No. 17

ABRIL 2018

No. 17 - ABRIL DE 2018

PÁGINA 10


Una persona más, con alma de artista, aquella que le gusta crear & pretende escribir esas historias que salen de su retorcida cabeza, aquella que se cansó de tanta ciencia & empezó por alimentarse a diario con tinta & letras. No se esconde bajo otro nombre, porque no le da miedo que se enteren de todo aquello que tiene tantas ganas de decir; no tiene género literario, al igual que no discrimina lugar alguno que se dedique a ofrecer un espacio para la libre expresión.
La Magíster en Investigación Educativa Gloria de los Angeles Bennetts Carlock, es originaria de Oaxaca, México; ha realizado diversas publicaciones literarias & académicas en su país natal, así como en Colombia & España. Actualmente es la Directora General del Blog & la Revista Digital Internacional Educación Alternativa “Un Vistazo”,  un proyecto que se basa en tres premisas (comunalidad, multiculturalidad e inclusión).
¡Esta es ella!, tan solo una mujer común haciendo pequeños-grandes cambios desde su trinchera; que gusta de dar su humilde opinión a través de escritos con mensajes críticos entre líneas.
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GLORIA DE LOS ANGELES BENNETTS CARLOCK -MÉXICO-

LA CONTRAPOSICIÓN DE LA LOCURA
 


Una mujer que habita en la locura, esa era ella; sin duda no tenía un cerebro normal, se podría decir que su mente estaba perturbada, sus acciones poco convencionales ponían a todos en estado de alerta. Desde pequeña salía corriendo a jugar a los columpios con su amigo imaginario, se ocultaba en los rincones de la escuela y solía tener pocos amigos, pues nadie entendía ese modo tan particular que desbocaba a diario.
La adolescencia se hizo llegar y fue ahí donde la locura se volvió aún peor… llego el amor y con ello la tormentosa idea de la triste soledad, al parecer nadie le hacía caso, pues era una chica fuera de los estándares del sistema. Sus amigas tenían que hacer de todo para que ella no se infringiera algún daño; nada punzocortante a su alrededor exclamaban los miles de doctores que ella frecuentaba de forma esporádica.
No era un caso fácil, la juventud atraco en su físico y entonces la belleza que exclamaba era en lo que los hombres fijaban sus anclas, es extremadamente chocante como un bonito rostro y un espectacular cuerpo puede hacer a un lado los problemas que una mente enferma pudiera tener. Las filas de hombres pasaban sin darle un descanso; algunos tenían un poco de escrúpulos y decidían quedarse hasta el amanecer, pero la mayoría se iba sin siquiera despedirse.
¿Por qué a mí? Preguntaba la demacrada chica a sus voces interiores, pues ella no comprendía por que los hombres huían. Se acabó la etapa de esperar y entonces comenzó la de seguir sus impulsos, tomo rienda a la aventura y siguió hasta las más extrañas tierras a un hombre que ella solía llamar verdadero amor. Este hombre no era algo impresionante, pero para ella era lo más alucinante con lo que se había topado antes, así que decidió incluso dejar de escuchar a su locura, empezó a ser aquello que tanto le habían pedido sus familiares, trato de ser “normal”, común y corriente como muchos dicen coloquialmente.
El hombre el cual se había percatado de la extraña chica que lo seguía, sentía un poco de curiosidad hacia ella; pero era más el sentimiento de lastima el que lo hacía aceptarla, tenía miedo a que la joven se quitara la vida al ser rechazada. El siguió el juego sin pensar en las consecuencias fatales. La joven enamorada trataba de compenetrar en el mundo de la normalidad donde el chico de sus sueños existía, pero encajar le era imposible. Cada vez que llovía quería correr hacia los charcos y echarse a nadar, sin importar si sus finos zapatos se enlodaban, cada primavera quería desnudarse y tomar el sol en toda su expresión, sin que le quedaran marcas de la ropa interior, pues a ella no le importaban esas cosas.
Cuando la mujer logro introducirse a la vida del hombre de sus sueños, este no tuvo más que aceptarla, pues pensaba, que lo único que tenía que hacer, era dejar que ella se aburriera de él. Días y noches a su lado y pese a los años seguía escuchando esas extrañas voces dentro de su cabeza; las cuales de forma cruel le exclamaban: “Tienes que salir y recorrer el mundo, vete que haces aquí sacrificando tu juventud y belleza con un hombre que no ama”,  pero la joven ya estaba acostumbrada a los mensajes engañosos que su mente le podía decir para bloquear su felicidad, así que, tal y como los psiquiatras le decían y sus padres le habían inculcado, ella haría a un lado a sus voces interiores para encajar en una vida convencional.
