No. 20

NOVIEMBRE 2018

No. 20 - NOVIEMBRE DE 2018

PÁGINA 11

María Ernestina Torres Sánchez, nacida en Los Mochis, Sinaloa, México, secretaria taquimecanógrafa retirada, intento escribir poesía desde los trece años, mis letras permanecieron guardadas en un cajón por muchos años, hasta que por insistencia de una amiga escritora y mis hijos, salieron a la luz, hace siete años, al abrir en fb mi página Vivencias del Corazón, donde, desde entonces publico mis humildes versos y algunos reconocimientos y diplomas, resultado de mi participación en eventos poéticos. Escribo verso libre y con algunas rimas, pero me gusta aprender y tengo por ahí algún ovillejo, décimas, sonetos y algún haiku. He formado parte de antologías virtuales y en papel. La Revista Poética Azahar me abrió sus puertas hace ya algunos años. Ahora disfruto mucho ser comunicadora en Acrópolis Radio.
 

MARÍA ERNESTINA TORRES SÁNCHEZ  -MÉXICO-

 

 
PLACIDEZ
Esta tarde, visité a mi amigo el mar,
me acariciaron sus olas,
su suave arena besó mis plantas y recogí
conchitas y caracolas.
 
Dejé que el sol tostara mi piel,
mientras algunos pelícanos revoloteaban,
en el puente, contentos los pescadores
lanzaban sus redes al agua.
 
Suspiré al ver aquel barco,
donde he viajado tan contenta,
burlesco, se bamboleaba,
al ritmo de mis latidos.
 
Salobre brisa humedeció mi rostro,
aspiré profundo su frescor,
como rescate a la cordura,
como errante golondrina
en extravío de su parvada.
 
El añil de sus tranquilas aguas,
Desenredó mi revoltijo mental,
marché, llevando conmigo el resplandor del sol,
dejando esparcida mi pena,
entre deshechos expulsados
por la viscosa espuma del mar.
 

*    *     *

 
HACIA ADELANTE


El pasado tuerce mi cuello,
intenta que mire hacia atrás,
con brusquedad regreso la cabeza,
protesta mi cervical.
 
Vista y paso hacia delante,
aún si es en soledad,
Dios airea mi semblante
le converso,
seguro me escuchará.
 
Roza el viento mis manos vacías,
ignoro un lejano eco,
mastico desinterés,
bostezo.
 
Vivo, porque respiro,
muevo el esqueleto... ¡ese sí es mío!
 
Pernocto en el panteón de los ensueños,
donde geranios y claveles. Huelen a muerto.
 
Rodean fantasmas mi sendero,
indiferente los miro,
causan risa, que no miedo,
patéticas presencias de un ayer,
vaciado por completo de mis bolsillos.
 

*    *    *
 
EXILIO


Exiliados aromas de un colorido jardín,
en ausencia de miel para subsistir emigra el colibrí.
 
Expira la primavera,
el verdor de las hojas,
la melodía de los gorriones;
como mueren las promesas
en hipérboles sin sabores.
 
Se abre paso el invierno,
el arbusto se congela,
los nidos besan el suelo,
sin ramas que lo sostengan.
 
Huyen el venado y la liebre,
ante la escasez del pasto,
agreste queda la tierra
páramo deshabitado.
 
Para consumir el fuego,
no es necesario echar agua,
                                               el abandono,
                                                                    el silencio
                                                                                    tornan cenizas las brasas.
 
*    *    *
 
Cuando aún...
Es menester,
saber despedirse a tiempo,
sea de amores o de la vida,
antes que el invierno...
 
Arranque las hojas del olvido y deje daño,
antes que las piernas se aflojen
y sea imposible,
para los pies sostenerlas.
 
Partir, antes que los suspiros...
Se conviertan en hartazgo,
cuando aún duele, el sentir desperdiciado.
 
Ir estoico a padecer un poco,
la herida sin tocarla forma costra...
Blindaje ante la sangre y el dolor.
 
Morir, cuando aún hueles las rosas
y aprecias el parpadeo de las estrellas,
cuando saludas al vecino
y alimentas al gato,
cuando aún los recuerdos...
Pellizcan los sentidos.
 
Morir cuando aún saboreas los besos,
ir con labios húmedos al sepulcro,
sin pasar por la decrepitud,
con esqueleto erguido
y pensar despierto.
 
*     *     *
 
Penitencia y redención.


Reverdecerá mi acacia,
retornarán las aves a anidar en su follaje,
el aroma de las flores perfumará
mi patio, mis noches, mis instantes.
 
Pinceladas de añil,
desaparecerán la lobreguez del firmamento,
 
Mis apretados dientes,
destensarán la presión infligida por el caos que,
inclemente rasgó mis velas.
 
Hallaré en mi océano de penas,
la brújula y el ancla extraviadas,
manotearé hacia arriba y hacia afuera,
impulsada por sobrada fuerza.
 
