NORMA MINNITI -ARGENTINA-
PÁGINA 8
Atrapasueños
Entierro las armas de los caídos.
Afuera es el odio.
Echo cerrojos,
aseguro candados.
Al calor del hogar me cobijo.
El pensar distinto
es clandestino.
Un viento artero
bufa descontento,
sacude persianas,
atraviesa resquicios.
En la cenefa
un atrapasueños
oscila impreciso,
se agita,
se desprende…
Las brasas
queman el odio
apresado en su trama.
Las llamas,
en delirio exultante,
como aves migratorias
escapan
de los restos retorcidos.
¿Limpiará la magia
tanta sangre mártir
derramada
por el sinsentido?
¿O será solo un instante
en el devenir de los tiempos
para,
en nombre de la paz,
empuñar las armas
y ofrecerse en sacrificio?
* * *
Meditaciones en torno a una taza de café
La carga
curva las espaldas
doblega anhelos.
Partículas de olvido
cubrirán la muerte.
Ni un resquicio de luz
para quebrar las tinieblas.
Noche cerrada
vacío del alma.
El pasado trae
lo que nunca sanó
descose las suturas,
supura desdicha...
Como estrella fugaz,
como relámpago
fue el tiempo de la Alegría…
efímera sensación.
Copiosa, helada
cae la lluvia…
En su refugio,
ensimismada,
la Tristeza
bebe una taza de café.
* * *
Amor en tiempos de pandemia
Balcón de por medio
han quedado los amantes.
Ella con su marido,
él solo y expectante.
Balcón de por medio
no pueden ni hablarse.
Las miradas se encienden,
los corazones arden.
Balcón de por medio
han quedado los amantes.
El frenesí, la euforia,
tan cerca y tan distantes.
Balcón de por medio,
ha visto el amante,
se llevan al marido.
La peste le ha dado alcance.
Esperarán a la madrugada
para reencontrarse.
Ella coronará con un beso
la sentencia inapelable.
* * *
Crujiente agonía
Soy
la savia que evapora del tronco crujiente,
el cuerpo que arde sobre una rama,
el ave que sobrevuela el nido que el fuego abrasa,
la cría que se aferra a su madre aterrada,
la sangre de la herida que a la vida dice basta.
Soy
la lágrima de desconsuelo ante llamas descontroladas,
el alma atormentada que no entiende lo que pasa,
el desconcierto y la desazón en las miradas,
la incertidumbre por todos los flancos acorralada,
la congoja en columnas de humo encerrada.
Soy
la nube negra a kilómetros de distancia,
la imagen satelital de una fiebre que devasta,
el espectáculo macabro de la desidia,
la sinrazón de la codicia humana,
el odio sin velos y sin máscaras.
Soy
el pulmón ahogado de un planeta enfermo,
la madre tierra abandonada,
el espíritu del mundo que el hombre aplasta
y aunque no lo quiera seré la doliente Amazonia
que llorará el fin de quienes la devastan.
* * *
Guerra de los mundos
Segundo aeternum.
Cada instante se dilata,
se prolonga
en la curva espacio tiempo
de la espera.
Desconcierto expectante,
subsistencia amenazada,
quietud espectral,
muerte que asecha.
Wells y su pluma,
magistral lo vaticinan:
un depredador siniestro
se ahoga en su soberbia
ante invisible presencia …