RAY JAMES LÓPEZ -PERÚ-

<     >

PÁGINA 8

<                    >

Su nombre es Ray James López Chávez, de nacionalidad peruana, es profesor del área de comunicación, bachiller en educación secundaria, primer puesto en  IV concurso Internacional de Poeta sin Futuro 2022, ha publicado su poemario “En tu nombre” 2022, también es director regional de Arequipa de IFLAC WORLD.

 

  •  

SANGRE SUCIA


El viento soplaba intenso aquella noche, dentro de toda esa oscuridad se oyó la noticia de la muerte de un ser vil y sin perjuicios, como pocas veces había ocurrido algo similar, hubo muchas opiniones al respecto, algunas satisfechas, otras con indiferencia, así como pocas con algo de lastima. Es normal en una sociedad donde muchas veces los que dicen ser ángeles, terminan siendo peores que el mismo diablo.
Empecemos hablando de él; Manuel Cachay “El Manuelito” desde pequeño tuvo una infancia difícil como muchas, su padre “don Felipe” hombre recio, de mano dura, nunca dejó de escatimar en darle una buena tunda si no obedecía, la madre “doña Eduviges” una gran mujer, hermosa cual Afrodita, piel blanca como la misma nieve, ojos verdes pacay, cabello largo y sedoso, mesclados con ese cuerpo escultural hacían de ella una joya sin precedente. ¡Claro! Cabe también resaltar que pertenecían al vulgo común de la gente, de aquellos seres destinados a la miseria desde el mismo nacimiento. La madre sabía que el padre aparte de golpearla le era infiel con muchas mujeres, al comienzo “Como suele suceder” Estaba esperanzada en un cambio que jamás ocurrió, aceptaba las imposiciones del esposo y vivía resignada a vivir con él, hasta que la muerte los separe. Era de vaticinar la personalidad futura del niño, retraído, agresivo, difícil de entendimiento, pero sin embargo con una fuerza descomunal y una serenidad inquebrantable, alto, moreno, esbelto, cabello marchitado hasta por el ultimo rayo de sol y unos ojos que te transportaban a un lugar inevitable, pero horroroso. En una ocasión, cuando paseaba con su madre, este vio a una prostituta cerca del malecón. ¿Ves eso Manuelito? Esa mujer es una sangre sucia, alguien que no merece vivir, pues no se respeta a sí misma. Así el niño aprendió una frase que manifestó hasta su muerte. 
Ella “Lizbeth Ríos” Una flor como pocas, nacida en un huracán, de personalidad tierna, hacendosa, carismática, inteligente, justiciera, buscaba siempre el vivir en una sociedad justa, de condición medía, su madre “doña Clara” siempre le inculcó buenos sentimientos hacía su prójimo, sin embargo, también le mencionó que existía elementos en la sociedad que no deberían existir, pues representan un excedente para ella misma. Su esposo las abandonó en cuanto pudo, entonces sobrevivían moderadamente con un puesto de emolientes, donde ambas se turnaban para trabajar y hacer los quehaceres del hogar. Lizbeth terminó sus estudios de forma destacada para posteriormente estudiar psicología siendo una de las mejores, se especializó en psiquiatría forense llegando a alcanzar un gran renombre y fama. Sin saber estas dos vidas totalmente variopintas se cruzarían por caprichos del destino.
Una mañana del mes de marzo, el país se estremeció con un hecho insólito, el cuerpo de una mujer de unos treinta años apareció cerca del basural de la avenida los Arces, había sido estrangulada, se presumía por las evaluaciones que fue un varón de fuerza descomunal, otro detalle fue la extirpación de los ojos de una manera casi perfecta. Nadie podía explicar los motivos de aquel hecho, pasando dos días después sucedió lo mismo, esta vez en la habitación de un hostal, una bella mujer de veinticinco años, rubia y de hermosa figura, también estrangulada y con la extirpación de los dos ojos, el mismo modus operandis. El capitán Gustavo Puma estaba a cargo de las investigaciones, no sabía por dónde empezar, solo unas vagas descripciones del sujeto que acompañó a la señorita “Alto, moreno, esbelto y de ojos extraviados”. Era una ciudad de un clima caluroso, el ochenta por ciento de la población varonil tenía esas características. Entonces al día siguiente volvió a darse noticias del caso, esta vez una pareja de esposos jóvenes, en una casa de la calle Gambarini, la mujer estrangulada y sin ojos y el varón apuñalando por la espalda varias veces.
―¡Cómo diablos encontraré al asesino de esta manera!
―Descuide coronel, tarde o temprano aparecerán más indicios, ¡Se lo aseguro!
―¿Es usted el capitán Gustavo Puma?
―¡Así es! ¿Con quién tengo el gusto?
―¡Lizbeth Ríos! Pedí mi asignación a este caso, soy psicóloga forense, tengo un amplio curriculum, me gustaría saber del caso para poder dar con el asesino.
―¡Mire señorita! Ya tenemos suficiente ayuda.
―¿Y si es así por qué todavía no está aquí el criminal?
―¡Mire usted! ………
―¡Tranquilo capitán! (oficial lo lleva a un costado para charlar) Si vino para ayudar habrá que tomarla, nos vendría bien alguien que llegue a la mente del asesino, además……… ¡No está tan mal! ¡Ja,ja,ja!
―Solo trata de mantenerla ocupada, tengo un mal presentimiento.
―¡Descuide jefe! Yo me encargo.
―Acercándose a ella ¡Soy el oficial Lino! ¡Permítame que le dé un paseo por la oficina para hablarle del caso!
 
