MIMI JULIAO VARGAS -COLOMBIA-

PÁGINA 16

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Escritora y poeta colombiana de Cartagena del Caribe, como ella siempre dice, de reconocida trayectoria en el ámbito iberoamericano. Nació en la ciudad de Barranquilla, Colombia, radicada desde hace muchos años en La Ciudad Amurallada. Su padre fue un piadoso judío sefaradita, y su madre, una mujer muy arraigada en los principios y valores fundamentales de la tradición católica, quienes conformaron un hogar ejemplar.
Es licenciada en Trabajo Social, dedicándose, aparte de la creación literaria a fomentar la protección de las personas más vulnerables, especialmente de los adultos mayores. Es miembro de la tertulia literaria El Claustro, de la Universidad Autónoma de Nariño en Cartagena; miembro activo de la Academia Literaria Surco y Semilla, auspiciada por la Universidad Los Libertadores, de Cartagena. Ha publicado los siguientes libros:
 
  • Perlas en la Charca, coautora
  • Antología Latinoamericana II, poesía y narrativa del grupo Hermanados por las Letras.
  • Cuadernillo de mis cuentos, autora
  • El Claustro, antología y cu3ento y poesía

 

Tiene en preparación una antología de poemas, intitulada por Los Senderos del Alma, y el libro de cuentos infantiles Había Una Vez.
En 2019 publicó su libro Dios: ¿para qué me creaste?, de enorme éxito hasta agotar la primera edición, por lo que está preparando una nueva. En la actualidad está preparando su novela corta Candé y el pueblo de los Cocos, un título provisional, para este nuevo aporte al mundo de las letras.
 

NOCHE DELICIOSA


 
Enero es en Cartagena,  el mes hermoso de la brisa marina y las noches de plenilunio. Mes de cielos despejados y del festival Del Frito en Cartagena. Uno de los paseos ineludibles que se tienen en cuenta al hacer programas. Son lugares destinados a este rico festival en donde reina el colesterol, los triglicéridos y todos los elementos que se identifican en la curva lipídica. ¡Solo es un paraíso del sabor! -Pero como son pocos días en el año, para una opípara degustación de la variedad de estos manjares fritos en abundante aceite hirviendo, ¡pues … vaya!, es solo un pecadillo anual, dicen los gastrónomos obesos para justificar su imprudencia.
 
La mesa de los fritos de Josefa Martínez, condecorada como la gran campeona en la elaboración de estas delicias por varios años consecutivos, expone una versatilidad de productos con sus respectivos nombres tan tropicales como el ambiente: Arepa de huevo, caribañolas, yuca con chicharrones, “patacón pisao” con queso criollo, empanadas de maíz rellenas de carne o pollo, chinchurria, pajarilla… tripita.. y otras tantas, que no terminaría de contar, se encuentra cubierta con un mantel floreado de variados colores, muestra innumerables bandejas protegidas de las moscas con sus tapitas de anjeo.  Atrapan al que se acerca con el irresistible olor. Josefa se mueve detrás de ella con increíble habilidad y destreza cuchara de palo en mano, entre la mesa y su fogón de brasas en donde un enorme caldero ya quemado a parches negros, hace espuma cada vez que cae un nuevo bocado crudo dorándose en cuestión de minutos. La acompañan, Jesus del Carmen, su marido, sentado en un taburete a su lado, con una cajita plástica que no suelta. Su rol es de cajero, sus dos hijas adolescentes vestidas de impecables suéteres blancos y ajustados jeans desteñidos y ripiados, parecen dos maripositas de la luz, atendiendo pedidos y despachándolos hirviendo, recién salidos del fogón, en bolsas de papel aprovisionadas con servilletas.
 
