No. 16

ENERO 2018

No. 16 ENERO DE 2018

PÁGINA 23

 

Germán Rizo Poeta y narrador Mexicano residente en los Estados Unidos. Escribe sus primeros poemas a la edad de diez años, en los cuales dibuja paisajes de su tierra y escenarios amatorios, influido por los poetas del romanticismo. Estudio administración de empresas. Ha publicado: Cantos del alma y la vida (2014), Bajo la sombra del corazón (2016), Atráeme  contigo (2017), participó en la antología: Equilibrios contrarios, tributo a Federico García Lorca (2015).
Tiene en edición otros dos  libros  de poesía titulados: Arden las palabras y Huellas tras la lluvia.
Ha colaborado con algunas revistas literarias internacionales como: Metaforología, Marcapiel, La casa que soy, Nigara, Calle B, Monolito.
Obtuvo el tercer lugar en la primera edición del concurso literario LETRA D’ KMBIO, con la obra titulada: Que sangren mis manos, en la Habana Cuba. (2017).
Así como el segundo lugar de poesía en el V Concurso Internacional María  Eloísa García Lorca con la obra titulada: Vendrá la noche, llevado a cabo por la Unión Nacional de Escritores de España. (UNEE). (2017).

 

Datos del contacto:
Nombre: Germán Rizo
Dirección: 7800 sw sagert st 32
Tualatin, Or, 97062
 
Número de teléfono: 5033120778
 
Correo electronic:
grizzo28@yahoo.com

 

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GERMÁN RIZO -MÉXICO-

Recuesta tu demencia


en mi corazón
lámpara sosteniendo la fe.
Los espejismos cercenan
las cumbres del cielo
perturban la sombra de los árboles.
Sujeta estos versos
que arden en el conjuro
de tus ojos
ese ramo de imágenes
desbastadas en el caos.
Llanto oprimido y rebelde
brasa oculta
refulge mi tormento
este manojo de injurias
que envejecen.
Recuesta ese desconcierto
ondulado en charcas de miel.
Sostenme en ese remolino de hogueras
que confunde mi sangre
con el aullido de este invierno.
 
Desfallezco en la tragedia de la muerte.

 

 

*    *    *

 
Toda tú  
diversa y breve.
Basta el desorden de la sangre
para deslizarme en tu goce
y llegar a los elementos
que fulguran en ti.
 
Mi incienso tú
el verbo en la proa
envolviendo nuestra luz.
Espejos tejiendo
en círculos mi rostro.
 
Toda tú en ese altar tardío
danzando en la emboscada
su cortejo de tormenta.

 

 

*   *    *
 
 
 

Enrédame en tu amor H
en tu holocausto de alaridos.
Eres vértigo
la tarde y el sol florecen
en la osadía de tu pelo
donde la tristeza forma laberintos
y las palabras son semillas
colmando el polvo del verano.
Te adivino en mi boca
en el lenguaje
perpetua de zafiros
en lo vigoroso de las hebras 
y la vigilia.

 

*     *     *

 

 
 

Allí donde la soledad

es un pájaro en su jaula
donde el aliento
del tigre renace
entre siniestros ruegos
y la tormenta arroja
la sustancia tenebrosa.
Allí en lo audaz de las alas
y la ebriedad del fuego
donde la vigilia
es un águila trepándome
donde el azote del viento
devora las rotas antorchas
del corazón.

 

*    *    *

 
Y yo que amé
con tantas palabras
sordo en la corriente
extendía lo innombrable
de tus huellas.
 
Cuanta perversidad
nombrar un pedazo del silencio.
Y fue el dolor inútil
la eternidad del otoño
atada al deseo de la escarcha.
 
Y fue tu amor enredadera
crucificando pájaros
en  la oscuridad.

 

 

*    *     *

 

Llega la noche
la estatua tormentosa
vaciando la lluvia.
Aquí queda tu nombre
y su desnudez
el desorden de la soledad
en lo siniestro de las palabras.
La nostalgia de los puentes
mecen lo armónico del corazón.
Aquí descubro tu rostro
laberinto en lo ancho de la luz
salvándome.

 

*     *      *

  
Cúbreme hasta que los signos
broten de tus huesos
que en tus ojos encuentre
un jardín al amanecer.
 
Que el relámpago apunte
abriéndose a lo fértil del viento
y Dios taladre con su mazo la fe.
 
Lléname de soles
bórdame de silencios la piel.
Que las llamas cieguen la noche
y los pájaros dispersen  mis cenizas.

 

*     *      *

                           I
  Bebo de tu ira
  ese rayo amargo
  que desnuda las hojas
  y devora un mar.
  Se apresura la noche
  caen nuestros cuerpos
  en agudas sombras.
 

                        II
  De mi tarde
  la espléndida tierra brotando
  en la confesión de las aves.
  Yo entre el ritual de las espigas
  y el manantial  de tus senos.
  Triste polvo
  levanto en mi mano
  la turbia huella que devora.