PERPLEJIDADES
1. EMBRIAGUEZ.
Ya no me embriago
con el absurdo licor
sino que me alucino
me enloquezco
me sublimo
y me postra la felicidad
me rinde la dicha
y mi alma vuela
como pletórico fantasma
como dichoso espectro
cuando me he emborrachado
drogado
dulcemente pervertido
con el elixir maravilloso de tu cuerpo
cuando he convertido tus jugos
en el licor
en la droga
en la insólita panacea
que me consume en un mundo mejor
en el paraíso soñado
del fruto longánimo
que nadie ha prohibido
pero que en la soledad
de nuestro cuarto
se transforma en el harem
de magia multicolor
en donde no hay más realidad
que ese universo
tensamente fantasmal
salpicado de innumerables
estrellas de felicidad
en donde no hay más tiempo
que el tuyo
en donde no hay más cuerpo
que el tuyo
el mismo que enceguecido
sin dolor
sin sentido
me embriaga dulcificado
me aparta del cruel mundo
para descubrir el jardín ambrosino
de todas tus delicias
de tu manjar expandido
de tus besos
de tus caricias
de tu piel de celofán
y de dorado trigo
y vuelve a correr el agite
la suave obnubilación
y mi lengua sedienta
seduce tus efluvios
y mis manos hambrientas
exploran tu piel
mientras me contengo
para hacer de esta infinita felicidad
una felicidad infinita
hasta que el tiempo
rompe el cordel
y me deshago sobre ti
contigo
y por ti
suspiro el fin de mi extraordinario mundo
y tu olor se me impregna
en el glorioso momento
cuando todo mi poder
explota en un volcán
que hace trepidar las paredes
las ventanas y los cristales
el músculo
y todo mi ser
como si entre aquel mar blanco
nos ahogáramos felices
para que después
todo el recuerdo voraz
de tu cuerpo voraz
como pira infinita
se impregnara en toda mi piel
en toda mi lengua
en todos mis oídos
y en toda mi nariz
y transportarlo entre retozos
que felices
y algo decepcionados
chocaran con la realidad
del frío pavimento
mientras tú
allá entre el lecho
te conviertes en la nueva causa
dicha y fundamento
de mi nueva embriaguez
y mientras yo
hago del recuerdo
de tu olor pegado a mí
como fascinante adhesión
mi más preciado tesoro
que embriagado
postra la vida
entre las delicias del corazón