MARTHA MANJARREZ SÁENZ  -MÉXICO-

¿ESTOY EN EL LUGAR INDICADO?
 
«Becarios y exbecarios:
 
Es un placer para mi compartir la siguiente publicación, nos encontramos en las vísperas del primer aniversario del grupo en este nuevo espacio y por ello la administración trae para ustedes con mucho cariño la SEGUNDA EDICIÓN del concurso "relato corto en la vida de un becario" en esta ocasión la temática será la vida en cuarentena.
 
¡¡¡Esperamos que muchos de ustedes se animen a participar, los ganadores se darán a conocer el día del aniversario!!!
 
Inviten a sus conocidos al grupo para que puedan participar.
#BCSC
 
La administración del grupo BCSC (el original) convoca a la Segunda edición del concurso "RELATO CORTO: Diario de un becario en cuarentena"» …
 
Cuarentenaaa Cuaretenaaaaaaaaaaaaaaa CUARENTENAAAAAAAAAAA
……
 
¿Por dónde empezar?
Es la primera vez que participo en este tipo de dinámicas. Al ver la publicación en Facebook, la palabra cuarentena retumbó varias veces en mi cabeza, cuarentena, cuarentena… no sé decirte si necesito más o no. Te contaré mi historia que, advierto, no es nada corta, ¿cuándo un diario ha sido corto?, en especial cuando la cuarentena aquí duró casi 4 meses, te voy a revelar algunos datos de mi vida que eran privados, que con nadie compartí por la pena que conlleva aceptar nuestras derrotas y malas decisiones, sin embargo, creo que muchas personas, sobre todo aquellos que viven el desafío del posgrado se pueden identificar con mi historia.
 
Me presento:
 
Mi nombre es Martha, tengo 31 años y estoy cursando mi segundo año de doctorado en España. España, siiii, soy uno de esos becarios en el extranjero, salí lo suficiente arrogante para no escoger un doctorado de calidad en México y lo suficiente miedosa por no haber buscado una opción mejor que España. ¿no dominas el inglés y quieres hacer un posgrado en el extranjero? la vieja confiable: ¡ESPAÑA!
 
Llegar aquí lo consideré un gran logro en todos los sentidos, me vi obligada a trabajar en cualquier cosa para poder sacar dinero y ahorrar para tramitar la visa, mi mudanza y mi estancia aquí los primeros meses sin beca, sé cómo suena eso, y creo que de puta hubiera sacado más dinero del que pude ahorrar trabajando de docente en una universidad.
Solo había tenido un empleo formal antes de entrar a la maestría, una empresa carroñera que no te pedía título, cedula, ni experiencia para estar ahí, te pagaban una mierda por jornada
completa, tenias 30 minutos para comer, tu uniforme debía ser impecable todos los días y solo tenías un juego de camisa, zapatos y pantalones. Pero mi ilusa conciencia creía que eso cambiaria con la obtención de los papeles faltantes.
Cuando me recibí de maestría creí que mi vida sería más prospera, incluso había considerado ya no hacer el doctorado. Mi vida personal tendía de un hilo si no tomaba decisiones concretas, aquella relación amorosa que me había costado tanto mantener se me venía abajo.
¿Qué es lo que sigue en el plan de vida?, curiosamente llega la temporada de las invitaciones a bodas, todas las amistades y conocidos se casan. Después las barbacoas para celebrar la adquisición de los nuevos bienes, casa, auto, sala, ¿un asador nuevo?, te conviertes en la pareja de solteros que cada uno vive con sus padres mientras los demás ya gozan de su propio espacio.
El tiempo pasa y la presión social ahora es recibida por invitaciones virtuales adornadas de cigüeñas. La verdad nunca quise tener familia, en un principio mi pareja compartía esa ideología, y en poco tiempo eso cambio, un día me hizo ver que teníamos que seguir el orden social, ahorrar, adquirir un patrimonio, y ser felices.
 
