ADRIANA PATRICIA SEPÚLVEDA CABALLERO -MÉXICO-
HAY UNA FLECHA QUE CUBRE LA ESPALDA DEL PASADO
las calles que transita son otras calles.
Su dueña habita la calle de reforma
Su día es cuerpo de sirena bañado en lágrimas perpetuo
costuras del agua tras sus pies en surcos del tiempo
Su noche es un cementerio de estrellas sin rostro
que baja a rescatar con flechas de bronce
cazadora de sombras robadas de otras sombras
ligas de decencia en nuevos rostros le llaman Diana.
* * *
AGUARDAMOS AL FANTASMA ATRAPADO DE TIEMPO
- Aguardábamos al peón
Callado, almuerza, se viste, peina, canas.
Bebe de nuestro vaso. A su reloj da cuerda.
Renato Tinajero (Fábulas e historias de estrategas).
en cada esquina de la infancia
y sobre el techo adolescente que llora en goteras de una vieja casa
aguardamos el camino entre comensales misteriosos
en La Casa de azulejos entre cien bocas de historia
que siguen degustando café, la banana Split
de Carmelita y Porfirio Diaz.
Aguardamos las sombras de escalinatas acuchilladas por los días
del aparecido, y la razón que persigue al Conde
y los fantasmas siguen sorbiendo café,
sonando las monedas en sus bolsillos
y el comedor sigue compartiéndoles café
y la espera que suelta mis fantasmas
ya no aguarda
toman café con Francisco Villa;
Los comensales que respiran nostalgia
ya no encuentran su taza.
Aguardamos en el techo notas y luciérnagas que renuncian
a la muerte, música desdibujada de tiempo
de cuerpos, humo y un buen trago.
mecidos entre cantos viejos
en la caja de música de la vida.
Ni la flecha de bronce de la avenida mayor
parece poder atrapar a los fantasmas, ni el ritual de las piernas
de Diana, ni su esbelto cuerpo poseído por el viento
Page | 10
ni sus pechos como brotes de flores parecen ser visto
inútil aguardar más, cada fantasma parece sostener su propia historia
fuera el mármol y las manecillas de la historia.
* * *
EN ESTA ESQUINA LOS FANTASMAS DEL AZTECA GRITAN
al consciente colectivo,
abren pozos para edificar los edificios de hacienda
claman al “Tesoro de Moctezuma” que arroja su Dios
a la otra esquina,
que se cambia por largos besos.
* * *
HAY LLORONA, DE PÉTALOS ESCLAVOS
En tus lagrimas riegas con sangre a Coyoacán,
Lloras por mestizos mexicanos
en tierna ofrenda al Cacique de Painala
Ay llorona, tus lagrimas son adoratorio
mojan de rezos La Concepción e Iglesias condenadas
El taparrabos de la fuente de Diana
quiere ocultar los fantasmas Aztecas y Tepanecas
se empapan tras flechas tu residencia
Ay, Malintzi, Ay Llorona
desnudas el dolor de la patria
he hilas el alma de México entre ajenos rezos
* * *
CUANDO BESÉ LA MUERTE
A tu silueta la reflejan las ventanas del cielo.
* * *
ME CONVERTÍ EN FANTASMA
me convertí en tu risa y tiré mi armadura,
ahora camino sobre el agua tus ojos
soy tan solo un fantasma
sin semáforos, sin piso,
sin oídos al mundo.
* * *
YO DESNUDO CADA DÍA A MIS FANTASMAS
Para vestir mi cama
despojo tu cuerpo de sombras.
Yo sé que estoy muerta,
Los se pues mis heridas aprenden a bailar en tu mirada
y el amor tropieza cuando intento olvidarte.
* * *
LA HERIDA DE SALIVA
Vive a salvo en tu camisa,
incesante en el pecho de recuerdos;
mi tacto te detecta ausente
y mi olfato te encentra en mí blusa,
bilocada, pegada
en los botones que exorcizan
al demonio de tú lengua,
crepúsculo gustativo
herida sembrada con tus labios
* * *
LOS FANTASMAS HABITAN LAS MENTES
parecen reencarnar en otros ojos.
en la casa que palpita polvo,
que amargo vivir persiguiendo fantasmas,
que amargo deambular coleccionando recuerdos,
verte resucitar en estas letras
que mueras aquí mismo
en el mismo domicilio pensante
* * *
UN TELEGRAMA DE TU CORAZÓN
escribió no te amo en dos arterias,
desde entonces vivo un doble espacio de espinas
deshojando los pétalos de la vida,
en fuga dislocada, vigilia, insomnio o dentro de un simple fantasma
al verme al espejo pregunto a un pétalo
¿a quién le hace falta la imagen falsa de que me amas?
y al otro ¿sí aún palpita la hoja abierta del resto del mensaje de la vida?
* * *
A TRAVÉS DE TU ROSTO SOY HUMANA
Ángel aparecido
entre llamas de mi vientre,
soy hija
acurrucada,
herida de mi patria
en tus cabellos adolescentes.
PÁGINA 15