EL PODER DE LA PALABRA ESCRITA DE LOS ESCRITORES Y POETAS INDEPENDIENTES

¡RETORNANDO!

PÁGINA 23

RENÉ JULIO MILLA AUGER -CHILE-

 

           >


Soy René y también soy Julio. Soy viudo y también chileno. Corría el año 1965 cuando vine al mundo un seis de agosto en el invierno chileno. Mapuche de corazón, de ríos y lagos mis andares. Apego por los idiomas, las letras y la creación literaria, todas ellas de coyunturas formales e informales.
 

L A    Y E G U A    J A C I N T A
 

 
 
 
Todo esto comenzó a suceder en la ciudad de Balmaceda lejos de Coyhaique en esos años en que solamente existía una huella en ese camino hacia la cuidad llena de barro y polvorosa …
- Vieja mira tenemos hartos chanchos y esos barracos (chanchos para crianza) están bastante gordos y ya se aproxima el invierno que tal si los voy a vender al pueblo (le dijo el hombre a su mujer)
- Sería harto bueno, Lucho, que lo hicieras, pero ¿cómo te los vas a llevar?, porque caminando te vas a demorar como tres días si esos quieren pasar arriba de la chanca nada más...
- En realidad no lo sé mujer, no se me ocurre ninguna idea…
- Hasta que uno de los niños, Pepina, le dice: papá, ¿por qué no los amarras a la Jacinta (Yegua de ellos) y los llevas cabalgando y así te podremos acompañar nosotros?…
- El hombre le dijo: ¡ustedes están locos!, ¿cómo voy a amarrar a los chanchos arriba de la Yegua?, ¡no caminamos ni tres horas y la Yegua se me muere de cansancio! ¡Si estos chanchos no son comunes y corrientes, son sementales, y pesan el doble que los otros!…
- Ay papito lindo, no es que lleves los chanchos como alforjas, si no que lleves los chanchos espaldas con espalda…
- Esta niñita se volvió loca dijo el papá…
- Papá, ¿tú me dejarías demostrarte cuál es mi idea?
 - Te voy a dar la oportunidad, pero si me estas tomando el pelo te dejo castigada acá tres meses (dijo el papa con voz de enojo, aunque quería harto a su hija)
- Está bien, pero me tienes que ayudar porque sola, no me la voy a poder con esos chanchos porque no me van a ser caso…
- Primero maniatemos (amarrarles las cuatro patas) a un chancho, entonces al otro chancho lo subimos como si fuese cabalgando sobre el caballo, y lo amaramos a la montura por debajo de Jacinta (la yegua) …
- ¿Y nosotros - preguntó el papá -, en que nos vamos a ir?...
- Nos vamos a tener que sacrificar, colocar nuestro mejor esfuerzo y ponerle a pie nomás, no queda de otra forma…
- El papá preguntó: ¿Y qué hacemos con el chancho maniatado?
- Ponemos un cuero de oveja entre ellos para que no se lastimen y lo ponemos de espalda al otro…
- Y así lo hicieron habían recorrido como unos diez kilómetros y Pepina se percató que uno de los barracos ya no decía ni pío…
-Papá, Papá, detente…
¿Qué pasa Pepina por qué nos detenemos?
- Mira el peso del chancho de arriba, no deja respirar al chancho de abajo…
-Tienes razón, ¿qué hacemos? Ya que la idea fue tuya (dijo el papá)
- Fácil démosles vuelta, el de arriba abajo y el de abajo hacia arriba…
- Que buena idea, ¿a quién habrás salido tan inteligente?
- Y la yegua Jacinta relinchaba “¡hey, soy caballo, no mula!”
- Y el papá y Pepina se preguntaban: ¿Qué le pasará a Jacinta, nunca se había comportado así, que relincha tanto, no lo había hecho nunca, no será que le molesta una herradura, y se detuvieron a revisar la herradura, las tenía todas en su lugar, así es que continuaron el viaje…
- Llegando al Blanco decidieron darles tregua a los animales y hacerlos beber agua, descansar un poco y ellos también (por supuesto darse una merienda, que bien ganada la tenían). Estaban bien contentos porque la travesía que pensaron que iba a ser más larga resulto ardua pero no tan agotadora como pensaban, ya estaban cerca de su destino, después de un buen descanso y que los animales se refrescaran, efectuaron el mismo procedimiento con los chanchos…
- Y la Yegua Jacinta, se puso a relinchar nuevamente, menos mal que me falta poco para sacarme estos chanchos de encima (pensó Jacinta) esta Pepina y sus ocurrencias.
Cuando llegaron a la feria de Coyhaique:
No faltó el que le gritó:
Buena huaso Clodomiro, la hiciste otra vez y todos se morían de la risa, así  que vendieron los barracos a buen precio, se compraron un carretón, lo cargaron con los víveres que necesitaban para el invierno y el papá felicitó a Pepina por su gran idea, (mientras Jacinta disfrutaba un buen descanso, una revisión de herraduras y una paca de alfalfa que la tenía bien merecida) mientras tanto el papá de Pepina le compró un bonito vestido porque se lo había ganado, unos regalos para su señora y su hijo menor porque hasta para eso le alcanzó la plata.
- Y a la vuelta, la que iba más contenta era la yegua Jacinta, “menos mal que me logré quitar esos puercos de encima, ya me sentía Mula”, y relinchaba de mucho gusto porque no tenía ese enorme peso en su espalda…
Pepina y su papa se miraban, pero creo que nunca entendieron lo que la yegua sentía al verse aliviada y relinchando de puro gusto, tirando el carrito hacia su hogar y que esos barracos ya no los cargaban en su espalda.
 
 

 

*     *     *

 
 

 

 
LA MONTAÑA ENCANTADA

 
 
Capa de piedra, resguardando tu espalda, frondosa leña.
Oscura roca en la cual te esculpieron a fuego, viento y nieve…
Nunca dejas tu altura como un centinela.
Dedicas tu vida a la bienvenida del viajero.
Eres detención obligada de arrieros solitarios que a tus pies han descansado…
Entrada a innumerables, sueños y vivencias, con séquito de señores y caballeros. Carrozas inmortales, portales con gigantescas columnas mostrándonos el camino, con tus guardias preparados en todo momento. En la cima, gárgolas desafiantes, por si en algún momento deben extender sus alas y abalanzarse, defendiendo a sus habitantes araucanos, selknam, cortesanas, todos bienvenidos a la entrada.  Para llegar a la casa señorial hay que bajar en la noche y así llegar al amanecer antorcha en mano para anunciarse, Luna qué grandiosidad, has mostrado nuevamente la entrada a aquél bello lugar.
 
 
Casa hecha, en la montaña de nieves eternas.
Administras la campiña que a tus pies te encuentras.
Soledad que alumbra al gentío llenando tus habitaciones.
Tranquilidad interminable de los habitantes que albergas.
Intrépidos pioneros tratando de conquistarte, mas no lo lograron por tus guardias de roca y hielo, así es que construyeron sus casas en tus faldeos
Lobos solitarios que de tus montañas bajan, resguardando tus secretos en sus jornadas.
Los que aquí pertenecen te agradecen tu hospitalidad.
Ostentoso eres y humilde al mostrar tu versatilidad, nuestros ojos miran agradecidos lo que nos brindas día a día “tu majestuosidad” …