Suena fácil, ¿no? Como película de los cincuentas.
 
¿Casarnos? ¿Tú y yo? ¿Seguro?, siiiii me encantaría, pasar más tiempo juntos, compartir un espacio, amanecer contigo, hacerte el desayuno, follarte todos los días, sería muy agradable.
 
¡Necesitaba un empleo… ya!, llevo un año sin nada, acudiendo a entrevistas, enviando currículums a todos los portales de empleo, llevándolo a todas las escuelas y universidades, empecé a mentir, me quité la maestría, incluso quité el título de universidad, la mayoría de los anuncios de empleo buscan personal con carrera trunca, ¡que mierda de sistema!
 
Me acabé todos mis ahorros y ya no había ingresos, mi pareja había cambiado de empleo y ahora lo veía menos, evitaba salir con mis amigas para no gastar gasolina, ni tener que pagar cuentas en los restaurantes, ¡nefasto!
No tener ni 15 pesos para tomarte una chela con alguien.
Mi pareja se empieza a distanciar repentinamente, después de 9 años de relación se vuelve grosero, cortante y arrogante. Al mes de nuestro aniversario me confiesa que ya no siente lo mismo por mí, que necesita distanciarse y pensar, el típico “tiempo” que cualquier parejita de secundaria se inventa para separarse de esa persona que ya no aguata, pero no somos niños de secundaria, tenemos 30 años, somos adultos, entonces, ¿Qué sucede?
 
No me quedo de otra, le di ese espacio, todo el tiempo que él necesitara, se lo di.
 
Pasé días tachando recuadros en el calendario, borré Facebook, revisaba el celular cada minuto para ver si estaba conectado, si me escribía, si me llamaba. Me despertaba en las mañanas con la ilusión del “buenos días”, ya era una rutina de semanas. Pasaba el día tirada en la cama, mirando el techo blanco de la habitación. Poco a poco veía que se coloreaba de amarillos y naranjas, morados, azules y finalmente gris, los grillos cantan y mi celular sin ningún mensaje. Era un hecho, mi expareja me había cambiado por otra persona, una chica más joven, con más energía, más firme, más bonita, con un empleo estable, con una mente segura, alguien mucho mejor que yo, alguien que le dio algo que yo no le pude dar en todo este tiempo, a las malas entendí que él no regresaría jamás. Volví a salir para no volverme loca. Pase a ser la chica soltera en las reuniones de amigos, donde todos hablan de sus hijos, sus embarazos, de sus exitosos empleos, ¿y tú?, tú eres una inútil con maestría que no puede terminar de pagar su auto y aún vive con sus padres.
 
¡¡¡Quieres matarlo, quieres matarte, quieres……Respira!!! Odias todo, odias la vida, odias el sistema, odias a tus amigos, odias a tu familia, odias que tu no puedas ser feliz, me odio a mí misma, ¡¡¡TE ODIO MARTHA… RESPIRA!!!!
 
Metí papeles para la convocatoria de becas al extranjero sin ninguna expectativa, mi vida ya era una mierda y, para mi sorpresa, se me otorgó.
Ver mi número de CVU en la lista de seleccionados fue un rayo de luz, me sentía feliz, en 3 años no me había sentido tan dichosa, sorprendida, me iría fuera de México, pero, - oooh rayos, necesito dinero, ¿dónde viviré?, ¿cuánto cuesta el avión? ¿tengo vigente el pasaporte?
¿necesito visa? Mi felicidad mutó a un estrés incontrolable. Ahora siiiii, necesitaba dinero y rápido.
Al día siguiente me levanté a las 5 de la mañana y me presenté en el complejo industrial con una solicitud de la papelería escasamente llena: ¡hola, soy Martha!, una chica sin estudios, que se conforma con cualquier cosa, dinero es dinero y estoy desesperada, no es que sea malo trabajar en maquila, cualquier empleo es honorable, pero creí que tener una carrera y un master daba otro tipo de estatus laboral, ¡que tonta había sido!
De 6:00 am a 4:00 pm, 2500 pesos a la quincena, por armar un rompecabezas todos los días no está tan mal, te dan desayuno y comida, mucho mejor que tener 2 horas diarias de fisicoquímica en la universidad por las cuales te pagan a 62 pesos la hora, más el tener que preparar clases, planear exámenes, revisar tareas, estudiar, sin mencionar que hago 22 km a la universidad. Busqué otros empleos para poder ahorrar, cada pesito contaba, engordar el cochinito era la meta, fui obrera, fui inspectora, fui profesora, fui cocinera, me mantenía ocupada 24/7, era la clave perfecta para salir de la depresión, llegar a España era la nueva meta, una vida diferente era la meta.
 
