No. 19

SEPTIEMBRE 2018

No. 19 - SEPTIEMBRE DE 2018

CONTENIDO

PÁGINA 22

ALBA LUZ CANO ZAPATA -COLOMBIA-

A LA GLORIA DE LLAMARSE GLORIA
 
Un dieciséis de enero paraste de sufrir y
te fuiste hermana mía sin decir nada,
tu cuerpo necesitaba ese viaje, lo imploraba,
tu infinito interior luchaba, batallaba sin mengua.
Tu corazón a pesar de aferrase a la vida
motivado por tus dos hijos, por su amor,
sabio supo desde un comienzo, que caminabas
lento, sin prisa, pero sin retorno al viaje final.
Aun recuerdo con admiración, con respeto,
esa alegría tuya desbordante, tu sonrisa perenne.
Tus bromas, tus chistes  en medio de tu desgarganté dolor,
 fueron el piso firme para apostarnos a tu lado;
extrañamente irónico resultaba el que tú nos apoyaras,
amable, segura, casi feliz, amorosa asumiste el rol protector.
Te fuiste calma, rebosante de paz, como quien solo sale al umbral;
tu balance de vida impecable, inconmensurable la armonía de tu ser;
en cambio, yo, te recuerdo sintiendo que todo en mí se derrumba,
que me caigo a pedazos pues al morir te llevaste mi corazón.
Una mañana veraniega te fuiste como si nada, sin dejarme un adiós,
Simplemente partiste a la GLORIA DE LLAMARTE GLORIA…
 
En homenaje a mi hermana Gloria Cano Zapata, fallecida el  01/16/09

A LA OTRA ORILLA
 
Se encontraron un día, sin saberlo ni planearlo, de improviso, como suelen pasar las cosas más lindas en la vida. Apenas se vieron, sin embargo, un estremecimiento recorrió sus cuerpos. A pesar de ello el uno quedó grabado en el otro, pasó el tiempo mas no llegó el olvido. Se preguntaban ambos las razones para recordarse y vibrar con las memorias.
El tiempo juguetón e irónico los juntó de nuevo. Hablaron, desnudaron sus almas sin tapujos. Ignoraban lo que el destino les deparaba. El amor se hizo presente, aunque imposible, les miró de frente. Él rozó suave su piel mientras la obsequiaba con una sonrisa, ella aunque inquieta le sostuvo la mirada, cerraron sus ojos y se dieron un fugaz beso. Entonces hubo destellos radiantes de luz y apareció la agitada calma, mezcla de infierno y paraíso, como llega aquello que aun siendo imposible se muestra como la mayor posibilidad. El cielo todo les fue dado, la tierra conjuró a su favor, más todo pareció una broma de mal gusto; su amor por ser imposible era además complejo, un amor asemejado a al enmarañado mundo del pecado.
Un café irlandés, mezcla de sabores y de amores como la tarde misma, un mutuo sobrecogimiento nublando sus caras cómo cuando se toma el primer sorbo de una bebida caliente. Buscaron tímidos sus manos, las unieron como quien pretende atar la vida. Se miraron arrobados mientras intentaban volver cada cual a lo suyo como debía ser. ¿Volver a lo suyo?, sí, aunque con la certeza inolvidable de un beso en la boca, de una alegría inundando el ser: de miles de preguntas agolpando la mente.
Ahora los dos deberían desentrañar, responderse a sí mismos qué pasó; cómo harían para dejar de quererse así nomás, y de detener ése sentir, ése recuerdo que los hacía necesitarse con pasión. Seguros ante su sentimiento, de sus respuestas supieron, que así no quisieran siempre estarían prendidos uno al otro. Su pensamiento parecía al revés de la lógica, eligieron aquel amor tormentoso, agridulce. El amor al que muchos suelen poner del otro lado, un amor de esos que dejan brasas ardientes cada vez que así lo manda el deseo. Eligieron ese amor para todos los días, no importaría su encasillamiento. El mismo que lo nombraba: “amor imposible”. Sintieron, decidieron hacer de su sentimiento un amor libre, decantado, sonriente y por eso menos imposible. Ignoraron habría de ser un amor dedicado a soportar ausencias, a aguantar carencias, a permanecer la mayor parte del tiempo en la otra orilla, un amor en blanco y negro, amor de esos descritos tal vez en novelones rosa, jamás hallado en líneas de Borges, Kafka, Ribeyro.
Preguntas desesperadas, ¿qué si nos supera esto y perdemos la paz?, ¿Qué si mejor no nos tocamos la piel?, respuestas insensatas quizá, restando importancia, con arandelas adornado la fuerte realidad. Se dicen ilusos e irreflexivos: “ya veremos”, así sea injusto guárdame un puesto en tu corazón y si a él llega la felicidad que nos lleve entonces por delante.
Lo dijeron en serio y se mantuvieron. Se juraron muchas veces “te amo”, soñaron con empezar una vida juntos, se prometieron, se amaron, se entregaron. Se mantuvieron firmes así costara lágrimas. Su sentimiento fue de aquellos en los que no manda la razón, se rebelaron contra lo que tenía que ser. Tomaron a su modo su destino, asemejáronse a los borrachos con la última copa en las manos, bebieron su último trago para sacar de tajo cuanto tenían atravesado en la garganta, el corazón y la mente. Asimilaron estar perdidos uno por el otro, que morían por verse, que no podían pasar un día más sin hablarse, sin volverse a besar. Supieron deberán besarse las desnudas pieles.
Escondieron sigilosos su secreto buscando no sembrar tormentas en la vida. Prometieron guardar silencio al menos mientras aguataran sin salir corriendo a buscarse, a buscar ansiosos un beso, la dulzura del amor. Decididos  obviaron temores sobre sí su amor no se haría realidad así se amaron, así besaron con dulzura.
La verdad es que les quedaron todos los amaneceres pendientes… los días inconclusos… las tardes desoladas… las noches sombrías. Entonces, sólo entonces pudieron comprender que su amor era un   AMOR NO  IMPOSIBLE. Se dieron por fin permiso para vivirlo a su modo, para hacer de él lo deseado e incluso se dedicaron a gritarlo a los cuatro vientos. Ahora no existe la otra orilla más que en los paisajes. Ellos habitan en su mundo de una sola orilla.
 

