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RAÚL DÍAZ QUEZADA  -MÉXICO-

LA CUCARACHA Y SUS TRES DESEOS (fábula vanguardista )

 

 

Érase una vez, en la profundidad brumosa de un recóndito bosque, una cucaracha, que acongojada y malhumorada por lo injusto que era su diario vivir, caminaba cabizbaja de regreso a casa, cuando se súbito se topó con una añosa y oxidada lámpara maravillosa. Al principio, la cucaracha fue cautelosa Se detuvo y la observo fijamente. Caminó alrededor de ella, acercándose un poco cada vez más, para inspeccionar y olfatear. Cuando se sintió más tranquila y segura en presencia de tan peculiar objeto, decidió probar suerte. Se subió a la lámpara, y con rápidos movimientos de sus patillas, la rascó. Después de casi un minuto, que le pareció una eternidad, un humo danzante saliendo de la boquilla de la lámpara, precedió a la transformación de este mismo, en un genio de cabeza rapada y largos bigotes. Incrédula y maravillada, lo miró hacia arriba, pues este, con brazos cruzados, flotaba plácidamente en el aire.
- Ahora eres mi amo dulce, bella y tierna cucaracha. Puedes pedirme tres deseos y estos se te concederán - Dijo el genio con voz grave y apacible.
La cucaracha ruborizada, agachó un poco la mirada, pues nunca nadie, le había hecho un cumplido tan halagador. Soberbia, pronto olvidó el cumplido. Se apresuró en pensar, en qué prefería ser, en lugar de ser una simple y abrumada cucaracha.
- ¡Lo tengo!, tengo mi primer deseo. Quiero ser una tortuga. ( el genio frunció el ceño ). -  Estoy harta de ver como mis semejantes son pisoteados despiadadamente por criaturas más grandes que nosotras. He visto a muchas morir así. ¡ No hay respeto !. Las tortugas tienen los caparazones más gruesos, duros y resistentes del universo, y no quiero morir pisoteada o aplastada por alguna de estas bestias. ¡Definitivo, quiero ser una tortuga y de las grandes y...
Con un chasquido de dedos, el genio la convirtió en tortuga, antes de que siguiese hablando. La tortuga giró y torció su cuello en todas direcciones para mirarse y contemplarse a sí misma.
- ¿Cuál es tu segundo deseo querida y grande tortuga?
- ¿Puedo tomarme un tiempo y pensarlo?
- Claro, no hay prisa. Llévate la lámpara  y hazme aparecer cuando lo hayas decidido - contestó el genio tranquilamente mientras se atusaba ambas puntas de sus bigotes. La tortuga se marchó feliz, llevando la lámpara en sus fauces.
El aire frio en la atmósfera, entró rápido a sus pulmones y en minutos, se sintió exhausta. ¡Oh decepción!, cuando se dio la vuelta y supo, que tan solo había avanzado unos cuantos metros. Desencantada, miró hacia arriba y vio una hermosa y colorida nube de mariposas revoloteando libremente por entre las flores. Sin titubear, rascó la lámpara.
- No pensé que me harías aparecer tan pronto - dijo el genio tocándose la barbilla.
- Ser tortuga apesta. Somos tan lentas, torpes y pesadas - protestó iracunda mientras fijaba su vista en las mariposas.
 - Quiero ser una mariposa como esas. Ser bella, tener mil colores y poder volar y...
- Deseo concedido - dijo el genio después de tronar sus dedos.
La mariposa más colorida que se haya visto jamás, revoloteo feliz ante a us ojos.
- Te llamaré después - dijo llevándose la lámpara entre sus patitas. En cuestión de segundos, el peso de la lámpara la debilitó tanto, que tuvo que soltarla. La lámpara cayo al suelo lodoso del bosque. La mariposa descendió su vuelo y se puso a descansar y tomar aire sobre esta. " Y ahora, ¿ Cómo le haré para poder llevarme esta estúpida lámpara ?" se preguntó. Alicaída, miró al cielo. Una poderosa y majestuosa águila harpía llevaba un mono moribundo entre sus garras. Rascó la lámpara.
- Sí que tomas  raudas decisiones ama.
- Ser mariposa es absurdo. Somos tan frágiles y debiluchas. Comparadas con un águila, como esa que va allá, no somos nada - dijo mientras con una patita, le señalaba a la harpía.
- Supongo que ahora quieres ser una harpía.
 - ¡ Por supuesto ! Quiero ser un águila harpía ahora mismo  - ordenó.
En menos que canta un gallo, era la reina de las alturas.
Después de cazar monos, conejos, liebres, pollos y hasta corderos, un rumor se empezó a difundir en todos los rincones de todos los bosques de la tierra. Una guerra nuclear entre los países más poderosos del globo terráqueo, acababa de dar inicio. Esta cruel y despiadada guerra, provocaría lluvias ácidas en todos los bosques. Lluvias de las cuales, ningún ser viviente se podría salvar, excepto las cucarachas.
Cuando esto llegó a oídos del águila, esta inmediatamente voló hacia el nido que había construido en la copa del pino más alto de todo el bosque. Allí había escondido su lámpara maravillosa. La rascó impaciente.
- ¡ Oh, eres tú, hermosa e insaciable harpía !
- Quiero ser cucaracha. Conviérteme en cucaracha ahora mismo - ordenó el águila sin preámbulos.
- Disculpa, te recuerdo que solo son tres deseos. Esos son todos los que un poder divino, me permite conceder.
- ¡ Nooooooo ! - el grito estremecedor del águila, cubriéndose los ojos con sus propias garras, retumbó en todo el bosque.
La lluvia ácida, a consecuencia de la guerra nuclear, acabó con todo ser viviente en los bosques, excepto con las cucarachas. Por ser las más cercanas a las nubes, las aves sucumbieron primero.