Todo salió bien aparentemente, tomé el vuelo de 12 horas, no podía dormir, estaba emocionada, extasiada, volvería a comenzar, conocería gente nueva, haría amigos diferentes, comida diferente, nuevas mentes, nuevas lenguas, me volvería a enamorar, encontraría una pareja que me haga sentir completa, un mundo nuevo, mi nuevo mundo.
 
Mi mente ordena, ¡dilo… repítelo… créetelo, estás en el lugar indicado, sé FELIZ!
 
Pero no todo es lo que parece, a mi nueva compañera de laboratorio no le gustó mi presencia, por lo que me contaron estaba acostumbrada a estar sola, bueno, es cuestión de tiempo creo, al rato sabremos cómo trabajar juntas.
Al mes de mi estancia, nuevos personajes se incorporaron a nuestro espacio de trabajo, 2 practicantes, otra nueva alumna de doctorado y 2 técnicos temporales, lo curioso es que yo seguía siendo la chica nueva, todos los demás ya se conocían, por lo que la barrera en el grupo fue más grande.
Todos los días a las 11 am y 5 pm, la gente para actividades para tomarse su café, una tradición laboral muy rara a mi punto de vista, las jornadas son muy cortas, las personas llegan a las 9:00 de la mañana, a las 11 se toman su café, pierden entre 30 y 50 minutos en el “break”, después a las 2:00 pm, hora de la papa, tienes la opción de ir a la cafetería o a un pequeño comedor ambientado en una antigua biblioteca en el ático del edificio junto al área de esterilización, ¡mmm, con esos olores se antoja comer!, reanudas actividades a las 3:30, y para evitar la pereza causada por digestión a las 5:00 pm tu segundo “break”, y a las 6:00 ya es muy tarde para seguir en el laboratorio, es tiempo de ir a casa, pero antes tenemos tiempo para el vermú de la tarde con los amigos.
Mis compañeros se organizaban para el café, para la comida, para todo, entre ellos se avisan y pasaban de largo de mi, tenían su propio grupo de WhatsApp, al cual, hasta la fecha, no he sido agregada, ni siquiera para tratar temas de laboratorio. Al principio intenté acoplarme lentamente, simplemente asistiendo al área del café cuando ellos iban, acercando una silla a la mesa cuando ellos subían al ático al comer, opinaba e intentaba participar en los temas de conversación, mientras que la respuesta penosamente era negativa.
Cada día la convivencia se hace más difícil, debo recurrir a la experiencia de ellos para poder llevar a cabo mis experimentos, soy orillada a tener que pedirles ayuda para entender cómo funciona un aparato, quiero pensar que los protocolos que me proporcionan son fiables, hasta que descubres fallas en tus resultados.
Va el primer año y todo marcha mal, te esconden el material, te niegan reactivos, los stock de soluciones es de uso común, pero solo para ellos, tú tienes que hacer tus propias soluciones, y cuando haces una para reponer el stock, escuchas cometarios de que tu buffer no es fiable, como si una no supera usar la balanza para pesar 46 gramos de Acetato de Sodio. Terminaste de purificar proteínas a las 2 am, estas cansada, tienes mil cosas en la cabeza, y debes caminar 30 minutos para llegar a tu casa, lavaste todo tu material, excepto un vaso de precipitado que dejaste olvidado en la tarja, el mismo que al día siguiente fue fotografiado por un compañero, y enviado por correo con copia a todos los jefes, preguntando quien dejó material sucio y contaminado en la tarja.
Dicen que el peor enemigo de un mexicano es otro mexicano, pues no. No creía que en España la gente fuera tan racista, si es que esto tiene nombre.
 