Ella toda fría y desconfiada solamente lo siguió.
 
(Caminando por la comisaria)
 
―¡Y dime! ¿Por qué te interesa tanto este asunto!
―Me llama la atención, siempre he estado interesada en casos como estos, en la mayoría gracias a mi los homicidas han aceptado sus culpas.
―¡A Caray! Entonces se puede decir que nadie se escapa de tus manos, todos caen rendidos.
Ella mirándolo molesta por la forma de expresarse, solo tiende a añadir lo siguiente:
―¡Mire oficial! Estoy cansada de los hombres como usted, si por ser mujer no debo tener capacidades ¡Pues estás equivocado! Tengo una gran experiencia y ningún oficial de cuarta me mantendrá lejos del caso ¡Me oyó!
―¡Tranquila doctora! No quise hacerla molestar, quizá pueda compensarla invitándola a tomar un café.
―¡Lo siento oficial! No suelo mesclar el trabajo con mi vida sentimental. Será mejor que continúe sola ¡Gracias oficial!
―(Me encantan las mujeres difíciles).
Al poco rato ingresa una señorita muy nerviosa.
―¡Por favor! Debo hablar con alguien sobre esto.
―¡Soy solo la psicóloga forense! ¡Pero dígame!
―Es sobre el asesino de los ojos ¡Creo saber quién es!
―¿Está segura señorita?
―¡Desde luego! Pero protéjame.
―¡Aquí estará segura! Pero aquí no, debe darle su declaración al capitán Puma ¡Vamos!
(En la oficina del capitán)
―¡Capitán Puma! Ella tiene información valiosa sobre el asesino de los ojos
―¡Bueno! ¡Tomé asiento! ¿Qué sabe?
―¡Yo soy prostituta! Y las anteriores victimas también lo fueron, eran amigas mías, excepto la última, de ella no sé nada.
―Trabajamos cerca del puente de la Alameda, las ocasiones en que ellas desaparecieron hubo un tipo asechándolas, nervioso, raro, de un cabello pajoso, alto y moreno.
―¿Cómo puede asegurar que fue ese tipo quien las asesino? Las vio que se fueron con él.
―¡Sí! A la última sí, fue su ultimo cliente, yo misma presencie cuando se fueron juntos
―¡Y quieres que le crea a una prostituta! ¡Cómo se lo verídico de tu palabra!
―¡Solo vine para ayudar! ¡No para ser maltratada!
―¡Coronel Puma! Me parece ilógica su resolución, la está juzgando demasiado temprano.
―¿Qué dirán mañana los titulares? ¡Hombre es apresado por testimonio de una cualquiera!
―¡No debería ser tan obtuso! Nada pierde si lo intenta.
―¡No es tan fácil doctora! Si nos equivocamos, mi puesto estaría en juego.
―A veces debemos confiar en nuestros instintos capitán Puma.
―¿Sabe cómo ubicar al sujeto?
―Por ahora no, pero es seguro que esta noche andará en el puente de la Alameda.
―¡Oficial Lino! Esta noche quiero a sus hombres listos, ¡Iremos de casería!
―¡De acuerdo, capitán!
―¡Si esto llega a ser un fiasco, yo mismo la llevaré a un manicomio!
(Lizbeth Ríos “ muestra una leve sonrisa” )
 
