No. 20

NOVIEMBRE 2018

No. 20 - NOVIEMBRE DE 2018

PÁGINA 9

MARÍA ROCÍO HERNÁNDEZ -E. U. A.-

Mi nombre es María del Rocío, esposa y madre de tres hijos. Vivo en California USA desde hace años. Escribo porque las letras me hablan en su propio lenguaje  creo que siempre me llamaron y no las escuché o si lo hice, no puse en papel lo que me decían. Pero me hablan en su calma, su fuerza, su sensualidad, su ímpetu. Tenemos mucho camino que recorrer mis amigas letras y yo, pero aquí seguiremos, adelante. He participado en tres poemarios, uno solo con mis letras y otro que se está cocinando. Participo en dos revistas españolas, soy comunicadora en ACROPOLIS-RADIO actualmente los sábados a las 8 p.m. centro de México. Escribo cuando la musa me grita desde la  cavidad de mi entraña y me pide a gritos la escuche.

 

Nada quedó


Ya no había más qué hacer.
Tu alma lloraba lágrimas de silencio
y mis gritos ahogados no lo podías escuchar.
 
Nuestras sendas eran nebulosas
                                                      y sin rumbo.
Las palabras dejaron de tener
sentido; nuestros oídos
se tornaron sordos
al entendimiento y nuestras
miradas eran distraídas
y ausentes.
Mi figura era parte de los muebles, a la par del jarrón
de las rosas secas y olvidadas.
 
Tu paso estaba siempre
listo para partir,
y tu mano en la manija
de la puerta.
Así qué mi mano dejó
de buscar la tuya, mi puño
se fue cerrando de a poco
junto a mi corazón
que olvidó sus ilusiones
perdidas.
Tus esperanzas, las tenías
en otro mañana,
y ya no había más que hacer
pues nuestras almas lloraban
 

*    *    *

 

2 - Buscando
 
Buscaba una metáfora
que me liara a tu recuerdo
y a mi mente solo viene
el mar golpeando
con su fuerza mis arrecifes
y depositando tu espuma
en mis arenas.
 
Buscando la dulzura
de los momentos vividos,
mi entraña dio vuelco
viniendo a mi memoria
que allí en tu día revolotearon tus palomas.
 
Queriendo recordar
una esperanza, solo vi,
dos sendas vacías
que fueron caminos
tristes e inciertos.
 
Mas sentí, que tu huella
marcaba mi existencia.
¡Y me alegré de los golpes
aquellos, de tu mar bravío!
 
Al llegar tu espuma
a mis arenas, conocí
las glorias prohibidas.
 
Aquellas palomas, que nunca hicieron nido,
me mostraron
a un corazón que aún palpita.
 
Buscando una metáfora que me lie
a tu recuerdo,
vi, que la metáfora
¡es la vida misma!
 

*    *  *

3 - CLAMOR
 
Difuminado el rostro,
confusos los pensamientos.
Perdidas las esperanzas,
desorientados los pasos.
Así, doy tumbos
en mi vida.
La careta de actor amalgamada
a la mía, ya no logro
despojar.
El lamento de mis ojos
hace tiempo está en sequía.
Ficticia es la sonrisa
que se asoma por mis labios
con sus teatrales acciones.
Hay que mantener
la simulación, el engaño
que es mi vida.
La soledad de las multitudes
ataca la compañía de
mi soledad.
Una soledad que implora
un minuto de silencio.
Atemorizada huye a la profundidad
de la nada.
Mi hueco ser, y su careta
de payaso buscan:
¡las lágrimas,
la libertad del espíritu,
la claridad del pensamiento,
la esperanza perdida,
la certeza de su paso!
Anhela erguir su mirada
acomodar su vida.
Pide una honesta sonrisa.
Mi mediocridad e hipócrita
existencia, moribunda,
! clama a media voz
de una vez por todas vivir!
Pero mi yo, lo entierra.
 

*   *    *


LAGRIMA


Me dice tanto esa lágrima tuya
la que corre por tu mejilla.
 
La que se niega a ser callada
o deshidrata por la crueldad
del momento.
 
Admiro su bravura, su entereza;
sus ganas de gritar lo que siente.
 
Tienen tanto que decir
tus lágrimas.
 
Se acompañan de una mirada
intensa, muchas veces perdida
en algún horizonte que se
confunde con tonos dorados,
rojizos y violetas.
 
Otras veces, caen en hojas
marrón, para luego ser llevadas
por el viento.
 
Amo esa lágrima tuya,
acompañada de la risa despreocupada,
prueba de la dicha de tu alma.
 
Me enternece ver
que tu lágrima surge al ver
la grandeza de una flor
diminuta.
 
Mi pecho da un vuelvo cuando
tu lágrima es de pasión
desmedida y viene a mí
tu mirada íntima,
enamorada.
 
Las lágrimas son parte de ti,
pero tú,
no eres parte de las lágrimas.
 

*   *    *

UN ALMA


Te hablo
desde el lenguaje
de un alma, el mudo,
el callado,
el que dice todo.
 
Desde ese lenguaje
que deja en beso
cual murmullo de los siglos.
 
Te hablo, desde ese espíritu
que ve la vida como una
siempreviva.
 
Te habla el alma
de sonrisa amplia
y vista clara y profunda.
 
La que no ve límites,
menos fronteras, la inmortal.
 
Un alma, mi alma
la que solo conoce
el vocablo del amor fresco
como el rocío de alborada,
tan puro, como su esencia misma.
 
Te hablo desde esa alma
la que ve
solo luz, en oscuridad.
 
La que danza entre nubes,
y se cuelga de estrellas.
 
El alma, que no sabe
de un cuerpo,
sus dolores o envejecimiento.
 
Ella viaja con la luz,
se pasea del brazo del viento.
 
Sus amantes son
el mar y el sol saliente.
 
Toma agua de lluvia fresca,
de arroyuelo del vientre,
de su madre montaña.
 
Se une al canto
de la alondra y el jilguero.
 
Te habla mi alma
busca encontrase con la tuya,
a que te le unas
en sonrisas y no llantos
a que jueguen con las gotas
del rocío, y den saltos
bañándose en cascadas
por el mundo,
nadar con sirenas y delfines.
 
Esta alma es tan grande
que abarca los confines
de este mundo.
 
Esta alma, mi alma,
te habla, y desea que tú...
la escuches.
 

*   *   *

 

DESGARRAS


Me hago de tus versos
                                       que calan como espinas.
Me producen ansiedad,
                                          erizan mi piel.
Versos cargados
cual alquitrán en las nubes
                  vas dejando espasmos
                                   en mi piel desnuda
                                               y regando con sangre
                                                           los pétalos de mis rosas.
Vas trillando
el pasto fresco de mis pasos.
Tus alas de prosa oscura
                                            me cubren en su sombra.
Levanto mis manos hacía
                  el sol para que sus rayos
                               den calidez a mis entrañas.
Por más que me alejo de tu boca,
                                                       tu beso cruel me reclama.
Las uñas de tus dedos
                                     en mi espalda hacen grietas.
Mis lágrimas corren
      pidiendo que te alejes,
        más tu fuerza oscura me domina.
Eres sombra magnética
qué atrapa,
me envuelves
en tu voz seductora,
qué da versos
que transitan hasta mi alma
quedando muda a la intemperie.
La voluntad
pierden mis sentidos.
Mi cuerpo,
                   mi boca,
reconocen que eres su vicio.
Mi piel entera vive
                               tu poesía,
por más que busca tu alma que dejas
                               en pedazos en tus letras.
Me resigno,
                    me uno a mi
                      desgracia y mi delirio.
Tú.