¡¡Respira…!!
 
¡Ah!, y déjame contarte, que conocí a un chico, un español, la verdad es el hombre más guapo y sexy con el que he estado, caí, me enamoré, me encantan sus ojos, su sonrisa, su cabello, su olor. Al principio fue muy difícil entendernos, él, demasiado español, yo, demasiado mexicana, sin el conocimiento previo de muchas palabras (Nooo, no veía series españolas en Netflix, ni películas, nunca me ha gustado el acento, me costó adaptar el oído). Las primeras semanas de relación estuvieron bien, ¡el mejor sexo de mi vida!, sin embargo, el choque cultural fue demasiado grande. Comentarios que yo hacía en broma se los tomaba a mal, es demasiado honesto y directo, si algo no le gustaba ya ni por complacerme no lo hacíamos. La sociedad aquí es tan liberal, chocante, nefasta, los hombres han perdido el caballerismo, las personas han perdido el respeto, lo observo en muchos escenarios sociales, no sólo en mi relación.
Los alumnos le hablan de “tú” a los profesores, incluso les contestan como si fuera un compañero más. Los hombres no ceden los asientos en el transporte público. Es normal que las parejas se casen después de los 40 años. Mujeres de avanzada edad empujando carriolas dobles, generaciones de un gran número de gemelos ha comenzado, como la gente se casa muy mayor acuden a las clínicas de fertilidad para embarazarse. ¡Curioso ¿no?!
De este chico aprendí, que, si algo no me gusta, no tengo por qué hacerlo, aunque le cause ilusión a la otra persona, de este chico aprendí, que no necesito pareja para ir al cine, a un museo o a disfrutar de una copa totalmente sola. ¡Qué raro!, cuando uno tiene novio es para compartir momentos y tiempo, ver una película de Marvel junto a tu pareja, aunque los superhéroes te aburran es parte del contrato que se maneja en nuestra sociedad, pero aquí no. Quieres ver una película que a él no le gusta, ve tú, él se queda en casa o hace otra cosa con su tiempo.
 
¡¡¡Respira…!!!
 
¿A esto vine a España?, soy manos gratis que trabajan y una mente que no aporta, a mi jefa pareciera no importarle mis ideas, mis propuestas son desechadas. Tomé la iniciativa de empezar un artículo, pero ella no tiene tiempo para revisar mis avances, pone por encima el trabajo de los otros compañeros, en dos juntas ha dejado claro que sólo habrá presupuesto para que un doctorando haga estancias en otro país, y no soy yo.
A veces me pregunto qué sucedería si renuncio y mando todo a la mierda. ¿Vale la pena soportar tanto? Estoy al otro lado del mundo, lejos de mis amigos y de mi familia, de los pequeños detalles que le dan sabor a la vida, unos tacos del puesto de la esquina, unas cervezas en los columpios del parque, disfrutar del cine con películas subtituladas, esas barbacoas de fin de semana, una salsa recién hecha en molcajete. Extraño México y sus mexicanos, extraño hablar con sarcasmo, hablar en doble sentido con alguien que me entienda, una pareja que se esfuerce por verme feliz.
 
Pero Martha, grandes sacrificios dan grandes recompensas. Estas cumpliendo el sueño de muchos, no lo desperdicies.
 