 

*    *    *
 

                                                       
LA RULETA RUSA

 

Las puertas cimbreantes de la taberna se abrieron a la par y se escuchó el estrépito de un disparo. Los presentes, aturdidos y timoratos, voltearon sus miradas hacia las puertas.
- No vengo a matar a nadie, no se asusten - dijo el ruso con pistola en mano, aún humeante y apuntando al techo. El ruso, de ruso no tenía más que el apodo. En realidad era más mexicano que el nopal, moreno, bajito y regordete. Se había ganado el apodo, gracias a su afición por la ruleta rusa. Juego que muy pocos se atrevían a desafiar. A falta de temerarios, había adquirido fama en el pueblo por haber jugado a la ruleta rusa, en completo estado de ebriedad, con su propio caballo. El pobre equino no había tenido suerte esa noche. Se decía que su fiel perro ovejero, había pasado a mejor vida, bajo las mismas circunstancias también, y seguido se jactaba, de que era la muerte quien le temía a él.
- ¿ Entons paques la pistola ? - preguntó uno de los dos hermanos recién llegados al pueblo.
- Pa ver quién es el chingón que se atreve a jugar a la ruleta rusa conmigo - contestó el ruso con aliento aguardentoso, mientras se atusaba el bigote.
- Pues yo mero - contestó el otro hermano, quien visiblemente estaba más ebrio que el primero. Luego empujó una silla disponible con la suela de su bota, invitando al ruso a sentarse. El ruso se sentó. Borrachos y no tan borrachos se levantaron de sus lugares y con morbo y excitación, formaron un corro  alrededor de estos dos osados contendientes. Frente a toda la audiencia como testigos, el ruso dejó ver el tambor de su pistola con un golpe de muñeca. Tenía cinco cartuchos. Sacó cuatro, repitió el movimiento y el tambor se cerró con un ¡click! Con un rápido movimiento de la palma, lo hizo girar.
- Yo voy primero - anunció.
Se puso el cañón de la pistola en la sien, miró a su oponente con actitud temeraria y jaló del gatillo. ¡ Pum !, el estampido dejó sordos a los espectadores, mientras sesos y sangre salpicaban a borbotones y por doquier. El ruso cayó de bruces en la duela de la taberna. Un par de segundos de silencio después, la audiencia excitada coreó un ¡ hurra !, aplaudió, y un adulador levantó el brazo del nuevo forajido del pueblo, en señal de victoria. Este levantó la pistola del piso, y la metió entre su velludo vientre, y la cintura de sus vaqueros desgastados. Luego se embolsó  los cuatro cartuchos que habían quedado en la mesa.
El cuerpo del occiso fue arrastrado hacia  afuera de la taberna. Algunos curiosos transeúntes se detenían a observarlo, luego seguían su camino. La mesera limpió el desastre que había dejado el ruso, y borrachos y no tan borrachos, continuaron bebiendo, riendo, fumando y jugando naipes.
                                            

 

Raúl Díaz Quezada nació el 6 de Julio de 1977 en Chihuahua, Chih. México. Se licenció en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua en la carrera de Lengua Inglesa y cursó un semestre de la Licenciatura en Letras Españolas de la misma facultad. Actualmente radica en la ciudad de Chihuahua. Se dedica a la docencia y ejerce todas las materias que se imparten en Inglés en la Facultad de Ingeniería de la Uach. También ha trabajado como maestro de Redacción y Literatura en Español e Inglés a nivel preparatoria y bachillerato.