RUSVELT NIVIA CASTELLANOS -COLOMBIA-
PÁGINA 9
AFUERA DEL EXILIO
Al día, salen los ciudadanos a la quimera. Se pierden en las calles alumbradas. Ellos se alejan de sus aislamientos. Y las ancianas van con sus amigas. Ellas desfilan por esa realidad ilusoria. Dichosas procuran una velada de astrología. Y los hombres andan con gallardía. Ellos vencen a la adicta depresión. Suben despabilados hasta las bibliotecas míticas. Mientras; unas muchachas entran a un café, se ríen con alborozo y ostentan la coquetería. Más unos niños se aparecen a oscuras, juegan a ser espectros y lo hacen de verdad. Danzan las muchedumbres por los laberintos. Se esparcen hacia los parques brumosos. Ellas saltan al ritmo de la cumbia musical. Y los viejos repiten los versos de luz espiral. Ellos glorifican cada una de estas visiones. De golpe se adentran en ese firmamento. Y las mujeres se visten como orquídeas. Ellas mezclan sus cuerpos al sereno. En simpatía le infunden paz al ambulante. Llegan los habitantes al país prometido. Se reconocen los cultos con los buenos y ellos logran escaparse del calabozo.
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ADELANTE DEL FUTURO
Las ocasiones se repiten; los velos se descuelgan en este trasluz de la dramaturgia; nuestras mentes lo visionan, los ayeres aberrantes, que desgastamos. Y el instante se expansiona en la sangre de los hombres; la muerte es nuestra cegadora; debajo de los pozos la intuimos, esta tormenta de demencias viciosas.
Ahora el futuro renace solo; oscila durante nuestro encuentro con los otros originarios; todos lo intuimos, lo pecado con energía; nuestro ser vuelve a trasegarlo, bajo cada acto resquebrajado y con agobio lo moldeamos para redimirlo, para mejorarlo.
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BAJO LA NIEBLA
Sé a los fanáticos obnubilados, confieso que ellos están trasnochados y juntos como una pandemia, deambulan dispersos por entre la porquería, todos sucios, van con su vulgaridad.
Como mayoría, ellos circulan detrás de las quimeras; salen temprano a buscar codicias ordinarias, se meten en medio de desfiles grotescos; ni nadie puede frenarlos en sus excesos, hurtan, tragan y vician allí hasta saciarse; realizan una comedia de día.
La fascinación por desorden los nubla.
De repente, unos entre otros, trasbocan sus fuertes burlas; presumen tener en su poder la fama, pero a trasluz ella los acosa y subyuga; ahoga sus realidades de pesadillas y por necesidad ofenden para aplacarse; la altivez consigue encandilarlos.
Así conozco a estos sujetos ensombrecidos, siempre se refugian atrás de los espejos, para cubrir sus propios espantos, menos con el tiempo, cuando surgen sus vidas ante la nueva lumbre, ellos quedan volcados contra los callejones, hundidos en el sufrimiento y la penalidad.
RUSVELT NIVIA CASTELLANOS
ARTISTA DE COLOMBIA