Mi mente ordena: ¡dilo… repítelo… créetelo, estás en el lugar indicado, sé FELIZ!
 
Llega marzo de 2020, el virus empieza a expandirse rápidamente en la Unión Europea. Al principio crees que los medios exageran, las organizaciones no se ponen de acuerdo en que decir, ves con asombro las noticias, “Italia, ya tiene 1000 muertos”, “El virus se ha extendido a otras partes de Europa”, “Gran Bretaña se niega a cooperar”, “¿El virus está en el aire?” “¿Es seguro salir a la calle?”, “¿Es necesario el uso de mascarillas?”. Los días van pasado y crees que esto no te afectará a ti, ni a tu entorno, sigues tu vida normal, vas al laboratorio como de costumbre, anotas tu nombre en el calendario de los equipos, te administras para volver a repetir el experimento que tienes ya 5 meses haciendo y en eso, todos recogen sus cosas y se van a casa, el gobierno de España ha emitido estado de alarma y nos tenemos que ir.
La gente no sabía qué hacer, YO no sabía qué hacer, ¿y ahora? ¿mis experimentos? ¿Cuánto tiempo estaremos en casa?, algunos extranjeros huyen antes de que se cierren las fronteras, ni tiempo no dio para despedirnos, pero yo decidí quedarme.
 
Salgo de la universidad y el primer instinto pre apocalíptico es pensar en comida. Los supermercados están llenos, te toca hacer fila afuera por horas para poder surtirte y cuando logré entrar, se habían llevado casi todo, pasaba por los pasillos vacíos, y con el miedo de quedarme sin productos en la alacena agarraba lo que había disponible. Los siguientes días fueron tolerantes para dejar al ciudadano hacer la compra, establecieron horarios para que los ancianos no se quedaran sin productos, pero, para mi suerte, el resultado fue el mismo, para el horario que me correspondía a mí ya no había huevos, pan, pastas, fruta fresca ni verduras.
La psicosis se incrementa, nadie sale de casa sin cubre bocas, manga larga y guantes, ya no había gel antibacterial o cualquier producto de limpieza, lejía, amonio, alcohol, detergentes, etc., veía personas en su desesperación comprando glicerina y vodka para crear sus propios antisépticos. La rutina al llegar a casa: 1) te quitas los zapatos afuera e intentas no tocar nada excepto la puerta de la entrada, 2) vacías los productos en la tarja de la cocina y los lavas con bastante agua y jabón, 3) te quitas la ropa y la echas a lavar, 4) vas al baño y te das una buena ducha. ¿será demasiado exagerado?
Honestamente me da pánico llegar a contagiarme, soy asmática desde que tengo memoria, los malos diagnósticos y tratamientos que he llevado a través de mi vida me han hecho resistente a los corticoides, así que tengo crisis difíciles de tratar, en mi casa cuento con mi botiquín bien surtido de medicamentos, inyecciones y nebulizador, estoy consciente que si caigo en una neumonía provocada por “esta cosa” no sobreviviría.
Aunque mi compra no fue exitosa, hay que evitar salir todo lo posible, afuera es un lugar inseguro, y tu casa no, sobrevive lo que puedas con lo que has comprado, hasta que te toque volver a salir.
 
