CLAUDIA JUÁREZ ALANÍS -MÉXICO-

Ser…


No nací para correr,
no nací solo para
dejar pasar al tiempo,
y ni siquiera ver el amor.
nací para quedarme
para abrazar al destino,
para ser yo.
Nací para amar y ser amada,
para ver crecer las flores despacio,
sin prisa, y observar como
cambian de color con las estaciones
las montañas.
 
Nací para respirar muy profundo el
aire fresco de las mañanas, para saborear
cada sorbo del café y cada trazo de mis letras.
nací para dejar huella y poder seguir las de otros,
nací para ser… 
 

 
 *     *     *

 
El amor no se da dos veces
 
Descubrí que el amor, todo ese amor
acumulado, que tenía tan dentro, no
podía ser, no podría darse nunca más,
más que en el momento en que se sintió.
 
Y ese amor, entonces, se convierte
en otra cosa, en todo menos amor,
se convierte en melancolía,
rencor, tristeza, era todo menos
amor.
 
Era el sentimiento encontrado de
no poder dar, o sea, que al final
de haber amado tanto, no quedaba
amor, quedaban solo pedazos de mí,
de mi sentir, de ti, de lo que pudo ser…
 
Entonces, aunque te volviera a encontrar,
a tenerte en mis brazos, no podré amarte,
no podré más que darte pedazos de lo que
fue, Entonces colapsé el sueño de lo que
podría ser, y decidí quedarme con lo que fue,
con el recuerdo de aquel amor enardecido y sin
límite, que alguna vez te pude entregar.
 
Ya no te veo en mi futuro, ya no más, porque solo
podría darte pedazos de mí, porque ahora de
pensarte, duele el alma, me da frío y lloro…
pero en realidad no lloro de amor, estoy
llorando de dolor.
 
Ves por qué te digo,
con la vida en la mano, que el amor
no se puede dar dos veces.
 

 
 *        *       *

 
 Árnica para el alma
 
La ola del tiempo cayó repentinamente
sobre mi corazón enamorado,
ahora se encontraba herido, una eternidad
sin tus besos me llevó a sentir desgano,
 el amor todo lo puede, pero el desamor
mata, antes cruzaba mares y montañas
para verte, hoy solo estoy aquí con un
 trozo de papel, y en donde antes había
 un corazón encendido, solo queda una
 estela de ceniza que se lleva el viento
de los recuerdos, absorta en pensamientos
de un absurdo indescriptible, de una
 supuesta realidad confusa y distante.
Veía por la ventana y en un chispazo de
recuerdo fugaz el vaivén de las hojas
 en un árbol y la calidez con que los
rayos del sol les traspasaban, vino a mí
el recuerdo de alguna tarde de otoño a tu lado
enternecida de mí misma he buscado
suprimirles, arrancarte, pero la inevitable
conclusión es que no se puede olvidar
cuando alguien se irriga por todas las venas
 ya no hay forma alguna de vivir sin él,
solo ir muriendo ahogado en el recuerdo
 poco a poco.

 

*      *       *


Luciérnagas en la noche
 
Comenzó tu luz como tintineantes
luciérnagas que revoloteaban
fugaces entre mis pensamientos
diarios de los momentos de los
recuerdos entre el café y la cama
 de un domingo entre sueños.
Momentos en los que te quedas
sin aliento y entonces se detiene
el tiempo, para el último sorbo
 terminaste siendo lo más grande y
brillante de mi cielo
abarcando todo el firmamento.

 

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Claudia Alanís: “Con estudios en Letras Españolas y Mercadotecnia, catedrático desde el año 2005, tallerista y promotor cultural, Coordinadora de Eventos Especiales de Regio Poetas, Miembro del Consejo de la Academia Nacional de Poesía sede Nuevo León. Fundadora y Editor en jefe de Casa Editorial los Ojos de Eva.
 

 

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