en la antología “Palabras en Vuelo V” en la cual además fue compiladora por a la parte cubana. En la antología “La deconstrucción del luto” de la Foundation Literary International Holanda- Cuba, antología “Poemas bajo el brazo: Selección de poetas cubanos”, en México, antología “Madre de la tierra: Antología Internacional de Voces Femeninas por las defensoras del Medio Ambiente”, Grito de Mujer 2023, en República Dominicana y en la antología “Colibríes sobre mares” Poesía contemporánea cubana por el mundo. Ganadora de uno de los premios del concurso Letra Sur 2021 que convoca la Dirección de Cultura de Mayabeque y Premio Nacional Delia Carreras 2022, Cuba. Su poemario Fragmentada fue publicado por los Cínicos Editorial, México, en agosto del 2021.
 
 

DÍA ANTES DE LA GUERA
 
Si te vas a llevar un trozo de mí,
no te quiero,
arrasa como el 11/11,
déjame en el hueso,
ahí donde respirar no duele.
Si cobardemente entraras al pecho
y revivirás el ausente latido,
no me mereces,
sé un paramilitar ruso
o juega a ser Dios en la tierra.
Quiero tu embestida,
la muerte que respira Al- Shifa,
la huella de mi bufanda a cuadros en la garganta.
Si me renegarás moribunda,
no te amo,
asegúrate que nada quede
o mi vida penderá del hilo rojo
detrás de tu mirada.

 

 

*    *    *


 
COMO ENCICLOPEDIA MAYA
 
En medio del coliseo griego,
así de errante vi el camino,
atrapada entre la madera
la arena y el hierro.
Existen cosas que perdemos
antes de hablar,
incluso antes de respirar
después del parto.
En la vida
y en cada grano de pérdidas
habita el silencio
descubierto con los años.
Son dolores que se vuelven luz,
en la petulancia de la muerte.

 

 

*    *    *

 
INTERROGANTES
 
¿Qué es el cuerpo?
No más que la estructura
que todo aguanta.
¿Qué es sino el reflejo de
debilidades/ excesos /
genéticas aberradas?
Mi cuerpo aguanta
un dolor mensual
que me lleva a la locura
y me regresa.
¿Qué es sino la finita materia?
Tu boca y la mía
tragos, nicotina, paseos,
el ticket de la vida,
se encienda cual vela
que sueña con la cera.

 

 

*    *    *


 
PÓRTICOS
 
¡Cuánto nos duele
la gente que se va!
En aviones, por fronteras,
en ataúdes, camiones,
sábanas de hospitales
sucias y con número
para el próximo traspaso.
Chats bloqueados,
intimidades publicadas.
¡Como duele los que se van!
Y uno sin dar el portazo
a la memoria.
Inevitables murmullos,
horizontes diagonales,
la vida se corta
perpendicular al tiempo.

 

 

*    *   *


 
ALMA 
 
Tengo un alma, como casi todos,
un poco intranquila, hay que pastorear
su naturaleza como a oveja.
En el fondo mansa.
Mi alma suicida
vive en un cuerpo que respira,
con todos sus mililitros de sangre
y todas sus membranas citoplasmáticas.
Mi alma a veces enferma, se mira al espejo
recuerda no querer morir,
se calma con la certeza:
todos llevamos fantasmas,
sin rendirnos ante la sed.
 
Todas las almas son tiempo,
este, la consecuencia absoluta
de la vida estragada, estéril y anoréxica.
Agonía.

 

 

*    *    *


 
PATRIA
 
Sé de un juego macabro
que olvidó los cuartos oscuros
con hilos de pescar
amarró las velas sin destino.
Dardos, cubilete, ruleta
la guayabera camina indulgente
con mocasines rojos.
Sangre, eso quiere quien
dispara por Twitter.
 
La patria:
democracia del hambre.
 
 

*    *   *

 

 
TODOS QUEREMOS ESCRIBIR EL POEMA PERFECTO
 
Que te desangre en una línea
y en la siguiente te diga
lo jodidamente único del Amor.
Queremos oponernos a la guerra
alimentar a los niños de África,
todos seremos Cervantes
de nuestro propio Quijote
venciendo los molinos de nuestro ego.
La humanidad quiere la eternidad.
Todos anhelamos ser Dios para satisfacer
nuestros propios milagros.
Nadie quiere vivir con la peste a Neandertal.
Pero resulta que el amor
siempre es clavarse a la cruz
sabiendo que no eres Dios, con la peste a
sapiens que brota por los poros.    
 
 

*    *    *

 
TODAS
 
Para morir
tengo todas las noches,
cuando terminan siempre sale el sol.
Variable que hace todas las muertes iguales,
nada de particular en morir en noches
descubiertas por el sol.
Por eso he escogido todas las noches de mi vida, 
así podré morir cientos de veces y
calentarme con rayos,
como resucitada.
No moriré con la misma luna,
ella muestra sus caras
como yo la luz de la vida,
en el reloj marcará 11:11.
Terminaron los ensayos.

 

 

*     *     *

 
Campo santo
I
Los muertos se acumulan en el altar de la casa,
el que inventó mamá en una esquina del comedor
rincón lleno de fotos que no permiten olvidar.
No dejan la familia escape a la memoria.
 
Allí abuela, abuelo, tío,
habitan en silencio
y murmullan aquello que no sabremos jamás.
 
Un altar de lágrimas,
vasos con agua y flores,
velas derretidas,
una cera habla del llanto
que sale cuando lloramos la muerte de alguien.
En cada duelo
hay un poco de dolor por nosotros mismos,
en cada muerte que lloramos
también lloramos la nuestra,
la conciencia del inevitable olvido,
la ausencia se personifica,
nuestra foto en otro altar.


II 
Una partida más,
tristezas balanceándose 
como el recuerdo vívido
de la ausencia,
la fatiga en la piel
marchita/ ahuecada/ descompuesta.
No sabes si llorar,
su muerte es un retrato
revisitado en los espejos,
vulgares sintonías de la disfuncionalidad.
Él era tu padre,
pero tú nunca su niña,
los secretos cambiaron
la gramática de los asuntos
de temas silenciados
entre el ruido del pasado y presente.
Otra partida más,
yo parafraseando la mía.
 
III
Cuando los poetas
creen morir,
resulta ser el nacimiento
de una palabra:
una que se inventan para apagar el grito,
para sentir el universo.
 
 

*     *     *

 
Epitafio
 
Solo me gusta decirles adiós a los muertos
pero lo estampaste en el chat
dando sentencia de mi descenso,
clavándome el "Adiós" como un epitafio para toda la vida.
Nada puedo hacer con la arena y la ventisca,
nos descubre ciegas antes los umbrales
en los cementerios del alma.
 
Pasaré el cerrojo,
con veinte guarda espaldas.
Algún que otro revólver quedó de las guerras
que he librado bajo el agua.
Adios.