No. 17

ABRIL 2018

No. 17 - ABRIL DE 2018

PÁGINA 8

FRANCISCO JAVIER ANGEL NOREÑA-FRAN NORE Caldas – Antioquia. COLOMBIA 29 de diciembre de 1969. Escritor, poeta, actor y diseñador grafico, escenógrafo y director artístico, cantante y pintor.
En 1988 Finalista en el concurso de poesía “ASDOAS”.
En 1989 Técnico en Escenotécnicas para Cine y Televisión en la ETA (Escuela de Televisión de Antioquia).
En 1991 publicó “Génesis en los Montes” (1989) y “Memorial del Sur” (1991).
En 1994 Premio en el II Concurso Departamental de Cuento Caldas.
En 2003 Premio en el Concurso Nacional de Poesía Ciro Mendía con su obra “Memorial del Norte, Memorial del Sur”.
El 19 de noviembre de 2009 El Ministerio de Educación Nacional le expidió la tarjeta profesional de artista en el área de Artes Plásticas y Visuales.
El 4 de agosto de 2010 El CIPA, Circulo de Periodistas de Antioquia, en la entrega de los XX premios CIPA, A La Excelencia Periodística, le concedió mención de honor en la categoría “periodista-escritor”, por sus aportes al arte, a la literatura y a la cultura.
Mención de honor en la categoría crónica en el I Concurso Nacional de Literatura Fahrenheit 451. 2012. Finalista en el concurso de relatos La Cesta de las Palabras y en el I Concurso de Microrrelatos “Pluma, Tinta y Papel”. 2012.
Finalista en el I concurso Internacional de cuento breve “Cada Loco Con Su Tema”, grupo editorial Benma, México, D.F. 2013.
Finalista en el I concurso de poesía Equinoxio y Premio internacional Ana María Agüero Melnyczuk A La Investigación Periodística en 2013. Ese mismo año, Jurado del XVII Premio nacional de Poesía por concurso “Ciro Mendía”.
Segundo puesto en el certamen anual de literatura internacional L.A.I.A El Molino 2014.
 
Libros Publicados:
Poesía:
Poemas Mediterráneos (1989)
Génesis en los Montes (1989-1991) Editorial Lealon
Memorial del Sur (1991) Editorial Lealon
Memorial del Norte, Memorial del Sur (1999-2005) Editorial Metrópoli
Amapolas Acústicas (1985-3005) Editorial Metrópoli
Telarañas de Ciudad Errante (2005) Editorial Metrópoli
Fran Nore de selección (2005) Editorial As de Bastos
Los Espejismos Míticos (Ensayos - 2005) Editorial As de Bastos
Fuga Frontal (2007) Editorial As de Bastos
Regresiones A Bordo (2007) Editorial As de Bastos
Profanaciones (2007) Editorial As de Bastos
Obertura insistente (2010) Editorial As de Bastos
Periferias (Dibujos y poesía - 2011) Editorial As de Bastos
Camino al éxito (2011) Editorial As de Bastos
 
Novelas:
El Camino de las Dos Cruces (2009) Editorial As de Bastos
América en ruinas –entrega por folletos- (2010) Editorial As de Bastos
La Guerra Nacional (2010) Editorial As de Bastos
 
Teatro:
Teatro de cámara para piezas dramáticas inconclusas (2010) Editorial As de Bastos
  Entre otros poemarios, cancioneros, novelas cortas y obras de teatro.
  Como cantante, arreglista y compositor, participó en los grupos de rock: “Complot”, “Órbita”, “Klítoris”, “Vitalmanía”, y “Los Hongos”, con éste último grupo grabó los trabajos discográficos: “Sintonía Muscaria Rock” (2005), la película musical  “Ebullición Elemental” (2005), “Recuerdo Alterado” (2006), “Marchando a la guerra” (2007), en 2009 prensó una  antología de éxitos denominada “Antropofagia hits”, en 2012-2013 el trabajo discográfico: “Sustancias Raras”. En 2012 difundió su trabajo como solista: “Mi Historia es tu Vida”; Siguieron en 2013 “Plegarias Muertas” e “Instinto Animal” Perteneció a los grupos de rock “LA CIA” Y “Bitácora”. Actuó en los documentales de Oscar Mario Estrada: “La Familia Vieco”, “El Cruce”, “Antioquia para verte mejor”, “El ingenio de don Efe”; entre otras incursiones al teatro: (El Desalojo, La Difunta Boda, Nacimiento y Extinción, etc.), al performance: (“Réquiem por una Mariposa Desencadenada”, “Fantasmales”, “La Muñeca de Tania”, etc.), la plástica, la televisión (Nada es Mucho) y el video.  2015 su cuarto trabajo discográfico c: “Desintegrador de ojos”. 5 puesto de fotografía en el concurso Fotopoetry en
http://blipoint.es/blog/ 2015. En 2016 el trabajo musical “Símbolos”, y publica gran parte de su obra literaria, fotográfica y visual. Y ese mismo año Mención de honor en el I Concurso “Historias del Trabajo” de Fuentetaja, Finalista en el concurso Internacional de Microrrelatos de viaje Moleskin 2016. Premio Internacional XI Certamen autobiográfico “Un Fragmento de mi vida” Asociación Mexicana de Autobiografía y Biografía A.C. 2016. México. Finalista en el concurso relatos de viajes Moleskin, 2017. Finalista categoría vídeo profesional en el Festival Smart Films 2017, Bogotá, Colombia.
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FRAN NORE -COLOMBIA-