Los visitantes degustan aquellas delicias sin detenerse a pensar –(porque solo les interesa saciar y satisfacer su paladar)- en toda la cadena emotiva, socio-económica y ancestral que representa uno de estos cocimientos. Es importante saber que nuestra Arepa de huevo, llamada coloquialmente arepa'e huevo, es una arepa típica de la Costa Atlántica Colombiana, la cual se compone de arepa de maíz y huevo en el interior. Su preparación consiste en freír la masa anticipadamente, luego se vierte un huevo crudo y se regresa a freír.
 
Según los registros, los aborígenes Cumanagotos, que habitaban lo que hoy en día es el estado venezolano de Sucre, llamaban "erepa" al pan de maíz de forma redonda que solían consumir, como lo documenta el historiador venezolano Miguel Felipe Dorta en el libro ¡Viva la Arepa! (2015).
 
Fruto de la herencia de maíz indígena, las tortillas de huevo de los españoles y las frituras africanas, este nutritivo bocadillo fue pasando de generación en generación desde hace casi 200 años. Sin embargo, Estas mujeres descendientes de más de cuatro generaciones protagonistas del enriqueciendo del folclor, de la historia ancestral de los pueblos caribeños, produciéndole divisas al turismo y enriqueciendo además del erario público, los bolsillos de quienes las explotan, no cuentan con un organismo institucional que les brinde protección a su arduo trabajo con la aprobación de leyes específicas, y que les reconozcan su actividad laboral como una herramienta familiar organizada, que solo les representa en la actualidad un gran esfuerzo, y medio de subsistencia propio e inestable.
 
Nadie se pierde en Cartagena de Indias de visitar por un momento, en los días del festival una mesa de fritos para sentarse a saborear con mórbido gusto pagano, la hermosa y humeante arepa e huevo que se deja enfriar con la brisa fresca de una noche tropical, acompañada de chicha helada de maíz o de agua de arroz con clavito!  acreditándose la íntima satisfacción de que al consumir, asi sea que se engorde, se está contribuyendo y apoyando el esfuerzo que hace el pueblo, gente pobre, trabajadora y honesta, con sus empresas comunitarias y familiares.
 

*      *      *
 
CANTO A LA MADRE REPUDIADA

 
La vi sentada llorando.
Con un dolor infinito, en sus ojos marchitos,
La gente en la calle, pasaba indiferente
Ignorando su tristeza, por el desprecio de un hijo.
Ese hijo que parió porque no quiso abortarlo.
‘Era tan solo una niña!  Y no lo estaba deseando.
 
                                         o
 
Entrañas que lo sienten, ¡vivo! que la estaba llamando.
¡Una matriz que solloza, un instinto despertando!
Niña que se hace madre mujer, y lo termina amando.
Estuvo en su vientre cargado por nueve meses de espera,
miedos, incertidumbres, soledad y miseria.
Familia y sociedad  la han botado de su casa
No sabe mañana qué será de ella
 ni de ese hijo que está esperando
 
                                      o
 
Hoy una anciana vencida, habitante de la calle
con hambre, frío, mal vestida, llora con dolor de madre
Ha visto a su hijo pasar, de lujosa gabardina,
Portafolio que le guarda documentos importantes.
Su vista se le nubló, la sangre hirvió en sus venas,
desconcertada esperaba una mirada siquiera.
 
Pero pasó por su lado con marcada indiferencia
Llevaba del brazo a una dama distinguida.
Solo su fino perfume llegó, dejando una estela.
 
                                            o
 
Aquella madre entendió que ese hijo, un día
ella, la niña madre y mujer lo cuidó como fiera,
que sola caminó con él, y por él se arrastró en la tierra
 para darle educación, techo, ropa y comida,
hoy la repudia con odio y lo llena de vergüenza.
Llora con amor de madre, sentada en la calle
Pero  hay también en sus ojos una expresión
de orgullo y alegría al verlo tan elegante,
Pide a Dios entre suspiros, que siempre se lo bendiga
y que lo saque adelante .