Ya puesta en firme tierra,
con serena actitud,
de cara con mis errores,
bendeciré el latigazo,
masticaré la lección,
sobre mi espalda el flagelo, sea,
¡penitencia y redención!
 

*     *     *

 
OSADÍA


Permanezco en la orilla de tus revueltas aguas,
mientras mis pies juegan con la arena
no cruzaré
seré, espectadora de tu osadía.
 
En arrogantes brazadas,
te proclamas inmune,
el sol y la sal no dejarán ilesa tu espalda.
 
No porque nadas eres pez
(sacas la cabeza para respirar),
el mar es trampa,
lo devora todo,
tus manos abiertas no podrán contenerlo.
 
La roca resiste el golpeteo del oleaje,
no confundas tus brazos
con alas de gaviota,
recuerda:
el mar siempre devuelve a los ahogados.
 
*    *    *
 

CONFUSION


Un fuerte viento golpea mi rostro,
                                                      enrojece mis mejillas,
                                                                                          humedece mis ojos.
 
No alzo mi mano,
                             no me defiendo,
                                   hay guerras perdidas desde su comienzo.
 
Me echo en la cama,
pienso,
            suspiro.
                         no entiendo.
 
Mi mente es una telaraña.
                    
 Acudo a las letras,
                           ellas abren sus brazos,
como nido,
                   como refugio,
                           acarician mi confusión,
                                          sombrean mi acaloramiento.
 
Coquetea conmigo el destierro,
vacilo entre encerrarme en mi cueva
o afilar mi espada,
entre portar casco y escudo
o bajar la guardia
Las guerras no son buenas ni ganadas.
 
Soy como el campesino que ara su tierra bajo inclemente sol,
planta en cada surco una semilla regada con sus gotas de sudor,
inútil empeño,
dilucida entre curar la espiga
o prenderle fuego.
 

*    *    *

 

DUELES


Agrio momento... ¡estás mal!
mi mar se revuelve inquieto,
sorpresivo sentimiento me invade,
ausencia de entereza.
 
Tu dolor,
es fuete azotando mi espalda,
acudo a la divinidad
suplicando sus favores,
que mis pecados y fallas,
no sean impedimento
y sean escuchadas, para tu bien,
mis sentidas oraciones.
 
Es tu tristeza, mi pena,
tus lágrimas, lluvia calcinante,
las palabras no consuelan,
¡sólo quisiera abrazarte!
 
El tiempo, que es buen amigo,
convertirá en cicatrices tus heridas,
secará el mar derramado por tus ojos,
llenará ese vacío
y la sensación de criaturita desvalida.
 
Volverá, tu ímpetu de huracán,
tu aleteo de inquieta ave,
tu aparente rebeldía,
usada para ocultar. un amoroso interior,
¡el corazón de mi amiga!
 
Autora: María Ernestina Torres Sánchez.
 
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FESTEJAR
¡Festejar!
el sol que besa a la mañana,
la caricia del rocío sobre las rosas,
 
¡festejar!
que el café me ahuyenta el sueño,
tu beso de despedida,
como sonido del viento.
en prolija ternura,
latidos,
complicidad.
 
Festejar las sonrisas,
fugarse del ocio,
saludar al vecino y a sus demonios,
su perro defeca mi patio,
su cotorro que temprano,
hace más ruido que un gallo.
 
Abrazar un racimo de estrellas,
       no descender de la esperanza,
             ignorar el almanaque y el reloj,
              que su rigidez me haga cosquillas.
 
Bailar con los marcos,
tomarme una copa,
¡girar en el aire!
menguar los temores
y con trino de aves,
colorearme la sangre,
con el matiz de las mariposas.
 
Autora: María Ernestina Torres Sánchez. -
 
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Esperando
Veo mi acacia, desnudándose,
 
Sebastián, mi gato, se hace viejo,
ignoro la televisión,
sueño un buen futuro para mi hijo,
él sonríe
y su sonrisa motiva mi casi agotado esfuerzo.
 
Llevo moretones, hasta en los huesos,
pero no acucio mi alma,
ni con llantos, ni lamentos,
cada mañana, me paro con fuerza...
...pidiéndole al viento...
no sople tan fuerte, porque me despeino.
 
Aún sudo ilusiones
y no me permito agachar la cabeza,
no suelto mi empeño,
espero paciente que un día me sorprenda,
el dulce milagro que sueño despierta.
 
Y mientras, escribo mis amados versos,
en esta libreta que como fiera...
...abre sus fauces...
para llenarse, del caudal de emociones,
que no deseo cargar.
 
Corazón fragmentado,
por la geografía que separa los cuerpos,
pedazos que laten, sólo al recordarlos,
gozoso recreo de vientre materno.
 
Autora: María Ernestina Torres Sánchez ©
Los Mochis Sinaloa México