LA MADRUGADA DE LOS ASESINOS
(Masacre en el Salado)
 
 
 
 
 BOLETIN DE PRENSA. EL TIEMPO. 
 
 
 En El Salado, departamento de Bolívar, en Colombia, el poder paramilitar reina sobre los montes de María, cerca del Carmen del Bolívar, Bajo Magdalena, costa Atlántica, secuestro y droga. En 1997, las AUC, se tomaron la población. A las cinco de la mañana de un día trágico, los paramilitares reunieron a los pobladores en el parque, amenazándolos y matándolos sin clemencia a los ojos de todos. No hubo resistencia civil. Los   paramilitares se fueron y volvieron el 16 de diciembre de 2000, antes había caído sobre la población una lluvia de panfletos amenazantes, donde se decía que se fueran ese diciembre del pueblo o los mataban. En la cancha de microfútbol del pueblo se extendieron 200 metros de cadáveres.  Los sobrevivientes se escondieron en el monte, se desplazaron 5.000 personas, 1.200 familias en un viaje sin retorno por la geografía colombiana. Lo único que queda de esta cruenta historia es un Monumento a las victimas caídas. 
  
 
  LA HISTORIA.
 
  El Salado es un pueblito del departamento de Bolívar, la majestuosidad de la naturaleza baña el horizonte que cae sobre los montes de María, cerca del Carmen del Bolívar, por el bajo Magdalena. En la costa Atlántica las lanchas son cargadas con droga, los hombres se afanan en traficar mientras las mujeres se quedan en casa temblando de miedo, temiendo que las patrullas detengan y apresen a sus hombres traficando. El secuestro también es una fuente económica.
 
   En 1997, las AUC, Autodefensas Unidas de Colombia, entraron al pueblito del Salado, a eso de las cinco de la mañana y sembraron el terror y la muerte, convirtiendo este episodio en uno de los más violentos registrados en la historia de Colombia.
  Oswaldo Torres escuchó las pisadas desbocadas que bajaban por las trochas de las montañas formando un orquestal de tropa violenta, y sintió un malestar de muerte. De pronto se encontró reunido en el parque con otros atemorizados pueblerinos. Una voz amenazante le había intimidado y lo había empujado a salir de casa con la amenaza de matarlo en la misma cama, cuando se sacudió su ensueño vio que la puerta de madera había sido violentada y que ya habían sacado a empujones del interior de la casa a su hija Doris. Entonces supo que las consecuencias de aquel día funesto se cernirían sobre él y su familia, y sobretodo en el pueblo, por el resto de su vida.  Un nudo de miedo impidió sus palabras, estaba tan consternado de igual forma como sus vecinos allí apretujados de frío a las primeras horas de la mañana en la plaza pública. Un hombre rudo encapuchado los sentenciaba a morir si no abandonaban sus casas y el pueblo. Alguien que se rehusó, los increpó valientemente, pero entonces se convirtió en la primera victima, una lluvia de balas silenció su protesta. El terror se apoderó de los pobladores del Salado, las mujeres abrazaban a sus hijos que lloraban, los hombres amedrentados se miraban confundidos, sin saber qué hacer, indefensos y desarmados, mientras los paramilitares disfrutaban de aquella escena de sangre desparramada en la plaza pública.  Luego empezó la serie de asesinatos de aquella jauría infernal. El sol del amanecer aún no salía entre la niebla de las serranías a disipar los sentimientos encontrados de aquella turbamulta sentenciada. Se discutieron los argumentos, pero no había una solución lógica y pacifica sobre el asunto. Ninguno de los invasores armados entró en razón. La razón sólo quería sufrimiento y dolor. 
  Previó lo inevitable. Cuando a Doris Torres empezaron a maltratarla, y ella gritaba compasión para su pueblo, escuchó atronadoramente el disparo que cegó su vida. Un grito atónito desgarró su garganta. El cuerpo de su hija yacía a los pies de su victimario. Fue contenido por una serie de golpes y patadas que destrozaban su cuerpo. Un compadre suyo lo aisló y lo protegió mientras Oswaldo Torres impotente se sumía en un charco de lágrimas. Las familias desesperadas y en pánico, vieron morir frente a sus ojos a sus seres queridos a manos de los “paracos”.
  Arroyos de sangre se formaron alrededor de sus semejantes ajusticiados que clamaban una inexistente justicia. Los clamores eran cada vez más alarmantes mientras los asesinos los silenciaban. 
  Cuando salieron los primeros rayos del sol, los paramilitares comenzaron a marchar para alejarse del pueblo mientras dejaban la estela de asesinatos pesando sobre las cabezas aturdidas de todos, amenazando entre arengas y consignas que volverían. 
 
