MADELYN VALENCIA -CUBA-

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PÁGINA 42

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Mi nombre es Madelyn Valencia, poeta cubana residente en la provincia de Matanzas. Tengo una Maestría en Lengua y Literatura Inglesas por la Universidad de Matanzas (Cuba). Comencé a escribir poesía hace más de una década, y desde entonces mis poemas han aparecido en varias revistas locales dedicadas a la promoción literaria. Los ocho poemas inéditos que envío a la Revista Trinando pertenecen a mi libro Testimonio de silencios, en proceso de edición.
 
Redes sociales:
Instagram: made_valen27
Facebook:  Madelin Valencia
 
Contacto: madelynvalencia71@yahoo.com
 

 

Silencios no partidos
Suena la alarma. La apago y escondo mi cuerpo.
No quiero ser descubierta.
Hoy es día de bochornos
de humor que sube y baja.
Hoy mis ovarios no sangran y me encierro en sombras
y me hablo.
Extiendo los brazos
(quizás la meditación resulte),
pero sudo ríos
que no enfrían el fuego en mi cabeza y
mi cuello (recuerdo los tomates rojos de mis padres).
Nadie me ha encontrado hoy.
Tal vez mañana pueda salir del escondite.
  
 

*     *      *

 
Senda


Dentro de la cápsula no hay riesgo/y huele a dulce aroma/
a vías libres/aunque también huele a ermita/a cabaña sorda/
a cueva sin eco/y ahí me he quedado recogida/
esperando la desnudez de las sendas.
 
 

 *     *      *

 
 
¿Destino?


Ella fue programada para cocer
(como si de un campeonato se tratara)
los frijoles cronometrados
del almuerzo.
El reloj dispuso de su vida.
Como autómata todavía cuece sus vísceras,
sus uñas,
sus huellas digitales.
Solo puede escuchar la música
de los calderos.
Ella fue programada para cocer a vapor su cerebro.
 

 
 *      *       *

 
 
Diferencia


Alguien dijo: “Tú eres diferente”.
Imaginé una mutación de la especie con más de veintitrés pares de cromosomas
o con núcleos de células triploides.
¿Algo fallará en mi cuerpo?
Quizás deba contar mis lunares y huesos,
extraer mis amígdalas,
remendar mi cavidad timpánica o el pabellón auricular,
reordenar mis neuronas
(así, en orden cronológico).
O tal vez el problema sea un exceso de glándulas,
cierta hipertrofia en mis ventrículos,
algún daño en mis cuerdas vocales
o en los bordes de mi lengua.
Tal vez sea diferente,
pero no quiero pertenecer a tu especie. 
 
 
 *        *         * 
 
Incompleta


Me abrazo a un árbol para no asfixiarme.
Suspiro ante una página
que imita el sonido de un diario solitario
y, al romper la noche,
ora y se desvela entre fantasmas.
Echo de menos el romance entre la palabra y el gesto.
¿Qué será de mi semblante completo?
 
 

 *     *       *

 
Cuenta
 
¿Quién lleva la cuenta del vocabulario de la vida?
No es como se escribe 
es como se pronuncia en 
alta voz   la culpa
 
¿Busco o no busco mi verdadero ser? 
Si lo busco (y es un barrunto)
quizás lo encuentre en el pasto
donde no existo.
 
 

*     *      *

 
 
Neptuno


Clavó el tridente en el origen de mis mansas aguas
profanando la pura imagen desbordada
en las orillas.
En mis aguas se sumergían sus reclamos
que sacudían con fuerza las corrientes,
mientras yo me recogía en el fondo
con el goteo de los párpados.
 
 

 *     *     *

 
Te comento


Entiendo tu pesar:
dejamos de ser los mismos.
Entiendo tu pesar y
no me decepciona que repitas
cuatro veces el mismo verbo,
que tu mirada hable menos
que yo cuando no existo.
 
 

*     *      *

 
 
Cuando la lobreguez camina a mi lado


Cuando la lobreguez camina a mi lado
se vuelve de cristal.
La sonrisa
-paso a paso- va soltando pequeños trocitos de luna.
Donde quiera que esté la noche
la cama tiembla en mi estómago y
se diluye en él como una lágrima.
Otro camino se anuncia como viajar al cielo y regresar en la mañana.
¿En qué momento renegué de mis poderes?
O quizás fueron ellos quienes renegaron de mí
aquella tarde-noche
en que las palabras me persiguieron hasta el cansancio
dando inicio a todas mis falencias.