EL PODER DE LA PALABRA ESCRITA DE LOS ESCRITORES Y POETAS INDEPENDIENTES

¡RETORNANDO!

PÁGINA 12

ROCÍO PRIETO VALDIVIA -MÉXICO-
 

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Nací en la ciudad en la ciudad del sol, el valle de Mexicali B.C
una mañana fría de febrero de 1974 en esa época del hipismo, apresurada como siempre he sido y sin temor a saltar a este mundo llegué y fui envuelta en sábanas de colores (cuentan que fueron diarios de la ciudad, pero eso no importa).
Empecé a escribir cartas a la edad de 8 años, y
con el tiempo mi escritura fue madurando y mis diversos diplomas se fueron transformando en enseñanzas y recuerdos.
Escribo porque se me da mi gana, para ser libre y no callar.
Para que mis alas sigan fortaleciendo, he tenido la dicha de encontrar en mi vuelo a grandes maestros.
Y mi voz se ha hecho de narradora gracias a Adán Echeverría García, quien un día me dijo con tal seriedad que mi poesía destilaba amor, fue entonces que deje morir a la poeta que llevo dentro.
pero sin embargo esta surge con alas más fuertes cada día, para seguir apoyando a otros a seguir realizando sus sueños

de Córdoba y otros cuentos (Vocalibus, 2020). Ha participado en diversos festivales y Ferias de libro en Latinoamérica, así como compilaciones de literatura.


 
 

¿QUIÉN GANÓ?


Cerrar las páginas
Alejarse de la poesía como si las tintas se desprendieran del ser
Olvidarse del ensueño y restregarse con jabón
Para lavar las heridas de amor
Casi es imposible olvidarse de las tardes en tus brazos
Del penetrante  olor a sexo loco
Que vive en cada fibra de mí ser
Es imposible arrancarse la piel a jirones
Para olvidarse del agridulce encanto
De una tarde entre tus sábanas blancas
Y tus abrazos tan fuertes
Los jadeos sobre mi piel
Cerrar los ojos olvidar.
Cerrar las páginas y dejarse morir
Esta vez para siempre
Para no fingir un silencio
Que es agonía
Y delirio a las penas
Olvidar lo que no se quiere olvidar
Dejarse de amar a una misma
Y fingir que todo transcurre
Y no hay cruda realidad
Olvidar que en esta lucha
Yo perdí
Y tú me dijiste cosas
Que duelen y laceran mi alma
Enamorada ¿y quién pierde? -¿quién gana?
Pierde la poesía a una de sus poetisas
Y gana, gana la indiferencia gozosa
Una relación de amor…
 

*    *     *


POEMA DIGITAL


En el abismo digital de la mañana
Las calles oprimen su sonrisa.
Rompe  a puñetazos el amor.
 Más abajo caen, las coronas de laureles.
Mis labios han cruzado un río; nos aferramos a lo imposible.
Cuando la vida era sólo una célula.
 

*    *     *


EPITAFIO

 
Parece que nos cuesta respirar.
Sumergirse en la rutina, descartar un resfriado.
 Calcinantes recuerdos se disipan.
Desvanecen, se agolpan uno a uno,
tras las paladas de tierra sobre las pesadas lozas.
Las flores se han marchitado bajo el sol.
 

*    *    *

LADRAN LOS PERROS



Las horas avanzan, tú te alejas  cada vez más.
Mi alma desconsolada no tiene reposo.
Los gritos cercenan mi garganta, el mar se vuelca contra mí.
 ¿Y qué te he hacer para no traerte a mis recuerdos?
Si apenas ayer fuimos uno con el mar desbordante.
Tus cabellos insurtos enredados entre mis dedos.
Siento que estoy al borde de un precipicio sin retorno. Y soy cómo una brújula  que no sirve o una gaviota  herida.
¿Dime que he de hacer para sentirte
junto a mí?
Es de madrugada, los perros emiten sus lamentos.
  ¡Y yo intentó no morir sin ti!
 

*     *    *

 

EL PEQUEÑO MEZQUITE.
Seudónimo hombre ave
 
Durante días estuvo ahí, afuera de casa. Tenía apenas unas ramitas verdes. Cuando lo vimos dudamos que creciera. Era invierno, llovía mucho, y el viento helado amenazaba en acabar con todo a su paso. En la noche se nos olvidó protegerlo. Llovía mucho. Tú te levantaste a meter los zapatos y yo a quitar la ropa del tendedero. Pero nunca nos acordamos del pobre mezquite. Lo imaginó gritando y muriéndose de frío. Pero la naturaleza sabia, cómo siempre, lo arropó con las ramas que cayeron de un pirul. Y logró pasar la noche. Vinieron los días secos por el frío que quemaba las hierbas, y el mezquite resistió días sin agua, apenas refrescándose con el fresco rocío de la mañana.
Pasaron los meses, y en la mañana de primavera cuando me viste plantar esas ramas de flores, te acordaste del arbolillo. Seguía vivo, e hicimos un hoyo cercano al pino lo suficiente para que pudiera crecer, y dijiste que si lo lograba te sentarías a leer bajo su sombra. Creo que la tierra te retó a hacerlo.
El mezquite ha crecido para todos lados; ahora mide casi lo mismo que tú: 1.65. Pero aún no te has sentado a leer como prometiste. Creo que sus ancestros te han robado esos momentos de tranquilidad; sin embargo el mezquite te sigue esperando. Reverdece cada primavera, aguantando los fríos inviernos, y ahí en el mismo lugar que tú le asignaras espera que cumplas tu promesa.
 

 

*   *   *


MI TRISTE  CANCIÓN      

[para JF]

Rocío  Prieto Valdivia                      
Sin pensar me enamoré;
De tus gestos al hablar.
De tus risas.
De tus manos.
De lo mucho que  amas
la poesía y los cuentos locos de tus viajes.
De esa figura que has perdido.
Y De la juventud que ha quedado  atrás.
Y volví a sonreír  sin darme cuenta,
amar sin saber que era de ti,
de todos los  momentos y de cada uno de los silencios.
Pero tú  de mí no.
Tú sigues pensando en esa
que hace heridas  a tu  corazón
Y me llené  de rabia al escribirte  está triste  canción.