Cuando el hombre estaba por abandonar a la rara mujer que vivía hace años junto a él, su familia se inmiscuyo en los asuntos personales de la pareja, pues las reglas estaban más que escritas ¡eran un dogma! y el sistema no podía corromperse por dos personas. “Tienen que casarse”  exclamaron algunas mujeres de la familia, justo a los oídos del chico que estaba por retirarse. El joven que había hecho todo de forma correcta, no mancharía su reputación por una falta moral en su historial, pues tal vez el cielo se cerraría para él.
Antes de la ceremonia, la joven contacto nuevamente a su locura y aun tapando sus oídos no pudo evitar escuchar… “Tienes que salir corriendo, aventurarte a conocer, tienes mucho que explorar, debes poner fin a este engaño, que solo te está matando”. Pero la joven que poco encajaba en su red de mentiras cotidiana, decidió cerrar los ojos y dejar que pasara su inestabilidad.
¡Una boda estupenda, un trabajo asombroso, una casa maravillosa!, pero las voces aun existían dentro de ella, esas voces que no se callaban con nada y no tenían ni la más mínima indulgencia. 
Cuando iba en una lujosa camioneta a su trabajo, quería romper los vidrios y salir con las manos ensangrentadas, el sonido del claxon era demasiado ruidoso, los silbatos de transito la volvían aún más loca. Así que empañaba el vidrio y después le colocaba figuras graciosas; al poco tiempo sentía la mirada del chofer por el retrovisor, enseguida su esposo la sacudía y le decía que no hiciera cosas tontas que la hacían ver como una mujer insana.   
Al llegar al su prestigioso trabajo, sentía que se encontraba totalmente encarcelada, así que veía hacia su ventana por horas prolongadas. Las juntas eran la peor parte de su vida laboral estresante, nunca opinaba pues enseguida la callaban y cuando tenía una idea visionaria, todos los retrogradas murmuraban a sus espaldas. Aunque hacía mucho tiempo de no tomar ninguna pastilla, todos se daban cuenta de su locura al solo ver debajo de su manga, y aunque sus heridas no sangraban, sus cicatrices no parecían desfallecer en su pálida piel.
Ni el dinero que ganaba la pareja, ni el éxito que sembraban; alcanzaban a callar las mentes cuadradas. Por más que la joven quisiera convencerse de su normalidad, las voces parecían contemplar en la cercanía y reír a sus espaldas. La bella mujer que alguna vez fue una joven que escuchaba los consejos de sus malévolas voces, ahora se había convertido en una adulta exitosa, envuelta en una esfera de cristal donde la vida parecía color de rosa.
En vacaciones quería salir a toda velocidad y plantarse en la arena del mar, pero sus funciones como jefa de una empresa no la dejaban, la mantenían entre estadísticas y reportes que no parecían tener fin. Fue en ese entonces que incluso sus voces parecían darse por vencidas con ella, pues ya hace meses de que no sembraban semillas de ideas libertarias en contra del sistema, parecía aterrador como ya no podía llegar a escucharlas, pues para eso, tuvo que desenterrarlas de un mausoleo de recuerdos que celosamente ocultaba.
Aún con una fuerza tenue las voces se presentaron ante ella, ¿Hace cuánto tiempo oliste una rosa?, ¿Cuándo fue el último día en que percibiste un aroma dulce?, La última vez que mojaste tu cuerpo dentro de una fría cascada, cuéntame del sonido de las olas del mar… si quiera a través de un caracol. Resonaban las voces no solo en su mente sino desde su tormentoso corazón. La mujer llegaba de madrugada a su casa, se quitaba sus estrechas zapatillas y pretendía no existir.
Contemplaba sus marcas insanas que hablaban de los fármacos con los que tuvo que vivir, cada una de ellas le recordaba una extraña anécdota, un relato escabroso de su prematuro pasado. Toda su voluntad, toda su personalidad habían quedado sellados en un armario bajo cadenas, pues no eran más que fuerzas del mal que la hacían elegir cosas horribles sobre cosas bellas, o eso le habían dicho los expertos.
Cuando todo lo negativo de su historia empezaba a encontrar un espacio en la normatividad de la vida cotidiana, recordó aquel amor que la hizo dejar atrás su extraña y oscura locura… Miro como nunca había visto a su esposo desde ya hace varios años, directo a los ojos. Sin levantarse de la mesa derramo el costoso vino al piso y dispuesta a terminar con la farsa de una vida perfecta; de pronto se desvaneció. Al abrir sus ojos cansados, las noticias llegaron, la concepción de una semilla postrada en sus entrañas, seria aquello que la haría persistir con la idea de abandonar aquel cruel engaño.
Los años pasaron así como su juventud y las voces tenues se escuchaban tan solo en sus sueños. Su pequeña hija caminaba, corría y preguntaba que eran esas extrañas marcas en su muñeca. Y ni el más caro departamento, ni la más grande riqueza que habían logrado la pareja en años; logro salvar a la niña curiosa que tanto amaban, arrebatándosela después de una larga lucha.