 
 
Llegaron dos patrulleros al puente la Alameda, bajando el oficial Lino, sintió un soberano frío, el aire gélido penetraba hasta  a los huesos, se puso a esperar la llegada del hombre de la descripción, mientras le permitía a su mente un pequeño desvarió, “Lizbeth Ríos” su nueva musa inspiradora, desde que llegó quedó prendido de ella, embelesado por su belleza natural y ese carácter indomable, sin duda alguna tenía en su mente aquellos ojos color chocolate.
―¡Oficial Lino! ¡ Tenemos al sospechoso! Vio la patrulla  una cuadra antes e intento escapar, pero dos de nuestros hombres encubiertos pudieron apresarlo, ¡Justo ahí lo tienen!
―¡Te tenemos condenado! ¿Qué no dirás nada? ¡No te preocupes, yo sé cómo hacer cantar a los pajaritos! ¡Métanlo adentro!
 
Ya en la comisaria empezó el interrogatorio, trataron de una y otra manera hacerlo confesar su crimen, usaron el diálogo, la amenaza, llevarlo al calabozo por varios días  y nada, era muy hermético e inquebrantable, sus ojos parecían perderse en el tiempo, no decía una sola palabra, como si no entendiera lo que se le habla, el capitán Puma en parte estaba entusiasmado ¡Habían atrapado al presunto asesino! Sin embargo, faltabas pruebas en su contra, la cosa sería ás fácil si confesara, entonces la doctora entró en acción.
―Buen día Manuelito ¿Así te llamas, no?
(Seguía ese silencio sepulcral)
―¡Vamos confía en mí!  Puedo ser tú amiga, ¿No quieres salir de aquí? ¡Déjame ayudarte!  Tienes que contarme algo de ti, es necesario para poder resolver este caso ¡Bueno si eres inocente!
El mutismo corroía la habitación y los ojos de Manuelito carcomían toda la seguridad demostrada por la doctora, era verdaderamente un asesino, su imagen lo delataba su comportamiento era típico de esos sujetos, no cabía duda, pero necesitaba oír su confesión a como dé lugar, o al menos  un indicio de  prueba, sin duda el caso más complicado para la gran doctora Lizbeth Ríos.
―¡Dicen que puedes ver muchas cosas al ver los ojos de las personas! ¿Qué opinas tú sobre eso?
Los ojos de Manuel comenzaron a agrandarse como si fuera un tema interesante para él.
―¡Sería bonito coleccionar ojos! ¡No crees! ……….. ¡Vamos dime algo!
¡No te quedes callado! ¡Te quieres podrir en la cárcel!
(Entra el oficial Lino)
―Es tiempo doctora, debo llevarlo a su celda.
―¡Está bien!
―Descuide, confesará.
―¡Gracias oficial!
―¡De nada doctora! ¡Vamos grandulón, una noche más a la sombra!
―¡Doctora! Quiero hablar con usted (Capitán Puma)
―¡Sí! ¡Dígame!
―¡Aquí no! En mi oficina.
―¡Tome asiento! Necesito saber si tenemos algún avance
―Por el momento no capitán, sigue tan hermético como en el inicio
―¡Carajo! Y así dice llamarse profesional, de que le sirve tanta experiencia si no puede hacer que un sujeto como él confiese sus crímenes.
―¡No es tan fácil capitán! La mente de este tipo de personas demanda tiempo entender, no es de un día para el otro.
―¡Tiempo! Tiempo es lo que menos tenemos, necesitamos más pruebas que las de una prostituta antes de dos días o si no este desgraciado  saldrá suelto.
―¡Deme más tiempo! ¡Por favor!
―Dos días doctora, dos días, ahora puede retirarse.
Las cosas estaban poniéndose complicadas para la doctora y el capitán Puma.
(Se acerca el oficial Lino)
―¡Ahora me aceptarás el café!
―¡Bueno si! ¡Lo necesito!
―¡Vamos antes de que te arrepientas!
(En la cafetería)
―¡Deja de pensar en el caso por un rato! Estas estresada.