 
  La gente del Salado salió del trance de terror y muerte por unos breves instantes.
  Pero la calma de aquella madrugada sobre el pueblo ya había sido enturbiada.
  Los corazones de los sobrevivientes estaban contraídos de dolor, amargura y tristeza.
   Una pronta tranquilidad sobre los que estaban vivos refrescó los ánimos entremezclados en fuertes impresiones.  
  Oswaldo Torres, recogió llorando, el cadáver de su hija bañado en sangre. 
  Nunca un amanecer fue tan escalofriante en la historia de la violencia de Colombia.
   Enterraron a sus seres queridos.  Todo el pueblo estaba de luto.
   Toda Colombia supo de la masacre. Pero el gobierno no hizo nada. No desplegó fuerzas, sólo dio los pésames en comunicados oficiales de prensa.
  El pueblo del Salado, en los años siguientes, ofreció resistencia civil contra estos grupos armados ilegales. Y aunque los paramilitares se fueron, sobre las calles del pueblo llovían los panfletos amenazantes.
  En el mes de diciembre, los panfletos se multiplicaron y atemorizaron aún más la indefensa población. Esos panfletos decían: “¡Váyanse del pueblo este diciembre o los matamos!” Aunque todos tenían sus reservas de temor, nunca creyeron que por ser diciembre, mes de las festividades familiares, esos malhechores cumplirían sus amenazas. Y sí que las cumplieron cuando volvieron el 16 de diciembre del año 2000. Para el 18 de diciembre de 2000, 450 paramilitares de las autodefensas de Urabá invadieron el pueblo del Salado, cuyos moradores se negaban a salir de la localidad rural y de sus terrenos aledaños.  Para el 16, 21 y 22 de febrero del 2.000, inclementes y sanguinarios asesinaron frente a las aterradas familias campesinas a 37 personas y otras más que nunca fueron registradas en la lista de asesinados.  Se supone que fueron más de 60 personas y se hace un conteo de 1.200 victimas. En la cancha de microfútbol del pueblo dejaron tirados 200 cadáveres. La muerte y la intransigencia hacia la vida y la tolerancia sembraron un escalofriante jardín de sangre sobre este pueblo desgraciado.   Los sobrevivientes se escondieron en el monte, se desplazaron 5.000 personas y 1.200 familias.
 
 
  Luego para recordar estas fechas sangrientas, existe un Monumento a las victimas inocentes de esta confrontación absurda en la historia de la crueldad y de la impunidad: un Monumento del genocidio, cerca de la cancha y a la iglesia del pueblo del Salado.
   Esta historia campesina es memorable por su crueldad y está registrada en la historia contemporánea de Colombia.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Notas Aclaratorias
 
 
  Se tiene información de que la victima se llamaba Edison Oswaldo Torres y que tenía no una hija, si no un hijo. Desde el 23 de marzo de 1997 (primera masacre), y entre el 16 y 21 de febrero del 2000 (segunda masacre), se gestaba desde ya la masacre de El Salado, Ovejas y La Sierra, departamentos de Bolívar y Sucre, ese año en el gobierno de Pastrana se definía el proceso de paz con las FARC; operaba en la zona el frente 37 de las FARC y el bloque Norte de las AUC. La masacre cobró la vida de más de 60 personas, entre niños, mujeres y ancianos. El hecho llevó a más de 4.000 o 5.000 (estimada la población en 7.000) campesinos a desplazarse de la zona hacia Cartagena y sitios aledaños, muchos de ellos, no retornaron a sus tierras. Para la época, los medios difundieron muchas versiones distintas dadas por los paramilitares y la Fuerza Pública que informaban sobre un combate con la guerrilla. Una entrevista a Carlos Castaño terminó por imponer su versión e invisibilizar las masacres. Pero se cree que los autores intelectuales de las masacres fueron Salvatore Mancuso y Rodrigo Tovar Puppo “Alias Jorge 40”. De 150 personas mataron 60 ó 61, según otras versiones del conteo de las víctimas, a las cuales les leían La Biblia mientras los iban matando. Siendo un pueblo próspero, hoy en día El Salado es el pueblo más pobre de Colombia y, todavía es un pueblo fantasma que ha sido re habitado por 506 familias carentes de apoyo estatal.  Para el 14 de julio de 2005, 594 hombres del frente Héroes de los Montes de María de las AUC se desmovilizaron.