25 días de cuarentena, no es tan malo, empezaré a procesar datos pendientes respecto a la tesis, mis roomies decidieron irse con sus familias y me quedé sola, la verdad la soledad no me molesta, al contrario, me agrada. Algunos de mis estreses se han ido, repetir una y otra vez experimentos, qué agobiante, ahora tengo tiempo para mí, comencé a ver una serie en Netflix. Aproveche también para leer algunos libros que tenía guardados, típico que vas a una librería, te compras un capricho literario y jamás lo abres porque prefieres invertir ese tiempo leyendo un artículo para el paper que estas intentando construir. Dibujé y pinté, tenía años sin agarrar el pincel, estrené el block y las acuarelas que el italiano de intercambio me regaló en mi cumpleaños y, lo más importante, descansar del ambiente de laboratorio me viene muy bien.
Descargué videos de rutinas de ejercicio para ponérmelas en el salón por la mañana, descargué Tinder para platicar con otros aburridos por el encierro, volví a escribirme con viejas amistades olvidadas de Facebook, les advertía de la situación en España por lo del virus, pero nadie me hacía caso, mi realidad cansaba.
Al principio dormía muy bien, reinventaba mi comida, me creaba rutinas para no caer en el aburrimiento, despertaba, alzaba mi cama (curioso dato que hasta en TV te lo recomendaban, parece que hay una estrecha relación entre el estado de ánimo del ser humano y una cama bien o mal arreglada), preparaba mi desayuno mientras veía la noticias, un café negro, pan tostado con queso y tomate mientras observas las cifras en color rojo incrementarse, ya era normal, de todos los días. Bañarme, dedicar tiempo a mi lectura, otro al estudio y otro a la escritura, le agarré gusto a esto de la cuarentena.
Abro las ventanas, respiro y saboreo el silencio de la ciudad, no hay nadie en las calles, ningún peatón, ningún auto, el gobierno de la provincia se había puesto tan estricto para obligar a la gente a hacer cuarentena que te arriesgabas a pagar multas de hasta 3 mil euros si salías de casa sin motivo o emergencia justificable.
 
50 días de cuarentena, los contagios suben, los muertos aumentan, las UCIs están en su máxima capacidad, el sistema de salud público y privado no da abasto, llaman a la ciudadanía desesperadamente para ayudar, médicos y enfermeras jubilados son reclutados para auxiliar en los hospitales, clínicas y centros deportivos adaptados para tratar pacientes con covid. Estudiantes en sus últimos semestres de carrera también fueron seleccionados para servir a
todo aquél que lo necesitara, personal de investigación de la universidad, estudiantes de maestría y de doctorado, pedían voluntarios para realizar pruebas de PCR e investigar en posibles curas y tratamientos, mis compañeros de laboratorio levantaron la mano para servir, yo negué mi apoyo por obvias razones. Empiezo a sentir estrés, los días se me hacen muy largos, difíciles de llevar, quiero salir y al mismo tiempo no. Pero esto pasará, pasará pronto, solo es cuestión de un par de semanas.
 
¡¡¡Respira!!!
 
76 días de cuarentena, son las 4 de la mañana, ahora no duermo, estoy deprimida, sumamente deprimida, vivo con la incertidumbre de saber que pasará, vivo con miedo, vivo con pánico, mi cabeza no deja de gritar. ¿Y mi familia en México, y si mis padres se contagian?, ¿y si mueren? ¡y no puedo ir a sus funerales! ¿Qué haré cuando mi hermana me llame para darme la noticia?, espera, Martha, ¿y si tú te contagias?, ¿y si una noche no puedes respirar y mueres ahogada en tu departamento? ¿Quién llamaría a tu celular para darse cuenta? ¿Quién encontraría mi cadáver putrefacto, hinchado, irreconocible después de la cuarentena?
¿Cuándo será eso? ¿En un par de meses más? ¿Quién les dirá a mis padres que morí a 10 mil kilómetros de casa? Mi cadáver, ¿qué sucederá con él? ¡¡¡Mmmmmiiiiiieeeeeeeerda!!!, ¡dejé de pagar el seguro internacional, el mío no cubre repatriación funeraria, debo comprar uno lo antes posible, lo necesito!
 