―¡Es la primera vez que me pasa! Los implicados siempre confiesan, pero este caso es distinto.
Lino le sujetó las manos tratando de darle tranquilidad.
―¡Tranquila! Saldrás adelante has podido con casos más complicados, eres buena en tu trabajo.
―¡Gracias, oficial!
―¡Dime Lino! ¿Puedes?
―¡Está bien! Lino.
―Ahora dime ¿Por qué decidiste ser psicóloga forense?
―La verdad es por mi madre, ella me enseñó a nunca depender de nadie, ser una persona justa y jamás dejarme pisotear por nadie.
―¡Caray! Debió ser una mujer maravillosa.
―¡Así es!
―Y dime ¿No crees que debió haber querido que tengas una familia?
―¡No sé! Tal vez
―Yo pienso que sí, ella quería que tú tengas a un hombre bueno a tu lado.
―Pienso que sí, pero sabes ¡Mi padre nunca se ocupó de nosotras, nos abandonó en cuanto pudo, yo ni si quiera lo conocí, tampoco me hizo falta!
―¡No todos los hombres somos así de malos! Abemos aún sinceros  y de buenas  intenciones.
―Posiblemente Lino, ¡Conozcámonos un poco más quieres!
―¡Todo lo que gustes Lizbeth! ¡Ya ves! Cuando uno habla de la familia siempre tiende a sincerarse.
―Si es que la familia……… ¡La familia! ¡Eso es! ¡Lino eres un genio!
―Para  eso estamos ¡Linda! (Le besa las manos)
(Al día  siguiente)
―¡Bien Manuelito!  Vamos a empezar con lo siguiente ¿Qué ves en esta imagen? (Le muestra una imagen con fondo negro) él se queda ensimismado mirando la imagen sin emoción alguna. ¿Sabes qué significa esa imagen?  Ella es tu madre.
(Abre los ojos de par en par)
―¡Mamá! ¡No puede ser! Ella está trabajando.
―¿En dónde trabaja tu mamá Manuelito?
―¡Sangre sucia! ¡Sangre sucia!
―¿Qué significa sangre sucia?
―¡Todas las  prostitutas son unas sangre sucias! Ella me lo dijo, yo no quería que siguieran aquí ¡Ellas  no deben estar!
―¡Así que tu debías eliminarlas verdad! Solo le hacías caso a tu madre.
―¡Mamá me mintió! ¡Ella era una de ellas! Papá lo sabía, pero la hacía trabajar igual, solo podíamos vivir de eso, después me regaló el bisturí, aprendí leyendo libros a cómo usarlo.
―¿Pero por qué los ojos?
―Necesito encontrar unos similares a los de mamá, es lo único que tengo para recordarla.
―¿Bien entonces tu eres el que mató a esas mujeres? Todo encaja, pero lo de la pareja ¿Qué le pasó al hombre? ¡Él no era una sangre sucia!
―La chica era muy bonita, me gustaban sus ojos, la seguí hasta su casa, me metí por la ventana, primero cayó ella, me recordaba mucho a mamá y debía morir, luego llegó él , se asustó al ver a la mujer ,vine por detrás y también le di vuelta ¡Tenían que estar juntos! Así como mis padres, juntos hasta el final.
El caso estaba resuelto, lo había logrado, como siempre, logró que confesara todo, este loco estaba frito, sin embargo ni con todos los años de su vida podría pagar lo que hizo a esa gente inocente, podrían decir que no sabía lo  que hacía  y saldría  otra vez, la justicia siempre es ciega, él mismo era un elemento de la sociedad que no debía existir, tenía que ser aniquilado, solo así descansarían en paz.
―¡Bien Manuelito ahora tápate los ojos ! Quiero acomodarme un botón de la blusa (Este obedeció) En el acto ella fue por detrás, sacó una lima de uñas de su bolso y se fue hacía su cuello justo en la vena carótida, ella misma acabó con la vida del asesino de los ojos, no solo porque mató a algunas compañeras de su madre, sino porque él también era una sangre sucia.