NADIA CHIPULÍ -MÉXICO-
Monterrey en bolas
Es el calor que se alberga en mis mejillas.
Es mi ciudad.
Estar lejos es el dolor crónico de la vida.
Vuelvo y vuelve el tiempo.
Vuelvo y aciertan mis recuerdos.
Vuelvo y ya casi olvido que alguna vez me fui.
Era la luna, eran las luces.
Eran las distancias entre cada encuentro.
Eran los viajes, eran sus voces.
Podía abrazarme a él y el mundo se callaba.
Ya no están los que estaban y los que están ya no son lo que eran.
De mil mundos volví.
De muchos viajes regresé.
De tantos abismos escapé.
No
No, un no a tiempo salva el tiempo.
Un no, simple como eso.
La certeza no es siempre afirmativa.
Te amo.
-No parece.
Te extraño.
-No te creo.
Que no sigo las olas.
Que no sigo el viento.
Que tengo las manos atadas.
Y mueren mis momentos.
Que beben mil desiertos.
Y me devoran inciertos.
Que toma mi mano un día
y a mi suerte me suelta
a destiempos.
-No llego esta noche, no llego
Mañana no llego, ya no llego.
Siento que no te he hecho ningún bien.
-dijiste.
A tus olas a morir llego.
Y me abracé de tus montañas.
Y me abracé de tus recuerdos.
Baladas estúpidas suenan.
Suenan al fondo de mi patio.
No, no tengo patio.
Pero tengo el parque hundido.
Silbatos de la noche retumban
en mis oídos.
El primer camión de las 5 am
me despierta.
Me impacienta.
Y recorro tus calles.
Y recorro tus montañas.
Te recorro.
Viejos refranes, viejas canciones.
Viejos recuerdos, viejas risas.
Sonidos a lo lejos.
Susurros de ancestros.
Lindos, lindos recuerdos.
Buenos nuevos recuentos.
Y me sobra todo sin tus hombros.
Me sobra todo si me voy.
Me quedo…
En el azul de tus montañas.
Y tu verde manzana.
En tus botas vaqueras.
Y tus calores eternos.
No me fui con otro, me fui conmigo misma.
Y volví, siempre vuelvo.
A un Monterrey desnudo.
A una ciudad en bolas.
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