Extraño mi hogar, despertar en mi cama rechinante, ver a mis padres en la cocina tomando el café, el olor de unas tortillas de maíz sobre el comal y unos nopalitos en chile colorado en la sartén, el perro tirado junto a la ventana tomando el sol, el mensaje mañanero de esa persona especial deseándote buenos días, ¿no te ha pasado que tienes tan bien calculado tu espacio que si cierras los ojos sabes exactamente dónde estás? ¡Proyéctate!! Cierra los ojos Martha, respiraaaa y mira a tu derecha, está esa ventana con persianas azules que abres en verano, frente a ti tu espejo, decorado con fotografías viejas de los mejores momentos de tu vida, tu viejo caballete y tu set de pintura y a tus pies, esa bolita de pelos ronronera que en invierno se acurruca en tu cuello para compartir el calor, mamá hace el desayuno, papá lee el periódico, lo veo muy bien, lo visualizo, ¡estoy en casa!
 
Mi mente ordena: ¡dilo… repítelo… créetelo, estas en el lugar indicado, sé FELIZ!
 
Despierto, son las 2:34 pm, voy al baño y me miro al espejo, tengo canas de 6 cm, mi cabello es un asco, ¿cuándo fue la última vez que tomé un baño? Que te pusiste ropa que no parezca de vagabundo, ya no hago ejercicio, no tengo hambre, y qué bueno porque en la despensa solo hay una lata de albaricoques en almíbar. ¿Qué haces cuando ya no hay motivación?
¡Cuándo ya no tienes ganas!
 
 

  • Martha ¿realmente te sientes feliz? ¿Esto es lo que querías?
  • Si, yo quería irme de México, volver a comenzar.
  • Ah, siii, recuerdo cuando pensamos eso en el avión, dijiste que harías amigos, ¿ya los tienes?
  • ¡Calla! Aunque los tuviera, no tendría tiempo para ellos.
  • Ajam, ¿y qué me dices de una pareja? ¿Cómo te va con aquel español con el que salías? O
¿aún tenemos en la memoria a ese chico que te dejo por otra en México?
 
  • ¡Calla!
  • Ohhhh, ¡es verdad!, aún no lo superamos.
  • ¡¡Calla!! ¡¡¡Callaaa!!! ¡¡No lo necesito!!, no necesito amigos, no necesito nada de eso, todo eso se quedó en México y allá se quedará!
  • Cierto, quizás ya esté casado, quizás ya hasta tenga familia, quizás es feliz con alguien más, pero a nosotras, ¿qué nos hace falta para que seamos felices, Martha?
 
“El palacio de hielo es usado como morgue”, “Cada día amanecen ancianos muertos en residencias de retiro”, “Los médicos de las UCI ya están tomando la decisión de desconectar casos que no vean prósperos”, “EUA muestra nuevo récord en contagios”, “Ecuador amanece con cadáveres en la calle” …
La televisión repite las noticias todo el día, hace semanas había decidido ya no encenderla nunca más, pero no puedo mantener mi promesa, mi hambre por respuestas es muy grande, los números que reporta mi hermoso México son tan bajos que no me la creo, algo está mal.
 
La tesis está parada, no avanzo de ninguna manera y no puedo respirar, ESTOY HARTA. Se avecina una crisis económica, tengo miedo de que me suspenda la beca, ¿podría pasar? No quiero salir, afuera es peligroso, adentro estoy segura. Mi mente ordena: ¡dilo… repítelo… créetelo, estas en el lugar indicado, sé FELIZ!
 
105 días de confinamiento, las desescaladas comenzaran a activarse, podré salir a caminar una hora diaria. Necesito regresar a hacer experimentos, ¡quiero regresar ya!
 