 

*     *      *

 
 

SOLO TÚ

 
Antes de ti, no era nada… Solo una mujer herida
Una fiera acorralada que maldecía sin compasión la vida.
Aquella vez que me viste,  iba errante y sin rumbo
con el desenfreno de la impertinencia,
Fuiste tu, quien me devolvió la vida, que ya estaba desolada
Con mis ojos despoblados de retina y barridos por el viento,
lo mucho que anhela una boca con un beso
condensado en el vacío, de los que no se olvidan,
 
resbalando en la conciencia
Tu… que te abriste el pecho y me embriagaste de sangre…. de tu sangre…
Sangre de tu corazón, que renovó mis entrañas pálidas, cuando ya
había perdido la huella de tus besos entre las caricias de tus labios.
 
 
Me aferré a la garganta de tus ecos entre gritos solitarios
Volviste a encender el calor de mi cuerpo solitario, entre tus brazos,
encendí la hoguera de mi corazón hundido, en un terrible naufragio,
 transitando en tu cuerpo y el deseo como viento huracanado
mientras me entregaba en el silencio de gemidos de un te quiero,
porque me muero, yo me muero por tu amor, que siempre estuve esperando.

 

*     *    *

 
 
 NIÑOS DE LA CALLE

 
Caminando descalzo por la calle
adoquines rotos laceran sus pies.
El frío de la noche, las ráfagas de aire,
su cuerpo tiembla por su desnudez.
Mirando al cielo gritan, pero no los oyen
manitas tendidas, sucias que imploran
porque tiene hambre, y tiene mucha sed.
Ni el cielo le ayuda, porque va a llover
El perro le indica dónde guarecerse.
Violetas y grises se tiñen las gotas
llora de miedo bañando su rostro.
Barro maloliente, recorre sus pies.
Periódicos viejos, no hay techo ni muros,
 
brillo de cuchillos, navajas, hampones
orgias, delincuencia, maldad en asecho.
Venta de porro, cannabis, ladrones.
Triste es su destino, sin hogar, sin padres,
La gente les dice, “niños de la calle”

 

 

*     *      *

 
 

MARES MÍOS

 
Recojo en mi mano reverente
Las piedrecillas negras y blancas
que se van colando sutilmente, danzando
entre la arena gris que las acuna
son caudales de agua salada
de este mar quieto, Mar Mediterráneo
 sin olas, sin sonidos a trueno
en donde corrientes de energía te abruman.
¡Cómo te recuerdo, mi mar Caribe del alma!
Alegre, tropical, se siente amado.
Caminante fiero y orgulloso
Inquieto bailador, alegre, liberado
Pareces un león rugiente, altivo,
Igual a quienes en el principio te bordearon.
 
 

Málaga, Esp. 30-06-2019                                                                                                                                                  

 *        *        *

 

HOMBRE CAMPESINO
 
 

Oro en las montañas, porque                                                                                                                            
 
la cosecha del maíz sembrado,
 
tienen las mazorcas  penachos barbados.
 
Son frutos de buena tierra,
 
 buen abono y buen arado.
 
La yuca, el ñame y el ajonjolí
 
son del labriego un tesoro,
 
cada semilla, cada planta, vale mucho
 
sembrados bajo el sol de aquí,
 
Hombre de campo,
 
tú que miras al sol
 
con el rostro bronceado,
 
tu frente y la espalda sudando,
 
 que terminas tu labor cansado.
 
Hombre recio, con tus manos grandes
 
llenas de espinas y raíces con olor a barro,
 
 a monte, dedos están callosos, tus
 
músculos fibrosos, y mirada impenetrable,
 
mientras que en tu alma brota una canción.
 
Con el burro y tu carreta,
 
bajando la montaña, tarareando el viejo son,
 
 le inventas la letra
 
que expresa tristezas, alegrías y amor
 
le hablas al cielo porque eres un poeta,
 
enamorado, valiente, luchador, que
 
le cantas al viento de tus penas secretas
 
tus sueños, tus hijos, y de tu pobreza
 
¡No tienen futuro!  Gritando va tu corazón.