Después de tanto fingir, de hacer a un lado sus voces para lograr una vida perfecta; el cuerpo inmóvil de su princesa reposaba en la cama del hospital; a su alrededor se encontraban unos muros grisáceos y un ambiente putrefacto, que poco a poco arrancaron del pequeño cuerpo el suave aroma a rosas frescas; el perfume de su hija fallecida se había fusionado con el de la sangre y en el helado anochecer, el silencio mortuorio se rompía con el eco del silbido de un hombre que despedía a su amante desde el otro pasillo.
Aquella mujer no comprendía, ¿Por qué?... a pesar de que abandono las extrañas voces y realizo todo lo que estaba establecido en el sistema y hasta en la religión,  no había logrado encajar en la normalidad. Se levantó sin siquiera pensar en el funeral y camino día y noche… hasta que sus pies descalzos se agrietaron, provocando en ellos considerables heridas, parecidas a las que pinchan espinas afiladas. La comida no sabía a nada y ni siquiera un buen baño de lluvia acida la calmaba. Después de meses de deambular en la ciudad, embriagada de desdicha, frustración y odio; intentando encontrar su alma perdida; un hombre apuesto se le acercó.
La saludo con gran emoción y sin importar su nauseabundo olor la abrazo, el hombre enseguida le pregunto ¿Me reconoces?, a lo que la mujer exclamo un rotundo ¡NO!, sin importarle la reacción, el hombre la cargo con todas sus fuerzas y la llevo a una casa que el rentaba, la miro con gran dolor y la baño de pies a cabeza. La mujer que había perdido toda esperanza, solo lo ignoraba; pero el desconocido la peinaba y acariciaba desde la más sutil de las cicatrices de sus muñecas, hasta la más marcada. Le contaba cosas y hacía de todo para provocar en ella una pequeña sonrisa. Al llegar la noche no hizo más que cuidar sus pesadillas, sentado a un costado de ella, en aquel sofá-cama en el que reposaba.
Al amanecer su desayuno estaba sobre la mesa, con una rosa perfumada, aquel gesto despertó en ella sus voces interiores “huele la flor” le gritaban. El hombre empezó a realizar una gran mochila, en el que coloco cosas importantes para la supervivencia, la tomo de la mano y le dijo: “tenemos que irnos, se nos hace tarde”
Empezaron una dificultosa caminata aún debajo de los truenos y el aire del norte, pese a las circunstancias más extrañas los viajeros no descansaban. Cuando sus brazos tenían doble color de piel fue cuando la mujer empezó a  contarle al hombre sobre sus voces, este sin miedo alguno le preguntaba: ¿Qué te dicen?, ¿A dónde quieren que te dirijas?
Después de un largo viaje, comprendieron que  su estancia en esa vereda desconocida que se hacía llamar vida, se había pronunciado larga, así que pidieron ayuda de otras personas y medios de transporte, pues ellos, ahora convertido en unos prodigiosos peregrinos no sabían cuál era el destino de su viaje, inclusive desconocían cuando tenían que parar.
Cuando estos caminantes, habían recorrido medio mapa escuchando variedad de idiomas, probando distintas comidas y dormido en diferentes chozas. La mujer alzo la mirada y se enfocó en aquel extraño con el que viajaba… ¡De pronto! empezó a reconocer su cabello, a oler su fragancia y escuchar el tono de grave de su voz. Todo lo anterior, no ayudo de mucho a la joven, pues ella no lograba recordar con verdadera certeza; hasta que… ¡el extraño se sacudió! echando para atrás su rostro, riendo a escandalosas carcajadas.
Sus voces entonces murmuraron: “Es él, aquel por el que una vez decidiste dejar todo por amor, vivir a su lado, casarte y tener una hija,   es el mismo amor pero la diferencia es que ahora es reciproco”. Cuando ella lo miro, expresando con sus pupilas dilatadas la increíble emoción, el contacto de su mirada la delato; el hombre quedo inmutable, pues sabía que era ella quien lo miraba y no la extraña que viajaba a su lado desde hace ya tanto tiempo.
Enseguida ella bajo la vista hacia el brilloso anillo que él  tenía puesto en su mano izquierda, a lo cual, aquel extraño que se había involucrado tan profundamente para demostrarle la belleza de la vida cuando era tan solo una mujer errante; rompió la cadena que tenía colgada en su pecho, mostrando un sucio anillo que le pertenecía a su esposa.
La mujer rio y dejo que el viajero le colocara el empolvado anillo en el dedo anular, enseguida la miró y exclamó: ¡No fui tan feliz, hasta que empecé a tomarle fe a tus extrañas voces! “nunca fuimos la mejor pareja pero ahora somos unos desconocidos que viajan sin cansancio… aquellos que gustan de probar, que se sienten animados al despertar, los mismos que han tenido todo de igual manera que lo han perdido y ante ello siguen de pie… mirándose el uno al otro, no como amantes sino como aquellos amigos que se conocieron un día para emprender el más extraño viaje” Al terminar de hablar, el hombre la abrazo fuertemente y pregunto… ¡Ahora cuéntame!, ¿qué te dicen tus insanas voces?