 
  • ¿Qué nos hace falta para que seamos felices, Martha?
  • Terminar un Doctorado, terminar un doctorado, terminar un puto doctorado.
  • ¿Segura?, todas nuestras amigas se ven muy felices en Facebook, y no buscan un doctorado.
  • La gente miente en Facebook.
  • Bueno terminas tu doctorado ¿y luego?, ¿qué haremos después, Martha?
-…
 
  • ¿Qué nos hace falta para que seamos felices?
  • Dime, ¿recuerdas la última vez que te sentiste plena?
  • Sí, lo recuerdo.
  • ¿Y dónde estamos?
  • En su cama.
  • Mmmm, ¿lo recuerdas?, ¡ése aroma a Versace!
  • Su piel color canela en contraste con la mía.
  • Nuestras manos encontrándose.
  • Sus labios recorriendo lentamente nuestro cuello.
Siento su pulso entre mis piernas, me toma fuerte, me enreda, soy suya, y él es mío, éramos 2 cuerpos vacíos que cobraban vida al conectarnos, doy vueltas, me vuelve loca, proyéctate,
¡proyéctate!, viaja ahí, visualízate ahí, nuestros dedos servirán, estoy en casa, estamos juntos nuevamente, dilo… repítelo… créetelo, estas en el lugar indicado, ¡sé FELIZ!
 
El confinamiento se acaba, la curva ha sido aplanada, 28 mil muertos en total, no es un número tan grande, pero España es un país pequeño, con un sistema de salud de primer mundo, ¿que nos espera a países como México? Empezamos a salir poco a poco, la nueva normalidad nos restringe a hacer actividades meramente esenciales. El laboratorio de trabajo tiene aforo máximo, nos turnamos para venir a trabajar, equipo de seguridad en todo momento, mascarillas y caretas.
No hay que bajar la guardia en ningún momento, se prevé una segunda ola para invierno, debemos cuidarnos mutuamente
 
Julio, el aire huele a libertad, una libertad que dudamos si se mantendrá, la cuarentena fue dura, pero no imposible, obviamente existen situaciones peores. No estamos en una guerra ni dormimos con el miedo de que una bomba estalle arriba de nosotros, 4 meses encerrada, aislada, pero con agua caliente, electricidad e internet, bendito internet que tiene el poder de hacernos volar. Conocí una parte de mí que no había visto nunca, fue como despertar de un sueño, o más bien una pesadilla, entendí mis limites, y me embriagué de la catarsis que se me reveló frente al espejo, pasé horas contemplando mi reflejo, dudé de mi realidad y cedí a la enajenación.
 
Agosto, las temperaturas empiezan a subir, el verano ha llegado a España, caminas bajo el ardiente sol, te cambias la mascarilla 3 veces al día por que se empapa de sudor, el máximo hoy es de 41º, tomé un taxi para evitar la congestión del tranvía, en la radio anunciaban la llegada anticipada de la segunda ola de contagios, la ciudad ya tiene 439 camas ocupadas por pacientes con coronavirus, cada día un promedio de 500 nuevos casos son sumados a las estadísticas, el gobierno propone regresar a fase 0, el decreto oficial se dará a conocer el día 10.
 
 
  • Martha, ¿aún crees que estás en el lugar correcto?
Martha “Konne” Minjarez Sáenz, nació en la ciudad de Chihuahua, México el 12 de octubre de 1988. Estudió la carrera de Químico Bacteriólogo Parasitólogo en la UACH y Master en Ciencias Microbiológicas en la BUAP. Actualmente estudia el Doctorado en Ciencias en la Universidad de Zaragoza, España. A pesar de que uno de sus más grandes sueños era vivir en otro país y viajar por el mundo, extraña infinitamente a México más de lo que se había imaginado. Ama la ciencia y le gustaría dedicarse profesionalmente a la investigación y a la docencia. De niña ella siempre quiso ser pintora, actualmente plasma algunos bocetos en su poco tiempo libre. Los pasatiempos que practica son escasos, nada espectacular más allá de disfrutar música rock y dormir horas de más. Se considera una persona solitaria e independiente. Toda su ropa es de color negro, pero sufre debilidad por los calcetines de colores y figuritas variadas, posee más de 150 pares de calcetines. Ganadora del Primer Lugar del Concurso “Relato corto en la vida de un becario” en su 2da Edición.

 

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