AFLICCIÓN

A veces duele la vida
a veces la sangre se detiene y suspira,
como si se cansara
de habitar siempre el mismo cuerpo.
A veces la sangre se detiene y suspira,
como un río triste,
como si hubiese perdido el cauce de las venas.
A veces, a veces,
a veces duele la vida
como si fuera prisionera del silencio;
pájaro en fatiga hundido en la noche.
A veces duele la vida,
a veces todo es sombra;
a veces es la muerte
a veces nada existe,
a veces duele la vida
y en vano busco tus ojos.
 

AL NORTE

Allá a la distancia
el aire besa suave
la piel de un hombre,
un señor mayor y solitario.
Camina algo cansado
bastante golpeado por la vida
sin más compañía que sí mismo,
lleva maletín negro en su mano
y pareciera en el guarda su existencia
Ataviado de negro
cual augurio de inhóspitos caminos,
sitios comunes lo detienen
un café grande el mismo menú a diario
gritan por sí mismos lo solo que vive.
Salida siempre  a las siete horas
regreso a casa a las veinte
repite secuencias literales,
cena en su recamara
frente a su fiel compañero: el computador.
Hurga y araña trocitos de entusiasmo
sin gritos o aspavientos
sin reclamos a la vida por no ofrecerle nada más que eso,
horas dedica a los fantasmas del chat
a esos códigos o letras que le hacen sentir acompañado.
Nostálgico eleva su mirada al sur del continente
donde residen unos hijos tan lejanos
como ajenos y ausentes,
donde habita la mujer de sus sueños
quien en verdad lo ama.
De nuevo baja la cabeza
para así permitir a las voces de su ser
le hablen bajo al alma
y sin pensarlo algo lo conmueve, lo estruja
... ella... su negrita... único lazo con la vida cierta.
Alegra entonces algo el ser
ríe entre dientes mientras farfulle
canciones o notas musicales
su corazón se estremece haciendo él sienta.
qué sí... que sigue vivo y es por ella.


 

CAMINO A LA MUERTE

El cansancio tiende a imponer su crueldad
permitiendo al tedio pernear lo antes alegre
la otrora ansia por estar juntos por hablarse
cede espacio al reproche al cansancio
los besos se ahogan en la nada por no darse
los porqué ya no interesan solo se buscan otras cosas
otras gentes otras ilusiones tal vez.
La absurda certeza de que la pareja nunca se irá de nuestro lado
impide se vea el borde del letal precipicio
las lágrimas lloradas se ven con total cansancio
la lucha por querer saber por enderezar el rumbo
se percibe como acoso como necedad
a cada interrogante se evade con premura
a cada querer dar continuidad se responde un monosílabo
Camino a la muerte agoniza el amor por solo descuido
el tiempo para amarse se aburre en un rincón
mientras a otras personas a vanos intereses se da a manos llenas
no se le permite a la agenda futuro en pareja
puede ocurrir que al menos uno de ellos batalle por lo suyo
pero como el amor es cosa de dos no lo consigue
preparase la urna para guardar por siempre las cenizas de lo amado.